9.12.07


Nº 70
Diciembre de 2007
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SUMARIO
La fuerza vecinal. Conjunción de logros del esfuerzo popular

El regreso del ”Petit Colón” - La reapertura del -ahora- Complejo Cultural 25 de Mayo en Villa Urquiza. (a la izquierda una vista de la sala el día de la inauguración). Por Carlos Salatino

Freno a las torres - sanción de protecciones legales a la proliferación de torres en distintos barrios

Hay que parar un rato - Un prestigioso arquitecto-urbanista analiza el desmadre inmobiliario - Por F. Pompeyo Ramos-Marrau

La plaza. Todo listo para la expropiación, nominación y construcción de la plaza de Boedo. Informe de Patricia Roselló

La escalera. Según Metrovías, en mayo inauguramos nueva escalera en la estación Boedo del subte E

Callejeando historia. Victorica, Quinquela Martín y el arte en La Boca. Por Diego Ruiz

La vida es un sainete. Origen del estilo teatral más porteño. Por Leonardo Busquet

Villa Crespo, encrespado. Una "invasión" barrial de la ambición inmobiliaria. Por Rubén Derlis

¿Se cae el Mirador? El Mirador Comastri en riesgo de derrumbe

Homenaje en "Tierra Santa". La Subcomisión del Hincha de San Lorenzo y el homenaje a sus viejas glorias

"Manzi, una geografía", premios a los poetas y la "Orden del Buzón" al director de "Desde Boedo". Crónica de la jornada del 20 de noviembre en el Museo Monte de Piedad

Tiembla la escritura dentro del botellón. "Mi botellón con lapiceras y corchos espera el tiempo por venir, y tiembla la escritura dentro del vidrio...".Por Edgardo Lois

POEMA: Taxi libre. Por Marta Vega de Bonifacio

EDITORIAL: Cerca, muy cerca, el rastro del horror. El recuerdo de la terrible jornada del 8 de diciembre en la Iglesia de la Santa Cruz, hace 30 años. Por Mario Bellocchio

CULTURA GRATUITA
Actividades barriales de acceso gratuito



La fuerza vecinal
En estos últimos días se ha verificado, en una bienvenida conjunción, que la perseverancia en el esfuerzo común es la mejor arma del pueblo para acudir a las autoridades. Los vecinos de Boedo, Villa Urquiza, Caballito, Palermo, Coghlan y Colegiales pueden dar testimonio de los logros hasta ahora conseguidos a través del persistente trabajo comunitario.



El regreso del ”Petit Colón”
El 21 de noviembre pasado se reabrieron las puertas del 25 de Mayo devenido Complejo Cultural merced a la persistencia vecinal. Rescatado del abandono, el “Petit Colón de Villa Urquiza”, como se lo conoció tiempo atrás, revive en todo su esplendor. A la ceremonia inaugural asistieron las más altas autoridades de la ciudad presididas por el jefe de Gobierno y la ministra de Cultura. Los vecinos pudieron disfrutar el fruto del esfuerzo de años por tan ansiada recuperación.


El edificio del Cine-Teatro 25 de Mayo (Av. Triunvirato 4440) fue construido en 1927, según los planos del arquitecto Máximo Gasparutti, y decorado por el artista plástico Felipe Galante. Considerado el Pequeño Colón del barrio de Villa Urquiza, debido a los amplios palcos de su sala histórica, de excelente acústica, clásica fachada y ornamentación de estilo neorrománico con imponentes vitrales, funcionó como sala teatral y de proyecciones cinematográficas hasta el invierno de 1982, fecha en la que las diversas crisis económicas que asolaron el país motivaron el cierre de sus puertas.
Por su escenario pasaron Carlos Gardel, Olinda Bozán, Jorge Salcedo y Agustín Magaldi, entre otras figuras de renombre [...]. A partir de 1996, el periódico barrial Lo que Faltaba realizó una amplia convocatoria, logrando recolectar más de 8000 firmas, con el objetivo de que se lo declare patrimonio arquitectónico y cultural de la Ciudad de Buenos Aires en pos de su recuperación, conformando la primera Comisión Pro Recuperación Cine-Teatro 25 de Mayo
El reclamo vecinal se potenció a partir de las jornadas de diciembre de 2001, cuando nuevos actores y organizaciones sociales de todo tipo se incorporaron a la lucha por la reapertura de la sala. Se presentó ante la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2002 un petitorio con más de 5000 firmas solicitando la recuperación para los vecinos de la ciudad del cine-teatro. En de diciembre de 2003, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en respuesta al legítimo reclamo vecinal, dispuso su adquisición por decreto 3089/03, en $ 5.520.000. Como consecuencia de este acto administrativo, los vecinos movilizados impidieron que el 25 de Mayo se transformara en un supermercado, un bingo o un boliche bailable.
En marzo de 2004, al momento de la entrega simbólica de las llaves del edificio recuperado, el Gobierno se comprometió a consensuar el proyecto de recuperación ante más de 300 vecinos. Así, continuaron las reuniones, ya con el nombre definitivo de Vecinos por el 25 de Mayo, en búsqueda de un Proyecto Cultural Vecinal —que fue tomando forma a partir de las propuestas e inquietudes de todos— realizando además movidas culturales, festivales y muestras colectivas artísticas. Se logró definir un proyecto edilicio discutido con los funcionarios, con quienes se intercambiaron ideas, acordando por consenso, a fines de 2004, la firma de un Acta de Acuerdo entre Vecinos por el 25 de Mayo y el Gobierno de la Ciudad, donde se aprobaron los planos del proyecto, definiendo el carácter público del Complejo Cultural 25 de Mayo. Se establece, además, que el 25 de Mayo será un Complejo Cultural, organismo único integrado por la Sala Histórica de Cine-Teatro, el Centro Cultural y los anexos que se constituyan en el futuro. Las actividades del Complejo Cultural 25 de Mayo serán planificadas y gestionadas de manera conjunta entre Vecinos por el 25 de Mayo y el Gobierno de la Ciudad. Estos compromisos, así como que el Complejo será un espacio público no concesionable, fueron ratificados como Política de Estado por el entonces secretario de Cultura, en febrero de 2005.
En Vecinos por el 25 de Mayo, espacio abierto permanente de reflexión, propuesta, control y acción en defensa de la Cultura, confluyen los vecinos y entidades de Villa Urquiza y barrios aledaños que a lo largo de los años lucharon por la recuperación del cine-teatro para los vecinos, para la Ciudad y, fundamentalmente, para la Cultura. Para cumplir con estos objetivos, Vecinos por el 25 de Mayo propone consolidar la identidad barrial, enfatizar la memoria colectiva, la historia y los derechos humanos, ponderar el mayor nivel profesional y la experimentación, ofrecer un lugar de encuentro y participación [...]
La labor de Vecinos por el 25 de Mayo continuó a pesar del cambio que se produjo en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Tras un período en el que prácticamente no hubo contacto con las nuevas autoridades del Ministerio de Cultura, el reclamo fue retomado gracias a la insistencia de la agrupación vecinal. Reanudadas las obras de reconstrucción, se llega a este momento en el que la recuperación del 25 de Mayo y su transformación en Complejo Cultural se hacen realidad. La sala histórica, que tiene una capacidad para 700 espectadores, fue reacondicionada acústicamente permitiendo que se comporte de igual manera estando vacía o colmada de público. El escenario puede ampliarse por medio de elevadores hidráulicos que permiten ocupar el foso reservado para una orquesta de 30 músicos. La sala circular del primer piso, conocida históricamente como el Duomo, posibilitará realizar exposiciones y conciertos de grupos de cámara o acústicos para 150 personas. El Complejo contará además con cuatro salas (dos de las cuales se pueden a su vez subdividir en otras dos aisladas acústicamente), en donde se podrán realizar talleres, charlas, conferencias y proyecciones. [...]
El lunes 1 de octubre, y luego del compromiso asumido por la jefa de Asesores del Gabinete de la ministra de Cultura de CABA, Arq. Delia Krupnik, en una reunión con integrantes de Vecinos por el 25 de Mayo, la ministra de Cultura, Arq. Silvia Fajre, designó mediante la resolución número 2842 al Lic. Aldo Omar Formento (director general adjunto del Teatro Colón), como coordinador general ad honórem de las actividades artísticas y culturales que se desarrollarán en el Complejo Cultural 25 de Mayo, y al Sr. Claudio Patricio Massetti (director ejecutivo del Centro Cultural General San Martín), coordinador ad honórem del Centro Cultural del Complejo Cultural 25 de Mayo de las actividades culturales que se desarrollarán en los espacios destinados a Centro Cultural ubicado en el primer piso de dicho Complejo, a partir del día 17 de octubre del corriente año. Además, afirmó que el coordinador general será el interlocutor válido con Vecinos por el 25 de Mayo en este período de transición para todo lo relacionado con la gestión del Complejo. [...] El Proyecto de Ley de gestión consensuada presentado en la Legislatura, servirá de instrumento para permitir el manejo del ámbito en acuerdo entre vecinos y las autoridades de Cultura. El apoyo obtenido por el proyecto cultural elaborado por Vecinos por el 25 de Mayo de parte de vecinos, instituciones e importantes referentes del tema no hacen más que aumentar el compromiso en pos de una cultura realmente para todos y sin exclusiones.

Carlos Salatino
carlosdsalatino@yahoo.com



Freno a las torres
Los vecinos de Caballito son los “culpables” de la sanción en primera lectura de la ley que limita la cantidad de pisos que pueden elevarse sobre el horizonte caballitense. En su primera sesión y por tratarse de una modificación al Código de Planeamiento que requiere doble lectura, la Legislatura sancionó la norma que impide la continuidad de la proliferación de edificios torre. La primera semana hábil de diciembre resultó portadora de otras buenas nuevas para las preocupaciones vecinales en tal sentido en los barrios de Palermo, Colegiales y Coghlan. En amplias áreas de los barrios mencionados se limitó la cantidad de pisos de las futuras construcciones en concordancia con las protestas vecinales ante la invasión de la apetencia inmobiliaria. Es un comienzo que no reemplaza al demorado Plan Urbano Ambiental pero que, sin duda, pone un freno provisional al desmadre edilicio y, sobre todo, fortalece la unión vecinal cuando de justos reclamos se trata.



La plaza
A un año de la sanción de la ley, todo está listo para firmar el decreto de expropiación

El 21 de este mes se cumplirá un año de la recordada sesión de la Legislatura cuando se sancionó —en segunda lectura, por 38 votos a favor, 9 en contra, 2 abstenciones y 11 ausencias— la ley 2266 que declaró de utilidad pública y sujeto a expropiación al predio conocido como Estación Vail. Así comenzaron las largas negociaciones con sus propietarios —hoy a punto de culminar felizmente— para hacer efectiva la expropiación y comenzar la etapa de contrucción y nominación del paseo público tan ansiado.

Las últimas novedades se producen sobre el cierre de esta edición que coincide con los días finales del actual Gobierno de la Ciudad. Se nos informa que el expediente que contiene el avenimiento de los propietarios con los términos y cifras de la expropiación se encontraba desde el viernes 30 de noviembre en el Ministerio del Espacio Público donde recibió la firma del ministro el lunes 3 de diciembre y fue girado a la Secretaría Administrativa, Legal y Técnica del Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad aguardando la firma del Decreto por Jorge Telerman para efectivizar la expropiación.

Con fecha 23 de noviembre de 2007 fue enviada a la Legislatura de la CABA —con la referencia: “Proyecto nominación espacio verde, barrio de Boedo”, iniciativa particular, Comisión Vecinal Todos por la Plaza de Boedo—, la siguiente nota:

La Comisión Vecinal Todos por la Plaza de Boedo integrada por instituciones y vecinos del barrio se dirige a Uds. con el objeto de solicitarle considere nuestra propuesta de nombre para la plaza a construirse en el predio ubicado en la calle Sánchez de Loria, entre Estados Unidos y Carlos Calvo.
Desde que fue aprobada por amplia mayoría en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires la expropiación y el cambio de zonificación, destinando como Unidad Parque a la antigua Estación Vail de tranvías, la Comisión Vecinal Todos por la Plaza de Boedo viene trabajando en la búsqueda consensuada, con respecto a sus características, del nombre para nuestra anhelada plaza.
Para llevar adelante estos objetivos se plantearon diferentes estrategias:
1- La distribución de urnas ubicadas en distintos lugares y esquinas de nuestro barrio para facilitar la opinión de los vecinos.
2- La producción de materiales gráficos como elementos de difusión y comunicación.
3- La realización de una encuesta diseñada y llevada a cabo por el Centro de Estudiantes de Psicología Social Dr. Enrique Pichón Riviere.
Los resultados obtenidos a partir de estos sondeos arrojaron que, mayoritariamente, los vecinos han optado por el nombre “Plaza de Boedo”, como forma genérica de identificación barrial, considerando además que será la primera plaza que tendremos.
La Comisión Vecinal Todos por la Plaza de Boedo acompaña y apoya democráticamente esta elección con la salvedad de sugerir que se le agregue el nombre “Mariano”, para rescatar la figura del prócer con el que se ha bautizado al barrio.
De esta forma, solicitamos que el nombre definitivo sea: “Plaza Mariano Boedo”.
Respetando las otras opciones aportadas por demás entidades y/o vecinos —que figuran en el tríptico que adjuntamos—, se solicita que se las tenga en cuenta para nombrar a los diferentes sectores internos de la futura plaza.
Sin otro particular, aprovechamos la oportunidad para saludarlo muy atentamente.

Se adjuntaron al envío:
* Acta Nº 1 de constitución de la Comisión Vecinal Todos por la Plaza de Boedo.
* Acta Nº 16. Aprobación del nombre de la plaza.
* Tríptico con los nombres sugeridos y sus pertinencias.
* Datos de la encuesta del Centro de Estudiantes de la Escuela de Psicología Social Dr. Enrique Pichón Riviére.

Patricia Roselló
patriciavalentina@yahoo.com.ar




La escalera
Contestación de Metrovías ¿mayo de 2008?
Otra añeja lucha vecinal, la reparación de la escalera mecánica de la estación Boedo del subte “E”, parece entrar en etapa definitoria.

