Nº 52 - Mayo de 2006
A 200 años del curato de San José de Flores. La Iglesia de San José de Flores inaugurada en febrero de 1883. Pueden distinguirse sobre Rivadavia la vecindad de la "Tintorería Flores" (6920), la "Tienda de Miguel Moreno" (6928) y la "Confitería La Porteña" (6986). Datos y fotografía (restaurada por Mario Bellocchio) publicados en el art. de E. M. Mayocchi "Buenos Aires 1580 - 1887", Nº 14 de abril de 1991 de la revista "Buenos Aires nos cuenta".
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En este número:
A 200 años del curato de San José de Flores
Dos siglos de Flores
por Angel O. Prignano
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Callejeando historia
Eduardo Gutiérrez,
un "cajetilla defensor de gauchos y exaltador de ladrones"
por Diego Ruiz
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Medias
Entre las pequeñas catástrofes domésticas [...] ninguna tan triste e inexplicable como la de la viudez repentina de las medias.
por Mónica López Ocón
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Testigo de papel
La fuente del escándalo
A 103 años de la inauguración de la "Fuente de las Nereidas
Del libro de Oscar Félix Haedo "Lola Mora"
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Camino a las Comunas
En el trayecto hacia la mayor participación ciudadana
(Reportaje de Mario Bellocchio a Guillermo Agresta (CGP6), realizado el 21 de abril de 2006)
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Rescate
Nosotros y el mate
[...] Lejanos aquellos días de prohibición, el periodista Néstor Tenaglia...
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Cuando la noche es más oscura
[...] el señor tv avisa que muy especialmente se lleva la sortija de la realidad el tema del día
por Edgardo Lois
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Nuevas autoridades en Baires Popular
El pasado martes 18 de abril se realizó la 2ª Asamblea Ordinaria y elección de autoridades por el período 2006/2008 en Baires Popular.
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La última calle
Poema de Norberto Corti
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Queremos decirles que... (Editorial)
El Día del Trabajador
Por Mario Bellocchio
A 200 años del curato de San José de Flores
Dos siglos de Flores
Desde el 21 de septiembre de 1880 al 28 del mismo mes de 1887, cuando Flores y Belgrano se incorporan a la Capital, la calle Boedo –aún polvoriento camino entre quintas– se constituyó en límite del municipio. Del otro lado: San José de Flores, que ya llevaba más de ochenta años desde la implantación del curato. El 31 de mayo se celebran los 200 años de ese mojón inicial.
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El barrio de Flores surgió como pueblo de campaña luego de la parcelación de la chacra de Juan Diego Flores, quien la había adquirido en 1776. Esta finca, que tenía 500 varas (433 m) de frente al Riachuelo por una legua (5.500 m) de fondo, se extendía desde el actual Cementerio de Flores hasta la avenida Alvarez Jonte, pasando por lo que hoy es el centro del barrio. Después de la muerte de Flores, acaecida en 1801, su hijo adoptivo Ramón Francisco y el apoderado de la familia, Antonio Millán, planificaron el futuro pueblo e iniciaron la venta de parcelas a ambos lados del Camino Real (hoy avenida Rivadavia).
En aquellos tiempos era costumbre generalizada identificar parajes, caminos y accidentes geográficos con el nombre del propietario de las tierras. Fue natural, entonces, que el pueblo que se estaba formando tomara el nombre de Flores, en territorio del partido de Morón.
A todo esto, el nuevo obispo de Buenos Aires, Benito de Lué y Riega, había iniciado en 1803 una larga recorrida pastoral con el propósito de ponerse al tanto de las necesidades de su feligresía. Fue así, entonces, que decidió tomar parte de los territorios de los curatos de La Piedad, Montserrat (hoy Monserrat), San Isidro y Morón para erigir uno nuevo. En esas circunstancias, la familia Flores donó una manzana para levantar el edificio de la iglesia parroquial, otra para plaza –camino principal de por medio– y una tercera para instalar los mataderos públicos del pueblo. El expediente fue elevado al virrey Sobremonte tres años después y el 31 de mayo de 1806 se erigió formalmente el nuevo curato que se denominó de San José de Flores, con lo que el nombre del futuro barrio porteño quedó oficializado. De ahí que el 31 de mayo sea considerado como el de la fundación y todos los años se conmemora en esa fecha el "Día del barrio de Flores". Poco años más tarde, en el mismo territorio de la nueva jurisdicción eclesiástica se creó el Partido de San José de Flores.
A medida que Buenos Aires crecía y se expandía hacia los suburbios siguiendo las vías del ferrocarril, las líneas tranviarias también se extendieron comenzando a unir las zonas rurales con el centro comercial y fabril del puerto. La primera línea tranviaria que llegó a Flores se debió a la iniciativa de Mariano Billinghurst y su hijo Lisandro, quienes obtuvieron la concesión de un servicio de tracción a sangre por la avenida Rivadavia partiendo de las inmediaciones de la Plaza de Mayo. Este primer tranvía interurbano del país fue inaugurado el 1º de noviembre de 1871 con la presencia del presidente de la Nación, Domingo Faustino Sarmiento. La primera línea de tracción eléctrica fue puesta en servicio en diciembre de 1897 por la empresa La Capital.
Luego de la federalización de la ciudad de Buenos Aires en 1880, los partidos de San José de Flores y Belgrano fueron cedidos por la provincia de Buenos Aires para ensanchar la Capital. La incorporación de estos territorios se concretó en 1887 y su traspaso efectivo al año siguiente. De este modo, la antigua Municipalidad local situada en Constitución (hoy Fray Cayetano Rodríguez) 65 se convirtió en Subintendencia de Flores. Luego vinieron la pavimentación de avenidas y calles, el alumbrado eléctrico (primero por vía de ensayo en 1895 y luego definitivamente en 1911), las aguas corrientes (1902), los hospitales Alvarez (1901) y Piñero (1917) y los barrios Varela y Bonorino de casitas baratas (1925). De este modo, Flores fue tomando su fisonomía de barrio capitalino.
Con el tiempo, las líneas de tranvías se fueron multiplicando y las comunicaciones entre el barrio y el centro se tornaron mucho más sencillas. Aquellas grandes mansiones, entonces, perdieron su razón de ser y fueron demolidas para dar paso al fraccionamiento de la tierra en lotes de 10 varas (8,66 metros) de frente. Así, en Flores se fue generalizando el afincamiento de obreros especializados, empleados jerarquizados, pequeños comerciantes y profesionales que construyeron sus casas y negocios. La Plaza Pueyrredón (primero denominada 14 de Julio y luego San José) fue el centro de grandes festejos patrios, retretas y ferias benéficas. Los comercios proliferaron, las salas cinematográficas congregaron multitudes y los circos visitaron sus –cada vez más escasos– baldíos. Los cafés y bares se tornaron en puntos de encuentro de la bohemia local y florecieron los cenáculos literarios y tangueros, mientras las confiterías atraían señoras y señoritas para el té de las cinco. En fin; Flores hervía en todos su rincones y comenzó a escribir su historia más reciente.
