12.6.11

108 - junio 2011



SUMARIO

2ª inauguración (y aún falta el edificio)
A 1589 días de la promulgación de la ley que luchamos y conseguimos los vecinos, se inauguró oficialmente la plaza Mariano Boedo. Queda pendiente la disputa para que el edificio preservado sea “plaza” y no CGPC

¡Chau, “Trianón”!
Hace 72 años llegaba a Boedo un café-bar-restorán que impondría su sello de fábrica al imperecedero “sandwich de pavita”.
MARIO BELLOCCHIO

Los candidatos del FpV en el Vedra
Ante alrededor de un millar de personas fueron presentados los candidatos

EDITORIAL
El siglo de Sabato
El fallecimiento de Ernesto Sabato coincidió con el cierre de nuestra edición anterior.

CALLEJEANDO HISTORIA
Charles de Soussens y la bohemia porteña de 1900 (II)
DIEGO RUIZ

El último canto de “La sirena”
El café y bar estuvo desde 1930, lo que no es poco decir en una ciudad que todo lo devora, y fue evolucionando hacia lo gastronómico con el paso de los años...
RUBEN DERLIS

El monumento a Giuseppe Mazzini
... el monumento a Giuseppe Mazzini expresó un cierto matiz “contraproducente” respecto de lo que Ricardo Rojas denominaba la “pedagogía de las estatuas”.
MIGUEL RUFFO                                                                                                                

Monstruos en sus laberintos
“La historia no es una ciencia; es el arte de mostrar una cara limpia y esconder un culo siniestro”. Leopoldo Marechal.
LEONARDO BUSQUET

Comunas títere
El Gobierno de la Ciudad presenta un proyecto de modificación de la ley de Comunas que las convertiría en una parodia
MARIO BELLOCCHIO

Ser..., o no ser..., un número
Me imagino una sociedad donde todos fuéramos números.
(Eduardo Alfonsín)
El problema quizá no sean los números, sino la falta de historia.
(Ricardo Maldonado)

Porrones y Fukushima
Hoy el agua fresca cuesta, energía, pesos, medioambiente, más energía, más energía, más coches, gases de escape, aire acondicionado, confort úselo y tírelo...
JOSE MUCHNIK

"El día de..." (póngale el oficio o profesión o jerarquía familiar que guste) suele ser una hábil convoca-toria comercial.
MARIO BELLOCCHIO

Sobre la fragilidad de Buenos Aires
Hoy sí, después de convivir con un revuelto de imágenes y pensamientos en mi conciencia, sentí, pensé o me dije, que hoy sí iba a poder escribir sobre mi ciudad.
EDGARDO LOIS

VER, LEER Y ESCUCHAR
Crítica literaria, teatral y discográfica de producciones que no cuentan con el gran circuito de difusión

POEMA
MELODIA (De Norberto Corti

CULTURA GRATUITA
Guía de actividades culturales barriales que no requieren erogación



2ª inauguración (y aún falta el edificio)

A 1589 días de la promulgación de la ley que luchamos y conseguimos los vecinos, se inauguró oficialmente la plaza Mariano Boedo. Queda pendiente la disputa para que el edificio preservado sea “plaza” y no CGPC

Con la notoria prevención que  debe haberle generado a las autoridades las pacíficas manifestaciones vecinales de protesta de la primera inauguración del 28 de diciembre –el Jefe de Gobierno, esta vez, eligió no concurrir – y en una más que modesta ceremonia, se  inauguraron las obras de la totalidad del espacio llamado, con aventurado eufemismo, “verde”.
Es lo que hay y se disfruta, aunque lejos está del proyecto original que, bueno es recordarlo, partió de un llamado a innecesario concurso de “este” Gobierno de la Ciudad.
La Asociación C. C. A. Todos por la Plaza de Boedo y vecinos que apoyan las actividades y reclamos de la agrupación, se ubicaron pacíficamente en los altos del anfiteatro exhibiendo, en silencio, carteles que reivindican el reclamo sobre la pretendida instalación del CGPC en el edificio preservado.
Ausente Macri con sus cuentitos de “el Cacho que juega a las bochas”, el diputado Ritondo tomó la posta para el relato: Un jubilado me acaba de decir que esto ahora se parece a Puerto Madero –dijo, ante las sonrisas de la clake –con “pesados” de ancho lomo incluidos– y la vergüenza ajena del resto.
Bouzas recibió las llaves de manos de Chain y partió raudo hacia La Balear a la reunión de Consejo Consultivo que él mismo había convocado para la misma hora de la inauguración de la plaza. ¡Qué distrído! ¿No?

Mientras todo esto sucede siguen llegando –y son presentados oficialmente– los mensajes y notas de calificados profesionales y personalidades sobre el controvertido tema del CGPC5 en la plaza Mariano Boedo. A continuación una breve referencia de algunos de los más destacados y cuya versión completa se trascribe en la página Web de Desde Boedo www.periodicodesdeboedo.com.ar

Testimonios profesionales y de personalidades
La  justa oposición de los vecinos de Boedo a la construcción de un edificio  de oficinas en la única plaza del barrio,  es un ejemplo más, entre muchos, de  una nefasta costumbre de los gobernantes de nuestra ciudad: construir en: parques  y plazas. [...]
            Arq. Rodolfo Livingston

[...] se propone el funcionamiento de un CGP en el edificio existente, uso que, por las actividades que conlleva y el carácter de uso restringido, implica la alteración del espacio verde público ganado y así determinado por la Ley mencionada. Aún con el ajuste proyectado por los Organismos Técnicos  Municipales, ya no es público. [...].
            Arq. Laura Pérez de San Román. Especialista en Gestión Ambiental               Metropolitana)

Como Párroco de la Iglesia Santa Cruz, quiero manifestar que el empecinamiento por parte del ejecutivo de la Ciudad de instalar las oficinas del CGPC Nº 5 en el edificio histórico que integra la Unidad Parque de la plaza Mariano Boedo, es inadmisible bajo todo punto de vista. Se trata de otro de los tantos ataques perpetrados contra el equilibrio ambiental y el patrimonio barrial en diversos lugares de la ciudad. [...]
            P. Carlos Saracini cp Párroco de la  Iglesia Santa Cruz

[...] En cuanto a los aspectos funcionales es obvio que al plantear los  accesos desde el interior de la plaza, se denota una clara postura de usufructo del edifico de oficinas públicas de alto tránsito en desmedro de la Plaza, con lo cual se produce un desborde  o derrame de usos invasivos hacia ésta.
            Arq. Daniel Alfonso Fusaro. Matrícula 13545 CPAU•




¡Chau, “Trianón”!

Hace 72 años llegaba a Boedo un café-bar-restorán que impondría su sello de fábrica al imperecedero “sandwich de pavita”. Hoy acaba de cerrar sus puertas, aunque con estos monolitos barriales nunca se sabe si es para siempre.

Uno puede llegar a pensar que la esquina de Boedo y San Ignacio es “eterna como el agua y el aire”. Pasan los años y sigue latiendo con vigores nuevos recostados en pulsaciones viejas.
[...] / y era la esquina / de la cortada de San Ignacio / una tribuna proletaria / a medias con la concertina / del Ejército de Salvación / con soldados de paz y una plegaria. (“Boedo”, de Julián Centeya)

La esquina-cobijo, sostenida en el recuerdo por los ladrillos del vasco Camio y el humo de sus hornos, trae a la memoria los vivaques de la Semana Trágica; el proselitismo de Palacios, de Ghioldi, de Repetto; los palcos carnavaleros, sus mascaritas y sus carrozas premiadas; las fogatas de San Pedro y San Pablo... y tantas cosas más, efímeras como aquel simple código de un ansiado encuentro: “en Boedo y San Ignacio a las 9”. Y de ahí al “Trianón”...
[...] // En tus mesas de mármol con sus patas gastadas / si habré enfriado mis codos calentándome el alma. / Ahora miro y descubro un olor a cenizas: / es el fuego perpetuo que quema calendarios. [...]
(De“Trianón/2”, de Rubén Derlis)

1939: a despecho del tronar de los cañones en la vieja Europa, don Gabino Torres y su esposa María se establecen en la mítica esquina con su “Trianón” y trascienden las fronteras barriales con una creación culinaria que llega hasta nuestros días y la continúa el “Margot”, aposentado en la esquina fundante: el sandwich de pavita. La repercusión roza la leyenda: cuentan que Perón hacía detener a su chofer, allá por los 40 y pico, en Boedo y San Ignacio, para “mandar a bodega” uno de los legendarios emparedados.
Más de cuarenta años siendo el “faro” de la esquina. Allá por los comienzos de los 80, ya de la mano de Salvador Sersale, las pavitas y el Trianón recorrieron 50 metros por el pasaje y se establecieron, por unos pocos años, en San Ignacio. Hasta que la proyección del entonces bar-restorán-confitería-pizzería, extendidos sus brazos, hizo necesaria la expansión. Así, desembarca en las instalaciones que conocemos en Boedo 845. Así, hasta que hace unos pocos días amanecieron empapeladas sus vidrieras con un escueto cartelito: “cerrado por reformas”. Pero..., todo se sabe. En un barrio como Boedo, todo se sabe. Las eufémicas “reformas” son, en realidad, una venta a la firma “La Farola”, que dará continuidad al espacio gastronómico.
La leyenda dejó paso al establecimiento cuyas exquisiteces contemporáneas se van a extrañar. El sandwich de pavita ya tiene sus continuadores. Pero queda un misterio vibrando, sin embargo: ¿Por qué “Trianón”? ¿Qué imaginó Gabino Torres cuando el bautismo? ¿Se remitió a los versos que Cadícamo escribió en 1929 para “Muñeca brava”, un año después de que Luis Visca creara la versión instrumental?:
[...] / muñeca brava / bien cotizada... / Sos del Trianón, / del Trianón de Villa Crespo... / Milonguerita, / juguete de ocasión...
Pero..., ¿había un Trianón en Villa Crespo? La opinión de la mayoría de los analistas sostiene la inexistencia del “Trianón de Villa Crespo”, adjudicándoles a los versos de Cadícamo sólo ironía, al ubicar en un humilde barrio porteño un hipotético Trianón incomparable a los palacios franceses que los Luises (XIV y XV) construyeron a sus amantes. Eduardo Romano, sin embargo  –para terminar de ahondar la duda–, en su libro “Las letras del tango”, sostiene  que un auténtico café Trianón estaba ubicado en Corrientes y Dorrego, en el barrio de Villa Crespo, a fines de la década del 20.
Lo cierto es que el “Trianón” real, el que por setenta y pico de años nos acompañó con las cervecitas del verano y la cálida gastronomía del fresquito, acaba de “bajar la persiana” pasando a la leyenda, como los franceses, como el de Villa Crespo.