Con fecha 22 de noviembre la Asamblea Vecinal de Boedo, representada por Carlos José Tyndyk, recibe una nota de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Bs. As. donde le informa, a su solicitud, que “se ha recibido respuesta por parte de la entidad requerida, de la cual se acompaña copia”. Se hace referencia a la respuesta de Metrovías, largamente demorada, a los sucesivos interrogantes que le plantearon Subterráneos de Bs. As., la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, la Defensoría, la Asamblea Vecinal de Boedo y DESDE BOEDO sobre los procedimientos de rehabilitación de la escalera mecánica de marras.
La nota está dirigida al jefe del Area de Asuntos Urbanos, Espacios y Servicios Públicos de Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Bs. As., Ing. Carlos M. Salomone, y la firma por METROVIAS S. A. el Ing. Celestino Martínez, representante general (Alterno). Y dice así:
Ref.: ACTUACION N° 6737/07. De nuestra consideración:
Tenemos el agrado de dirigimos a Ud. en respuesta a vuestra Cédula de Notificación —sin número— recibida por este Concesionario el día 31/10/07, correspondiente a la Actuación N° 6737/07 referida a la escalera mecánica de la Estación Boedo de la Línea "E" de subterráneos.
Al respecto, señalamos que el día 23/02/04 Metrovías S.A. solicitó al juez interviniente en la causa el levantamiento de la clausura de la escalera en cuestión, el cual fue denegado por auto de fecha 15/04/04.
Cabe destacar que la situación se mantuvo sin variantes en lo que refiere a la clausura hasta el día 30/07/07, fecha en la que Metrovías S.A. recibió la única notificación oficial del juzgado, mediante la cual fuimos informados que "...la escalera en cuestión queda desafectada de la causa, quedando la misma a disposición del organismo del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la que previa habilitación deberá expedirse al respecto".
Por otra parte, ya en el mes de agosto de 2005, teniendo en cuenta la antigüedad de muchas escaleras mecánicas instaladas en la red de subterráneos, este Concesionario presentó a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) para su visado el pliego de la obra "Instalación de 29 escaleras mecánicas" para reemplazar otras tantas, entre las que se contaba el equipo de la Estación Boedo. La citada CNRT aprobó el trámite solicitado en el mismo mes de agosto de 2005.
Asimismo, Metrovías S. A. presentó la obra mencionada dentro del programa de obras propuestas para ser incluidas en el Plan Nacional de Inversiones Ferroviarias (PLANIFER) al efecto de su ejecución.
Corresponde destacar, además, que a partir de la clausura del equipo (día 14/01/04) y por lo prolongado de esa condición, más de tres años sin posibilidad de intervención alguna, se produjo tal estado de deterioro que las tareas a realizar para su eventual puesta en marcha, considerando la inexistencia de repuestos originales en el mercado, hubieran demandado plazos sumamente prolongados y en gran medida inciertos. Por tal motivo, estando aún clausurada se decidió adelantar la fecha programada de fabricación y montaje de la escalera nueva destinada a su reemplazo en la Estación Boedo.
Finalmente, informamos que el lote de 7 (siete) equipos ya fabricados (entre los cuales está el que nos ocupa) será sometido a inspección en origen por nuestro personal técnico en el corriente mes. Prevemos completar las etapas restantes del cronograma de la obra (traslado terrestre, embarque, traslado marítimo, montaje y puesta en marcha) y habilitar la unidad al uso público en la Estación Boedo durante el mes de mayo de 2008. (el resaltado es nuestro)
Sin otro particular, saludamos a Ud. muy atentamente...


Ante tan precisas declaraciones de Metrovías habría una larga lista de interrogantes. El principal: si contaremos por fin con la escalera en mayo próximo. Si eso se cumple palidecerían las restantes dudas y procederes que dejan huecos sin explicación a las actitudes, cuando menos, escurridizas y dilatorias de los permisionarios para explicar la larga demora.
Si se sabía del deterioro irreversible ¿a qué el engaño de “estamos reparando”? Si la primera comunicación fehaciente de la rehabilitación judicial es, como se dice, de julio de 2007, y el juzgado asevera que hubo anteriores incomparencias a la citación, es evidente que Metrovías “se sentó” a esperar la comunicación judicial desinteresándose en absoluto de la restauración del servicio.
Lo cierto es que la eficaz intervención vecinal movilizó a las autoridades responsables del contralor para generar esta respuesta de la empresa prestataria.

Mario Bellocchio
(sobre un informe de Carlos Tyndyk de la Asamblea Vecinal de Boedo)



Hay que parar un rato
La Ciudad de Buenos Aires se desarrolló a golpes de rematadores, quienes fueron sus “urbanistas”


La metrópolis de Buenos Aires es una de las mayores del mundo por su extensión y población, que ha ido acumulando población inmigrante, y se ha convertido en una megalópolis. Sin intentar dirigir este proceso de inmigración del campo, o ciudades muy pequeñas, a la metrópolis, hacia localizaciones dentro del suculento y envidiado territorio nacional. Este proceso es perverso, de graves consecuencias para la misma ciudad y el país.
Hoy se da el hecho de que en una milésima parte de la superficie de la Argentina, se acumula más de un tercio del total de su población —trece millones de habitantes en 2.500 km2— con una densidad promedio de 3.600 hab./km2 —y con puntos colapsados de 180.000 hab./km2, en barrios de la Ciudad Autónoma— contra un promedio de 13 hab./km2 en todo el país.
Nuestra Metrópolis de Buenos Aires —Ciudad+Gran Bs. As.— se fue desarrollando a golpes de rematadores de tierras, quienes fueron sus “urbanistas”. Su administración depende de diferentes gobiernos: nacional, provincial, municipal y de la Ciudad Autónoma; esta última aparece como una pequeña provincia de 200 Km2, delimitada por la avenida General Paz y el Riachuelo, dentro de los 2.500 km2 que ocupa el tejido urbano de la ciudad metropolitana.
Existe una manifiesta ausencia a nivel nacional de planificación del territorio y de cada una de las regiones, provincias y ciudades que son la razón fundamental del desequilibrio social y económico que tiene el país y por tanto actúa como el enemigo que hay que combatir para destrabar el desarrollo integral del país.
La nueva Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, que la define como Ciudad Autónoma, es un avance en relación a la dependencia que tenía con el gobierno nacional manifestada en la determinación del Poder Ejecutivo Nacional de nombrar al intendente de la ciudad. Y deja ambigüedades importantes que repercuten en el caos actual de la ciudad. Una de ellas es la de no definir claramente la administración de la ciudad, ya que la figura del ejecutivo actual, con su jefe de gobierno, da la noción de provincia y ciudad en la misma función. Por tanto confundiendo funciones y gestiones, ralentizando su labor. Es decir, o se es el gobierno de la provincia o se es el gobierno de la ciudad, pero ambas a la vez, de manera sui géneris, comete el error de no ser ni chicha ni limonada, y esas consecuencias se sienten. Quizás habría que reflexionar en este punto, es decir dotar a la Ciudad de su administración, como lo tienen todas las ciudades capitales de provincia, en la cual está la administración provincial por un lado y la administración de la ciudad por el otro.
La nueva Constitución de la ciudad de 1996 plasma expresamente que esta debe tener un plan urbano y ambiental. Consideración importantísima para poder gestionarla en general, pero que en el caso de Buenos Aires cobra mayor importancia por la ausencia histórica de planificación. Lamentablemente se lo ha remplazado por un instrumento normativo: “el Código de planeamiento”. Incomprensible, ya que no se entiende cómo puede existir una norma sin la existencia del plan urbano ambiental que le dé origen. Es esta la razón por la cual el Código, interpretado por el funcionario correspondiente, se convierte en el comodín del mercado inmobiliario.
No dudo en remarcar que la falta de planificación es lo que hoy los vecinos reclaman, aunque para ellos este concepto les resulte abstracto. Las luchas parciales contra las densidades horizontales —las torres—, no sólo expresa el desacuerdo a construir edificaciones para el negocio de los inversores privados, cercenando el derecho a la iluminación y la visión, sino que plantea lo innecesario de ellas, porque sabe que no resuelven el déficit de vivienda que tienen millones de argentinos y miles de bonaerenses, que viven en asentamientos precarios o en la calle, y que tampoco son para la clase media con poca o nula capacidad de ahorro. Porque también percibe que el suelo para edificaciones hay que crearlo en otros territorios, para equilibrar esta anomalía que señalábamos al comienzo de este artículo. Y porque es de sentido común pensar que a la contaminación, al caos del transporte automotor y ferroviario, y a la desfasada red de servicios del subsuelo no le vendrán nada bien tantas “torres invasoras”.
Cuando los reclamos peticionan espacio verde como la plaza, pasa lo mismo. Lo que se reclama son barrios con lugares para el paseo, el deporte, el ocio, el cine, el teatro en emplazamientos acordes, preferentemente, en lugares más recogidos del barrio. Porque los barrios carecen de centros de esta naturaleza. Lo que tienen, y hoy ha llegado al hastío del vecino, son las calles comerciales, es decir, las enloquecedoras autopistas comerciales, ruidosas y contaminantes. Cuando los vecinos de Boedo luchan por lograr en la vieja y abandonada construcción de Carlos Calvo y Loria una plaza, quizá no saben que están luchando por una centralidad, y tampoco que la ciudad de Buenos Aires cuenta con unas 600 hectáreas de espacios verdes parquizados, y que cada porteño, al menos en los papeles, dispone de casi 2 m2 de estos para su solaz.
Cuando los vecinos de Caballito quieren recuperar la Playa de cargas del ferrocarril, para espacio verde y conservar la casa construida a principios del siglo XX, pasa lo mismo. No piensan en la planificación en abstracto y quizás sin conocer que la especulación salvaje en el loteo del Gran Buenos Aires dio por resultado la práctica inexistencia de plazas en su territorio, salvo las centrales en las localidades más antiguas. Tal es así, que el conurbano, con más de 9 millones de habitantes, sólo dispone de unas 800 hectáreas de espacios verdes parquizados, correspondiéndole a cada uno de aquellos la irrisoria cantidad de 0,90 m2.
Y que esto es aún más grave de lo que parece, pues en esta cifra están incluidos los grandes parques de la zona sur como son el Pereyra Iraola y los bosques de Ezeiza, ambos en proceso de extinción. Sin ellos, cada partido promedia los 0,50 m2 de espacio verde por habitante.
Y que las consecuencias observables en forma inmediata de estos datos son, por un lado, el sobreuso y la degradación permanente de las áreas verdes existentes, y por otro, que un porcentaje importante de población no tenga acceso, por obvias razones de distancia y costos, al uso de espacios verdes públicos de recreación.
Y que esto sucede en nuestras ciudades, mientras internacionalmente se toma como mínimo adecuado a los grandes centros urbanos, entre 10 y 12 m2/habitante.
Y así también con los vecinos de La Isla de La Paternal/Agronomía, cuando plantan bandera de guerra para defender la plaza que tienen y que se la quieren sacar para construir muchas torres. Hay algunos reclamos que avanzan un poquito más de la petición de espacio verde, y defensa de las agresivas torres, colocando elementos de ordenación vial, y embellecimientos morfológicos y paisajísticos del sitio, como es el caso de los vecinos de Villa Crespo y Paternal o tantas otras experiencias que multiplicarían, quizás por mil, este simple muestreo.
Estos son agudos mensajes a los responsables políticos para hacer un lógico “stop”, consensuar una ley de Emergencia Urbano-Ambiental para atemperar urgencias contaminantes, Riachuelo, transporte de mercancías, transporte de pasajeros, vivienda social, etc., etc. Dejar definitivamente de lado el desarrollo de la ciudad “a golpe de rematadores de tierra” y realizar seriamente —no a las apuradas como ese documento que está en la Legislatura— el Plan Urbano-Ambiental con participación real de la ciudadanía, que como hemos dicho, es la madre del borrego, y además porque nos obliga la Constitución del 94.
Y en el mientras tanto… Creo que estas vivencias que la ciudadanía está realizando, y que muchos profesionales están planteando, dan coordenadas suficientes, mensajes, a la bella Buenos Aires en peligro, para mejorar los barrios, más pronto que tarde, con centralidades y mayor calidad de vida.

F. Pompeyo Ramos-Marrau

Ramos-Marrau es arquitecto-urbanista graduado en la Fac. de Arquitectura y Urbanismo de la Ciudad de Aachen, Rep. Fed. Alemana. Master en Gestión Urbanista, en la Universidad Carlos III, de Getafe en la Comunidad de Madrid, entre otros títulos habilitantes. Actualmente trabaja como planificador urbano, en la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda.