Y también llegó el momento para los más humildes trabajadores que sólo tuvieron acceso a terrenos en las zonas menos favorables del Bajo Flores. Al sur de la Avenida del Trabajo (luego denominada Quirno Costa y actualmente Eva Perón), hacia fines de la década de 1920 y principios de la siguiente se fue extendiendo el tejido urbano sobre tierras prácticamente desahuciadas para todo asentamiento humano. Pero estos sacrificados obreros rellenaron bajíos, domaron la antigua barranca del Riachuelo y construyeron la casita propia. Día a día y ladrillo a ladrillo, con sus familias y la solidaria ayuda que mutuamente se brindaban, esta aguerrida pléyade de pioneros urbanos levantaron sus hogares donde nadie se había atrevido. Hoy, el Bajo Flores se encuentra integrado al resto del barrio, con numerosas líneas de colectivos y el subte en la Plaza de los Virreyes. Atrás quedaron las inundaciones y la quema de basuras. Ahora es todo Flores y sus vecinos se aprestan a festejar, el 31 de mayo, sus primeros 200 años.
Angel O. Prignano
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Callejeando historia
Eduardo Gutiérrez,
un "cajetilla defensor de gauchos y exaltador de ladrones"
Los diarios mordían grueso y hondo, no sin amostazar a trechos la magra presidencial con sabroso condimento de travesura criolla, en la cual sobresalía aquel ingenioso Eduardo Gutiérrez, especie de Ponson du Terrail de nuestro folletín, mordiendo como una chaira para sacar filo de epigrama a lo ridículo, concertador de lindas décimas, cuentista, militar, cronista amenísimo, siempre en desastre fiduciario con los vales de la administración, aunque a crédito ilimitado con la jovialidad, musa, entonces, de las gacetas porteñas; y en medio de todo, el único novelista nato que haya producido el país, si bien malogrado por nuestra eterna dilapidación de talento." Quien esto escribía en su Historia de Sarmiento, en 1911, era Leopoldo Lugones, que del tema algo sabía, y lo curioso es que será él mismo quien inicie en 1916, al publicar El Payador, la operación intelectual que terminará entronizando a Martín Fierro, al gaucho, como arquetipo de un supuesto ser nacional cuando ya ese gaucho había desaparecido. Alguien, cuyo nombre se nos escapa, dijo que otra hubiera sido nuestra historia si ese lugar hubiese sido ocupado por Juan Moreira y quizá no le faltara razón; Moreira muere rebelde y fuera de la ley, mientras Fierro acepta el nuevo orden de cosas y termina haciendo un panegírico del orden, la autoridad y las jerarquías sociales. Pero ojo, que el Moreira que se convirtió en arquetipo no fue el real, sino un personaje literario. El verdadero era un petisón hijo de gallegos, rubio y afeitado, no el hércules con barbas asirias que pinta Gutiérrez, y si fue muerto en el peringundín La Estrella de Lobos –hoy demolido, cuándo no– fue porque se había pasado del autonomismo al mitrismo en su profesión de matón electoral; el primero había ganado las elecciones con la violencia típica de la época, el mitrismo, fracasado en su revolución –en la que murió Francisco, el abuelo de Borges– y Moreira, en fin, se había convertido en un personaje incómodo.
Pero, ¿quién era el inventor del personaje? Eduardo Gutiérrez había nacido en 1851 de padre uruguayo y madre porteña, con hermanos casi veinte años mayores entre los que se destacaron José María, el periodista y escritor, Ricardo, el poeta y médico que fundó la pediatría en la Argentina y, dato anecdótico pero interesante, teniendo por tío abuelo a Bartolomé Hidalgo como luego tendría por cuñado a Estanislao del Campo, dos pilares del género gauchesco. Mal estudiante, tuvo sin embargo un singular talento para los idiomas y para la música, llegando a dar conciertos de piano sin saber una corchea y, bajo el ala de José María se inició en el periodismo, donde pronto adquirió reputación. En 1874 ingresó al ejército como alférez de caballería, bajo el mando de Hilario Lagos, prestando servicios en el fortín General Paz, lo que refleja en sus Croquis y siluetas militares. O sea que Gutiérrez convivió con el soldado fortinero, el gaucho condenado a ese servicio por un tajo inoportuno, ojeriza de un juez de campaña o por "vago y malentretenido", o sea sin papeleta de conchavo; lo conoció de cerca como Lucio V. Mansilla, o José Olascoaga –otro militar-escritor hoy olvidado–, cosa que mal que nos pese nunca estuvo al alcance de José Hernández. Gutiérrez combatió contra los revolucionarios de 1874, con los indios en Monte, Guaminí y Blanca Grande y en esa vida fortinera –donde llegó a capitán– contrajo la tuberculosis que lo mataría con sólo 38 años.
Retirado del ejército, las penurias económicas lo llevaron a convertirse en un galeote de la pluma, trabajando noche tras noche, sin descanso, para entregar a la madrugada siguiente el correspondiente capítulo del folletín que en ese momento estaba desarrollando. Salvando las distancias, se parecía en esto más al enorme –en todo sentido– Honorato de Balzac que a los Dumas, que disponían de numerosos asalariados –"negros" en la jerga del oficio– y habían llevado la novela por entregas a la categoría de rentable industria. Gutiérrez escribía rápìdo y sin posibilidades de corregir –en las ediciones de sus obras, es corriente hallar la leyenda "Sin corrección del autor"–, urgido por el tiempo, sin notas ni fuentes, confiado sólo a su memoria y a tanto la página, lo que explica su abuso del punto y aparte y su desprolijidad. Dice Alvaro Yunque: "Gutiérrez escribe como habla. Se deja ir, sin preocupaciones de estilo ni de sintaxis, a veces (...) Por momentos, ese dejarse ir se torna insoportable para el oído. Las asonancias, los defectos de sintaxis, las repeticiones, los adjetivos manoseados golpean (...)".
Es posible que, en otro medio, Gutiérrez hubiese podido desarrollar plenamente su potencial, que entrevemos en La muerte de Buenos Aires y en las cuatrilogías sobre Rosas y el Chacho Peñaloza, quizá sus obras de más carnadura histórica, y no fuera recordado tan sólo –aunque de por sí de capital importancia– por la puesta en escena de su Juan Moreira por los Podestá, en el circo de los hermanos Carlo, partida de nacimiento del teatro nacional. Sabemos que él mismo daba poco valor a su obra. En cierta oportunidad, un conocido le manifestó haber leído su último trabajo, a lo cual le expresó, turbado: "Por favor, doctor, prométame que no leerá esas cosas, no son para usted". Y Fray Mocho, que fuera su amigo, comenta: "Gutiérrez nunca demostró interés ni aprecio por las propias obras que publicaba en folletones y que luego reunían en libros los editores que se enriquecieron". Enrique García Velloso, uno de nuestros primeros dramaturgos, lo rescató tanto como Lugones: "Día vendrá en que se haga una revisión minuciosa y pulcra de ocho o diez obras de Eduardo Gutiérrez, y entonces se habrá incorporado a perpetuidad al acervo de la literatura argentina una de sus expresiones más nobles, más interesantes y más bellas, que por desidia de la crítica, por desprecio de los lectores de elite, fueron excluidas o tenidas como cosa subalterna".