Mucho me temo que nuestros nietos, dentro de unos años, no sabrán si alguna vez existió un lugar así.•
MARIO BELLOCCHIO

FOTOGRAFIAS:
Vereda del Trianón sobre Boedo (1940). El “Trianón” cuando se estableció en el pasaje San Ignacio. El establecimiento que acaba de cerrar en Boedo 845. 




Los candidatos del FpV en el Vedra

Ante alrededor de un millar de personas fueron presentados los candidatos Filmus, Tomada y Cabandié. Y Raúl Sánchez-Carlos Benítez, por la Comuna 5. Filmus no escatimó la referencia "cuerva": vamos a volver a Boedo. Y Tomada hizo una mención directa: Macri quiere arrasar un espacio verde como la plaza Mariano Boedo con la instalación del CGP. Patricia Roselló, por "Todos por la Plaza", presentó un informe a los candidatos sobre los problemas de los vecinos con el actual Gobierno de la Ciudad. •




EDITORIAL
El siglo de Sabato

El fallecimiento de Ernesto Sabato coincidió con el cierre de nuestra edición anterior. Pasado el prudente tiempo de la necrológica de obvia biografía y panegírico obligado, abordamos el difícil camino de cornisa que él transitó en la militancia y las actitudes que le valieron cuestionamientos de variado tono en su larga y fecunda vida intelectual.
A menos de dos meses de cumplir los cien, falleció. Llevaba en sí un siglo de transitada y comprometida vida iniciada a la militancia en el Partido Comunista del que llegó a ser Secretario General de la Federación Juvenil. El desencanto llegó de manos del stalinismo. Relata su refugio en el París de preguerra: [...] Durante ese tiempo de antagonismos, por la mañana me sepultaba entre electrómetros y probetas y anochecía en los bares, con los delirantes surrealistas. En el Dome y en el Deux Magots, alcoholizados con aquellos heraldos del caos y la desmesura, pasábamos horas elaborando cadáveres exquisitos. (Daniel Vargas, “Sabato y el Surrealismo”).
De regreso a la Argentina, data en 1940 el reencuentro con la vida académica como profesor en la Universidad de La Plata. Y el comienzo de edición de su obra literaria, en 1945, con la publicación de su primer libro: “Uno y el universo”. Padece, según su óptica, los mandatos de Perón de los que vuelca su crítica impiadosa en “El otro rostro del peronismo”, 1956, tras el derrocamiento del gobierno justicialista.
El desconocido coronel Perón, cuya estrella empezaba a levantarse sobre el horizonte vio claro que había llegado para el país la era de las masas. Y tanto su aprendizaje en Italia, su natural tendencia al fascismo, su infalible olfato para la demagogia, su idoneidad para intuir y despertar las peores pasiones de la multitud, su propia experiencia de resentido social –hijo natural como era– y por lo tanto su comprensión y valoración del resentimiento como resorte primordial de un gran movimiento de masas, y finalmente su absoluta falta de escrúpulos; todo lo capacitaba para convertirse no solamente en el jefe de las multitudes argentinas sino también en su explotador.
La que creía verdaderamente en la revolución, la auténtica revolucionaria, fue Evita Duarte (Ernesto Sabato, “Una lectura mítico-simbólica de Evita y Juan Domingo...” de Dr. Alejandro Hermosilla Sánchez, Universidad de Murcia.)
El regreso de Perón en los 70's lo coloca en la mira de la “Triple A”. Producido el golpe, luego del desalojo de Isabel, a quien execra, acepta la invitación de Videla –junto a Borges– a un almuerzo que le valió agudas críticas de quienes ya tenían una visión más definida de la sangrienta dictadura. 
Es imposible sintetizar una conversación de dos horas en pocas palabras, pero puedo decir que con el Presidente de la Nación hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, culturales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación. (Caparrós, M. y Anguita: “La Voluntad”, Tomo III)
[...] Hubo un altísimo grado de comprensión y respeto mutuo. En ningún momento el diálogo descendió a la polémica literaria o ideológica. (Blaustein, E. y Zubieta, “Decíamos ayer, la prensa argentina bajo el proceso”, Buenos Aires, Ed. Colihue, 1998)
Tampoco incurrimos en el pecado de caer en la banalidad. Cada uno de nosotros vertió, sin vacilaciones, su concepción personal de los temas abordados. (Diario “La Nación”. 20 de mayo de 1976.)
La inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las fuerzas armadas tomaran el poder. [...] Sin duda alguna, en los últimos meses, en nuestro país, las cosas han mejorado: las bandas terroristas armadas han sido puestas en gran parte bajo control. (Declaraciones de Sabato a la revista alemana “Geo”, 1976, publicadas en “Rebeldía y Esperanza”, Osvaldo Bayer, Ediciones “B”, 1993)
Hay otra cosa que me angustia y que me sentí en la obligación de plantear: la caza de brujas. [...] di nombres de personas que honran al país y que han sufrido expulsión de sus lugares de trabajo y hasta detención. (Se refiere a
Antonio di Benedetto y al arquitecto Jorge Hardoy) (“La Opinión”, 21 de            mayo de 1976).
Estaba por comenzar la primavera del 84 cuando Sabato entregó al presidente Alfonsín el informe de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas). Una multitudinaria marcha de las organizaciones de derechos humanos dio amplio respaldo a la tarea de la Comisión presidida por Sabato. El “Nunca más” –conocido mundialmente como “Informe Sabato”– completaba la investigación sobre los horrores cometidos por la dictadura.
Entre otras precisiones, el número de desaparecidos quedó fijado en 8960, dejando constancia de que esta cifra no puede considerarse definitiva, toda vez que la CONADEP ha comprobado que son muchos los casos de desapariciones que no fueron denunciados.
Igualmente, la CONADEP verificó que existieron 340 centros clandestinos de detención donde tuvieron lugar torturas y ejecuciones. El informe incluyó además la descripción detallada de los métodos de tortura.





En el prólogo, Sabato desarrolla la que se conocería como la teoría de los dos demonios que tanta polémica abonaría facultando a la defensa de los genocidas con la “habilitación” que tácitamente les concedió para autotitular su barbarie como “guerra sucia”.
Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda [...] a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos. (Ernesto Sabato, “Nunca más”. Informe de la Comisión Nacional sobre la desaparición de personas, 1985).

Las virtudes del informe, sin embargo, se potenciarían con su decantación. La toma de conciencia social sobre las atrocidades cometidas.
Estos últimos años de reclusión y cuidados en su Santos Lugares de siempre, sólo llevan algún broche declaratorio que arrastra su pesadumbre existencial: [...] es desde una actitud anarcocristiana que habremos de encaminar la vida. ¡Yo soy un anarquista! Un anarquista en el sentido mejor de la palabra. La gente cree que anarquista es el que pone bombas, pero anarquistas han sido los grandes espíritus como, por ejemplo León Tolstoi.
Aunque fui comunista activista, el anarquismo siempre me ha parecido una vía de conseguir justicia social con libertad plena. Y valoro el cristianismo del Evangelio. Este siglo es atroz y va a terminar atrozmente. Lo único que puede salvarlo es volver al pensamiento poético, a ese anarquismo social, y al arte. (Ernesto Sabato, entrevista en el diario colombiano “El Tiempo”).

Flashes, picos de la gráfica de un siglo de vida. Quizá de los momentos que más lo sometieron a la controversia cuando alzó el brazo en búsqueda de su verdad.

Es de importancia para quien desee alcanzar una certeza en su investigación, el saber dudar a tiempo. (Aristóteles).
¿Supo Ernesto Sabato dudar a tiempo?
Pienso y dudo, luego existo.(René Descartes).•




CALLEJEANDO HISTORIA
Charles de Soussens y la bohemia porteña de 1900 (II)