Callejeando historia
Victorica, Quinquela Martín y el arte en La Boca

Se acaba el año y al cronista callejero se le acabaron los pintores y escultores recordados en las calles de Buenos Aires. Una y otra vez, a lo largo de los meses, ha clamado a los cielos por la injusticia de que en tanta calle como hay en la ciudad fueran tan pocos los artistas que merecieran la gratitud ciudadana pero piensa que, en realidad, tal situación no es sino reflejo de una sociedad que aún no ha comprendido el sentido y la función del arte —tanto como de la cultura y la educación— en su propio desarrollo, pervivencia y proyección hacia el futuro. En once meses el cronista sólo halló en sus recorridos trece pintores y dos escultores, contando a los que hoy convoca y a un caso que ha quedado fuera de la crónica e ilustra el grado de improvisación y anarquía de la nomenclatura urbana: la calle “De la Cárcova” —a la vera del Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”— que no evoca a Ernesto, el maestro de Sin pan y sin trabajo, sino a su hijo Carlos, escultor y arquitecto de grandes méritos pero que no iguala el papel rector del padre en el arte argentino.
Pero en fin, el cronista debe pasar a los personajes del mes y encuentra que felizmente esta vez coincide el orden cronológico que se autoimpuso con el azar edilicio contra el que ya ha descargado su infaltable diatriba: Miguel Carlos Victorica y Benito Quinquela Martín pertenecen a la última generación artística representada en nuestras calles. Dos vidas en gran medida paralelas —el primero nacido en 1894, Quinquela en 1890— y protagonistas estelares del movimiento artístico de La Boca, disímiles, sin embargo, y como no podía ser de otra forma, en su historia personal y en su arte. Por un lado, Victorica, que tras recibir las primeras lecciones con el pintor romano Ottorino Pugnaloni ingresa a la inefable Sociedad Estímulo de Bellas Artes, donde estudió cinco años con figuras de la talla de Angel Della Valle, Eduardo Sívori, Ernesto Giúdici y el propio Ernesto de la Cárcova. En 1911 se dirige a París, donde trabaja con Desiré Lucas y luego, becado a iniciativa de De la Cárcova, realiza diversos viajes a España e Italia, frecuentando museos y centros artísticos hasta 1917, cuando al regresar a la Argentina instala su estudio en La Boca, en un edificio del que ya hablaremos.
El otro, el huérfano de la Casa de Expósitos, recogido a los seis años por un ex marinero genovés, convertido en carbonero y estibador, y una criolla entrerriana que lo eligió por ser el más flaquito y menudo. (Y seguramente, agregamos, por parecer el más desamparado y, pese a la benemérita acción de dicha Casa, el de más cara de hambre.) Quiere la tradición que, ya adulto, Quinquela conoció su origen y a uno de sus medio hermanos de aristocrática familia con el que tuvo trato permanente; sin embargo, siempre reivindicó a sus padres adoptivos y en especial a su madre, que lo estimuló y amparó; una frase de Quinquela nos permite entrever los difíciles primeros años del huérfano: “ella me defendía”. Lo cierto es que el carbonerito fue borroneando sus primeros cartones entre reparto y reparto en ese barrio proletario pleno de actividad portuaria, gremial, política y artística hasta que un día se acercó a la Sociedad Unión de La Boca donde enseñaba dibujo y pintura Alfredo Lázzari, a quien reconocería como su único maestro, cuyas clases también frecuentaban Camilo Mandelli, Arturo Maresca y Fortunato Lacámera. Allí trabaría amistad de por vida con otro muchacho del barrio, lustrabotas, mandadero, estibador, metalúrgico y algunas cosas más que estudiaba en el Conservatorio Pezzini-Sttiatessi: Juan de Dios Filiberto.
Como se dijo, a su regreso al país Victorica se instaló en el barrio, en un edificio construido por la familia Cichero allá por 1868 en la esquina de Pedro de Mendoza y Australia (hoy Quinquela Martín hasta Pinedo), que se constituyó en el centro artístico de La Boca y del que hoy sólo se conserva parte de los muros. Allí nació la primera agrupación artística local, El Bermellón, y tendrían estudio el propio Quinquela, Juan del Prete, Centurión, Adolfo Montero, Lacámera y Guillermo Facio Hébecquer, el grabador de origen uruguayo que luego integrará el grupo de Los Artistas del Pueblo y, lo más importante para esta historia, contactará a Quinquela con Pío Collivadino, encuentro del que ya se ha hablado hace un par de números. A partir de allí, las principales galerías y la propia Europa se abrirían para el carbonerito que llegó a hacer una fortuna con sus cuadros pero la devolvió toda al barrio, comprando lote tras lote y financiando la construcción de la Escuela-Museo, la Escuela de Artes Gráficas, el Lactario, el Teatro de la Ribera, etc.
Y la pintura de ambos... Victorica, si bien recibió influencia de los impresionistas y de “intimistas” como Bonnard, fue un ecléctico tanto en la temática como en la técnica con un estilo lírico y muy personal; en realidad, uno de los pocos artistas que pudo plasmar un lenguaje plástico propio e inconfundible. Quinquela, por su parte, es el pintor del trabajo, de dos o tres temas recurrentes del ámbito boquense: barcos, astilleros, estibadores, todo expresado con una paleta expresionista y enormes cantidades de óleo trabajado con espátula. Tan sólo en su serie de aguafuertes, poco conocidos, aborda una temática colateral seguramente bajo la influencia de Facio Hébecquer, que le habría enseñado la técnica: interiores de bodegones, de cabarets, de bares de marineros, de ese otro mundo nocturno que también pertenecía al barrio.
Victorica ganó todos los premios posibles y dejó una profunda huella hasta su muerte en 1951. Reseñar la vida y obra de Quinquela excedería el marco de esta columna, de este periódico y de todos los números de un año, pero baste decir que a su muerte, en 1977, había conquistado todos los halagos y que, en gran medida, había transformado, “inventado” a La Boca como mito, no sólo a través de sus fundaciones benéficas sino al darle esa policromía que la distinguió y quizá se esté perdiendo: las pinturas de Quinquela no fueron una representación de La Boca; La Boca terminó siendo una representación de los cuadros de Quinquela.
Ambos, con toda justicia, son recordados en el barrio. Miguel Carlos Victorica por una cortada en el barrio Catalinas Sur, que corre desde Gaboto hasta Necochea entre Zonza Briano y Manuel Gálvez. La vieja calle Australia —que también tiene una larga prosapia artística que algún día será reseñada— fue renombrada en 1989 como Benito Quinquela Martín, como se ha dicho, en el tramo que corre desde Pedro de Mendoza hasta Pinedo. Y ambos son homenajeados en el Museo de Bellas Artes de La Boca creado por Quinquela y que llevó luego su nombre, donde una sala se llama Victorica, otra Alfredo Lázzari, otra Eduardo Sívori y otra Américo Bonetti, el escultor y tallista de los mascarones de proa que se conservan tanto como las obras de esos artistas, entre otros muchos, y tanto como la vivienda y taller que Quinquela ocupó más de treinta años.
Y ahora sólo le queda a este cronista agradecer la infinita paciencia a los lectores y convocarlos para el año que viene, para retomar nuestros callejeos por esta Buenos Aires tan grande y, a la vez, tan íntima. Esta Buenos Aires en la que siempre habrá una baldosa que nunca hemos pisado y una baldosa que ya nunca volveremos a pisar.

Diego Ruiz
mandinga@arnet.com.ar




“Querido Raúl”
Algunos, pocos, tuvimos la suerte de asistir en la noche del 14 de noviembre a la representación de la obra Querido Raúl, un homenaje al poeta Raúl González Tuñón realizado por el Grupo de Teatro Nueva Vida, formado por internos de la Unidad Penal Nº 25 del Complejo Lisandro Olmos. La representación tuvo lugar en el Bar Tuñón de la calle Maipú, Ciudad de Buenos Aires.
Habría que ser poeta, y no lo soy, para dar cuenta de lo que ahí sucedió. El espectáculo fue concebido en torno a una entrevista que Juan Tata Cedrón le hizo a Raúl González Tuñón a fines de los sesenta y a algunas de sus canciones (musicalización de poemas de Tuñón interpretadas por el Cuarteto Cedrón). Lo que se escuchó fue la palabra del poeta, sus versos, y las canciones que nacieron de esos versos.
Esto fue posible por el esfuerzo conjunto de los internos, del Sr. Ricardo Bizarra –educador– y de las autoridades del recinto penal, según decía la breve información que recibí por correo electrónico.
Hace algunos años, el dramaturgo Václav Havel, quien fuera luego presidente de la República Checa, se refirió al teatro como a uno de los pocos escenarios en los que un hombre se dirige a otro hombre. No recuerdo exactamente sus palabras, pero creo que lo que ocurrió esa noche, en un sótano de la ciudad de Buenos Aires, en el Bar Tuñón, tiene que ver con su pensamiento. Un hombre, no sólo un actor. Un hombre, no sólo un interno.
Teniendo muy presente las palabras que pronunció una de las autoridades del penal al finalizar la obra, pregunto junto a él: ¿qué será de nosotros, los externos, si no salimos a las calles con bombos y platillos para clamar que no todo está perdido en la Argentina de la pobreza, de la injusticia, de la violencia, mientras haya en su territorio, y en los más inesperados lugares, hombres capaces de mirarse cara a cara, directamente a los ojos, olvidando por un segundo el currículo o el prontuario (según), con voluntad de trabajar juntos para que, simplemente, revivan los versos de un poeta muerto?
En la noche del 14 de noviembre del año 2007, un coro de muchachos cantaba La cerveza del pescador Schiltigheim. O sea cantaban “Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos: decir, estuve, estuve en tal pasión, en tal recodo. Estuve…”
Es un hecho que tanto los actores como los organizadores eran hombres. Y yo, que soy una mujer, quiero decirles a todos ellos: gracias por la ilusión que sus esfuerzos devuelven a quienes, siendo externos, a veces, creemos haberla perdido.

Antonia García Castro



La vida es un sainete
En la influencia del llamado género chico español con la impronta del zarzuelismo, podemos encontrar la esencia de uno de los estilos teatrales más populares de nuestra escena porteña, el sainete.
Para entender la época bien vale la cita de Luis Ordaz, uno de nuestros más importantes historiadores del teatro argentino: Nuestro teatro comenzó con la Nación; los Podestá lo afianzaron... Florencio Sánchez, Gregorio de Laferrere y Roberto J. Payró son los autores más importantes de la década de oro de la escena nacional. Sánchez, el primer dramaturgo; Laferrere, quien se adelanta a Pirandello; Payró, el del teatro cargado de ideología.
Entre influencias externas y evoluciones internas, como la del gaucho al compadrito, llegamos a la época del sainete criollo que nace con el siglo XX, recibe la influencia española y el abanico cultural —con sus costumbres e idiosincrasias— que llegan de la mano del proceso inmigratorio. La escena característica es la del patio del conventillo. En este género, que mezcla el ridículo con la picardía, podemos reconocer un mestizaje cultural entre criollos e inmigrantes. Así nace la figura del compadrito, personaje pendenciero, sin oficio, vividor de mujeres desprevenidas que confronta con españoles, italianos, polacos, judíos y tantos otros descendidos de los barcos. El lenguaje es lunfardesco. De esta mezcla nace otro personaje que merece mención aparte: el cocoliche.
Francisco Cocoliche (así su verdadero nombre) era un inmigrante italiano, peón del circo de los Podestá, que trataba de hablar como un compadrito. José Podestá lo observó y comenzó a imitar su particular forma de expresión, amalgama de dos tierras. Así nació el “idioma” cocoliche que el gran actor puso en boca de su inolvidable Pepino el 88.
Muchas plumas abrevaron en el género: Florencio Sánchez, Carlos Mauricio Pacheco, José González Castillo, Alberto Novión y el propio Armando Discépolo, quien luego evolucionaría hacia el grotesco pirandelliano. El sainete se afianzó en nuestro medio en un juego dialéctico entre sus formas tradicionales y la circundante realidad. Con todo, el género, cargado de realismo costumbrista y romanticismo de suburbio, tuvo en Alberto Vacarezza a su mejor exponente. Podemos recordar, entre tantas obras, Tu cuna fue un conventillo, Juancito de la Rivera y El Conventillo de La Paloma.
La inspiración de su barrio, Villa Crespo, lo llevó a registrar en sus retinas la vida cotidiana que se desarrolló en un inquilinato real, el de Serrano 156. Aun hoy existe aquel viejo conventillo, regenteado por La Paloma, que inspiró al maestro. El pasado 21 de septiembre la Legislatura porteña descubrió una placa en su frente que recuerda a don Alberto Vacarezza (1886-1959) y a esa casa, musa inspiradora de uno de los más consagrados sainetes. Desde el año pasado, el inmueble fue declarado patrimonio de la ciudad y en su centenario pasillo vuelan los fantasmas de aquellos pintorescos personajes que Vacarezza caracterizó en otra de sus obras.
En La comparsa se despide, escrita en 1932, el autor pone en boca de uno de sus personajes, Serpentina, una aproximación al espíritu y estructura del sainete.
En el cuadro segundo de la pieza un inglés de visita le pregunta a Serpentina:
¿Y qué es eso de la sainete pourteño?
(Serpentina) ¡Poca cosa!... Un patio de conventillo, un italiano encargao, un yoyega retobao, una percanta, un vivillo, dos malevos de cuchillo, un chamuyo, una pasión. Choque, celos, discusión, desafío, puñalada, aspamento, disparada, auxilio, cana, telón.
(Inglés) ¿Y toudo eso es la sainete?
(Serpentina) No se apure don mister, que voy a mandarle el resto; pues debajo de todo esto, tan sencillo al parecer, debe el sainete tener, rellenando su armazón, la humanidad, la emoción, la alegría, los donaires y el color de Buenos Aires metido en el corazón.