Pero esas cosas subalternas fueron tan populares como el Martín Fierro, cuya segunda parte precisamente fue publicada por Hernández ante el éxito de Juan Moreira. Es que el folletín, nacido en la época en que los periódicos comienzan a imprimir tiradas antes impensadas como producto tanto de los avances técnicos como de la creciente alfabetización, se dirigía a un nuevo público lector al que había que mantener cautivo mediante el suspenso, las emociones fuertes, los gestos heroicos, las historias trágicas, en fin, mediante el melodrama. Y en nuestro medio, Gutiérrez supo concretarlo con un éxito que hoy llamaríamos masivo. La Nación Argentina, La Patria Argentina, La Tribuna, El Pueblo Argentino, La Crónica, El Orden, El Nacional, Sud América, se disputaron, según Alvaro Yunque, "(...) la colaboración de aquel cajetilla porteño, defensor de gauchos, exaltador de ladrones, relator del pasado aventurero, y a quien leían no sólo las gentes del suburbio –como se ha dicho–, sino todas las clases sociales. Y no sólo en la capital, sino en todo rincón del país adonde aquellos diarios llegaran".
Con las ganancias de Moreira Gutiérrez pudo comprar una quinta en Flores, donde vivió sus últimos años, aunque falleció en una casa cercana a la pulpería del Caballito en 1889. Una cortada del barrio de Versalles lo recuerda desde 1937, corriendo entre Tinogasta y Pedro Lozano desde Víctor Hugo hasta Cortina.
Diego Ruiz
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Medias
Entre las pequeñas catástrofes domésticas que se gestan en el misterioso recinto uterino del lavarropas o en la soga de colgar, ninguna tan triste e inexplicable como la de la viudez repentina de las medias.
Hoy, una media a cuadros me mostraba su soledad cuadriculada meciéndose solitaria en la soga. Su compañera había desaparecido quién sabe por qué conductos subterráneos o por qué vientos de desgracia.
A diferencia de las parejas humanas, cuyos integrantes, en general, logran sobrevivir a la desaparición del compañero, las medias mueren irremediablemente al quedarse solas. En este sentido cumplen mejor que los humanos la leyenda romántica de algunas especies animales como los hipocampos o ciertos pájaros que, según se dice, se dejan morir cuando muere la pareja. La media que esta mañana se mecía en la soga tenía ya todo el aspecto de un sentenciado que disfruta del último sol de su vida antes de marchar al patíbulo.
Condenadas por la simetría humana que exige dos medias idénticas para dos pies idénticos, las viudas duermen algún tiempo en los cajones a la espera de un regreso improbable. Quizá su compañera se demoró en el fondo del canasto de la ropa sucia y no alcanzó el lavado simultáneo. Quizás algún vecino piadoso la devuelva si es que, desorientada por el viento, cayó en su balcón o en su terraza. Pasado un tiempo prudencial, cuando ningún regreso parezca ya posible, la media que tenía una existencia provisional en el fondo del cajón pasará a la basura y se perderá para siempre. En este caso, dos ausencias dolerán menos que una porque no quedará ningún rastro, ninguna viuda que recuerde con su presencia a aquella que se ha perdido.
Sería más sencillo para las medias y para nosotros si no tuviéramos la pretensión de la simetría, si admitiéramos nuestras rengueras, nuestros pasos desparejos, la absoluta falta de correspondencia de la mitad de nuestro ser con la otra mitad, nuestra soledad impar. En ese caso, ya no necesitaríamos de la hipocresía de la uniformidad para disfrazar nuestros pies de cordura, para simular que no hay conflictos irreconciliables entre nuestras extremidades como tampoco los hay entre nuestras ideas, entre nuestras emociones, entre nuestras pasiones.
Usar medias idénticas es reforzar la ficción de homogeneidad de la palabra YO, un vocablo liso y compacto usado para nombrar, precisamente, lo rugoso y disgregado. ¿Quién es ese yo pretencioso, sino un montoncito de medias desparejas, de colores diferentes y texturas disímiles que sufren la imposibilidad de encontrarse con la mitad que les falta?
Sólo los payasos y los clowns admiten la asimetría para vestirse los pies. Es más fácil hacer reír con una media verde y otra azul que con el rutinario uniforme con que disimulamos nuestras rengueras. Quienes tenemos trabajos más rutinarios, en cambio, no sólo nos resignamos a la simetría, sino que inventamos conjuros para evitar lo asimétrico: anudamos las medias para lavarlas, las tendemos por pares y, en el caso de las mujeres, las usamos unidas, soldadas a la altura del sexo.
Sin embargo, nada puede evitar que las medias se pierdan y que su viudez nos recuerde nuestro propio desamparo. Todos estamos tan solos como la media a cuadros y, como ella, nos balanceamos tristemente en una soledad sin atenuantes. Las leyes de la física no son inexorables. No siempre es cierto que nada se pierde, que todo se transforma. Cuando se pierde una media queda un vacío irremediable, igual que cuando se pierden tantas cosas. En la matemática de la pérdida sólo existen números impares.
Mónica López Ocón
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Testigo de papel
La fuente del escándalo
A 103 años de la inauguración de la "Fuente de las Nereidas" –en su primer emplazamiento–,
recordamos la repercusión del hecho allá por 1903*. Años más tarde la pacatería doméstica gestaría el destierro de la obra al naciente Balneario para "apartar de castas miradas las impúdicas desnudeces". La tucumana Lola Mora, centro de críticas y devociones generadas por su audacia con polleras.
Después de tres años de haber sido aceptada la fuente, en cuyo ínterin la población había bautizado como "la fuente de Lola Mora", superando un sinnúmero de discusiones burocráticas que demoraban su inauguración, se fija el 21 de mayo de 1903 para el descubrimiento oficial.
En comentario previo el periodismo recoge esta información:
En víspera de ser entregada la obra a la Municipalidad, estuvimos a visitar a la señorita Mora. Nos ha declarado que la fuente le representa un gran esfuerzo artístico, por el que no tendrá ninguna remuneración pecuniaria, pues los 25.000 pesos que le han sido entregados en Italia por el ministro Moreno se han invertido, según cuentas que nos mostró, en la adquisición del mármol, yeso, armaduras de hierro, salarios de yeseros, etcétera, quedando sólo un sobrante de poco más de 300 liras. Pensamos después de ello que, aunque el arte no tiene remuneración posible, el artista está sujeto como cualquier humano a satisfacer las necesidades materiales de la vida, y que la señorita Lola Mora debe recibir del gobierno una suma que le permita proseguir su carrera artística, ya que durante su permanencia en Italia ha sido tan poco ayudada por el gobierno, y que los particulares han tomado a su cargo la misión de contribuir al desarrollo de sus aptitudes artísticas mediante asignaciones mensuales destinadas a costear sus estudios.