Andaba el cronista, el pasado mes, glosando la dorada bohemia porteña de 1900 y de uno de sus principales animadores, Charles de Soussens, y al llegar al final de la entrega la cerró con la frase: “y entonces... ¡llegó Rubén!”. Y no podía el cronista haber exclamado menos pues Rubén Darío, que a él se refería (no a Rubén Derlis, que no es tan longevo), causó una revolución en las letras argentinas que se extendió por varias generaciones: todos quisieron escribir como Rubén, desde el poeta académico hasta el humilde vate de barrio, y nuestra lírica popular se enriqueció con imágenes antes impensadas, en los buenos poetas, y en la proliferación de sonatinas, princesas, y juventud divino tesoro en los no tan buenos. Carriego recibió su influencia y por un tiempo lo imitó, con el agravante de que sus temas estaban vinculados a Carlomagno, a los Pares de Francia, a Napoleón y otros perendengues gálicos y bélicos ocasionados –seguramente– por su fracaso de ingresar a la carrera militar, donde uno de sus hermanos –además, abogado– se destacaba. Según relata Lysandro Z. Galtier un día, en la redacción de La Protesta, Soussens le dijo, paternal: Carriego, usted sigue una ruta peligrosa. Sus versos son excelentes, sus madrigales deliciosos, sus odas señoriales. Empero, viven de una vida ficticia. Lo van a tratar de plagiario de los plagiarios de Rubén. Él, por lo menos, conoce el verdadero ambiente aristocrático de Francia y de las Españas. A sus princesas y a sus marquesas les ha besado la mano. Su alma no se ha forjado en un país cosmopolita de labradores y mercaderes. Busque inspiraciones más originales. Y para darle una idea, le tradujo Les soliloques du Pauvre y las Cantilenes de Malheur de Jean Rictus, un poeta popular que leía sus versos en los cabarets, y La chanson des gueux de Jean Richepin, en la misma línea. Para rematar, Soussens le aconsejó: ¿Por qué usted, que anda siempre errante en la soledad de los barrios apartados, no poetiza, como esos maestros, los dramas interiores de las pobres gentes que luchan y sufren, agobiadas por la enfermedad y la miseria?. Carriego aceptó el envite y produjo dos poemas, La viejecita y La guitarra, que Soussens hizo publicar en Caras y Caretas con gran éxito, por lo que el poeta de Palermo siempre se refirió al suizo como a “mi descubridor”. Años después, también Celedonio Flores confesaría su juvenil ansia de escribir como el nicaragüense, del que tomó la forma pero genialmente la llenó de un contenido porteño y lunfardo; y Enrique Cadícamo, a través de Leopoldo Lugones, recibió su influencia avasalladora.
Pero volviendo a Félix Rubén García Sarmiento –tal el entero y vero nombre de Darío–, había arribado a estas costas en 1893 procedente de París, munido de un nombramiento de Cónsul General de Colombia en un país donde no se encontraba un colombiano ni con lupa... Pero, en fin, así se favorecía en aquellos tiempos a los jóvenes que prometían y Rubén, de sólo 26 años, fue pronto invitado por Rafael Obligado a las tertulias de El Ateneo, que presidía Carlos Guido Spano y fue una de nuestras primeras instituciones culturales. Allí se realizaban conciertos, exposiciones y conferencias, pero sus inquietudes iban por otro lado, como escribió años más tarde en el póstumo La vida de Rubén Darío escrita por él mismo (Barcelona, Maucci, 1916): Claro que mi mayor número de relaciones estaba entre los jóvenes de letras, con quienes comencé a hacer vida nocturna, en cafés y cervecerías. Se comprende que la sobriedad no era nuestra principal virtud (...) Con Payró nos juntábamos en compañía del bizarro poeta, entonces casi un efebo, pero ya encendido de cosas literarias, Alberto Ghiraldo; de Manuel Argerich, cariñoso dandy, que escribió para el teatro; del excelente aeda suizo Charles de Soussens, fiel a sus principios de nocturnidad, de José Ingenieros, hoy psiquiatra eminente; de José Pardo, que fundara varias revistas (...). Y agregaba: Los más jóvenes alborotábamos la atmósfera con proclamaciones de libertad mental. Yo hacía todo el daño que me era posible al dogmatismo hispano, al anquilosamiento académico, a la tradición hermosillesca, a lo pseudo-clásico, a lo pseudo-romántico, a lo pseudo-realista y naturalista, y ponía mis raros de Francia, de Italia, de Inglaterra, de Rusia, de Bélgica y aun de Holanda y de Portugal, sobre mi cabeza. Mis compañeros me seguían y me secundaban con denuedo. Exagerábamos, como es natural, la nota.
¡Y vaya si lo seguían! No hubo fonda, café ni restaurante que esta alegre comparsa no frecuentara entre versos y variados alcoholes, desde el fino champán -cuando andaban en la buena- hasta la popular ginebra o el diabólico ajenjo que comercializaba la firma Pernaud. Los preferidos de Darío, aquellos en que reinaba como líder indiscutible, eran La Helvética, de Corrientes y San Martín, y la cervecería Aue's Keller, de Bartolomé Mitre 650. La primera era el sitio habitual de los redactores del cercano diario La Nación, donde Darío debió conchabarse al cesar en su cargo diplomático en 1895. Allí, en más de una ocasión, ante la necesidad de levantar un “muerto” ocasionado por la nutrida y bebedora, pero famélica concurrencia a su mesa, Rubén solicitaba papel, tinta, y en poco rato escribía alguna brillante nota que enviaba a vender a cualquier diario con alguno de sus contertulios. Y allí fue donde, también en más de una ocasión, Mitre sorprendió a Soussens bastante chispeado, por lo que un día lo mandó a llamar para comunicarle su despido argumentando la mala situación económica del diario y “otras circunstancias”... Soussens, que se había hecho muy amigote de Bartolito Mitre y Vedia, hijo del viejo general y patrón, lo agarró al vuelo y le contestó: Comprendo y créame que a mí también me aflige la situación económica de que me habla... En cuanto a lo segundo, entiendo, mi general, que usted querrá referirse a la circunstancia de no ignorar que tanto Bartolito como yo nos emborrachamos juntos en La Helvética... Mitre se quedó demudado y sólo atinó a despedirlo con un susurrado “hasta mañana”.
En cuanto al Aue's Keller, había sido fundado por el alemán Carlos Aue en un sótano de la calle Piedad (hoy Bartolomé Mitre) entre San Martín y Florida en 1882, a lo que hacía alusión su propio nombre traducido: “el sótano de Aue”. El negocio prosperó y, en 1894, se trasladó una cuadra más hacia el Oeste, a los solares que correspondían a los números 650 y 652 con un local, según la propaganda, recién construido con los elementos más modernos y con toda suntuosidad y lujo (...) (tiene) en los altos, salones grandes y chicos para banquetes y fiestas de familia y clubs, con sus grandes patios y azotea bien arreglada para la estación de verano. Para más, prometía “cocina alemana y francesa dirigida personalmente por la señora de Aue; especialidad en rico surtido de fiambres y vinos del Rhin importados por la misma casa”. En esos salones se iba a escribir una de las más importantes páginas de nuestra vida intelectual y cuando en 1924 la cervecería fue demolida para el paso de la Diagonal Norte, Ernesto Palacio pudo escribir en su Elegía del Aue's Keller: Tú conociste esas veladas, Rubén Darío,/ maestro de todos, padre mío!/ Todavía rondabas los rincones oscuros,/ y muchas veces nuestro oído atento/ recogió un eco perdido de tu acento/ que aún rebotaba en los viejos muros. Pero ese..., será otro callejeo.•
DIEGO RUIZ




El último canto de “La sirena”

Sobre la amplitud de un pedazo de pampa que el progreso comenzó a domeñar a golpes de azada y pala de puntear no hace mucho, el Camino de las Tropas –así se lo conoce desde los tiempos de Rosas– se extiende entre grandes chacras esquivando frondosos  ombúes en busca de los Santos Lugares; ornan su vera altos cardales con lujo desmedido de azules y violáceos; por otra parte esta policromía resulta ser el único derroche de riqueza, ya que salvo los verdes agrestes no hay nota de color puesta por mano humana; los escasos ranchos, desperdigados en la llanura, apenas si han sido encalados, y las contadas construcciones de ladrillos que se han comenzado a levantar por estos andurriales –tierras anegadizas en invierno, polvo reseco en el verano– esperan ser vestidas alguna vez con revoque grueso, que del fino, ni hablar.
Estamos en 1876 y en el Partido de Belgrano; faltan pocos años pero mucha sangre de compatriotas para que estas tierras se federalicen y pasen al dominio de la Capital junto con San José de Flores. Y habrá que esperar hasta 1904 para que el histórico camino sea oficializado en la nomenclatura porteña y se lo designe como avenida Del Tejar.
Pero en aquel año de 1876, en lo que hoy es la esquina sureste de Ricardo Balbín y Núñez, se levantó una pulpería que se llamó La Sirena, dado que en su fachada –según tradición luego recogida por barriólogos– lucía una imagen (¿alto o bajorrelieve?, no se sabe: sí que era de mampostería) de esta ninfa marina con busto de mujer y cuerpo de pez que con su seductor canto extraviaba a los navegantes. Extraño lugar para una representación mitológica de este tipo. Lo cierto que su nombre perduró hasta nuestros días, pues el mismo pasó a un almacén y despacho de bebidas, luego fonda, posteriormente café y bar y actualmente restaurante.
El café y bar estuvo desde 1930, lo que no es poco decir en una ciudad que todo lo devora, y fue evolucionando hacia lo gastronómico con el paso de los años, pero aún así nunca perdió su espíritu de café; tal vez porque muchos de sus viejos habitués recuerdan cuando allá por la década del 50 tenía billares y permanecía abierto hasta altas horas de la noche congregando a la muchachada saavedrense de distinto pelaje, pues es menta que allí se reunían boxeadores, pintores, cantores y algunos amigos de lo ajeno que, para la ocasión, eran siempre respetuosos del barrio por una cuestión de códigos hoy inexistentes.
El artista plástico Lino Enea Spilimbergo fue un asiduo concurrente en la etapa café-bar de La Sirena cuando vivía en Guayra 3818 (hoy José P. Tamborini y barrio de Coghlan). En sus paredes aún se pueden ver reproducciones de algunos de sus cuadros y en una vitrina la invitación ológrafa a una exposición de sus obras en la galería Bonino en 1953.
Ángel González, que se desempeña en la casa desde 1967 tiene mucho para desfoliar de tanta vida escrita entre estos muros; así memora cuando solían armarse mesas de gente de tango que luchaba por el resurgimiento del 2 x 4. No hay que olvidar que aquí muy cerca se hallaban los estudios de grabación de Philips y de RCA Victor; y menciona a Aquiles Giacometti, un productor discográfico de vasta cultura musical, empeñado en hacer grabar tangos en la Víctor, que muy poco interesada estaba por cierto, pero que finalmente logró, y que entre otros éxitos produjo la colección Apoyando el buen tango.  También recuerda a Edmundo Rivero, que había nacido en Saavedra y que solía llegarse al café cuando la grabación de algún vinilo lo requería.
 Un tomo aparte llevaría el anecdotario acumulado por Angel acerca de Roberto Goyeneche y su asiduidad a La Sirena, tanta que según los que frecuentaron al Polaco –entre ellos uno de los dueños del lugar, que fue compañero de colegio del cantor–, sería imposible disociarlos.
 Quien hoy entre a este lugar de ribetes mágicos, percibirá que un algo flota en su ambiente; que además de la pintura de César Mayol, de inequívoco estilo ingenuo que oficia de frontispicio interior, y de estar rodeado de banderines de clubes de fútbol, algunas fotografías y el nomenclador azul –envidia de quien esto firma– de cuando esta avenida se llamaba Del Tejar, algo hay aquí que lo retiene, como si quisiera contarle desde la intimidad de una mesa –vino o café mediante para la pausa– algunos de los secretos que Saavedra encierra: desde los desbordes del arroyo Medrano que ponían un parate obligado al viajero, hasta  los ficcionales vagabundeos noctívagos de Adán Buenosayres y Samuel  Tesler, o los reales de Jorge Luis Borges y Francisco Luis Bernárdez cuando iban a visitar al inefable  Xul Solar.
Según nota firmada por Agustín Gallego y publicada en el periódico El Barrio recientemente: Sus dueños quieren desprenderse del negocio debido a que son personas mayores y sus hijos no tienen interés en continuar. Además deja muy en claro para despejar de toda duda a aquellos que puedan suponer que la Comisión de Bares Notables no se haya interesado por este lugar, citando a Marcelino Mayol, dueño del establecimiento junto a su hermano Osvaldo: Nunca quise que La Sirena fuera notable (Se refiere a los cafés declarados Notables en la Ciudad de Buenos Aires) pues exigen ciertos requisitos con los que no estamos de acuerdo, como es tener abierto el local por las noches o prestarlo para que se realicen espectáculos de tango. Además, entiendo que pasaría a ser algo intangible; no podríamos reformarlo libremente ni venderlo.
Como corolario sólo podríamos decir que perdimos –pues el predio está en venta y no tardará mucho en tener nuevo propietario, que con seguridad hará uso del solar para elevar un palomar humano– otro hito de la historia de Saavedra en particular y de Buenos Aires en general, ya que La Sirena lo fue desde su inicio, cuando convocaba a su mostrador de pulpería al gauchaje  que hacía un alto en sus faenas camperas, se apeaba de la cansina carreta o desensillaba para una ginebra antes de proseguir rumbo al norte. Y ese vértice que recién comenzaba a perfilarse como una esquina, aún no tenía ni asomo de porteña y menos aún de barrial, pues era la campaña, como se decía entonces.
Es de esperar al menos que el edificio que el dudoso progreso levante sobre el recuerdo de tanta historia viva se llame “La Sirena”, para que si cualquier porteñito, ya avanzado el siglo XXI, pregunte el porqué de ese nombre, algún porteño de alma se lo pueda explicar. •
RUBEN DERLIS