Leonardo Busquet




Villa Crespo encrespado
...Y con sobrada razón, pues llevado de la mano del angurriento y codicioso Creso, siempre intentando rapiñar un denario más —como quizá le habría señalado Tesler a su amigo Adán Buenosayres—, el dueño de una inmobiliaria alistaba a sus huestes, armadas de calculadoras, para una invasión barrial, en una especie de blitzkrieg en propiedad horizontal. Palermo invadiría parte de Villa Crespo, al que previamente habría dado el nombre de Palermo Queens, para clavar allí los carteles de Se vende. Y como no podía ser de otra manera, la reacción no se hizo esperar: desde entidades barriales como la Junta de Estudios Históricos de Villa Crespo hasta la Asociación Civil Principios, Identidad, Cultura y Educación, pasando por vecinos que denunciaban la inaudita “palermización” que intentaba este expansionista führer inmobiliario.
Pero existió publicidad previa acerca de este pustch barrial, donde se sostenía: “El crecimiento que tuvo esta zona con la creación de Palermo Hollywood y Soho, se ha expandido hoy a un nuevo sector: Palermo Queens”. En el caso de las dos primeras denominaciones —espurias de todas maneras, inaceptables para porteños identitarios— ellas se dan dentro del barrio al que aluden, pero el Queens se pasa de la raya, lisa y llanamente invade fronteras: Córdoba, Lavalleja, Pringles, Corrientes, Thames, Uriarte, calles villacrespenses.
Pero ahora resulta que para el propietario de una inmobiliaria —al parecer su Tercer Reich privado—, todo es Palermo, más allá del color particular de cualquier barriada, hasta donde los negocios de los inmuebles lo lleven. El ascendiente de este vendedor de propiedades es originario de Asia occidental, al igual que el de aquel otro que en los noventa compartió el desguace del país que llevó adelante el Yo el Supremo de Anillaco, y que nombraba cariñosamente como “Gordo Bolú”. No quiero decir con esto que este operador en bienes raíces pertenezca a la misma escuela donde se “instruyó” toda una generación de colonizados proclives a las “relaciones carnales” con el Imperio, pero su actitud y forma de obrar parecen situarlo no demasiado lejos de esta idea. Pruebas al canto: “Nadie pretende cambiarle el nombre al barrio y respeto la opinión de algunos vecinos, especialmente la de la gente mayor a la que le parece foránea la expresión Palermo Queens. Esto es un tema de marca. Vender siete manzanas alrededor de Gurruchaga y Aguirre, llamándolas con un nombre apéndice de Palermo, es comercialmente más atractivo que designarlas como Villa Crespo...”, y más adelante: “Hay manzanas de barrios de zona sur a las que también sería ingenioso cambiarles el nombre para comercializarlas”. Y podríamos seguir citando más despropósitos, pero con estas pocas palabras —textuales— de una nota donde el mencionado empresario responde a un cronista del diario “Clarín” (23-8-2007), nos sobra para delinear cierto aspecto de su perfil.
Este señor dado a rebautizar extensas parcelas de la ciudad dice respetar a los vecinos —“especialmente a la gente mayor”—, pero a poco que se indague en el texto se ve claramente que no existe tal respeto, ni por el vecindario ni por el lugar.
Primero: desconoce totalmente el sentido de identidad, no sólo barrial, sino de pertenencia a Buenos Aires —lo que es ir mucho más lejos—, por ignorancia del ser porteño, o por no importarle en absoluto estos valores. Al desconocer la personalidad intrínseca de un fragmento de la ciudad que se identifica con nombre propio desde hace más de un siglo, ningunea desde el vamos el sentimiento de los habitantes de ese foco ciudadano, en este caso Villa Crespo; lo mismo cabría para cualquiera de los otros 47 barrios. Al intentar traspasar fronteras haciendo tabla rasa de dónde terminan unas y comienzan otras, pone de manifiesto que estos mojones lo tienen sin cuidado cuando se trata de transacciones inmobiliarias —al igual que las multinacionales, para las que no existen países sino negocios—, incluso mintiendo (“llamándolas con nombre apéndice de Palermo”, dice) y confundiendo (“...es comercialmente más atractivo que designarlas como Villa Crespo”, son sus palabras). ¡Menos mal que comienza diciendo que “nadie pretende cambiarle el nombre al barrio”! Bueno estaría, ya que si en sus manos cupiese tal posibilidad, no dudo que, visto y considerando su mentalidad yanquizada, precedería a Buenos Aires con la palabra New.
Segundo. ¿Dónde está el respeto con el que se escuda y que dice guardar? Anota por allí: “...algunos vecinos [...] que le parece foránea la expresión Palermo Queens”. Y esto ya es para la guía Guinness de sandeces. ¿Qué cosa es la locución Palermo Queens sino una palabra castellana bastardeada con un apelativo foráneo? Pero no, en nuestra lengua sonaría demasiado a Tercer Mundo, a patio trasero. El castellano “no vende”, no es apropiado para una cartera de clientes sedientos de down town o villages, que fantasearán con vivir en Manhattan o sus inmediaciones, porque a un señor de negocios —devenido patrón de la vereda— que sobre identidad barrial demuestra una ignorancia atroz, se le ocurrió connotar con una palabra inglesa al nombre propio de un barrio de porteña estirpe, como ya ocurrió con Palermo Hollywood y Soho hace tiempo. Para cerrar este punto, señalemos el menoscabo que hace de la prosapia porteña del barrio, muy suelto de cuerpo, cuando afirma con ínfula pedante y sin sustento alguno que lo respalde -salto mortal al vacío sin la mínima red de cordura dentro de su propia insensatez- que es “más atractivo que designarlas como Villa Crespo”. ¿Es éste el respeto que dice tener hacia esta barriada? Lisa y llanamente es un insulto sin más vueltas, un agravio que golpea por fuerza propia con todo su peso en las palabras “más atractivo” con las cuales remata el “que designarlas como Villa Crespo”. Ergo, el barrio de Villa Crespo no resulta atractivo para nada ni para nadie, al menos que se le cambie el nombre de su fundador, o se le adicione otro más “atractivo” (léase, sinónimo de vendedor) ...pero en inglés.
No soy yo quien debe salir en defensa de los fueros villacrespenses —sería una intromisión hacerlo—, para eso sus vecinos se bastan; sólo he anotado lo antedicho por porteña devoción, y porque tengo para mí que todo yanquizado, aunque travestido de ciudadano común, es siempre un enemigo de la identidad, sea esta nacional, regional o ciudadana. Y con esto no transijo.
Quisiera referirme ahora en lo que al sur respecta cuando hace referencia en su parrafada: “Hay manzanas de barrios de zona sur a las que también sería ingenioso cambiarles el nombre para comercializarlas”, pero tengo a mi lado a Juan Vedera —veterano boedense— que insiste en contestarle. Y como sé de compartir, le dejo la birome para este final.
Señor Inmobil: desde que el sur es sur, sus barrios nacieron bordeando la ciudad como una frontera entre los últimos faroles y los primeros yuyos de una pampa que comenzaba aquí.
Tanos y gallegos inmigrantes —laburantes anarquistas en su mayoría, que tenían en su sesera ideales y en sus puños las armas para defenderlos—, y algún que otro moishe (porque la gran mayoría estaba todavía en los conventillos del bajo y la primera avanzada se daba hacia Balvanera hasta llegar poco después a Villa Crespo, barrio de proletarios, cantores, tauras y poetas), levantaron sus humildes casitas y sus grandes sueños, que usted parece tener a menos, porque ¡cómo ha de saber de lo nuestro quien no tiene ojos más que para lo de afuera! Y cuando digo afuera no me refiero a las tierras de allende el charco de donde vinieron nuestros mayores —los suyos también, porque su apellido de criollo no tiene ni el viento en el ala del chambergo—, sino a las de arriba, donde viven los yonis, siempre a expensas de otros (¿o esto tampoco lo sabe, o no le interesa?) a quienes usted me parece que mucho admira, por eso de querer imponer tanto nombre gringo, según lo que llevo leído en este asunto de bronca barrial, que su razón tiene, pues nadie quiere que un cualunque de otro barrio (y dispense por lo que le toca) venga a querer pisarle el poncho. Este es el punto, porque no es caso de meterse en gallinero ajeno a patear pollitos. ¡Ojo al piojo, compadre, porque entonces la cosa estará que arde!
Mientras la taba estaba en el aire y caía hacia Palermo o Villa Crespo, me conformaba con mirar, aunque refunfuñando, claro. Luego después se adentró en el sur con su perorata y ya no me gustó. Perdone si lo siente como ofensa, pero entiendo que donde hay verdad aquella no existe, según he aprendido, y lo que paso a narrarle su razón tiene.
Estos barrios sureños tienen su nombre desde cuando dejaron de ser parroquias; algunos de ellos lo tomaron de éstas, como Balvanera o San Cristóbal, por ejemplo; otros luego se llamaron Almagro, Pompeya, Villa Soldati, Boedo; hacia el este ya estaban nacidos los de San Telmo y Monserrat. Todos conocieron el techo de paja y llegaron a ser lo que son sin necesidad de agregarles calificativos madinusa, y menos por razones comerciales, que veo que es lo que sugiere ahora. ¿Comerciales? ¡Tenga a mano, tallador!, aquí somos porteños, por si le quedan dudas, no comerciales. ¿O usted cree que hace falta de su “ingenio” —bastante de cuarta, créame, por eso de andar copiando— para vender propiedades en el sur? Tengo visto que inmobiliarias no faltan por estos barrios y que ninguna de ellas necesitó rebautizar su lugar de pertenencia: el que vende en Constitución vende en Constitución, quien lo hace en Parque Patricios anuncia Parque Patricios, que a veces le agrega el “de los”, pero esto no por cursilería, sino porque no está muy claro si es de los Patricios o Patricios a secas. Así que, como ve, cada uno merca sin disfrazar su lugar. A nadie se le ocurrió ni se le ocurriría jamás llamar en una lengua que no nos pertenece, a Barracas, Barracas brave, aludiendo a su pasado de guapos; ni nombrar a la Boca como bohemien, porque todo el barrio es un inmenso taller de artistas; ni bautizar como Patricios hurricane a los alrededores del parque, que es feudo quemero (le informo: el Club Atlético Huracán); ni tampoco señalar a las adyacencias de la plaza Martín Fierro como San Cristóbal strike, por las reivindicativas luchas obreras que allí se dieron durante la Semana Trágica. Todo esto sucedió, o es así, pero en castellano, y está en la memoria colectiva de cada barrio, forma parte de su historia y no tiene valor comercial. Es más, hasta me atrevería a decir que está impresa en los genes de su gente. Lo que nuestros inmobiliarios venden son bienes inmuebles, ubicados en barrios cuyos nombres no admiten aditamento alguno. Por eso cuando usted escribe: “Hay manzanas de barrios de zona sur a las que también sería ingenioso cambiarles el nombre para comercializarlas”, comete un grave error. Lo que llama ingenioso (la palabra inglesa que adjunta al nombre propio del barrio) nosotros lo traducimos como servidumbre imperial; y lo que considera [para mejor] comercializarlas, es sin más ni más, una falacia a todas luces, que se desprende del sentido final de la misma frase.
Si alguna vez se le ocurriese visitar los barrios de estas latitudes e interesarse un poco por la cultura popular que no tiene precio (porque no todo es “comerciable”,¿o para usted, sí?), en cada uno verá cómo se manifiesta y se irradia hacia otros barrios capitalinos. En este caso estaremos prestos a hacerle de cicerone, con el convencimiento de que al regresar a su Palermo Soho algo nuevo se llevará aprendido de estos cielos del sur de barrios sin aditamento; pero si viene con su attaché atiborrado de esas ideas con tufillo foráneo y a cuánto en dólares el metro cuadrado si lo vendemos como Neighborhood typical, entonces no puedo garantizarle que regrese invicto a Palermo Hollywood, porque tal vez podría llevarse alguna que otra kick in the ass. Atte.: Juan Vedera.

Rubén Derlis
rubder@fibertel.com.ar




¿Se cae el Mirador?
Una de las pocas reliquias barriales del siglo XIX corre serio peligro de derrumbe. La Asociación Cuidemos al Mirador Comastri*, casi como un último recurso, envió la carta —cuyos párrafos esenciales transcribimos— al jefe de Gobierno, solicitando su urgente intervención.


Sr. Jefe de Gobierno, Jorge Telerman, S/D. Un nuevo fracaso envuelve la gestión de puesta en valor del Mirador Comastri.
En esta oportunidad, además de haberse agotado hace mucho tiempo todas las instancias de diálogo entre los vecinos y los Ministerios de Educación y de Cultura, se suma el fracaso del área Jefatura de Gobierno llevada adelante a través de la Dra. Mariana Torres y equipo de asesores.
[...] Lamentamos que ahora desde el área que depende exclusivamente de usted, se reiteren los mismos incumplimientos que en las gestiones llevadas adelante por casi un año entre vecinos y ambos Ministerios.
[...] Solicitamos su urgente intervención para que la falta de gestión en el ámbito del Ministerio de Educación, quien es hoy el actual responsable del edificio, se revierta y evitemos que se profundicen aún más las consecuencias que está provocando este nuevo fracaso de la gestión. EL MIRADOR SE ESTA CAYENDO.
Por último adjuntamos en el cuerpo de este mensaje copia del correo enviado hace dos semanas al Ministerio de Educación y aún sin respuesta donde solicitamos la urgente intervención de esa repartición a fin de que restablezca las condiciones de seguridad y protección al edificio histórico pues ha desaparecido un sector importante de rejas históricas sobre la calle Bonpland junto con la demolición de algunos pilares de mampostería de la época que conformaban el cerco perimetral. Acerca de esto último además le solicitamos instruya a las áreas que correspondan el urgente refuerzo referente a la seguridad, vigilancia y custodia del edificio hasta que se normalicen las condiciones de protección del mismo.

Atentamente. CAM “Cuidemos al Mirador Comastri”
cuidemosalmirador@gmail.com

* El Mirador Comastri queda en el barrio de Chacarita, en la manzana delimitada por Bonpland, Loyola, Fitz Roy y Aguirre.


Memorias y viñetas de la ferretería vieja
Fantásticas "gomalacas"
La rubia, la negra y la blanca, aunque la rubia no era tan rubia, ni la negra tan negra, ni la blanca tan blanca, ni debería escribirse —pienso— todo junto sino con un guión en el medio, pero yo la conocí así, palabra mágica sin costuras. Viene de la India, me decía mi viejo mientras abría los cubos de madera terciada que encerraban 100 libras de reflejos y lustres ilusorios. Una vez abiertos hundía mis brazos entre las preciadas escamas haciendo crujir unos puñados. De las tres gomalacas la blanca era la menos atractiva, no se presentaba en ambarinas transparencias, ella venía en panes compactos de cuatro o cinco kilos, como bloque de yeso satinado. ¿Por qué era mi preferida?, a que no adivinan… Bueno, les doy tres posibilidades… ¡¿cómo se te ocurre?! ¡qué degenerado!, eso no piensa un niño de ocho años, ¿vos qué decís? no, tampoco era posible, la gomalaca blanca es muy dura, no maleable como masilla, eso lo contaré en otra viñeta…, ¿se dan por vencidos ?… la prefería por el lago. No, no estoy jodiendo, era mi lago. Algunos nacieron al pie de los Andes, de los Alpes o del Kilimanjaro, yo nací en el fondo de la ferretería, ya les dije: Boedo 1561, ahí, como todos los niños inventé mis mundos. Había un pequeño patio, en el patio una barrica panzona de madera y en el fondo de la barrica los panes de gomalaca blanca. Mi lago era ése, el espejo de agua contenido entre los bordes de la barrica … barricada, barrilete, ¡asombroso !, las mismas raíces apercibo a medio siglo de distancia. Ahí permanecía horas contemplando las minúsculas criaturas que nadaban en la superficie, más tarde me explicaron Darwin, teorías evolucionistas y orígenes de los orgasmos solares, yo creía entonces que las minúsculas criaturas eran fruto de la copulación divina entre lluvia y gomalaca blanca. Sabias raíces del lenguaje, barrica-barricada protegiéndome de razones o martillos adultos, barrica-barrilete en la que volaba hacia mínimos retazos de cielo reflejados en mi lago. Una precisión: no confundir nostalgia con historia, no estoy escribiendo letra para un tango, estoy contando el devenir de las cosas, de las pequeñas cosas cotidianas que animan nuestro mundo. Ya comenzó el tercer milenio con su gama prolífica de barnices y lacas sintéticas, quedaron pocos artesanos que saben darle a la muñeca, ¡por favor, amigo, no confunda!, pajeros hay más que nunca, hablo de otra artesanía, hablo del lustre a muñeca, hoy se ha vuelto un lujo. Por supuesto que me acuerdo, disuelvan la gomalaca (rubia, negra o blanca) en alcohol (96°), embeban con esta solución un trapo de franela absorbente, envuelvan este trapo en un lienzo fino de algodón o lino, comiencen a darle a la muñeca y aprendan como hay que aprender, repitiendo ensayos y errores. Así me enseñó don Franchesco, él venía todas las semanas a comprar su kilito de gomalaca rubia para dar lustre a las máquinas de coser que reparaba y dejaba como nuevas para que las agujas sigan bailando y tejiendo abrigos, remendando y remontando las ilusiones del barrio. Don Franchesco me enseñó el lustre y el italiano, yo pensaba que hablaba español, así lo fui aprendiendo. Queridos lectores, si se les queda pegado el trapo no me hago responsable, pero no duden en escribirme. No sé si aprenderán el lustre a muñeca pero les contaré otras historias patinadas por el tiempo que tal vez resaltar puedan las vetas de la memoria.