Por otra parte, es de conocimiento público que el modelo de la fuente que nos ocupa, presentado en el Salón de Roma, obtuvo un premio y su autora recibió una propuesta del municipio de Filadelfia, por la que se le ofrecía una suma elevada si se decidía a ir a construirla en el pabellón que aquella ciudad había resuelto levantar en la exposición de Saint Louis, y que la rechazó no obstante, por su deseo de que la obra quedara en la República Argentina.
Esos nobles propósitos, perjudiciales a sus intereses, hacen acreedora a la señorita Mora, lo repetimos, a una remuneración que puede apartarse de los límites estrechos de un contrato que ella aceptó sin duda por el vivo deseo expresado. Bien se puede nombrar una comisión de artistas o de entendidos que valoren la fuente e informen sobre ese valor a fin de que la escultora reciba una suma de dinero a título de justa remuneración. ("La Prensa", Bs. As., 21 de mayo de 1903.)
En la tarde del 21, en el Paseo de Julio rodeado de banderas argentinas, comenzó a reunirse público en torno de la fuente, oculta por un lienzo gris, mientras que la autora daba instrucciones a los operarios para que abrieran las llaves de salida de agua en el momento oportuno, interrumpiendo su faena los saludos y felicitaciones de políticos, amigos, colegas y curiosos.
Entre los asistentes de nota se contaban el ministro del Interior, doctor Joaquín V. González (en representación del presidente de la Nación), el embajador argentino en Italia, doctor Moreno, el doctor Ernesto Tornquist y el doctor Cabezón, los comisionados municipales Mujica Farías, Ernesto de la Cárcova, Martínez y Biedma y los señores Bollini, Thays y Urquiza. El acto comenzó a las 16 con la llegada del intendente Casares, encargado de descubrir la fuente. A su orden, se descorrió el lienzo y simultáneamente se abrieron las llaves de agua para completar el acto inaugural.
Dos bandas de música del 29º y 109º de línea enviadas por el ministro de Guerra tocaron diana, poniendo un toque marcial a la ceremonia, mientras que el público estallaba en aplausos vitoreando el nombre de la artista.
El periodismo comentó el acto ampliamente, informando uno de sus órganos:
En un momento la vimos sentada en uno de los bordes de la fuente, contemplando su obra, triunfante y justamente orgullosa de su talento, ya consagrada de antemano y confirmado ayer por el pueblo que la aclamó vencedora, vitoreándola con entusiasmo.
La gente rompió el círculo que hacía dos horas había formado y se abalanzó a la fuente para contemplarla de cerca, y las exclamaciones de admiración se escapaban de todos los labios.
La fuente se destaca hermosa, imponente con su nívea blancura, sobre un fondo y lecho de verdor formado por los jardines que la circundan.
El público no dejó de visitarla hasta las últimas horas del día. Las apreciaciones que se oían eran unánimemente elogiosas, lamentándose que la fuente no se hubiese colocado en lugar más visible, donde se pudiese destacar mejor en su concepción monumental y en sus armónicas proporciones. Las tres figuras de mujer, sobre todo, son de una delicadeza y finura de líneas excepcionales y revelan las dotes de la artista y el primor con que ha cuidado hasta los menores detalles. Esas estatuas podrían figurar con honor en cualquiera de los mejores monumentos de Europa.
Se dice que ningún beneficio le ha quedado a la escultora de su largo y meritorio trabajo; si es así, como ella misma nos lo ha demostrado, sería justo que la municipalidad, después de comprobar por medio de una comisión ad hoc el fundamento de la queja, le diese alguna compensación en los límites que podría señalar esa misma comisión. ("La Nación", Bs. As., mayo de 1903.)
La revista Caras y Caretas ocupábase del acto con estas palabras:
Grandes plazas, extensas avenidas, enormes edificios e instalaciones de formidable aspecto como los que ven los que desembarcan en nuestro puerto, pueden ser indicios de riqueza y poderío, pero no prestan a una ciudad el sello de la civilización, si no se halla embellecida con monumentos y estatuas que den fe de la cultura y el amor a las artes del pueblo que los levanta.
La discutida obra de Rodin (alúdese a la estatua a Sarmiento descubierta el 25 de mayo de 1900) y la fuente de Lola Mora, parecen indicar que en nuestra populosa capital existe el deseo de quitarle su apariencia de fastuosa factoría como dijo un distinguido literato. La fuente fue inaugurada el 21 a las cuatro de la tarde. Una concurrencia enorme de curiosos y un selecto grupo de admiradores de la artista y entendidos, además de las autoridades municipales, algunos diputados y senadores, asistieron a la ceremonia que resultó modesta por la resonancia oficial, pero hermosa por las manifestaciones de cariño y las entusiastas aclamaciones de que fue objeto la señorita Lola Mora.
Al descorrerse el velo que cubría la fuente, la luz dorada de la luciente tarde dio de lleno en las blancas figuras que la constituyen y que se destacaban hermosas e impecables, impresionando la mente de todos, la belleza de aquellos cuerpos suaves dispuestos con arte elevado y cincelados en la dura piedra.
Sentóse Lola Mora al pie de su obra, y retribuyó con una sonrisa las manifestaciones de entusiasmo.
El diario La Nación comentaba:
Si su corazón de artista no se ha sentido satisfecho ante la indiferencia de las autoridades. por la pobreza del acto de ayer, en cambio, ha tenido una compensación en las manifestaciones que el pueblo soberano le prodigó y que la habrán llegado profundamente al alma.
El escritor tucumano Pablo Rojas Paz menciona la indiferencia oficial en una de sus novelas que tiene a Lola Mora como personaje principal, en su figura literaria Laura Pringles, satirizando así:
El día del monumento al mar se declaró feriado nacional. Los diarios dedicaron al acontecimiento grandes artículos que podían sintetizarse en unas cuantas frases de cajón ya fosilizadas y algunas otras que se utilizaban por primera vez: ‘La gran artista del nuevo mundo’, ‘La primera escultora de América’, ‘La más hermosa obra de la cual hablarán las épocas venideras’.
Y se publicaron vistas con diversos detalles de la obra.
El presidente de la República delegó en el ministro del Interior la organización del gran acto inaugural de la fuente.
El ministro del Interior pidió al jefe de Policía que se ocupara del asunto.
El jefe de Policía dispuso que el comisario de la seccional en cuyo radio se ubicó el monumento, preparara un programa de actos.
Y el comisario de la seccional llamó al presidente del Club Honor y Gracia para que cumpliera con tal menester y este último fue en definitiva quien pergeñó la eutrapelia.
(*) El "Testigo de papel" de esta nota es el libro de Oscar Félix Haedo "Lola Mora", vida y obra de la primera escultora argentina. Editado por Siglo y Medio / Eudeba, en Bs. As., 1974.