El monumento a Giuseppe Mazzini

Los monumentos y esculturas emplazados en espacios públicos cumplen (o pretenden cumplir) una función de formación y afianzamiento de una identidad y sentimiento de nacionalidad. Podemos decir que estos testimonios plásticos desempeñan un rol de propaganda política nacional, independiente de sus valores estéticos. En este sentido el monumento a Giuseppe Mazzini expresó un cierto matiz “contraproducente” respecto de lo que Ricardo Rojas denominaba la “pedagogía de las estatuas”. Esto era particularmente cierto en 1878, año en que se levantó su estatua, cuando la ciudad solo disponía para la “educación patriótica” del pueblo de la Pirámide de Mayo (1811), el monumento a San Martín (1862) y el monumento a Belgrano (1873). Y más cierto aún se torna si tenemos en cuenta que la inmigración europea masiva fue la variable social central de la formación de la Argentina moderna y que la burguesía dominante  tenía la necesidad de internalizar en la conciencia de los nuevos sujetos sociales determinados conceptos e ideas en lo referente a los orígenes y desarrollo de la nación.  En efecto, Mazzini no fue un militar o político argentino, candidatos a ser “inmortalizados” en la estatuaria pública. ¿Quién fue este personaje?. Dice la Gran Enciclopedia Universal Espasa Calpe: Mazzini, Giuseppe.- Político revolucionario italiano (Génova, 1805-Pisa, 1872). Se inscribió en el carbonarismo hacia 1827. Exiliado en 1830, fundó al año siguiente la “Joven Italia”, con el fin de construir una patria unida, libre y republicana, y poco después la “Joven Europa” (1834). (...) En 1848 regresó a Italia, donde dirigió la resistencia contra los austriacos en Milán y se convirtió en jefe del Triunvirato de la República de Roma (1849). Al caer esta se exilió en Londres. En la década siguiente fracasaron las insurrecciones promovidas por él y comenzó a ser abandonado por sus colaboradores. Tras la proclamación de la monarquía, llevó a cabo varios intentos revolucionarios y fundó la Alianza Republicana Universal, aunque su influencia fue decreciente. (1)
Mazzini no se vincula con la Revolución de Mayo y la Guerra de la Independencia, acontecimientos fundadores de la nacionalidad argentina en la perspectiva de la historiografía liberal del siglo XIX, pero sí fue un político republicano y masón relacionado con la unidad italiana. Si bien su escultura se inauguró antes de la inmigración europea masiva, ya para la época había en Buenos Aires inmigrantes italianos. Su monumento expresa no sólo la influencia de la colectividad italiana, sino también las simpatías que su identificación masónica podía ejercer en determinados círculos de la burguesía. Este testimonio artístico es obra del escultor Giulio Monteverde, se levanta en la Plaza Roma, antes Plaza Mazzini,  en pleno Paseo de Julio (actual avenida Leandro N. Alem). Monteverde eligió representarlo de pie, mirando desde lo alto a su auditorio, apretando un manuscrito en su mano izquierda y con la derecha apoyada en el respaldo de una silla, en la que puede verse una capa. Las crónicas sugieren que Monteverde eligió representarlo así como queriendo indicar que el no descansó nunca cuando era carne, no descansaría jamás, ni aún en la piedra. Está vestido con la moda de su tiempo: un saco de diez botones y pantalones de bombilla que llevó toda su vida. Impresiona, por lo muy lograda, la cabeza y la mirada de Mazzini. (2)
Su monumento se inscribe dentro de las líneas del naturalismo académico, el empleo del mármol como material escultórico y ciertas reminiscencias del renacimiento florentino. El costo de esta escultura ascendió a 35.000 francos.
En otras oportunidades hemos hablado de la relación entre el simbolismo de los espacios públicos y las esculturas y monumentos emplazados en éstos. En el caso que nos ocupa existe una íntima relación entre el nombre de la plaza: Roma y el personaje recordado por el monumento: Giuseppe Mazzini. Con la perspectiva que dan los años y apartándonos de la polémica que en la época se desarrolló en torno a si correspondía o no levantar una escultura a un extranjero; debemos decir que el republicanismo de Mazzini lo hermana con las tradiciones republicanas y democráticas del pueblo argentino. El programa estatuario de la ciudad (cuando se lo formule conciente y planificadamente) debe dar cabida a políticos, que si bien no son argentinos, sí se vinculan al pueblo por los ideales que constituyeron el objetivo de sus luchas; en este caso nada más ni nada menos que una República Democrática. •
MIGUEL RUFFO

NOTAS:
(1) “Gran Enciclopedia Universal Espasa Calpe”, Clarín, Bs. As., 2005, Tomo 25, p. 7632. 
(2) Telesca, Ana María; “La Estatua de Giuseppe Mazzini”, p. 3.




Monstruos en sus laberintos
“La historia no es una ciencia; es el arte de mostrar una cara limpia y esconder un culo siniestro”. Leopoldo Marechal.

Las bestias de esta historia se necesitan, se complementan y se realimentan unas a otras. Deben justificar sus atrocidades con sangre ajena..., siempre. Van y vienen. Hoy aquí, mañana allá, ajustados a sus oscuros intereses.
El padre acaba de matar al hijo. Antes, el hijo osó enfrentar a su padre. Como en la dramaturgia universal las pasiones filiales se entrecruzan, compiten y terminan devorándose entre sí.
Los gendarmes del mundo, los dueños de la “guerra preventiva”, escribieron un nuevo capítulo del mundo al revés, de la sinrazón y de la acostumbrada barbarie. Y lo perpetraron a destajo, sin límites morales, sin pudor alguno. Son los vigilantes de una curiosa democracia que celebra en las calles con banderitas y champagne y escriben, beodos, una nuevo capítulo del triunfo de la muerte planificada. Nadie, en su sano juicio, nadie que no sea cómplice o imbécil, puede aprobar el terrorismo como forma de hacer política. Pero ningún terrorismo. Ellos sostienen el bíblico “ojo por ojo, diente por diente”. Nosotros no. Ellos insisten en el principio maquiavélico: “el fin justifica los medios”. Nosotros no. Fueron en busca del mal con la metodología de su propio mal. Entonces montaron una escena, la instalación del acontecimiento, diría Eliseo Verón. Mienten, confunden, esconden, como siempre. Sostenía Conrad Adenauer: “En política lo importante no es tener razón sino que se la den a uno”. La Casa Blanca siempre debe tener razón, aunque no la tenga.
Ellos inventaron la bestia que acaban de ultimar. La formaron en la universidad y en el cuartel, la utilizaron a su favor cuando la conveniencia de ciertos intereses económicos lo justificaba y después la desecharon. Entonces la bestia, con los métodos y teorías aprendidos en el “gran país del norte”, se les volvió en contra, muy en contra. Se transformó en el enemigo público número uno. Pero ellos se necesitaban mutuamente para seguir el derrotero del terror: el negocio de las armas, el petróleo y –quizá– muy pronto el agua del sur, en el patio trasero bien vigilado por los gendarmes de la democracia occidental. Ellos nos metieron la doctrina de la Seguridad Nacional y nos inundaron con su terror. Era necesaria la muerte para montar el modelo económico de exclusión. Y se cree que siempre fue así. Simón Bolívar supo decir: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”.
Se estima que este nuevo capítulo comenzó en el campo de concentración de Guantánamo, ese reducto infame que alimentó Bush hijo y que Obama había prometido cerrar..., pero. El presidente negro venía a cambiar las cosas. Había entusiasmo pero  el fervor no permitió analizar un detalle: Barak Obama es norteamericano. En Guantánamo hubo y hay torturas. Así confesó alguien que delató a un mensajero de Bin Laden. Entonces el aparato de la “inteligencia” estadounidense se puso en marcha. Como es su costumbre le pusieron nombre a la operación en marcha: “Jerónimo”..., cinismo mediante. Todo en secreto. Después, la acción precisa de los comandos, la violación del espacio aéreo y territorial de otro país y por fin el crimen. Tras la sorpresa sobrevino un tumulto de dudas. Dicen que el cuerpo del hijo fue arrojado al mar. Nada más cruel para la memoria de los argentinos.
No quieren mostrar las imágenes del ataque, dicen en la casa Blanca que eso contribuiría a la inseguridad en el mundo y que ahora ese mundo es más seguro sin el líder terrorista.
Como si el crimen perpetrado no fuera suficiente para esperar represalias. El gran temor es que todo esto recién comienza. ¿Por qué creerle a los grandes mentirosos? Según ellos, justificaron un capítulo de la “guerra preventiva” inventando las armas químicas letales del loco Saddam Hussein. Armas que amenazaban a los buenos del mundo (ellos) pero que jamás existieron. Más tarde la CIA tuvo que admitir que todo fue una gran mentira armada para estigmatizar y eliminar al dictador. Entonces pienso como Serrat que “entre esos tipos y yo hay algo personal”.
¿Qué nos queda? De inmediato la sensación de impunidad. La misma que produjo el demencial ataque a las torres gemelas en Nueva York, nunca del todo esclarecido. En especial por las sospechas de la complicidad interna. ¿Qué está por venir? Probablemente lo peor y es una desgracia. Ahora todo depende de Hollywood. Ellos ganaron en el cine la guerra de Vietnam, la que perdieron en el terreno real gracias a un pueblo heroico. El fundamentalismo religioso se opone (¿o se complementa?) al fundamentalismo financiero. Lo cierto es que, entre unos y otros, se encargan de sostener la muerte. En su vibrante poemario “Las cosas por su nombre”, Rubén Derlis nos alecciona: “Para ser única y gran potencia / necesita sembrar a su paso / el robo, la mentira, la guerra infame y la indigencia... Qué extraño país éste / donde no hay Ministerio de Cultura / pero sobran secretarías de Estado, FBI, CIA y otras cuevas donde aprenden a robar, espiar, asesinar / los nuevos genocidas de la humanidad... Si mejor que convivir es invadir, y mejor que ayudar es matar; si mejor que construir es destruir, y mejor que amar es odiar, coloso del Norte: la cosa así no va...” (Fragmentos del poema. Formato USA).•
LEONARDO BUSQUET