Josecito de la ferretería (J. M.)
josemuchnik@gmail.com



Tiembla la escritura dentro del botellón
No logro imaginar el contenido fundacional del botellón que guardo, desde hace un año, en el último estante de la biblioteca. Un enigma de la creación, de esos días que pertenecieron a otros que ya no están o que ya no recuerdan. Detalles sin importancia, pequeñas señales de lo cotidiano, ruido, bulla, garabatos insignificantes en el paisaje: sí, puede ser una manera de catalogar el origen del botellón.
El envase de vidrio es un regalo de mi amiga Mónica, y desde hace un año el susodicho botellón recibe ofrendas, cumple una función; por esas cuestiones del destino se alejó del vacío al que venía tan acostumbrado y, de alguna manera, volvió a ser refugio de la memoria.
En su interior, de repente, rebotaron unas diez o quince lapiceras rojas, todas habían sido usadas en mi escritura de los últimos tiempos. Vacías picaron sobre el vidrio del interior. Luego de unos dos meses, el botellón comenzó a recibir corchos, los que prevenían de variadas botellas de vino tinto. Una botella, una noche. Un corcho y la fecha de la noche. Un corcho y el nombre de ella junto a la fecha. Lapiceras vacías, únicamente rojas porque es la única tinta que uso para escribir mis historias, y corchos, como eje fundamental de un registro de la memoria. En acción totalmente azarosa inicié el registro, y luego, pensando en él, decidí ponerle un límite: un año o una vida: la del botellón y su capacidad de manos abiertas. Titulé el conjunto (como están las entendederas artísticas, bien podría presentarme en una bienal de instaladuras conceptuales: conjunto de objetos al alcance de un caradura): Hombre que escribe y bebe, y me dije que ahí estaba el recuerdo junto a un tibio reaseguro.
De la misma manera como la lapicera y el corcho se acomodan progresivamente en el interior del botellón, la memoria recibe el goteo de los días con sus anécdotas.
Y cada memoria será creación, mundo, y al final calesita. Tener la suerte de sospechar el color o el aroma de su misterio puede ser uno de los mayores desafíos. Hay que tener algo entre manos para estar en condiciones de perderlo. A saber, la memoria se afirma y es en esta acción cuando nace la posibilidad de su pérdida, la niebla.
Puedo decir de mi memoria que la deseo clara, y sin importar lo dolorosa que por momentos pueda ser. Digo que dentro de ella quiero la imagen de mi compañera mirando por la ventana del balcón y hablando, en plena madrugada, de lo mucho que va a extrañar la vista desde este piso dieciséis; siempre en mi memoria los días de la muerte de Néstor cuando aquellos catorce años; la charla con el poeta Hugo Ditaranto en su departamento de la calle Balcarce, el mismo donde vivió el escritor Conrado Nalé Roxlo, frente al parque Rivadavia; la charla con Gabriel Montergous en una mesa del Tuñín, o bajo la sombra del bosquecito de acacias en La Caramba; los domingos de gloria cuando los asados con los amigos: Luis, Daniel, Claudio, o aquellos jueves turbios con vino de la casa sobre las mesas de Chiquilín; el sabor del salame con queso y pan cuando de pibe de siete u ocho años visitaba la casa de la abuela Eufemia; el pelo blanco de la abuela Angela; la llegada de Julio, el abuelo poeta a la casa de Martín Coronado con una lata de bizcochos Canale (la chica sigue sentada sobre su piso de lata, ya un tanto deslucido por el salvaje paso del dios del tiempo que se abate sobre todas las latas). Digo que son momentos que no voy a olvidar así viva doscientos años, y es ésta mi expresión de deseo, porque fue y es la historia, y porque simplemente la quiero.
Mi memoria tiene sus dificultades de funcionamiento; ocurre que en mi vida hay una divisoria de aguas: la colimba, aquellos tiempos en que un grupo de desquiciados intentó hacerme creer que llegado el momento debería ofrendar mi vida por la patria, la de ellos. Desde muy joven me di cuenta de que la patria de ellos no era la mía, por eso me dediqué a pelear la vida defendiendo mis patrias internas; a la hora de morir, prefiero hacerlo por un malentendido propio. Anotaba que mis días se dividen en antes y después de la subordinación y valor para que el sargento se llevara a la casa la leche que era para los soldados. Los recuerdos son mucho más claros en el después, y un tanto más difícil se me hace la certera identificación en el antes (muchas veces esto es tomado por los demás como ocultamiento del pasado): ¿cómo eras a los catorce?, ¿cómo eran tus días a los dieciocho?, ¿cómo podía ser que siendo tan lector te pudieras pasar el día jugando a la pelota?, ¿por qué no seguiste estudiando?, son algunas de las preguntas que duermen en la sombra del antes.
En mi memoria hay lugar para la reescritura de recuerdos; los diálogos vuelven a ocurrir, una y otra vez comienzan las relaciones de pareja y aparecen las palabras de los inicios, las tibias invitaciones; y también vuelven las últimas conversaciones del amor. El recuerdo se reescribe, pero todavía es posible la relativa fidelidad a la impresión de origen porque todo nuestro paisaje, interior y exterior, sigue cercano: somos más o menos los mismos, y las esquinas, los bares, las direcciones de los sucesivos departamentos alquilados siguen estando ahí.
Y no sé por qué sucede que en mi memoria, los muertos, mis muertos queridos, se van haciendo cada vez más flaquitos; ellos están, vivimos en amistad a nuestra manera; se van conmigo a los cafés, llegan de visita en los momentos del día o la noche, alegres por el encuentro, pero los veo flaquitos, como desprotegidos en su contemplación.
Pienso en Imagina de John Lennon: Imagina que no hay países, / no es difícil de hacer, /nadie por quien matar o morir, / ni tampoco religión, / imagina a toda la gente, / viviendo la vida en paz..., y entonces me parece que esta expresión de deseo toma cuerpo en nuestra memoria cotidiana. El tiempo va limando límites en la memoria (quedan afuera del limado los asesinos y sus asesinatos, las puertas violadas, los pibes robados y otras lindezas de la patria de ellos), anula asperezas, condiciona antiguas verdades, y todo puede ser reescrito en la novela propia porque el conjunto deriva hacia una cierta tranquilidad, tal vez para lograr una mejor respiración, una mejor manera de caminar por la memoria de los días en el barrio.
Los límites se borran, las figuritas se mezclan en medio de la nueva respiración, del nuevo aire que va inflando las velas de la nao que dice presente en una recién aparecida calesita de plaza; el aire viene desde el primer día, desde el lejano primer día, porque ¿cuándo es que los límites pierden alambrados?, ¿cuándo la señal grita presente?, sólo cuando estamos lejos, cuando desde adentro y afuera estamos lejos. Una presencia termina donde nunca estuvo; una frase es dicha en un lugar en el que jamás fue pronunciada; una cara permanece presente y no hay manera de hallar su nombre; un ascensor puede transformarse en montacargas y aparecer en un terreno sobre el nunca estuvo; una casilla puede ser descripta como parte de un paisaje cuando en el momento señalado ya no había casilla alguna. Haroldo Conti en su novela En vida anota: Italo trajo dos botellas de tinto reserva y a partir de ahí las cosas se volvieron confusas. Mejor dicho, no confusas sino por el contrario demasiado precisas pero sin relación, al menos la habitual, unas con otras. Cuando los años pueden jugar como el tinto reserva, y cuando en muchas de las anécdotas no se pudo anotar sobre los corchos porque la tinta de las lapiceras se había terminado, la memoria toda puede reinventarse. Es cierto, quedan, pueden quedar los testigos, pero, ¿cuántas veces hemos sido testigos acallados por el cariño? Mi viejo siempre recuerda a la hora de pensar su pintura, la enseñanza de una maestra de la primaria. Esta mujer, proveniente de Castilla La Vieja, le había enseñado el concepto de la “recordación inventiva”, dice mi viejo: La mayoría de mis obras tienen un motivo central que me lo da la naturaleza o el azar, pero todo su entorno es mío, es mi “recordación inventiva”. Este tipo de recordación, que por una lógica de trabajo, aparece tan a la mano del pintor, el escritor o el músico, es presencia, si se quiere, un tanto camuflada, en la vida de todos. Una especie de barniz con sabor a uno mismo, con apariencia de rompecabezas, propenso a las caricias, y tan relativo en su manera de caer sobre cada detalle.
Todos escribimos y reescribimos, y con los años viene esa tranquilidad en la que los límites se han ido a jugar en calesita a otras historias o se han guardado en el último silencio. Nuevas versiones transitan la tierra, versiones que tal vez nos confirman como personajes de una novela, de la novela propia. Quizá sea válido preguntarse hasta dónde es necesaria la veracidad de los hechos cuando tan humana, placentera y compañera puede ser la lectura de nuestra novela, la mejor literatura, la más cercana.
Mi botellón con lapiceras y corchos espera el tiempo por venir, y tiembla la escritura dentro del vidrio, tiembla el rastro, la señal, la marca de los amores; en el temblor el posible nacimiento de las historias; sus versiones otras, entonces, bienvenidas sean.

Edgardo Lois
elois_ar@yahoo.com.ar



POEMA
TAXI LIBRE

Subí a mi taxi, Homero,
acompañame a recorrer las calles,
ese mar de adoquines que nos lleva
a compartir recuerdos y nostalgias.
Sentate aquí a mi lado
pasajero del tango y la poesía.
Sabés, Homero, trabajo sin descanso
murmurando entre dientes tus canciones,
tus tangos me apuntalan,
me pasan por las venas
y borran el dolor y los rencores
por el magro jornal o la injusticia.
A veces me detengo ante un farol
erguido como ayer en una esquina,
o busco el terraplén o la herrería
o los ojos oscuros de Malena.
Fantasmas del ayer acurrucados
en un viejo tranvía o en un coche de plaza.
Me apropié de tu Pompeya y tu Boedo,
transité la soledad de tu Añatuya,
leí a Lorca, admiré a Yrigoyen,
me embriagué con tus versos,
con esas letras de desengaños y aventuras.
Me decís que tu tiempo se ha cumplido,
que te espera tu lugar, allí en la altura.
Subirás por un largo pentagrama
con música de bandoneón y de violines.
En mi taxi guardaré toda tu esencia
aunque el moderno reloj indique Libre.

Marta Vega de Bonifacio

Segundo premio del concurso “Un poema para Homero”,
organizado por “Baires Popular”. Marta Vega de Bonifacio (Seud.: Acuarela)




EDITORIAL
Cerca, muy cerca, el rastro del horror

Ocho de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. En la esquina de Urquiza y Estados Unidos la iglesia de la Santa Cruz cobija a un grupo de familiares de detenidos por la dictadura. A casi dos años del comienzo del horror es necesario divulgar los nombres de aquellos que han sido privados de su libertad. El rubio aquel parece uno de los más activos a la hora de recaudar fondos. Ya está, la suma alcanza para la solicitada, pueden salir... Ignoran que parten hacia la muerte.
Al rubio aquel no le es necesario el beso de Judas, sólo le basta con abrir la puerta del templo para que el Grupo de Tareas GT332 de la Armada secuestre a Esther Careaga, Mary Bianco, Alice Domon, Angela Auad, Patricia Oviedo, Raquel Bulit y Gabriel Horane. Como parte del mismo operativo esa mañana había sido detenido Remo Berardo y por la tarde Julio Fondovila junto a Horacio Elbert. El 10 de diciembre de 1977, dos días después, en el diario “La Nación”, a pesar de todo, aparece la solicitada de Las Madres que aún conservan su libertad.
Ese mismo día se cierra el círculo de la Santa Cruz sobre Azucena Villaflor y la religiosa franco-argentina Leonie Duquet, en diferentes zonas de la provincia de Buenos Aires.
Desde mayo, en que el padre Mateo Perdía había abierto las puertas de la iglesia para que se reuniesen los familiares de los secuestrados, la importancia de Las Madres había cobrado un relieve que resultaba intolerable al proceso de exterminio nacional. Bien lo sabía el rubio aquel que conocía los pasos de todos desde adentro mismo de su calzado. Sorbía mate en la misma bombilla de las atribuladas madres y, seguramente, vertía lágrimas de acrílico acompañando la congoja de aquellas mujeres que harían de los pañuelos su símbolo de lucha. Le bastó con señalarlas en un despliegue de valor que no pudo lucir con sus amigos lagartos al entregar sus armas sin haberlas usado en las Georgias, tiempo después. El rubio aquel, el teniente de navío Alfredo Astiz, aún espera en un ignoto banquillo una Justicia que haga justicia, más allá de los escupitajos y trompadas que recibe cuando asoma su ya ajado rostro a la vida pública.
Treinta años han pasado de aquel horror.

Hace tan sólo un par de años el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó y recuperó a cinco personas integrantes del grupo de la Santa Cruz, quienes fueron vistas en la ESMA según testimonios de sobrevivientes y constató que habían sido torturadas, arrojadas vivas al mar en los conocidos “vuelos de la muerte” y enterradas como NN en diciembre de 1977 en el cementerio de General Lavalle.
Sus familiares decidieron “sembrarlas” en el Solar de la Iglesia de la Santa Cruz. Son las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo: Mary Bianco y Esther Careaga. También han sido esparcidas parte de las cenizas de Azucena Villaflor, junto a los restos de la religiosa Leonie Duquet y de la militante de Derechos Humanos Angela Auad.
De aquellas terribles jornadas permanecen desaparecidos: Remo Berardo, Raquel Bulit, Julio Fondovila, Horacio Elbert, Gabriel Horane, Patricia Oviedo y la religiosa Alice Domon.