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Camino a las Comunas
En el trayecto hacia la mayor participación ciudadana que se implantará con las Comunas, están los Centros de Gestión y Participación (CGPs), concebidos como una transición descentralizante. Guillermo Agresta, desde la dirección del CGP6, ha acumulado gestión, experiencia y proyectos de indudable interés para quienes queremos conocer como será el futuro gobierno de la ciudad.
¿Es incompatible ser director de CGP y proyectarse hacia la Comuna?
La naturaleza de los partidos políticos tiene que ver con ocupar cargos públicos. En los partidos políticos los futuros dirigentes proyectan, discuten lineamientos, se forman y de ahí salen a ocupar cargos públicos. Después podemos hablar de las virtudes de esos políticos, si los partidos proyectan representantes de calidad, esa es otra discusión. Pero que cualquier funcionario haga política desde su cargo no es cuestionable a menos que los cuestionadores sean los defensores de la "no política". Esa característica es de los 90, donde se aseguraba que las sociedades no se transformaban por la política sino por la economía. En los finales de esa década se discutía convertibilidad, privatizaciones...: la política quedaba de lado. El "que se vayan todos" en que desembocó ese período, mayoritariamente, respondió al rechazo que producía esa manera de hacer política. El Frente Grande, nacido como oposición a las políticas que tenían la convertibilidad como herramienta, termina sosteniendo en la Alianza la conveniencia electoral de mantener la convertibilidad: ¡cómo no va a estallar una situación semejante! De todas maneras, si la pregunta se refería a una posible candidatura mía, desde ya digo que, por ahora, no hay nada de eso. Siempre afirmo: primero discutamos ideas y proyectos, luego sumar voluntades para llevarlas adelante y por último quiénes van a liderar ese proceso.
¿La descentralización es la panacea?
Ahora que se ha instalado el tema descentralización y comunas, corremos el riesgo nuevamente de volver a discutir sobre una herramienta y no sobre política. ¿La descentralización es buena o es mala? ¿Es de izquierda, de derecha o de centro? ¿Qué es la descentralización?: una herramienta. Y como toda herramienta es buena o mala dependiendo del uso que se le dé. No es la primera vez que se descentraliza algo: la salud y la educación fueron descentralizados a nivel nacional en los 90 con resultados desastrosos de inequidad donde los que más postergados se vieron en nivel de prestación, tanto educativa como sanitaria, fueron los ubicados en lugares de menores recursos. En ese caso la descentralización produjo la fragmentación del sistema. Y los que más necesitaban apoyo resultaron los más perjudicados. Quedó demostrado que la prioridad es la política con que se implementan las herramientas: un gobierno de derecha descentralizaría para tirarle el gasto a una unidad de gestión más chica y sacarse de encima ese egreso de caja. El caso menemista del Ministerio de Educación sin escuelas que le pasó el gasto a las provincias. ¡Y las provincias, que se arreglen! Claro que no todas estaban en condiciones de "arreglarse" de la misma manera. Y sufrieron más las que tenían más precariedades, lógicamente.
Si las Comunas sólo se crearan para fragmentar la ciudad (en identidades, en recursos...) los resultados determinarían más inequidad que la actual. En la ley se prevé con criterio que las Comunas no son recaudadoras de impuestos ni tienen co-participación de acuerdo a lo que recauden.
¿Esencialmente qué cambiaría con las Comunas?
La ley de Comunas y la Constitución de la Ciudad fijan competencias concurrentes y exclusivas de las Comunas. Los servicios de mantenimiento menor urbano (veredas, arbolado, calzada de vías secundarias –no avenidas–) pasarían a depender de la Comuna directamente o a través de concesiones, como competencia directa. Las responsabilidades de competencia concurrente son las que comparte con el gobierno central, lo que va a permitir darles jurisdicción definida a los establecimientos (hospitales, escuelas...) que actualmente padecen superposiciones. La Comuna va a estar en condiciones de discutir con el gobierno central características específicas de su geografía dentro de la ciudad. Así seguramente va a poder desarrollar una política específica para sus características sociales en lo relativo a seguridad, salud, educación, por nombrar alguno de los temas que deberá abordar con el gobierno central, pero aportando su propia temática barrial.
La pauperización y la protesta han ganado la calle a niveles nunca vistos en la ciudad...
Es una consecuencia directa de las políticas de los 90. Dentro de los límites del derecho no hay que escandalizarse por la legítima protesta, venimos de años de incesante incremento de la desigualdad. Así que yo lo tomaría como la oportunidad de ocuparse de los reclamos sin caer en la trampa de responder violentamente a quienes eligen los métodos más intransigentes de lucha. Cuando digo atenerse a derecho, hablo de mantener el delicado equilibrio de la actuación policial, sin excesos, sin desbordes pero con firmeza, para que el respeto del derecho sea absolutamente igualitario.
A propósito..., ¿la Policía Federal pasará a depender del gobierno de la ciudad?
La policía de la ciudad no está relacionada con la Ley de Comunas. Es una problemática que se seguirá discutiendo por carriles separados. Es una deuda pendiente el traspaso de la Policía Federal o la creación de una nueva fuerza propia, pero esto sigue frenado por la conocida como "ley Cafiero", que restringe la autonomía de la ciudad.
¿Qué diferencia a un CGP de lo que será una Comuna?
Un CGP es como una ventana de acceso al gobierno de la ciudad con funcionarios nombrados que no dependen del voto para su continuidad o remoción. El CGP direcciona reclamos o inicia trámites que los organismos centrales ejecutan. La Comuna, en cambio, es ejecutora directa del mantenimiento menor. Los CGP, que ya llevan unos 10 años de vigencia, se plantearon como una transición hacia las Comunas para brindar servicios municipales de todo tipo que antes se realizaban exclusivamente en dependencias centrales.
¿Por qué tanto retraso en la implementación de las Comunas?
A la demora de tratamiento de la ley de Comunas que comenzó a discutirse en 2000 se le suele asignar cierta falta de voluntad política del Ejecutivo. Ahora yo me pregunto: ¿los sucesos de crisis de 2001/2002 permitían discutir seriamente la incorporación de la nueva institución en medio del caos? Lo cierto es que esta es la causa fundamental de la demora de un cambio que ya debería haberse producido. Dentro de las características de los CGP, el perfeccionamiento de la prestación de servicios está agotado: se necesitan las Comunas con sus nuevas formas de participación popular y sus delimitaciones de áreas para renovar la etapa de crecimiento y efectividad.
Lo que lógicamente se va a incrementar con su aparición es el nivel de exigencia de la comunidad. Ya no van a ser funcionarios designados los responsables sino una junta de siete miembros elegidos por la voluntad popular. El vecino va a exigir otra calidad de servicio particularizado por las características zonales.
Algunas organizaciones tienen lo que se llama "carta de servicios", es decir el compromiso –en tiempo y forma– firmado, que asume la institución con el ciudadano para satisfacer sus requerimientos.
¿Está reglamentada esta "carta" en la ley de Comunas?