Comunas títere
El Gobierno de la Ciudad presenta un proyecto de modificación de la ley de Comunas que las convertiría en una parodia

Macri acaba de enviar a la Legislatura un proyecto de reforma  a la ley orgánica de Comunas (1777, sancionada y promulgada en 2005) que será analizado por las Comisiones de Descentralización y Asuntos Constitucionales. En el se prevé la derogación de cinco artículos y la reforma de otros trece intentando modificar los capítulos que reglamentan las competencias y el presupuesto de las unidades de gestión.
Durante todo el tiempo que medió entre la concesión a fijar fecha de elecciones hasta las elecciones mismas, el Ejecutivo del Gobierno de la Ciudad vivió obsesionado por la pérdida de poder que conlleva la instauración del gobierno comunal. Con la presentación del proyecto de marras el titiritero mayor quiere, antes de la previsible pérdida cuantitativa de legisladores, someter aceleradamente a la consideración este despropósito.
Consultada la diputada del PRO e integrante de la Comisión de Descentralización, María Raquel Herrero, declaró que el texto enviado por el Ejecutivo de la Ciudad debe ser debatido y discutido en la Legislatura y añadió que las modificaciones responden a que hay leyes que exigen reformas y la 1777 tiene algunas dificultades de aplicación.
Las modificaciones propuestas:

  • Se deroga el art. 9º, esencial para interpretar las competencias exclusivas y concurrentes y evitar que el Ejecutivo asuma funciones comunales.
  • Se modifican alevosamente las competencias exclusivas como el mantenimiento de calles y paseos públicos, dejándolo al arbitrio de una reglamentación. El presupuesto se debería elaborar bajo instrucciones del Ejecutivo, a quien se le da discrecionalidad en el límite de las facultades comunales.
  • Se suprime la posibilidad de contratar obra pública y se limita el poder de policía de la comuna sobre uso de los espacios públicos.
  • Se cercena la posibilidad comunal de intervención en políticas sociales.
  • Se quita a la Comuna toda posibilidad de que genere ingresos extras por fuera de lo asignado en el presupuesto.
  • Se priva al Consejo Consultivo Comunal de la discusión del presupuesto.
  • Al suprimirse la prohibición de transferencia de partidas entre comunas se abre la posibilidad de que el Ejecutivo las haga, beneficiando a las comunas amigas en detrimento de las que no lo son.
  • La compensación de partidas que en la ley actual debe ser autorizada por la Junta Comunal con mayoría especial, ahora quedaría a criterio del Ejecutivo.
  • Se establece el despropósito de que sólo el Jefe Comunal sea rentado. Los 7 juntistas son jurídicamente responsables de todo lo que haga la Junta Comunal. Esta es la clave de este sistema de gobierno colegiado.
  • La Junta Comunal deja de ser el órgano de gobierno de la Comuna, que se transforma, vía una trampa leguleya, en un órgano unipersonal (el Presidente). Y de 20 atribuciones sólo le quedan 7.
  • Se suprime la facultad de la Junta Comunal de dictar su propio reglamento interno.
  • Se suprime el carácter colegiado del gobierno comunal.
  • Se suprimen dos áreas fundamentales en el diseño de las comunas (participación ciudadana y control comunal).
  • Se suprime la intervención del Consejo Consultivo en el proceso de elaboración del programa de trabajo y del presupuesto de la Junta Comunal.
  • Se le suprime al Consejo Consultivo la facultad de autoconvocarse.


Esperemos que no le cierren los números necesarios de manos alzadas o, la ley de Comunas así reformada, será una burda pantalla teledirigida desde Bolívar 1.•
MARIO BELLOCCHIO




Ser..., o no ser..., un número
Tengo número de DNI, Cédula de Identidad, CUIT/CUIL, CBU y varios números de cliente pero, en general, me llaman Eduardo, o Edu, los más cercanos.
Todos se empeñan en llamarme por mi nombre y si así no fuera, pediría que me llamaran Eduardo. Es mi nombre. Me identifico con él y soy identificado por él.
Me imagino una sociedad donde todos fuéramos números. ¡Pobres los chicos del colegio primario cuyos DNI terminaran en 7 u 8!, imagino las cargadas. Imagino la Avenida del Libertador General  C.I. 14.203. Imagino un himno diciendo “Honor y gratitud al gran 21.222”. ¡Un espanto!
San Martín es San Martín y Sarmiento es Sarmiento.
El número de los documentos de las personas es sólo eso, un número, no las personas mismas.
Mi número de DNI no dice nada de mi filiación, no lo eligieron mis padres ni nadie de mis afectos. Es mi número de DNI, no soy yo.
Esto de ponerle números a las personas por suerte no se ha extendido a los países, las provincias, las ciudades o los barrios. Pero por alguna cuestión burocrática sí se les ha puesto números a las comunas. Hemos aceptado con tanta naturalidad esta manera de identificar a la división geográfica de la ciudad de Buenos Aires que hasta ayer no me había puesto a pensar en esto.
¿Por qué “Comuna 5” y no “Comuna Almagro - Boedo” (O Boedo - Almagro, si prefieren)?
Los barrios tienen nombre y nos identificamos con ellos. Hay pertenencias fuertes entre nosotros y nuestros barrios. ¿Acaso Boedo se convertirá en “Comuna 5 Sur”?
Tal vez parezca trivial la preocupación que planteo, pero sospecho que si me borran el nombre del barrio donde vivo (mi barrio), borran una parte de mí.
En diciembre, cuando asuman las autoridades comunales, seguramente cambiarán los carteles de los frontispicios de sus oficinas. Donde dice CGPC  tendrán que poner “Comuna”. ¿Qué van a poner donde dice “Nº 5”?  Espero que no repitan el número y si pongan “Boedo - Almagro” (o Almagro - Boedo, si prefieren) porque ese es el nombre, el nombre de nuestros barrios. Y porque un ámbito que se supone fomenta la participación de los vecinos resultará más amigable si llama a los barrios por su nombre.
¿Será mucho pedir?
Atte. DNI 27.188.292
(Eduardo Alfonsín)

Por joder y como me gustan los números, rompo una lanza a su favor.
No todos los números (cardinales y ordinales) son tan abstractos; es horroroso escuchar que lo llevaron al Batallón 601. El primer trabajador ha despertado pasiones hasta ofrecer la vida, lo mismo que la tercera y la cuarta internacional. Para algunos la esquina de uno y cincuenta y siete es sagrada. Para otros la mitad más uno. O aman el barrio de once. O el de primera junta. Kilómetro once los hace bailar o se enamoraron con el Poema Veinte de Pablo Neruda. Y, sobre todo, no tenemos dudas de quien es el “El Diez
Tenemos que vérnosla con el injerto de hacer una comuna que no es un barrio, sino –al menos– dos barrios.
Con la población de nuestra comuna, en la provincia de Buenos Aires se arma un municipio con sus localidades respectivas y su cabecera: (Hurlingham: 176.000, San Fernando: 166.000, Comuna 5: 158.000, San Vicente: 34.000)
Y además la comuna 10 se llamaría “Villa Real, Monte Castro, Versalles, Floresta, Vélez Sarsfield y Villa Luro”
El problema quizá no sean los números, sino la falta de historia.
1 (un) abrazo. CI 9.597.402
(Ricardo Maldonado)


(N. de la R.: Esta redacción confiesa que aprobar la publicación de esta nota le llevó 6, 7, 8 lecturas, por lo menos).•




Porrones y Fukushima

¿Porrón? ¿Quilmes, Heineken, Brahma…? Cada palabra, marca, jeroglifo, su historia, balbuceos, llantos, formas y sonidos salen a recorrer mundos, comparten mesas, ceremonias, himnos. A fuerza de andar mudan de piel, se adaptan, dan a luz inesperadas descendencias… o quedan aletargadas en la bohardilla de un viejo diccionario. Tantas palabras esperando su momento, algunas no soportan la angustia, se suicidan disparándose acentos agudos en la boca o tirándose desde la séptima estantería de una biblioteca, otras se ponen de moda, atraviesan fronteras, conquistan condados desconocidos: fútbol, pizza, televisión… no existían en estas latitudes cuando inventamos la escarapela. Peregrinaje de palabras, periplo de voces que van cambiando su significado. Como poronga, que en una época… Pará, pará, ya empezamos a derivar, este es un diario serio Josecito, la gente viene a buscarlo en familia, los anunciantes no quieren leer porquerías, ibas a hablar de porrones no de porongas, paciencia Mario, un poco de paciencia ¿no es mucho pedir? Porrón, kilombo (1), tsunami  (2), chodemia (3)... palabras corren, desbordan cauces, se contorsionan con ropajes novedosos, puse poronga como ejemplo, el puruncu de los quechuas era una vasija de barro de cuello alargado, servía para contener líquidos: agua, chicha… y también leche                     ¿hace falta explicar analogías?
Para los porrones no necesitamos remontarnos al imperio quechua, ayer, a mediados del siglo veinte, los iba a buscar al fondo de la ferretería Don Miguel. Mediados del siglo veinte ¿siglos? ¿ayer? ¿era yo?, extraña sensación. Frágiles vasijas panzonas de barro cocido canturreaban apiladas en un rincón esperando su cliente, tenían un ansa para agarrarlas y dos orificios, uno grande para llenarlas de agua, uno pequeño para beberla fresca. Esa era, es, la genialidad del porrón, aún en tórridos veranos conserva el agua fresca. El secreto: sus paredes porosas, el agua las atraviesa, entra en contacto con el aire exterior, entonces se evapora enfriando recipiente y contenido, técnica tan antigua como el barro en el fuego pariendo cántaros ¡Si habremos vendido porrones!, la heladera no había llegado a todos los hogares, en los más modestos el porrón integraba todavía el paisaje de patios y cocinas, era imprescindible en las obras en construcción para la sed de los laburantes, hoy…
Sí, ya sé, aunque no me lo digas el título te pareció extraño, si son viñetas de la ferretería vieja ¿qué tiene que ver Fukushima? (4). Te conozco, seguro te lo preguntaste, ahí vamos. Hoy el agua fresca cuesta, energía, pesos, medioambiente, más energía, más energía, más coches, gases de escape, aire acondicionado, confort úselo y tírelo, envases suntuarios, publicidad basura… ¿hasta dónde? ¿hasta cuándo?, algo tenemos que cambiar, en nuestras formas de pensar, en nuestras formas de vivir. No sé si volverá en porrones la frescura, pero no hay muchas alternativas: o bajamos la velocidad antes de estrellarnos contra el paredón o nos estrellamos y después de la explosión pasamos lista para saber cuántos quedamos. ¿Se puede saber de donde sacás tus profecías apocalípticas? Del fondo de la ferretería, Mario, donde guardábamos los porrones.
Josecito, de la ferretería