La Comunidad Pasionista y el Equipo de Derechos Humanos de la Iglesia de la Santa Cruz convocan a un acto-homenaje el sábado 8 de diciembre a las 18.30 en Urquiza y EE. UU. al cumplirse 30 años de los secuestros perpetrados el 8 y el 10 de diciembre de 1977.

Mario Bellocchio

(Sobre datos recabados al Equipo de Derechos Humanos de la Iglesia de la Santa Cruz)



Homenaje en “Tierra Santa”
El domingo 11 de noviembre, en el marco del 125º aniversario del nacimiento de Lorenzo Massa, en la plaza que lleva su nombre, ubicada en Mármol y Salcedo, la Subcomisión del Hincha concretó un homenaje a los viejos deportistas de San Lorenzo de Almagro que contribuyeron a la grandeza de la Institución allá en los tiempos en que el Viejo Gasómetro albergaba las glorias futboleras todos los domingos. El ya legendario padre Pizzulli, párroco de la capilla de la calle México, recordó con sentidas palabras vida y obra del cura Massa a quien tuvo la suerte de conocer. Desfilaron ante el numeroso público, y recibieron su nostalgioso recuerdo, los deportistas de todas las disciplinas que formaron parte de la Institución. La Subcomisión del Hincha de San Lorenzo exhibió con legítimo orgullo el predio que contribuyó a recuperar –sin apoyo oficial– para el patrimonio azulgrana y, como manifiesta su mentor, Adolfo Res, van por más. A la vista de lo conseguido hasta el momento los del supermercado contiguo ya deben estar preocupados.



“Manzi, una geografia”, premios a los poetas y la “Orden del Buzón” al director de “Desde Boedo”
En la tarde del 20 de noviembre, el auditorio del Museo Monte de Piedad colmó sus butacas con el público que dio marco a la proyección de “Manzi, una geografía”, el exhaustivo trabajo de Diego Ruiz que tradujo en imágenes Mario Bellocchio. La realización lució con el equipamiento técnico del Museo –al que agradecemos las facilidades dispuestas para el evento– y contó, además, con la colaboración de Leonardo Busquet quien aportó su atildada interpretación para la voz de Homero Manzi. La ilustración en imágenes y sonidos recibió dos importantes aportes: el del archivo personal de Acho Manzi y el del Museo Manoblanca que en la persona de Gregorio Plotnicki –su director– se puso, al igual que Acho, a disposición para ofrecer su valioso material que se agregó al archivo de DESDE BOEDO.
Durante el transcurso de la presentación se entregaron los premios del concurso de poesía “Un poema para Homero” y Gregorio Plotnicki en nombre del Museo Manoblanca distinguió a Mario Bellocchio con la “Orden del Buzón”. El preciado trofeo fue agradecido por nuestro director con visible emoción.



CULTURA GRATUITA

Escuela de Capacitación Docente
Centro de Pedagogías de Anticipación
El sábado 10 de noviembre se llevó a cabo en las instalaciones del Café Margot (Boedo y San Ignacio) una actividad abierta para todos los docentes de la Ciudad sobre el tema: "Narrativas de denuncia social: los escritores de Boedo": Coordinados por el profesor Matías Perla los participantes abordaron temas tales como ¿Quiénes fueron los escritores que conformaron el mítico "Grupo de Boedo" en los años '20 y '30? ¿Qué diferencias mantenían con Borges y los escritores de "Florida"? ¿Por qué quedaron excluidos del canon literario y de los manuales escolares? Y hoy, ¿existen escritores que puedan considerarse "de Boedo"? Aguardamos los resultados del destacado trabajo.
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LA ORUGA
Queremos recuperar el espacio público como espacio de lucha, memoria y resistencia, caminando junto con todos los vecinos y vecinas.
Biblioteca pública de La Oruga: todos los sábados de 16 a 19 hs en la plaza de México y Jujuy.
Páginaweb:www.laorugaweb.com.ar
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C.I.M.U. Club Itinerante de Música Urbana
CARTELERA DICIEMBRE de 2007.
AUSPICIA gobBsAs - Min. de Cultura - CGP P. Chacabuco
NO SE COBRA ENTRADA NI DERECHO DE ESPECTACULO

SAN TELMO - PRIMO HUMBERTO (Humberto I 473. 4 300-8621)
Viernes 21:30Hs
7/12 Gonzalo Díaz (guitarra) / TANGO
14/12 Fabiola Costa (voz) Pablo Navarrete (piano) JAZZ ELECTRONICO
21/12 Horacio Acosta (piano) Diego Freue (bajo)
28/12 Nicolás Trono (guit.) Exequiel Bernard (guit.) Guido Edul (guit.) / TANGO

Sábados 21:30 Hs
01/12 Tavo Santo (voz) Javier Bagalá (guitarra) / JAZZ
08/12 Mauro Vicino (guitarra) Emiliano González (guit.) / JAZZ
15/12 Marcos Serra (guitarra) Gabriel Knoll (piano) Marcelo Pereiro (bajo) / JAZZ
22/12 Omar Garayalde (guit.) José Pérez Vargas (bajo) / JAZZ
29/12 Omar Garayalde (guitarra) Tom Núñez (bajo y voz) Julio Di Carlo (piano) / JAZZ
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ESPECTACULOS EN LOS BARES NOTABLES
Comisión de Protección y Promoción de los Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables,
que coordina la Subsecretaría de Patrimonio del Ministeriode Cultura de la Ciudad

LAS MOROCHAS (Tango Instrumental) - Sábado 8 - 19:30 HS - CONF. del H. CASTELAR - Av de Mayo 1148- Tel.: 4383-5000 / 9

AEREAS (Música Popular)Sábados 8 y 15 - 23:00 HS - BARBARO - Tres Sargentos 415 (Retiro) - Tel.: 4 311-6856

CUARTETO BIEN PULENTA (Tango) Sábados 8 y 15 - 21:30 HSLA CORUÑA - Bolívar 982 / 94 - Tel.: 4 362-7637 / 7633

ENTRADA LIBRE NO SE COBRA DERECHO A SHOWENTRADA SUJETA A LA CAPACIDAD DEL LOCAL
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CURSOS GRATUITOS DE DANZA
ESCUELA DE DANZAS “A.V. Mastrazzi” - GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BS. AS. - MIN. DE EDUCACION - DIR. DEL AREA DE EDUC. ARTISTICA - ENSEÑANZA OFICIAL Y GRATUITA

Está abierta la inscripción para la carrera de danza, que se cursa en forma totalmente gratuita.Título: Maestro/a de danza.
Turnos mañana o tarde. Formación artística y pedagógica

Algunas de las materias que se cursan: danza clásica, danza moderna, danzas folklóricas argentinas, música, artes plásticas, francés, historia de la danza, historia del arte, piano, pedagogía, didáctica, etc.
Posibilidad de cursar el Bachillerato en el mismo Establecimiento. Se realizan actuaciones en teatros e instituciones.
La Escuela cuenta con un Ballet institucional integrado por alumnos y egresados

Informes e inscripción: Esmeralda 285 Cap. Fed. (a 2 cuadras del Obelisco) Tel: 4 326-5478 / 4 326-2942. De 9 a 12 y de 14 a 16 hs.
http://www.buenosaires.govar/areas/educacion/escuelas/escuelas/artistica/danzas/default.htm. Inicio de clases: marzo 2008
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CICLO DE CINE:
“CINE ARGENTINO Y LITERATURA”
LOS MARTES A LAS 19 HS.
Martes 11 - Sudeste (2002) Dirección: Sergio Bellotti
Guión: Daniel Guebel y Sergio Bellotti sobre la novela homónima de Haroldo Conti
Martes 18 - Lugares comunes (2002) Dir.: A. Aristarain
Guión: Adolfo Aristarain y Kathy Saavedra sobre la base de la novela homónima de Lorenzo F. Aristarain

Biblioteca Ricardo Güiraldes - Talcahuano 1261
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA - Informes:
prensa_dglibro@buenosaires.gov.ar.
Tel.: 4 812 1840 int 113 - www.bibliotecas.gov.ar
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12.11.07

Nº 69
noviembre 2007


SUMARIO

La plaza y los chicos legisladores.
Entrevista de Mario Bellocchio

Fernando Fader y el postimpresionismo,
Diego Ruiz y su Callejeando historia

Lecciones de origami.
Mónica López Ocón

El monumento a Garay.
Miguel Ruffo

Alvaro Yunque y sus otros seudónimos
Mario Tesler

¡Marche una mitá y mitá!
Rubén Derlis

La cola del “kerosene”
Josecito de la ferretería (J. M. )

El pibe Daniel y el vuelo de la esperanza
Marcelo J. Pizarro

La plaza y la escalera del subte
Ultimas novedades (Informa Patricia Roselló)

La escritura de la novela propia
Edgardo Lois

El origen de “Boedo”.
M. B.

POEMA
Soneto (Poema ganador del concurso "Un poema para Homero")
Roberto Díaz

EDITORIAL
Un ministro culto
Mario Bellocchio

Actividades culturales barriales
y la Guía de Cultura Gratuita




La plaza y los chicos legisladores

Un grupo de chicos del séptimo grado del Instituto Santa Cruz participaron en una sesión especial de la Legislatura de nuestra ciudad y lograron hacer aprobar por unanimidad un proyecto para la Plaza de Boedo que refuerza la lucha del resto del vecindario al respecto.
Entrevista al maestro que motorizó el encuentro y a un par de pequeñas legisladoras, quienes nos manifiestan sus impresiones.

¿Nombre y ocupación?
Soy Guillermo Fenoglio, maestro de 7º grado en las áreas de ciencias del Instituto Santa Cruz (EE. UU. y 24 de Noviembre, enseñanza primaria y secundaria).
¿Cómo empieza todo esto?
La mamá de una alumna trabaja en el Concejo Deliberante y cuando nosotros comenzamos en el aula temas relacionados con los mecanismos del gobierno de la Ciudad me acercó un programa llamado Los Chicos y la Legislatura en el que participan como si fueran legisladores, ocupan las bancas durante una sesión presidida por un legislador (en este caso legisladora). Desde hace varios años se desarrolla esta actividad con alumnos de escuelas públicas y privadas del último nivel de la primaria y los comienzos de la secundaria. En esta oportunidad fue para primarias —siempre se hace entre los de un mismo nivel— buscando generar debate entre las ponencias que llevan las distintas escuelas.
¿Cuántos chicos intervinieron y cómo se seleccionaron?
Nosotros llevamos sólo cuarenta alumnos: quince a las bancas y el resto como participantes asistentes en el espacio reservado al público.
A la sesión van cuatro escuelas en las mismas condiciones, donde quince chicos de cada una ocupan el total de las sesenta bancas. En la nuestra, cada uno de los tres séptimos eligió por votación a cinco compañeros para que los representen como legisladores en los debates. Los restantes salieron, seleccionados por mí, en base a comportamiento y calificaciones.
¿Les dieron alguna instrucción? ¿Acotaron los temas?
Sí. Vinieron a darnos una charla previa a todo el grupo de séptimo, que en nuestro caso son cien chicos separados en tres divisiones. Las instrucciones que nos impartieron fueron sobre los temas a llevar, en cuanto a lo técnico. Por ejemplo, no se pueden hacer propuestas que involucren a la policía o los transportes ya que son áreas compartidas con otras reparticiones donde el Gobierno de la Ciudad no puede tomar decisiones por sí solo.
¿Es sólo un ejercicio democrático o tiene algún efecto posterior?
Nos dijeron que en la medida en que el proyecto fuera interesante podría ser tomado por algún bloque o comisión para llevarlo adelante, como ya ha sucedido.
¿Cómo decidieron el tema a presentar?
Nos propusimos averiguar entre las entidades barriales qué temas había en circulación como necesidad barrial y surgió, a través de la Asamblea de Boedo, el de la plaza. Nos enteramos de la movilización y seguimiento del vecindario y la Red de Cultura barrial, entre otras entidades, de la Ley conseguida, tras larga lucha al respecto, para que se construya una plaza en Carlos Calvo y Loria.
¿Cuándo fue la sesión?
Nos confirmaron la fecha desde la Legislatura luego de las vacaciones de invierno y se realizó el 3 de septiembre.
¿Cómo prepararon las intervenciones de los pequeños legisladores?
Durante la preparación debatimos con los chicos sobre las necesidades del barrio y particularmente de ellos mismos y llegamos a la conclusión de que se imponía la necesidad de una plaza. A pesar de que el tema ya estaba encaminado, con una Ley en vigencia y en etapa de expropiación, nos pareció acertado reforzarlo desde nuestro lugar. Nos agradó la idea de difundirlo entre los chicos de otras escuelas que iban a participar en la sesión y, aparte, hacerlo reingresar en la Legislatura para mantenerlo en vigencia ya que aún no se ve concretada su realización. Así armamos un proyecto basado en las ponencias originales de los vecinos en etapas previas a la concreción de la ley 2266 (Se declara de utilidad pública y sujeto a expropiación al predio “Estación Vail” en el barrio de Boedo, sancionada el 21 de diciembre de 2006 y promulgada el 1º de febrero de 2007)
¿Podemos transcribir el proyecto presentado?
Cómo no. Dice así:
Proyecto de Ley
Artículo 1º: El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires destinará a la construcción de un espacio verde el antiguo predio de la Estación Vail ubicado en las calles EE. UU., Sánchez de Loria y Carlos Calvo.
Artículo 2º: el predio será forestado en un 99 % con especies autóctonas o lo más posible.
Artículo 3º: se construirá un anfiteatro apto para eventos culturales, ubicado de tal forma que el sonido no moleste a los vecinos.
Artículo 4º: se habilitarán baños públicos para uso de los concurrentes.
Artículo 5º: se creará una comisión multisectorial, con la participación de los vecinos, para el seguimiento y ejecución de dicho proyecto.
Fundamentos: el barrio de Boedo no tiene plaza, sólo hay recortes de espacios verdes pegados a las autopistas. Se hace imprescindible un espacio recreativo y cultural de uso público.
Este es el último galpón del barrio que por su tamaño podría transformarse en una plaza respetable por sus dimensiones.
Este predio fue una antigua estación de tranvías que, cuando dejó de funcionar como tal, la dictadura la vendió a la Empresa “El Rápido-El Tata”. Los vecinos de la zona vienen gestionando por su recuperación desde entonces.
Consideramos que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires debe atender a esta necesidad ya que la construcción de la plaza traerá mejoras considerables en la calidad de vida del barrio y favorece la recuperación del patrimonio histórico del mismo. Autores: Alumnos de 7º grado del Instituto Santa Cruz

¿Cómo fue la sesión?
Ya en la Legislatura los chicos ocuparon las bancas, quince por escuela, dos privadas y dos públicas. Cada escuela llevó un proyecto principal y otro alternativo que fueron presentados y pasaron a tratamiento con debate. El nuestro, el de la plaza, fue el primero así que originó mayor número de fundamentaciones y cuestionamientos. Los chicos pudieron vivir desde adentro las vicisitudes del debate. Desde otras escuelas se cuestionó el interés común del proyecto ya que sólo interesaba a un barrio. Esto generó una defensa de lo presentado argumentando que se exponía lo que uno tenía en conocimiento y que la necesidad de espacios verdes es un problema común. Se generó así una ampliación que derivó en una modificatoria anexa para que el GCABA releve la ciudad en búsqueda de lugares que puedan transformarse en los espacios verdes que necesitamos cada vez más.
El proyecto con la modificatoria resultó aprobado por unanimidad. En general y en particular.
¿Qué conclusiones sacás?
Una experiencia bárbara para los pibes (y útil para todos los demás). Un ejercicio democrático de primer orden donde sólo por medio del debate llegás a acuerdos y concreciones. Y no se trata de ganar o perder, casi deportivamente hablando, como estamos acostumbrados en la vida cotidiana.