No, no. Tal vez estoy formulando una propuesta que legitimaría a la nueva institución comprometiéndola hasta con las formas de atención que debería brindar. Porque pienso que la nueva institución debe nacer fuertemente dotada para cumplir su cometido, a riesgo de quedar deslegitimada a corto plazo si no cubre las expectativas despertadas.
¿Qué peligros la acechan?
Esta etapa de transición en que estamos, todavía no termina de superar el año 2001: sigue estando latente la crisis de representación. El juicio político a Aníbal Ibarra es un buen ejemplo: la sociedad dio claras muestras de pensar en un sentido que los legisladores desoyeron.
¿Qué hiciste y qué creés que te falta hacer durante tu gestión?
Hace dos años y meses que estoy en el CGP. El objetivo básico creo que está cumplido: primero, acercar al vecino la mayor cantidad posible de servicios. Incorporamos administración de infracciones, terminales de consulta de rentas, defensa del consumidor, salud en el barrio, programa de deserción cero, entre otros. La auditoría reveló que el 90% de los encuestados respondió bien o muy bien al ser interrogados sobre niveles de atención. Se duplicó la cantidad de instituciones que se vinculan con el CGP. Trabajamos mucho sobre las identidades barriales, como prolegómeno de las Comunas, llegando a áreas del sur del CGP que encontré un tanto descuidadas en los inicios de mi gestión. La creación de redes temáticas o barriales, de jubilados, de jóvenes, de necesidades especiales, de instituciones, fue incentivada desde esta administración. La Red de Cultura de Boedo es un buen ejemplo. Se organizaron una notable cantidad de festivales, celebraciones, encuentros que apuntaron a fortalecer identidad barrial. Hoy el CGP cuenta también con una cuadrilla para intervenciones menores en la vía pública que se ocupa de ciertas urgencias o carencias que tendrían mayor demora por administración central.
Queda pendiente, a través del jefe de Gobierno y el ministro del área, comenzar a trabajar en la transición hacia las Comunas: incorporar servicios, adecuar instalaciones para la sede comunal y, en casos como la futura Almagro-Boedo, disponer de un edificio que no posee.
¿Qué expectativas te despiertan las Comunas?
La pelea dada en términos de lograr una sociedad más justa, equitativa, solidaria, puede tener una muy buena herramienta en la descentralización. Es la oportunidad para cambiar los modos de gestión con el respaldo, no exento de compromiso y exigencia, que significa el cargo electivo y la proximidad al lugar de los conflictos a solucionar. Un comunero va a ser un señor que va a circular por las calles en contacto con los vecinos y los problemas cotidianos. Los va a representar, no va a haber una "democracia directa" en la que los vecinos decidan, pero sí se conformará un Consejo Consultivo integrado por vecinas y vecinos que, además de ayudar en la identificación de demandas, propondrá soluciones y, por sobre todas las cosas, ejercerá control sobre las acciones de gobierno. De esta manera el electo va a sentir el peso y la mirada directa de la exigencia de cumplimiento. Las Comunas son la gran oportunidad para recuperar la relación de confianza entre el Estado y la sociedad. Es fundamental que no la desaprovechemos.
(Reportaje de Mario Bellocchio, realizado el 21 de abril de 2006)
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Rescate
Nosotros y el mate
Hace casi cuatro siglos, un 20 de mayo de 1616, José Hernandarias prohibió tomar mate. Parece ser que los españoles residentes se excedían en su consumo y el gobernador, sin hesitar, mandó secuestrar y quemar en la Plaza Mayor la yerba existente, determinando como grave delito su compra y venta. Los protoporteños experimentaron por primera vez la ausencia del mate, un hueco hoy inimaginable.
Lejanos aquellos días de prohibición, el periodista Néstor Tenaglia nos envía este escrito con la aclaración de que desconoce quién es su autora. Se trata de uno de los tantos textos que viajan por Internet de manera anónima a la espera de una luz en la pantalla para nacer.
Pero no todos pueden acceder a la Güeb y muchos no tienen ni computadora. Para ellos, entonces, vaya este rescate sin más comentarios.
Zacarías y yo tomamos mate. Siempre. A cualquier hora. Las veces que estuvimos a punto de separarnos, las veces que llegó un hijo nuevo a casa, cuando lo echaron del trabajo, cuando la Argentina salió campeón del mundo, cuando se cayeron las torres gemelas. Cuando murió mamá...
Entre el Zacarías y yo hubo días sin besos a la mañana, semanas sin dirigirnos la palabra, meses enteros sin juntar los pelos, años larguísimos sin un peso en el bolsillo. Pero no hubo nunca en nuestro matrimonio un solo día sin que él y yo nos sentáramos en silencio a tomar mate.
El mate no es una bebida, corazones de otro barrio. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse.
El mate es exactamente lo contrario que la televisión. Te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás sola.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es: "¡Hola!" y la segunda: "¿Tomamos unos mates?". Esto pasa en todas las casas. En las de los ricos y en las de los pobres.
Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos. Los buenos y los hijos de puta.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide.
El Caio empezó a pedir a los cinco. La Sofi a los nueve. El Nacho a los tres.
Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito (retoño) de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos (hierbas), con un chorrito de limón...
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates.
La gente pregunta, cuando no hay confianza: "¿Dulce o amargo?". El otro responde: "Como tomés vos".
Yo les escribo siempre a ustedes con el mate al lado del teclado. Leo los comments con el mate al lado. Los teclados de la Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.
Escribo esto por algo. Hoy llegamos todos de la calle y el Caio estaba tomando mate solo. Nunca antes había tomado mate solo. Siempre con amigos, o con la hermana, o con nosotros. Solo jamás. Este es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.
Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.
No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es porque ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo..., pero no es un día cualquiera.
El Caio no sabe qué carajo le pasa. No va a recordar este día. Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solos. Pero debe de haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones. Yo no me acuerdo de mi día. Zacarías tampoco. Nadie se acuerda. Pero hoy el Caio empezó a tomar mate solo. Hoy, 8 de enero de 2004, a la madrugada.
Su padre y yo, escondidos en el pasillo, empezamos a mirarlo con respeto.
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Cuando la noche es más oscura
Desde la pantalla del televisor se agita, y a esta altura que no quede duda de que es la mejor coctelera de agitado variable para todo aquello que sea necesario agitar; a saber, es la consigna; el señor tv avisa que muy especialmente se lleva la sortija de la realidad el tema del día; el señor tv leva anclas temprano, para todos los argentinos que quieran, que necesiten, partir con el batido diario en la cabeza. Así todos los días, alta en el cielo uno o dos choques de autos y entonces el horror en las calles, para eso estamos en directo; la nueva autopsia y entonces la palabra del padre del muerto, para eso estamos en directo; fin de semana largo, Retiro, Aeroparque, y che, cambiamos el foco y seguimos en directo. Sí, en directo, pero para no retratar nada, para no dar la mínima pista de la suerte de las palabras necesarias para hacer una nota y a través de ella informar o transmitir una idea. Dejando de lado, porque un ladrillo más, a esta altura, ya no sé si cuenta, que el señor que despierta a los argentinos televisados apenas si sabe articular y a veces, con suerte, armar hasta una oración con sentido y con los artículos acertados para cada ocasión o palabra desvalida. Pero importa tener toda la información, y, eso, siempre lo tenemos, ¡total, por lo que cuesta!; una ganga de palabras vacías y un puñado de imágenes es lo más barato de la tarea de hacer televisión, ¿de informar a través de la televisión?