NOTAS:
  1. Kilombo: de quimbundo, lengua bantú de Angola, población, aldea, palabra usada en Brasil para designar los poblados fundados por esclavos fugitivos (O. Conde, Diccionario etimológico del lunfardo, ed. Taurus 2004)
  2. Tsunami: del japonés, tsu: puerto nami: ola, maremoto, ola gigante.
  3. Chodemia: ver Desde Boedo N° 90, del inglés show , mostrar y del griego demos, gente. Chodemia: “epidemia que impulsa a la gente a mostrarse para existir”.
  4. Fukushima: el 11 de marzo 2011 un tsunami desestabilizaba los seis reactores de la central nuclear situada a 250 km, al norte de Tokio. En abril y mayo de ese mismo año hubo una serie de eventos mayores: casamiento del príncipe Williams con Kate, beatificación del papa Juan Pablo II, liquidación del líder de Al Quaeda Ossama Ben Laden y, para colmo, mientras escribía sobre los porrones de la ferretería vieja, acusaban al director del FMI de correr con su poronga en erupción por los pasillos de un hotel de New York. Agrego esta nota al pié de página para que los lectores del futuro comprendan mejor lo que estábamos viviendo. Se entiende en este contexto que la prensa ya se había olvidado de Fukushima, aunque seguían naciendo niños deformados y muriéndose de cáncer de tiroides a causa de la explosión de la central de Tchernobyl ocurrida veinticinco años antes. Más energía, más energía, más, más... ¿hasta cuándo? (más información: http://www.7sur7.be/7s7/fr/9776/Seisme-et-tsunami-au-Japon/Fukushima-est-bien-pire-que-Tchernobyl.dhtml)•

JOSE MUCHNIK




"El día de..." (póngale el oficio o profesión o jerarquía familiar que guste) suele ser una hábil convocatoria comercial. Sin embargo, puede tomarse, de vez en cuando, como excusa, para el encuentro afectivo con el que se comparte o se distingue con el título del "día de...". La "vieja", el amigo, el colega..., seres que uno ve, por esos vértigos cotidianos, menos de lo que debería, son motivo de un encuentro.
Así fue el miércoles pasado con Claudio Serrentino ("La Bocina"), Luis Serres ("Mi Barrio"), Roberto Dana ("Flores de Papel"), Rafael Sabini ("El Abasto") y quien estas lineas tipea. Todo comenzó en el programa de Luis y Claudio de los miércoles de 10 a 12 por FM Class, donde los cinco despuntamos los gajes del oficio periodístico y culminó en el boliche (es un decir por que de boliche solo tiene la calidez) "Posada de Virreyes" donde el dueño de casa, Guillermo Secolare, nos agasajó con sus manjares, allá por Nazarre al 6100. ¡Buen día del periodista! Que se repita.•
MARIO BELLOCCHIO




Sobre la fragilidad de Buenos Aires
Hoy sí, después de convivir con un revuelto de imágenes y pensamientos en mi conciencia, sentí, pensé o me dije, que hoy sí iba a poder escribir sobre mi ciudad. Pero acabo de anotarlo y me parece que el impulso se resiente, se disgrega en posible amague, y no quiero que eso suceda. Necesito mi acto de exorcismo, necesito de estas horas de soledad en mi Luna trucha de barrio de San Cristóbal. Informo: las ventanas de mi cocina dan al pulmón de manzana, un pulmón de techos bajos y silenciosos, sí, muy silenciosos, porque así es mi Luna de mentirita: paisaje lunar con mucha membrana plateada, mucha chapa clara, y restos de satélites artificiales dispersos (ladrillos rotos, cables, cajones de fruta vacíos) entre los cráteres con apariencia de patios chicos. En mi Luna hay un árbol y tres o cuatro gatos, los famosos gatos de la Luna, como avisó el tenebroso H. P. Lovecraft. Es mi Luna una especie de imitación de esos decorados de película de ciencia ficción serie B de allá lejos y hace tiempo: casi cartón pintado, una pura apariencia que acompaña, ella siempre tan en silencio, mi escritura. Hace tres años que escribo oteando a Selene y siento que mal no me ha ido. Entonces aquí me encuentro, entre el impulso y el amague en esta tarde de lunes. Día pintado de gris, nubes de tango y blues, un día, si los hay, para tratar de hablar de mi Buenos Aires.
La primera imagen que necesito escribir tiene que ver con la más pura fragilidad. Copa o vaso chico, juguetito con historia o nuevo, la vida toda, y todavía más, el amor, muestra como principal virtud a la señorita fragilidad. Ayer puse proa a la República de La Boca para ir a hundirme entre las patas de una super araña parida en metal, una expo de arte en la Fundación donde todo destilaba concepto y psicoanálisis. Interesante, me dije, mientras comprobaba que mi pelo se movía por exclusiva acción de la brisa que provenía del Riachuelo. Luego caminé en dirección al puente viejo, mi mirada era de plano general, como lo había sido dentro de Caminito: parejas disfrazadas de tango para la foto, orificios para meter la cabeza dentro de un panel pintado y jugar a que se es otro (ay, es que todo es tan frágil), pintores recién amanecidos en el uso de colores salvajes provenientes de la más pura escuela de la vidriera de ferretería, y hasta un hombre invisible que pedía monedas que festejaran su visible invisibilidad, mientras quizá planteaba nuevas ideas que quitaran protagonismo a las estatuas vivientes. Mi mirada de plano general sobre la rambla costanera encerraba puestos de venta de artesanías y garrapiñadas, incluía la mirada hacia un cuarto piso, balcón con vista al Riachuelo, donde hasta hace poco viviera Salvador Linares, crítico de arte y amigo que se extraña; una observación que registraba la basura eterna sobre el agua oscura y los autos a velocidad sobre el puente que lleva hacia la isla Maciel; al tiempo que miraba el frente del Museo Quinquela Martín mi pensamiento llegaba al tornillo de la orden del maestro y, en una lejanía de la memoria, recuperé bien en presente el rastro de las reuniones en la peña que el pintor organizaba en el subsuelo del Tortoni, encuentros siempre vivos en La comparsa, la novela de Gómez Bas. Así caminaba hasta el toque de lo inesperado.
Vi a dos policías a unos veinte metros de mi posición. Parecía que estaban de charla. Hacía centro en ellos de manera intermitente: gente que se cruzaba en mi visual, gente que se detenía y me negaba el espacio. Pero la cercanía hizo lo suyo, el aire se liberó un poco y al fin pude ver que los policías hablaban parados frente a uno de esos bancos de cemento que están sobre la peatonal, frente al Riachuelo. El banco estaba ocupado por un hombre: vi sus zapatos negros, su pantalón gris, vi la bolsita plástica que tenía a un lado de la mano derecha, su campera azul oscuro, vi sus brazos acomodados a los lados del cuerpo, y entonces vi que su cabeza, la nuca, casi apoyaba en el borde del banco: sus ojos abiertos apuntaban al cielo. Estaba muerto. No llegaba a sesenta años. Mientras pasaba frente al hombre mi pensamiento pronunció una palabra: fragilidad, y de manera inmediata fijé mi vista en la bolsita: blanca, bolsita de mercado chino, tan simple, tan sin importancia mientras la peinaba el viento. La bolsa era la fragilidad, era la historia chiquita de tal vez salir a caminar y sentarme a descansar un poco, o era quizá la que marcaba el momento en que me sentí un tanto mareado y ya. Era la muerte en Buenos Aires, en La Boca, era la vida frágil en esta vida. Y esta imagen de ayer me llevó a otra fragilidad. Ocurrió hace dos semanas, cuando el hombre que trabajaba en la portería del edificio donde se guarda uno de mis paisajes: La Viruta, la milonga de Palermo, también, dejó de estar a poco de haberse sentido mal. Nos saludábamos, a la entrada y a la salida. Unos sesenta años, barba blanca y tupida, pocas palabras, mirada tranquila. Varias veces lo vi leer, y varias fueron las veces que me prometí preguntarle sobre qué era lo que leía, es sabido que los lectores son una especie en extinción, y ahora que lo anoto me digo, que aún sabiendo esto, no tuve el tiempo o el impulso, y dejé la pregunta para mañana. Ahora es imposible saber qué leía Juan Carlos. Cuando me enteré de su muerte me ganó la tristeza, y no fue lo mismo el lunes a la madrugada subir las escaleras para buscar la salida. El suplente estaba alejado del mostrador donde siempre estaba Juan Carlos, se ubicó lejos, sentado en un sillón en la sombra, como para no molestar, por respeto. El mostrador estaba iluminado relativamente, una luz propia de escena de velorio: sentí la ausencia, y no pude decir: Buenos días.
Sigo de escritura mientras la noche va marcando territorio en mi Luna. Sobre el único edificio que veo desde mi ventana leo un cartel de publicidad: Electro Universo, así la declaración que acompaña la escritura, y la tomo como prueba de que mi Luna es verdadera en su simulacro. Tan verdadera como la fragilidad, tan verdadera como la convicción de que no se puede andar por la vida dejando las cuestiones para mañana. Es cierto que a veces el ideal termina en la misma bolsa que el violín, y entonces andamos tratando de emparejar el partido, distraídos y preocupados en ver cómo zafamos del descenso, pero atenti, pebeta, no hay que arriar las banderas.
Para defender la parada de la vida en esta Buenos Aires es necesario contar con la presencia de la muerte, porque tarde o temprano habrá que finirla. La parca acarrea al cementerio, al desporteñadero, como lo llama Rubén Derlis, el poeta de Boedo. El desporteñadero existe debido a la fragilidad que flota en cada uno de los días. Y es al lado mismo de la fragilidad que uno debe fundar una de las tantas, y tan necesarias, memorias: la memoria que guarda a nuestros muertos. En estos días escribía una nota donde contaba parte de mis ceremonias con mis ausentes. Anotaba que mis muertos viajan conmigo, pero que es en mis barrios donde salgo a buscarlos, a estar con ellos. Camino las calles de Boedo y San Cristóbal: y los encuentro, voy en compañía desde mis lugares, desde mi mirada en el paisaje; camino hasta que llego hasta alguno de mis cafés, el Margot en Boedo o el Cao en San Cristóbal, entonces invito y soy capaz de irme de charla con mi buen fantasma: el murmullo le saca lustre a la ventana. Los muertos, su memoria, la práctica de esta memoria, funda uno de los pilares de la identidad. También guardo ceremonias en mi departamento, por ejemplo, cada vez que llega una de las fechas de mi amigo y maestro Gabriel Montergous, establezco el tiempo para que escuchemos los Impromptus de Schubert, y fuera de estos días, me encuentro con él cada vez que escucho a Schubert, y cada vez que me siento a escribir frente a esta Luna de utilería, o sea, en este preciso momento. El amigo Carlos Rigel, él también trabajador de la pluma, me escribió a propósito de la nota en cuestión: ¿Por qué me suena que tus muertos no están muertos?
En estos días escribía también una nota sobre el poeta Roberto Santoro, desaparecido desde el 1º de junio de 1977. Vivo a una cuadra de la escuela de donde los miserables se lo llevaron. Cada vez que paso frente al edificio pienso en él: Santoro, tan vivo el poeta en Jujuy e Independencia, donde trabajaba como preceptor. Cuando camino por la vereda siempre busco con la mirada la placa/baldosa que lleva su nombre, sé que ya no se lee porque la caminaron cantidad de alumnos, pero miro hasta que la encuentro: su rastro en gris.
Me gusta pensar que la sombra es el reflejo del alma mientras estamos vivos, y que cuando llega la muerte, la susodicha se hace noche, se refugia para hacerse fantasma, y mientras hacia el sueño deriva sueña con guardarse en nuestra memoria.
Me gusta sugerir el sano ejercicio de convivir con nuestros muertos, porque ellos lo necesitan y nosotros también, el mar sigue revuelto y los enemigos han modificado caretas, ayer en verde oliva, hoy en amarillo y en extrañas combinaciones dentro de un deslucido arco iris, por eso Santoro me habló en su esquina, él tan vivo, con tanta convicción: yo amo / tu escribes /él sueña / nosotros vivimos / vosotros cantáis / ellos matan. Me aclaró, se llama Verbo irregular y está en No negociable, una de mis carpetas.
Si ellos pueden, yo también, y con más razón, debería poder, así pensé y al final escribí sobre mi Buenos Aires, al menos, sobre una de ellas.•
EDGARDO LOIS