Dos legisladoras escolares
¿Qué les pasó en el recinto, cómo se sintieron?
Sofía Cobal: nervios al principio... pero fue muy bueno para ver cómo se hacen las leyes, trabajar sobre un proyecto como la plaza y darse cuenta de qué se siente cuando hay que defender lo que se dice ante todos los demás.
María Belén Lopardo: también un poco nerviosa al empezar, pero después te animás y defendés lo que proponemos para nuestro barrio: la plaza.
¿Qué llevaban preparado para defender lo que pedían?
S.C.: Lo que hablamos en las clases sobre la lucha de los vecinos que logró la ley para que haya una plaza en el lugar de la estación abandonada de colectivos.
M.B.L.: Bueno, lo que dijo Sofía y vino bien para que a todos los chicos de las otras escuelas les llegara la necesidad de ocuparse de tener espacios verdes para estar, jugar y tener un aire más sano.

La labor de ustedes no sólo fue de aprendizaje de lo suyo, ir a un recinto así y poder participar de las decisiones ciudadanas, sino también de ayuda al barrio donde están establecidas, donde se educan. En nombre de los demás vecinos, a ustedes y a su maestro les hago llegar nuestro agradecimiento.

Entrevista realizada por Mario Bellocchio, en la sede de la escuela, en octubre de 2007.




Callejeando historia
Fernando Fader y el postimpresionismo
Este cronista refunfuñaba en su anterior callejeo que, créase o no, aparte de ser muy pocos los artistas plásticos presentes en nuestra nomenclatura urbana, en relación a tanto prócer o general olvidado, no exceden generacionalmente las primeras décadas del siglo XX. Y mencionaba, entre los más “modernos”, a Fader, nacido en 1882, a Victorica, en 1884, y a Quinquela Martín, en 1890, respectivamente. Pero como ya se están acabando los callejeos de este año y no queda tiempo para proponer a la Legislatura unos cuantos nombres que merecerían tener su recuerdo en las calles porteñas (más allá del éxito que pudieran tener esas propuestas), el cronista piensa que dichas figuras son lo suficientemente importantes y dignas como para ir clausurando este ciclo.
Fernando Fader, como se decía, nació el 11 de abril de 1882 en Burdeos, de madre francesa y padre alemán, trasladándose a los tres años a Mendoza donde la familia instala una fábrica de gas, y a los seis a Alemania con sus abuelos paternos para cursar los estudios primarios. En 1892 inicia el bachillerato en el Liceo del Palatinado y regresa a la Argentina a los dieciséis años, edad en la que realiza sus primeras pinturas, un Autorretrato a la acuarela, el dibujo Retrato de 6 artistas célebres y el óleo El viejo piojoso. No sabemos qué formación plástica puede haber tenido hasta ese momento pero, ante sus evidentes condiciones, fue enviado en 1900 a Europa y recorrió durante un año museos y exposiciones. En 1901 se presentó a la prueba de selección de la Academia de Bellas Artes de Munich y fue rechazado, por lo cual el maestro Heinrich von Zugel le aconseja ingresar a la Escuela de Artes y Oficios de la misma ciudad, dedicándose a estudiar dibujo (¿sería su punto débil?). Lo cierto es que el mismo maestro, de una u otra forma, consiguió su aceptación en la Escuela de Pintura que dirigía en la Academia y evidentemente la enseñanza fue provechosa, pues en 1904 Fader concluye sus estudios con la Medalla de Plata en el Concurso de esa misma institución, que antes lo había rechazado, con el óleo La comida de los cerdos y una Mención por Mi perro.
Con el diploma en la mano Fader regresa a Mendoza, donde realiza su primera exposición individual en el Club Español y crea una Academia de Pintura junto a la fábrica familiar. Este primer período del artista debe de haber sido de gran producción, pues en 1905 realiza su segunda exposición individual en la Casa España, exhibiendo 70 obras entre acuarelas, óleos y dibujos, y como —según el viejo dicho— “Dios atiende en Buenos Aires” se trastala a ésta y concreta una individual en el Salón Costa de Florida 660, importante lugar de exposiciones de la primera década del siglo XX donde hicieron sus primeras armas no pocas celebridades posteriores. En los años siguientes se casa con Adela Guiñazú, realiza su segunda individual en el Salón Costa, expone en Witcomb y se incorpora al grupo Nexus junto a Pío Collivadino, Cesáreo Bernaldo de Quirós, Carlos Ripamonte, Justo Lynch, Alberto Rossi y los escultores Arturo Dresco y Rogelio Yrurtia. En el callejeo de octubre, dedicado a Collivadino, ya se ha comentado que este grupo era una reacción contra el academicismo a la europea y que sus integrantes no sólo se planteaban problemas teóricos y estéticos en relación al tratamiento de la luz, sino también un nacionalismo temático, dedicándose al registro del paisaje y las costumbres regionales o a la evocación histórica. Con el grupo realiza una colectiva en el Costa, pero en 1909 Fader siente, pareciera, el llamado de la tradición familiar, germánica, progresista, empresarial, y así como el padre proveía a Mendoza de gas de alumbrado, Fader emprende una obra de ingeniería para reemplazarlo por energía eléctrica. En realidad, el proyecto era hidroeléctrico y exigía desviar el cauce del río Mendoza, obra ímproba y llena de obstáculos —tanto naturales como burocráticos— que, a la larga, culminaron en fracaso y en un grave quebranto económico para Fader que había invertido en la empresa una considerable fortuna. No sabemos si a consecuencia de este revés, pero la salud del pintor comienza entonces a deteriorarse y, para subsistir, debe recurrir en 1914 a una cátedra de Paisaje de la Academia Nacional de Bellas Artes que, por dicho problema de salud, debió luego dictar en Córdoba, donde tuvo que afincarse.
Sin embargo no todas eran hieles, pues ese mismo año se presenta en el Salón Nacional con 2 obras y el Museo Nacional de Bellas Artes adquiere La comida de los cerdos, óleo con el que en 1915 obtiene el Primer Premio y Medalla de Oro en la Exposición Internacional de San Francisco. A partir de entonces, Fader realizó su más importante obra pictórica, exponiendo anualmente en la galería Müller de Buenos Aires, en los Salones de Rosario y en Montevideo. Esa obra es, seguramente, la más conocida, con su luminosos motivos al aire libre, sus pinceladas amplias y sueltas y un empaste grueso, pesado, realista, que lo diferencia claramente de la levedad impresionista y fue aceptado por un público que lo relacionó con el realismo de un Giúdici o el barroquismo colorístico de Cesáreo Bernaldo de Quirós. Una de esas obras, de gran éxito en 1914, fue precisamente Las Manilas, según el crítico Alfredo Roland “una euforia colorística, una sinfonía de mantones rodeando un desnudo femenino; tela muy española de la época, que produjo en el público un efecto fascinante”. Luego, en su producción cordobesa, la paleta de Fader se aligeró un tanto y logró entonaciones de color que demuestran su maestría, produciendo notables transparencias atmosféricas.
En 1924 Fader era un artista ampliamente reconocido, al punto que la Sociedad Amigos del Arte organiza su primera retrospectiva con 43 obras, en 1926 participa de la Exposición de Pintura Argentina de Madrid y, en 1932, la Comisión Nacional de Bellas Artes realiza en las salas del Palais de Glace otra retrospectiva, esta vez con 180 obras. Sin embargo, la salud de Fader ya estaba muy deteriorada, al punto que desde 1930 ya no pudo salir de Loza Corral, donde finalmente falleció el 25 de febrero de 1935, sin llegar a cumplir los 53 años.
Por fortuna y a diferencia de tantos otros artistas, fue reconocido en vida y póstumamente, estando su obra representada en los principales museos del país. Con respecto a la nomenclatura urbana, siguió la misma suerte de los otros artistas que hemos ido viendo: una calle de sólo tres cuadras lo recuerda en el barrio de Versalles, corriendo desde Porcel de Peralta hasta la General Paz, entre Nazarre y Nogoyá. En realidad, no les hubiera costado nada a los ediles correrlo unas pocas cuadras, donde hubiese estado mucho más a gusto rodeado de “La diligencia”, “La huella”, “El rancho”, “El chasque” y, ¿por qué no?, “El ferrocarril”.
Diego Ruiz



Lecciones de origami
Lección 1):
tome un cuadrado de papel. Dóblelo primero por una diagonal y luego por la otra. Vuelva a doblar por las medianas. Luego lleve cada lado del papel hacia las diagonales y doble nuevamente marcando una línea bien neta con la ayuda de la uña del dedo pulgar. A continuación comience a plegar el papel por las líneas marcadas y obtendrá una paloma. Cúrvele las alas y dibújele los ojos con un marcador. Tómela por abajo y tire hacia arriba por la cola. La paloma moverá las alas sin levantar vuelo y palpitará en sus manos como si estuviera viva, aunque la haya hecho con papel de diario, con la hoja usada de un cuaderno, con papel de envolver regalos o con la virginal A 4 que tenía destinada para imprimir un balance o un poema.
Lección 2): tome otro cuadrado de papel. Dóblelo de la misma forma en que lo hizo para obtener la paloma, pero imprímale a los dobleces un poco de espíritu náutico y obtendrá un barquito flotador.
Lección 3): tome un tercer cuadrado de papel. Esta vez sería ideal que fuera de diario. Dóblelo de la misma forma en que lo hizo para obtener la paloma y el barquito, pero imprímale a los dobleces espíritu picassiano y obtendrá un gorro de pintor.

A temprana edad comprendí que era posible crear mundos de papel con el trazado de unas pocas líneas y unos acertados dobleces. Mucho antes que yo, claro, lo habían comprendido los japoneses, creadores de este arte que exige la renuncia absoluta a utilizar la tijera. En las hojas de papel, según ellos, se esconden sapos y ranas, caballos, tortugas, pájaros de vuelo rasante, árboles, mujeres con kimono, un samurai anacrónico, niños con perros, casas con ventanas, soles y estrellas nocturnas, crisantemos, tinajas, flores con olor a tinta… Sólo se trata de descubrirlos. Los dobleces marcan un camino y el plegado hace aparecer frente a nuestros ojos asombrados las figuras corpóreas que se escondían en la hoja plana. ¿Dónde estaban antes de irrumpir en el mundo esas mujeres con quimono? ¿Dónde se ocultaban esa flora y esa fauna cuyos rastros ni siguiera era posible atisbar en el paisaje desierto del papel?
El origami es un antiquísimo arte oriental cuya profundidad los occidentales no acaban de comprender y que muchas veces confunden con una manualidad intrascendente. Sin embargo, el mundo entero se rige por la norma fundamental del origami, que consiste en descubrir mundos ocultos allí donde ni siquiera es posible sospecharlos. Por ejemplo, un día el vientre de una mujer comienza a abultarse. Cuando su comba es insoslayable, una línea oscura, tan marcada como las diagonales que se precisan para hacer una paloma, le nace desde el ombligo y se pierde en el pubis dividiendo el vientre en dos como si esa línea oscura fuera una mediana. Poco después, de los pliegues de origami de su sexo saldrá una figurita pequeña, con fragilidad de papel y que se agitará con la torpeza con que la paloma plegada mueve sus alas.
Pero nuestros dobleces no se limitan a los pliegues del sexo. De nuestros pliegues interiores surgen por la noche monstruos y flores con olor a tinta que se corporizan en la penumbra de la habitación, que nos devoran en la oscuridad con una boca inmensa de sapo plegado o que caminan con la levedad de una mujer con quimono. Sus cuerpos de papel se incendian con la luz del día y nos dejan una ceniza somnolienta, una remembranza apenas de un terror o un goce, que se disuelven progresivamente con la claridad como animales nocturnos que tuvieran por escondites los pliegues de la sábana y la almohada.
¿Y no existe, acaso, un origami sentimental que surge de los pliegues más profundos de nuestro ser de manera inesperada y contra nuestra propia voluntad? A diferencia del origami tradicional que inventaron los japoneses, el origami sentimental produce figuras impredecibles. Allí donde esperábamos que surgiera un odio o una indiferencia de papel de diario nos surge un amor de papel glacé metalizado brillante como los anillos que de chicos nos fabricábamos con el papel plateado o dorado de los alfajores. Fuera de su carácter impredecible, el origami sentimental y el tradicional se parecen en todo. Ambos tienen un amplio repertorio de figuras que va de la rana a la tortuga, de la pasión lacerante al rencor sordo o la total indiferencia.
La escritura es, quizá, el arte más parecido al origami. De una hoja en blanco surgen mundos escondidos con sapos y ranas, lluvias de papel y tormentas de tinta. Onetti encontró a Santa María en un pliegue oscuro de sí mismo. Y Macondo nació del caprichoso trazado circular de los papeles que se pliegan en la palma de la mano antes de ser arrojados al cesto.
Todo lo que existe sobre el mundo surge de algún pliegue misterioso cuya existencia, la mayor parte de las veces, ignoramos. Este pequeño texto, sin ir más lejos, surgió del pliegue de un recuerdo: las palomas de papel de mi infancia que mi padre plegaba con paciencia de artesano oriental hasta hacerlas volar sobre mi mano. Nosotros mismos pasamos nueve meses plegados en un útero hechos un nudo misterioso de diagonales y medianas y un día, de ese montoncito tibio de dobleces surgimos como surgen la figura del samurai o de la mujer con quimono. Pero nuestros pliegues son tantos y tan secretos, que continuamente mutamos en figuras diferentes a lo largo de la vida. Tenemos una precaria identidad de papel y dobleces de donde surgen a cada instante las figuras de la fauna y la flora de nuestra geografía interior. La nada, a la que inexorablemente volvemos luego del plegado constante y trabajoso, no es más que una hoja en blanco, inmaculada.
Mónica López Ocón