Hoy el tema del día fue el mundial en el mundo de las escuelas; ¿ver o no ver?, he ahí la cuestión; los jóvenes están perdidos, che, ya lo sabemos, pero encima los goles en la escuela, y entonces nos interesamos, así parece que en el parecer parecido todos queremos preocuparnos por la escuela, por los pibes, que tan jodidos están, pero hasta mañana o, en este caso, hasta el mundial. Pero enseguida se vuelve del tema del día, tan real de realidad suprema que dura el minuto necesario para ser presentado y ahí sí, habilitados, pasar al estado emocional del equipo argentino, porque, no jodamos, la patria es la patria. El señor tv de noticiero, ese que no sabe hablar, pone cara de circunstancia; ella, la cara linda necesaria para toda presentación, acota el lugar común estudiado para el momento. Los pibes están jodidos y encima el mundial; tres o cuatro testimonios de algunos pibes, de acá nomás, de esos que sí van a la escuela, de los que tienen para la camiseta argentina y que ante la pregunta contestan, Se hace la rehinchada; La escuela es para estudiar (seguro que papá mira tv y me va a ver); Sí, le hacemos el aguante a Argentina, a full, dijeron dos nenitas en plena inimputabilidad adolescente. Aprenderán de geografía a través del fútbol, algo así agregó la señora Puiggrós, y puede ser, pero vuelve a pasar, una y otra vez nos quedamos con la careta de señor tv que no sabe hablar.
Ayer nomás, David, amigo y maestro de escuela en la provincia de Buenos Aires, me contaba, Yo tengo que acercarme a hablar con un pibe para explicarle que mejor deje el choreo... Sí, claro, les das un libro y lo tratan como una revista...; con los libros que hizo el gobierno de la provincia, uno para cada pibe, hay escuelas que decidieron que los padres retiren los libros, para que los libros lleguen hasta las casas... En otros casos se les dice a los pibes que a fin de año los tienen que devolver, para que duren, para que lo valoren un poco más. Habría que hacerle el aguante al libro, ¿también a full?, digo, ¿o el libro no es de la patria?
Cuando la noche es más oscura / se viene el día en tu corazón, cantó el Indio Solari; entonces, cuando la noche es más oscura se viene el día de una mujer, Ivonne Bordelois, y su libro, La palabra amenazada, para hacer el aguante, otro, unos más, pero otro, y al que me sumo. Leo a Ivonne, [...] No hay duda de que esta sociedad está generando multitudes de semihombres, que al no saber expresarse no saben pensar, no saben defenderse, no saben trabajar, no saben comer, no saben consumir y, lo más seguro, no saben votar. Son seres humanos eminentemente explotables y manipulables, expuestos a las peores condiciones de un mercado de trabajo y de consumo cada vez más devorador y voraz. Es este mercado, precisamente, el que los quiere mutilados, el que les corta la lengua para que dejen de ser seres humanos. Los guaraníes llaman al hombre, único animal munido de palabra: Sonido de pie. Y este mundo no nos quiere de pie, sino que nos quiere constantemente arrodillados, sordomudos, y en posición de esclavos y mendigos.
En las escuelas se ha dejado de leer, de escribir, de atender al lenguaje en la fuente natural de sus canciones, sus escritores, sus poetas. Y en la mayor parte de los programas se ha desterrado la costumbre de la composición, lo que desemboca en que los jóvenes llegan prácticamente ágrafos a las puertas de la Universidad, sin saber redactar, ni expresar pensamientos o emociones. Yo diría que con esta actitud estamos atentando frontalmente no sólo contra la tradición e identidad particular del español, sino contra nuestra propia constitución emocional. Hay un genocidio permanente que va cercenando las alas del futuro para toda la próxima generación. Sí, ya sé, suena un tanto distinto de una presentación tema la vaca, como siempre hace el señor tv; a propósito, ¿han visto en algún momento a la señora Bordelois en tv?
Es de enorme valor repetir estas ideas cuantas veces se pueda, es una manera de enfrentar la tormenta del interesado que precisa de millones de desinteresados; es una suerte que exista el libro, aclaro de paso que es cierto; el señor tv no entrevista a Ivonne, pero también es necesario decir que este libro se vistió de libro porque lo editó Libros del Zorzal, que no es ninguna de las multinacionales del libro que "invierte" en el país.
Pero, ¿y los goles de Argentina que ya van a venir?, sí, un gran problema de conciencia, de tema del día, de la realidad, de tener toda la información, ¿por qué no debatir las distintas posturas cuando se tiene toda la información?, ¿qué dirán desde la cornisa?, ¿caerá alguna de las caretas?, no, no creo; que la mayoría viva fuera de foco es un buen negocio para demasiados poderes. Pero entonces, ¿qué hacer?, resistir es la única respuesta, resistir cuando la noche es más oscura. Bordelois en su libro cita a la notable Susan Sontag, Una sociedad capitalista requiere una cultura basada en imágenes. Necesita suministrar muchísimo entretenimiento con el objeto de estimular la compra y anestesiar los dolores asociados a la clase, la raza y el sexo. Después de treinta años veo que lo único que la gente ha aprendido es a consumir. La sociedad de consumo le enseñó a la gente que lo mejor que puede hacer en su vida es comprar. Hace años sabíamos qué era el capitalismo, pero no sabíamos cuán poderoso era. Sobre todo, nunca creímos que el consumo llegaría a ser una ideología. Entonces, otra vez, ¿qué hacer frente a la cultura que factura la cáscara?; oponerse, pero ¿quiénes?, ¿cuántos?, porque tantos ya han sido aplastados o comprados por el sistema.
Otro de los invitados de lujo de Bordelois en su libro es George Steiner, Nada es tan difícil, necesario, imperioso como hacer el esfuerzo de entrar en uno mismo, en la propia morada. Muchos hombres y mujeres cruzan este umbral y miran a la calle. Porque no es seguro que se encuentren bien en esa morada interior, que puede ser una cárcel o el caos. Debemos saber cuál es el lugar que permita al hombre ser su propio cara a cara. Leer es estar dispuestos a recibir a un amigo al lado de la lámpara, cuando llega la noche.