VER, LEER Y ESCUCHAR
Crítica literaria, teatral y discográfica de producciones que no cuentan con el gran circuito de difusión

INFIERNO VERDE
María Luz Samanez Paz
Editorial San Marcos, Buenos Aires, 2011
El subtítulo de esta muy breve novela –pero no por eso menos ajustada a las normativas del género– aparecida en Perú, patria de la autora, es de una concisión sangrante: “Niños esclavos, dolor y muerte”. La obra narra los terribles sufrimientos infligidos hoy día y no en épocas en las que el paso del tiempo se da maña para volver legendarias, en las selvas de Madre de Dios,  confín peruano que mira a Brasil y a Bolivia. Allí se explota, además, oro y ese mineral representativo de lo más excelso y lo más noble, adquiere, en la búsqueda desesperada que la codicia impone, el rostro monstruoso de la maldad esencial.
Relato crudamente realista,  está tramado al modo de una nota periodística en la que se entresacan momentos, imágenes y testimonios. La autora misma figura en el texto con su nombre y en calidad de quien da fe de lo descrito: el recurso tiene enorme eficacia expresiva y conviene reflexionar sobre él. Por su intermedio queda corroborado, sin dejar lugar a la menor duda, que en este caso lo ficcional es, ni más ni menos, la verdad proterva. Si ese personaje es real, de carne y hueso, por qué no habrían de serlo también las víctimas referidas a un apelativo que apenas es una indicación y a algunos datos que no tienen por qué coincidir con los de nadie. Allí están Mateo, Pedro y Juan, nombres que resucitan la magnitud del Evangelio y está Jesusa, que da su vida para salvar a sus hijos, tal como Jesús se entregó a la cruz para redimir al mundo: todo es fábula y todo es cierto; ése es el “infierno verde”, calvario de las criaturas arrancadas a los valles andinos para servir los despiadados intereses de la avidez. (L-O)

LOS ALTOS PARAISOS DE LA CASA
Tomás José Riva
Editorial Algazul, Buenos Aires, 2011
Casi está demás decirlo: Riva es un poeta que se tiene por tal, de alguna manera un poeta dionisíaco, sin bien este rasgo de intensidad se enmascara en él tras la sentenciosa bonhomía del hombre no propiamente urbano. Para empezar, no le tiene miedo a las palabras: las trae, las amansa, las acomoda, busca su sentido y su armonía, se detiene a aleccionarlas un poco en juego y un poco en serio, y después las modula, la atención puesta en cadencias, en aliteraciones, en asonancias. Y tampoco le tiene miedo a los temas. Con cierta impavidez inusual recuerda el pasado pueblerino –Cañuelas– y el pasado patrio, con el tono de una sosegada conversación sostenida en un patio, en el patio de una casa vieja y confortable en la que posiblemente se ha vivido desde siempre.
Casi está demás decirlo, porque pareciera que esos ritos, esta suerte de placidez virgiliana, corresponden de por sí a los poetas o –si se prefiere– a la poesía, y que se repetirían, por lo tanto, en todo lugar en que ellos, o ella, sean convocados. Sin embargo sabemos que no es así y en esa primordial oposición subjetiva reside el sencillo encanto que emana de este libro,  ajeno a la quejumbre y al lloriqueo egolátrico. Por ese camino, el presumible cauteloso Riva de pronto llega a ser audaz, seguramente sin proponérselo y su poesía adquiere un tono bello y revulsivo y asimismo extraño, como la de un un paradójico Whitman del ocaso, a ratos con los ojos hacia adentro: Cual río fluyente que pasa / y que pasa / ser el mismo / y otro / –como mi esperanza–...; y a ratos desde la conciencia que atisba la hermosura del  desencanto: Busco la manera de decir / que hay algo / dentro de mi cuerpo / dentro de mi alma / que quiere soltarme. (F. S. Z.)

TERCINAS
Ricardo Rubio
Editorial La Luna Que, Buenos Aires, 2010
Hermoso poemario acerca del cual una reflexión se impone: en el mundo extenso muchas cosas tienen cabida. Ni la poesía se salva de esto, pese al idealismo asimismo constreñida a llevar a cuestas su alforja de caprichos. La globalización vulgarizó lo exótico y en ese caso, por ejemplo, nos cayó el haiku, elaboración nipona de la que muy poco sabemos: tres líneas, tantas sílabas y tal o cual devaneo trascendentalista.
Quisimos hacerlos en nuestros idiomas y entonces surgió otro haiku, de rostro indoeuropeo, egoico y ansioso, ajustado en lo formal a lo que del haiku se dice pero no más oriental que el vino. ¿Qué es un haiku? ¿Un poema homeopático? ¿Un verso suelto? ¿Un sentido alado que busca anclaje? ¿Un aforismo? Todo esto y también otras cosas siempre que estén en diecisiete sílabas. Pero aún esto último, ¿por qué? Sobre todo, ¿por qué, si en esta época casi todos en casi todos lados prescinden de la métrica?
Ricardo Rubio, poeta de sólida consistencia, lo hizo con el haiku, justamente, y del modelo canónico sólo quedaron las tres líneas, por lo que él, dudoso, los llama cautelosamente “tercinas”, notables poemas mínimos, para galardón de esa colección Micromegas que dirigen  Leonor Capeto y Manuel H. Santos y que este volumen viene a continuar. Claro, esa misma brevedad contiene una inevitable métrica y ella da paso a todos los pathos de Occidente, expuestos con rigor apasionado e implacable lucidez. Leo: Es falso /  que no escriba al amor. / No sucedo en otra parte. Sobre la poesía define: La magia existe: la razón nos ha mentido. Nada es ambiguo pero si escaso, como el consuelo: Vine a vivir/ y no tengo tiempo / más que para nombrarte.(F. S. Z.) 




POEMA
MELODIA (De Norberto Corti

Si el que canta es Gardel
si es él quien canta,
hay un rumor de trébol deambulando en el pecho
y un cascabel constante latiendo entre los poros
con dirección al viento.
 
Gardel es punzante, convexo, inmarcesible.
Es una caricia que desgarra como el Che.
Una profunda lastimadura dulce irrepetible.
 
Alborotados duendes convoca su sonrisa
que cruza las alturas de la noche,
y pájaros insomnes quedan mudos
si el que canta es Gardel
si es él quien canta.
 
Los astros con su estela y la luz deberán replegarse.
Que se arrojen las estrellas con su ajuar contra la tierra
y también esferas y planetas
perderían su rumbo y su contorno.
 
¡Qué sacrifiquen cien palomas
en honor a su garganta!
… que luego
el universo todo, sensible y melodioso
volverá a armonizarse
si el que canta es Gardel
si el que canta es él.





CULTURA GRATUITA
Guía de actividades culturales barriales que no requieren erogación

Mesa de publicaciones “Desde Boedo” y “Baires Popular”                     
Sábados de 11 a 13.30 en la esquina de          
Boedo y San Ignacio                                  
Periódico Desde Boedo, Ediciones BP, Papeles de Boedo y otras publicaciones y ediciones barriales. Venta de material fotográfico (Boedo antiguo) restaurado por Mario Bellocchio.

Muestras de arte en “Los Notables”                                   
Bares Margot, Hnos. Cao, El Federal y La Poesía              
En el Café Margot Rubén Giacometti (pinturas). Inauguración: miércoles 8 de junio. Hora 18.45, con curaduría de Carlos Caffarena. Muestra de dibujos de Mario Filipini en el Café “Hnos Cao” (Independencia y Matheu):  y en Café “El Federal” (Perú y Carlos Calvo) y Café “La Poesía” de Bolívar y Chile: Alberto Gentile, pinturas.

Trastienda del Margot                                            
Actividades en la biblioteca “Maestro Caiafa”, Boedo 857, esq.  San Ignacio
EL TALLER LITERARIO “COMPLETE SU CUENTO”, en su 2º año consecutivo, coordinado por la Lic. Carmen Ortiz. Se realizará en la trastienda del Café “Margot”, Boedo 857, (esquina San Ignacio). La actividad es gratuita, con inscripción previa. cartiz@telecentro.com.ar o los sábados de 11 a 13 en Café Margot.
JUNIO Martes 7. Vení que te cuento. Narración oral. Grupo "Y todavía contamos...”

Museo Monte de Piedad                                      
(Boedo 870, 2º piso por escalera)                                                 
Tel.: 4 931-8204/ 4 931-1605; Fax: 4 932-4680,                     
E-mail: museo@bancociudad.com.ar
HORARIOS DE VISITA AL MUSEO:                                                
Lunes, miércoles y viernes de 10 a 17. Martes y jueves 10 a 20. VISITAS GRUPALES: concertarlas telefónicamente.
Curso: “Todo lo que querías saber sobre Arte... y mucho más” (parte I)
Ocho clases teórico-prácticas articuladas con visitas guiadas que permitirán ir al encuentro del arte construido porteño transformando a la ciudad en un espacio vivencial de exhibición y producción.
A cargo de la profesora Serafina Perri
Licenciada en museología, Maestría en Sociedad de la Cultura y Análisis Cultural, Profesora de la Universidad de Morón y del Instituto Superior ABM
8 encuentros a partir del 2 de junio los días jueves de 18 a 20 - Entrada libre y gratuita - Cupos limitados
Informes e inscripción (Boedo 870, 2º piso por escalera) Tel.: 4 931-8204/ 4 931-1605; Fax: 4 932-4680, E-mail: museo@bancociudad.com.ar

“Sin Espinas” por FM 88.3
Los martes a las 23 prendete a la radio en FM 88.3 (FM BOEDO) SIN ESPINAS... un programa de Tangos y de amor... de Boleros y de amor... de copitas de vino y de amor... de peleas y de amor... de reconciliaciones y de amor.... Si no lo escuchás por la Spika ingresá por internet a www.fmboedo.com.ar
Conducen: Norma Lagos, Ildefonso.
Narración y cuentos: Daniela Magnone.
Producción: Claudia Ferrentino - Marcelo Bruno. sinespinas@live.com.ar www.facebook.com/sinespinasradi

Ciclo de Cine Argentino 2011 en la Legislatura
EL CINE COMO TESTIGO Y PROTECTOR DE NUESTRO PATRIMONIO
Por cuarto año consecutivo se realizará este ciclo organizado por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad, la Dirección General de Cultura de la Legislatura de la Ciudad y el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. Coorganizado en conjunto con el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken y la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la República Argentina.
La proyección de las películas se realizará todos los viernes a las 18:30 horas, entre el 3 de junio y el 14 de octubre en el Salón Intersecretarías de la Legislatura de la Ciudad, Perú 160, planta principal. La entrada es libre y gratuita.
El objetivo del ciclo es la difusión de las obras de nuestro patrimonio fílmico en amplios sectores de la comunidad, en esta edición se toma el tema patrimonial desde diversas miradas: el propio cine como patrimonio cultural, algunos sitios emblemáticos, las luchas por la defensa de las identidades sociales, políticas y culturales y los personajes que conformaron y conforman nuestro patrimonio histórico.
Se proyectarán las siguientes películas:

JUNIO
Viernes 10                                                                            
Cine, dioses y billetes (2010). Dir.: Lucas Brunetto. Documental que reseña el surgimiento, apogeo y posterior desaparición de las salas de cine de barrio que había en el cordón industrial de la Ciudad de Buenos Aires.
Tertulia sobre patrimonio y los cines de barrio.
Viernes 17                                                                
Hacer Patria (2007). Dir.: David Blaustein.                 
Hacer Patria atraviesa todos los grandes temas de la nacionalidad, desde las corrientes inmigratorias de comienzos del siglo XX hasta la actualidad.
Tertulia sobre patrimonio e identidad.
Viernes 24                                                             
Caseros, en la cárcel (2005). Dir.: Julio Raffo, J. Rivero, Ana Fraile. Reconstrucción de la vida de presos políticos de la última dictadura militar argentina detenidos en la Cárcel de Caseros. Documental que recoge los testimonios veinte años después, durante el comienzo de su demolición.
Tertulia sobre patrimonio y memoria.

SEPTIEMBRE
Viernes 2                                                                  
BAR EL CHINO (2003). Dir.: Daniel Burak.                 
Narra, con un género mitad ficción y mitad documental, la historia y los hechos sucedidos en el famoso boliche de tango del barrio de Pompeya. Intérpretes: Boy Olmi, José Sacristán, Ernesto Larrese, Pasta Dioguardi.
Viernes 9                                                                      
LA MIRADA INVISIBLE (2010). Dir.: Diego Lerman. La historia narra el mundo del Colegio Nacional de Buenos Aires en 1982, durante los días previos a la guerra de Malvinas, desde el punto de vista de una preceptora, quien comienza a esconderse en los baños de los varones para sorprender a los que fumaban y acusarlos ante la autoridad. Intérpretes: Julieta Zylberberg, Osmar Núñez, Marta Lubos, Gaby Ferrero.
Viernes 16                                                                 
PERÓN, APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA (2010). Dir.: Jorge Coscia. Documental que registra la historia del líder político desde sus inicios, a través de su palabra en entrevistas, el recuerdo de sus colaboradores y el testimonio de quienes realizaron investigaciones sobre su historia.
Viernes 23                                                                
PARADOR RETIRO (2008). Dir.: Jorge Leandro Colás. Documental que relata la vida en un albergue temporario ubicado detrás de la terminal de ómnibus y junto a la entrada de la Villa 31, que se abre al caer la tarde y cierra por la mañana para que la gente sin techo pueda pasar la noche.
Viernes 30                                                                        
CHE. UN HOMBRE NUEVO (2009). Dir.: Tristán Bauer. El documental, construido a partir de la perspectiva íntima y subjetiva de Ernesto Guevara, subraya su continua formación, su coherencia, su particular mirada poética sobre la realidad, el estudio y el pensamiento al servicio de la acción y de la construcción de un mundo nuevo. El film está realizado con materiales de archivos militares y familiares inéditos.
     

Espacio Cultural Julián Centeya               
San Juan 3255 - Tel: 4 931-9667 Ministerio de Cultura         
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ejuliancenteya@buenosaires.gov.ar
Programación de junio 2011
Teatro
Adela pide tres deseos                                                         
Por el Grupo Contaca.                                                   
Precio:A la gorra. (Retirar entradas con una hora de anticipación).                                                                      Adela espera ansiosa la llegada de sus amigos para festejar un año más. Dicen que romper el papel de los regalos trae suerte. Y que compartir con quienes queremos nos llena el pecho d...
Andantes rodantes                                                  
Espectáculo infantil. Por Cía. Sobran los medios. Dir. Javier Zain.                                                                      Precio:A la gorra.                                                              
Una propuesta muy bella y poética que habla de lo fundamental que es el encuentro verdadero entre los seres humanos. En una época sin tiempo, en un camino que atraviesa la pradera y u...
Barcos                                                                              
Teatro infantil. Por La Cueva Teatro. Dir. Carla Gambarotta.                                                             Precio:Gratis (las entradas se retiran 1 hora antes de cada función).                                                                      Es un espectáculo que comprende dos cuadros mudos: una muñeca viaja en una caja y pone en apuros a un marinero. Un pirata intenta robarle un anillo a Abel Tristonio mientras...
Cantina de amores                                                      
Circo, teatro y títeres. Por Cía. La Farfala. Dir. Diego Asmad.                                                                           Edad:Para toda la familia.                                           
Precio:Gratis (las entradas se retiran 1 hora antes de cada función).                                                                     Esta historia transcurre en una cantina porteña, con personajes muy particulares que le darán vida a la misma. Esta fue un legado de "la Pichi", mujer popular en el ambiente milonguero
Ciclo de cine infantil                                            
Precio:Gratis (las entradas se retiran 1 hora antes de cada función).                                                                        El Espacio Cultural Julián Centeya invita a participar del Ciclo de cine infantil.
Música                                                               
Divertitango                                                             
Espectáculo de tango para toda la familia. Precio:Gratis (retirar entradas con una hora de anticipación).                                                                     
Un espectáculo para toda la familia pensado como recorrido didáctico de la música porteña por excelencia.

Teatro
El Luthier y el caracol
Teatro. Por grupo Caracolas. Dir. Leticia Barbitta. Autor Italo Rolando.
Edad:De 3 a 7 años.
Precio:A la gorra.
Un viaje a las profundidades del mar, un hombre que tiene música en su corazón aunque no lo sabe y una jovencita que le ofrenda un Caracol Gigante. El desafío… devolverl...

Teatro
Improclown
Espectáculo de clown e improvisación. Por Fernanda Cantarella y Néstor Pedace.
Precio:A la gorra.
Creando un mundo de risas... un espectáculo de clown e improvisación.  En la entrada se les entrega a los chicos unos papeles en donde deberán dibujar algo sencillo. Ese ...

Teatro
Pequeño gran circo
Teatro y Circo. Creación Colectiva del grupo Por Akí Por allá.
Precio:A la gorra.
La música en vivo envuelve el espectáculo en el cual los clowns se ofrecen como acróbatas, malabaristas, músicos, equilibristas.