La entrada en uno mismo sería el ideal, pero para entrar hace falta la llave, la herramienta; todos deberíamos tener el derecho a esta herramienta; a la formación, al conocimiento, que la puede hacer una realidad. Muchos tuvieron la suerte de llegar a tener una formación, pero no la mayoría; los excluidos por el sistema terminan siendo los acondicionados para que compren todo el discurso del sistema, así se vive por estas tierras y es de esta manera como se necesita servir la receta del conformismo. El señor tv tiene que vender la idea de que el milagro es posible, uno de miles es favorecido por la suerte; necesita contar que una abuela puede ser la mejor amiga de la nieta, así que si a la mayoría no le funciona, un problema tendrán, pero poder, se puede, eso sí, si se tiene suerte; de la misma manera con el trabajo, la educación, la salud; todos podemos si nos superamos, y entonces la mentira, porque superación sería ser dueño de un pensamiento, de una mente despierta, capacitada, dueña de un criterio para adivinar cuándo se viene la lluvia y cuándo no, y es esta superación, la única verdadera, la que no debe depender de ninguna suerte, nada más de la justicia, para que todos cuenten con la herramienta, para que todos, en igualdad de condiciones puedan ser parte de un país o una patria, para poder ser ciudadanos con capacidad de ser su propio cara a cara cuando la noche es más oscura.
Entonces que pasen, sí, adelante los que no son cómplices y tienen la herramienta, pero, por ejemplo, ¿están los escritores?, hay algunos, sí, no todo está perdido, a no desesperar, pero ocurre que las tribunas para la tinta y el papel están en manos de los profesionales de la cultura, aquellos que ocupan los lugares para hacer carrera, esos que eligen filosofar sobre ética, pero en los libros, no en la acción cotidiana; y a partir de ellos se alimenta el modelo para la inacción, el modelo que hace falta para que la gran mayoría de los que crecen en el ambiente literario lo haga pensando, ante todo, en destacarse y ser vendido. Cuál es la moda, cuál es la flecha del tiempo; cómo son los libros ganadores de los premios importantes, ¿y si escribo uno parecido?, ¿cómo hago para llegar al señor tv? Ahora, claro, las injusticias, sí, la problemática del mundial de fútbol en las aulas, Sí, esa es importante, cómo no, ¿puedo opinar?
Opinar, sí, opina Ivonne Bordelois, y es una suerte su presencia, su defensa de la palabra y la identidad; es una suerte que el ejercicio intelectual diga presente en estos días en que todo el universo gira en órbita alrededor de la conveniencia, de las diversas conveniencias que hacen a la gran conveniencia, cuando parece que la noche es más oscura, cuando el mundo parece otra vez cerrar filas en un rezo, quizás el peor de todos; una cuestión de fe que se lleva puesto a millones de almas.
Pero, Cuando la noche es más oscura / se viene el día en tu corazón, cantó el Indio Solari; desde ya que a manera de invitación, porque el día no se regala, se logra.
Edgardo Lois
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Nuevas autoridades en Baires Popular
El pasado martes 18 de abril se realizó la 2ª Asamblea Ordinaria y elección de autoridades por el período 2006/2008 en Baires Popular. Realizado el escrutinio, la nueva Comisión Directiva quedó integrada por Ruiz, Diego Alberto que resultó electo Presidente; Derlis Olivieri, Rubén: Vicepresidente; Zuntini, Liliana: Secretaria y Ducrós, Gabriela: Tesorera.
Resultaron vocales: Caffarena, Carlos Julio, Vocal 1º; Chiocchio, Haydée Rosa, 2ª; Cortese, Luis Osvaldo, 3º ; Silva, Rosa María, 4ª; Martin, Laura, 5ª; Blanco, Omar José, 6º; Sibar, Patricia, 7ª; Lovento, Jorge, 8º y Goenaga, Arnaldo, Vocal suplente 1º. Ameztoy, María Virginia, fue electa como 1ª Revisora de Cuentas titular.
Cabe acotar que sus anteriores Tesorero (Alberto Di Nardo) y Secretario (Mario Bellocchio) no se postularon para cargos electivos permaneciendo vinculados como socios activos de la entidad.
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La última calle
Vuelvo en yunta por mi barrio,
conmigo encima,
con mi sombra,
con el ruido plural de la ciudad
metido en el cansancio.
inadvertido,
silbando
junto a la soledad de las veredas
desahogadas
y los gallos.
Ya son casi las tres de la mañana,
cuando la noche desliza
sonidos a mis pasos
y puertas canceladas.
Ya es casi calma
cuando me hundo en esta calle
larga
que termina en Achával.
Y me giran los ojos
gastados de viajarme siempre
por la misma esquina.
Cuando llego a mi casa,
muy tarde,
cuando llego
con mi media noche en lunas
y en ojeras...,
en yunta con mi pena y mi alegría.
Norberto Corti
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Queremos decirles que... (Editorial)
El Día del Trabajador
La conmemoración –el 1º de mayo– de las ejecuciones de los "Mártires de Chicago", instituida en 1889 por la Segunda Internacional, se universalizó de tal manera que la propia Iglesia Católica, en 1954, otorgó su conformidad virtual declarándola festividad de San José Obrero. El Día del Trabajador cobró su propia identidad; aquellas víctimas de Chicago, caídas en el colmo de la ignominia represora, son un símbolo, frecuentemente olvidado, de las luchas obreras por las conquistas afianzadoras de su dignidad.
Los años de escarnio del Proceso defenestrador de leyes laborales y las flexibilizaciones menemistas, revelan un retroceso que puede atisbarse en las prácticas aberrantes del trabajo "en negro" y las explotaciones de los talleres textiles. Las "adecuaciones a los nuevos tiempos" superaron todo límite tolerable. Y ya se sabe que dejar las manos libres a la voracidad del capital inescrupuloso abre la tranquera al camino de cornisa de la explotación subhumana . Valdría la pena recordar que la lucha de 1886 era por una jornada de ocho horas estatuida e incumplida. A ciento veinte años de aquellos hechos, un joven cajero de supermercado se preguntará, quizá, por qué tiene que pasar mercadería por el scanner durante catorce horas, sin reconocimiento de extras, o trabajar los domingos como "jornada normal". Y eso que estamos hablando de "trabajo en blanco". La ignominia de los no registrados –hay "en negro" más de 6 millones de personas– se multiplica y acrecienta agregando a los padecimientos la inasistencia social y previsional que, a su vez, desalimenta a las cajas jubilatorias. En el extremo más denigrante, este año ha emergido al conocimiento general –porque su existencia real ya es añosa– el trabajo esclavo. Los látigos de los esbirros de los faraones han vuelto a estallar sobre el lomo de los obreros de pirámides. Las ropas de conocidas marcas –casi nadie está exento– están manchadas con sangre de esclavos. Y es literal: ...llegaba un momento en que tenía que parar porque me sangraban las manos –declaró una víctima de tal explotación. Podría concluirse que al conocido principio que afirma: el trabajo dignifica, debería agregarse un complemento: siempre y cuando el trabajo sea digno.
A días de celebrar nuestra libertad como pueblo que ansiaba su independencia, la amenaza de la desocupación todavía nos arroja al escarnio del trabajo sometedor. Y sin dignidad, la libertad es sólo una aspiración utópica.
Mario Bellocchio