El monumento a Juan de Garay
En junio de 1580 Juan de Garay fundó la ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Aire. Muy pronto el nombre del puerto pasó a ser la denominación de ciudad. Entre las ideas propuestas por Adolfo P. Carranza, primer director y fundador del Museo Histórico Nacional, se encontraba la de levantar un monumento a Juan de Garay como parte del programa destinado a conmemorar el Centenario de la Revolución de Mayo. La obra fue inaugurada el 11 de junio de 1915 y pertenece al escultor alemán Gustavo Eberlein (1847-1926). Se encuentra ubicada en la plaza 11 de Junio, en la intersección de las avenidas Rivadavia y Leandro N. Alem, hacia el lado norte de la Casa de Gobierno. “La figura de Juan de Garay es de bronce fundido y se realizó en Berlín, está apoyada en una base de granito, donde se hallan dos relieves alusivos a la fundación de la ciudad de Buenos Aires y su costo fue de pesos 435.000. El monumento está rodeado por una verja donde se pueden observar los cuatro escudos correspondientes a Vizcaya, Alava, Guipúzcoa y Navarra, ya que se cree que Garay era vasco aunque llegado muy joven al Río de la Plata. Vemos también un retoño del árbol de Guernica —símbolo del pueblo vasco— que se encontraba en el pueblo de igual nombre y desapareció en 1892 (el actual es un retoño de aquel). El pueblo de Guernica fue bombardeado durante la Guerra Civil Española; un gran cuadro de Pablo Picasso recuerda este acto de barbarie.” (1). Juan de Garay está representado de cuerpo entero, de pie, avanzando el derecho respecto del izquierdo. Su brazo derecho se extiende hacia adelante señalando el solar fundacional. Por el contrario, su brazo izquierdo se separa del cuerpo, mientras la mano correspondiente se apoya sobre el sable, que pende de su cintura. Lleva casaca y coraza, su pecho está atravesado por la banda de Capitán General. Cubre la cabeza un yelmo, su barba es tupida y dirige la mirada hacia adelante. Gustavo Eberlein esculpió su visión “hidalga” de un conquistador español del siglo XVI. Esta es una de las obras de arte que, comisionada en torno a la fecha del Centenario (1910), nos muestra cómo en el programa monumental conmemorativo se interrelacionaban las esculturas, monumentos y pinturas que evocaban a la Revolución de Mayo con aquellas otras que remontaban los fastos de la ciudad a su momento fundacional. Recordemos que sincrónicamente a esta obra el gobierno municipal le encargó al pintor español José Moreno Carbonero la realización del óleo “La Fundación de Buenos Aires por Juan de Garay”, que se encuentra actualmente en el Palacio Gubernamental de la ciudad. Se trazaba así una continuidad entre la conquista española y la Revolución de Mayo. Sí, ya en la época de la “Gran Aldea”, las Fiestas Mayas habían sido aquellas en que la ciudad se conmemoraba a sí misma; ahora hacia la época del Centenario, amenguado ya el antihispanismo de las primeras décadas posteriores a la Revolución, Buenos Aires festejaba simultáneamente la Independencia y el origen europeo de la nueva nación.
Miguel Ruffo

miguelruffo@hotmail.com

Notas:
(1) Carpeta Número 712 “Juan de Garay” en Biblioteca y Archivo del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.





Alvaro Yunque y sus otros seudónimos
Como ocurre con Pedro B. Palacios y José S. Alvarez, se da por cierto que Alcides Gandolfi Herrero firmó con un único seudónimo. En estos tres casos sus producciones de tono mayor llevan un mismo seudónimo (la de Palacios Almafuerte, la de Alvarez Fray Mocho y la de Gandolfi Herrero Alvaro Yunque), eso es así, pero también son autores de otros trabajos a los que dieron vida tras otros nombres de pluma.
De Palacios, además de Almafuerte Sergio Bagú trae Juvenal, Crítica, Patricio, Isaías, Justo, Plutón, Uriel, Cívico, Max, Catón, Job, Claro, Cocorocó, y Plutarco; todos estos los recuerda al estudiar la vida y obra de Almafuerte, ensayo con el cual Claridad acompañó las Evangélicas completas en 1933. Los otros identificados como usados por él son Bayardo, Bonifacio, Eros, Fígaro, Flax, Flirt, Jack, Julio, Municipio, Pastor, Patricio el joven, Pío, Colbert y Véritas.
¿Cuántos usó Alvarez aparte de Fray Mocho? Entre José Scotto y Ernesto Mangudo Escalada reunieron algunos, recogidos en La Nación del 27 de noviembre de 1981 por E. M. M. (alfónimo de Enrique Mario Mayochi). Scotto identificó a Santos Vega, Paja Larga, Carlos Lanza, Escalpelo, Florito, Segismundo, Fray Ojitos, Fabio, Machuca, Juvencio López y Fabio Carrizo; en tanto Mangudo Escalada a Pancho Claro, Matías Polancas, Gavroche, Gamín, Stick y Pincheiras.
En otras fuentes he recogido dos más, Nemesio y Nemesio Machuca, quedando para confirmar el de Paso Claro.
Horacio Ferrer —si no se equivocó— aporta Sargento Pita como seudónimo de Alvarez. En la edición impresa por Galerna de su crónica y diccionario sobre el tango le atribuye la autoría de un artículo firmado con este seudónimo y publicado en Caras y Caretas el 7 de febrero de 1903.
Si se supone que Gandolfi Herrero no adoptó más que el de Alvaro Yunque debo agregar, en mérito a su importancia, los de Enrique Herrero (sus reales segundo nombre y su apellido materno), Berta Guillón, Vera Guillón, Antón Bigornaief, Alba Rachel, H. y E. H.
Gandolfi Herrero optó por usar siempre seudónimo, en lo que tal vez tenga algo que ver su ideología y su militancia. Dentro y fuera del país, cuando se conocieron sus trabajos se lo identifico a él como Alvaro Yunque, pero no faltaron circunstancias o pruritos por los cuales prefirió cambiar ese seudónimo por otros.
Para algunas traducciones de importancia, selecciones y prólogos alternó con el seudónimo Enrique Herrero, pero para su obra literaria y la mayoría de sus trabajos sobre temas de historia argentina prefirió el de Alvaro Yunque.
Entre 1925 y 1927 en Buenos Aires apareció una publicación, La Campana de Palo, que pedía a sus camaradas sólo [...] un poco de talento, mucha sinceridad y una gran honestidad. Estuvo codirigida por el artista Carlos Giambiaggi y el crítico de arte Alfredo Chiabra Acosta, también conocido como Atalaya.
En el total de las 17 entregas de La Campana de Palo se encuentran frecuentes colaboraciones de dos hermanos Gandolfi Herrero. Augusto, como siempre, tras el seudónimo de Juan Guijarro; en cambio, nuestro Alcides uso dos: el de Alvaro Yunque y, para asumir la responsabilidad de sus parábolas, el de Antón Bigornaief.
En el archivo de su hija se conservan algunos trabajos de distintos géneros entregados al diario rosarino La Capital. Estos fueron publicados en las décadas del 30 y del 40, firmados algunos como Berta Guillon y otros como Vera Guillon.
Frustrado su deseo de inscribir en el Registro Civil a su hija Alba con Rachel como segundo nombre, se debió conformar con hacerlo en castellano. Y tanto le siguió gustando la combinación Alba Rachel que años después la aprovechó para sus trabajos en una revista femenina.
Este seudónimo, Alba Rachel, apareció durante bastante tiempo al pie de la columna Poetas del amor, con sus reseñas, noticias y transcripciones. Perseguido por razones políticas no sólo disimuló su identidad sino que convino con la dirección de la revista para hacer figurar a su hija en las planillas de personal como autora, siendo por esta razón beneficiada con un impensado aporte previsional para la futura jubilación.
Mario Tesler




Memorias y viñetas de la ferretería vieja
La cola del “kerosene”
Desde la esquina de Garay, arrastrando brazos y botellas, la cola bajaba serpenteando por Boedo hasta mitad de cuadra, entraba en el número 1561 hasta el fondo de la ferretería Don Miguel y ahí terminaba, exactamente frente al tambor de hierro panzón. La cabeza del niño sobrepasaba apenas el borde del tambor, con una mano aferraba el pico de la botella a la salida de la bomba de hojalata, con la otra bombeaba parsimoniosamente. Corrían el “kerosene” y el siglo XX por la mitad, indispensable para el calentador Primus o las estufas con velas refractarias de aquellos inviernos... El niño era yo, de vez en cuando echaba una rápida mirada para contemplar la cara de satisfacción de los clientes. Sensaciones como argamasas de tiempo, animales geológicos hechos de olvido y de palas, medio siglo después, vaya a saber por qué, si por una foto nunca tomada, si por un reflejo rosado en esta taza, si por un olor sólido en el fondo de mis fosas, vaya a saber por qué las palas comenzaron su danza removiendo escorias y falsas cortezas, dejando a luz la sensación en forma viva. Ahí estoy, bombeando frente al tambor grandilocuente, vaivén de manito dibujando satisfacciones en los rostros, dos litros por persona me habían ordenado, por favor, mijo, me cuesta mucho hacer la cola, balbuceó la viejita arrimando una damajuana de cinco litros, busqué sin hallar la mirada aprobatoria de mi viejo, ocho años tenía, tomar decisiones trascendentales a esa edad, no se le puede pedir tanto a un niño, transgredir la ley de la cola, descifrar fisuras entre leyes y justicia, miré a la viejita, miré de otra manera al cliente que seguía para marcar la cancha, el que manda aquí soy yo, si se me canta le doy cinco litros a la viejita, guste o no guste, dije sin decir nada. A medida que la damajuana se iba llenando junaba de reojo la sonrisa naciendo entre arrugas, gracias, mijo, Dios se lo agradezca y me dio un beso sin dármelo antes de darse vuelta desandando lentamente la cola con su pesado trofeo. Arboles o niños así crecemos, con las inclemencias del tiempo... o de la vida. ¡Pa!, la señora lleva cinco litros, grité con un dejo de orgullo en dirección a la caja, ¿qué cosas habré dicho en esa frase? Ahora que las palas comenzaron su danza entiendo mejor lo que me dijo una vez aquel poeta del barrio, ché, pibe, las palabras son el papel regalo, puro brillo, hay que abrir el envoltorio para ver qué se traen entre las tripas. ¡Pa!, la señora lleva cinco litros...
Josecito de la ferretería (J. M.)




El pibe Daniel y el vuelo de la esperanza

Luego llegaron las transmisiones de radio, las claves de Alumni, la Spica y la televisión. Pero hubo un tiempo en que, cuando El Ciclón jugaba de visitante, se imponía la angustia de enterarse de la buena o mala nueva, horas después, reflejada en la cara de los viajeros al regreso. Marcelo Javier Pizarro nos cuenta en este delicioso y austero relato la historia del ingenio del pibe Daniel para ponerle alas al tiempo de la espera.

Daniel Dolce cargaba su canasta con palomas, acompañando al equipo de San Lorenzo cuando jugaba de visitante.
A principios de los años 20, aún no existían las transmisiones radiales (1) y el vecindario del barrio esperaba ansioso el resultado que el pibe Daniel enviaría con sus palomas mensajeras al finalizar el primer tiempo y luego de concluir el encuentro.
Dentro del campo de juego del mítico estadio de la avenida La Plata (2), se reunía buena parte de aquellas familias que compartían amarguras y durezas cotidianas.
Ese día que el equipo no jugaba en casa, la ansiedad y los nervios crecían hasta producir un enrarecido clima de esperanza y zozobra colectiva.
Daniel vivía en la calle Santander en la casa de su abuelo Paolo con sus padres, hermanos, hermanas, tíos y primos en una típica casa del tipo “chorizo”. Eran más de una docena de almas azulgranas que el domingo después del mediodía cerraban su vida a todo aquello que no estuviera relacionado con la epopeya del club de sus amores.
A veces las palomas regresaban con resultados ingratos, caídas inesperadas y de las otras.
Entonces el piberío puteaba educadamente, los hombres mudos alzaban los hombros y se retiraban junto a mujeres que retorcían el extremo de sus delantales de cocina.
Volvían a las casas. A la noche no cocinaban y el barrio era una sombra.
Sus hermanas María y Haydée no soportaron las dolorosas determinaciones sanlorencistas y cansadas del ayuno que la derrota imponía, se hicieron de Boca.

Daniel Dolce nació el 11 de marzo de 1907, recorrió mundos y mujeres y murió a los noventa y seis años.
Elegante y educado, al final de su partido recordaba feliz que terminaba el primer tiempo, ataba el resultado a la pata, soltaba la paloma y allá regresaba, al corazón de Boedo.
Marcelo Javier Pizarro
mjavier_pizarro@yahoo.com.ar

Notas:
1. El primer partido que se relató completo fue Sportivo Barracas contra Estudiantil Porteño, en 1927. Lo relató Tito Martínez Delbox.
2. El 10 de mayo de 1916 se inauguraba el estadio en avenida La Plata con el partido San Lorenzo vs. Estudiantes de la Plata (2-1).




¡Marche una mitá y mitá!
Sobre “Pizzerías de valor patrimonial de Buenos Aires”, de Horacio Spinetto, editado por la Dirección General de Patrimonio.

Aunque su formato sea cuadrado (14x14 cm) es un libro redondo, calificativo nunca mejor empleado que en esta oportunidad, ya que el trabajo de investigación es irreprochable, y porque su temática está dedicada a la pizza. Desde la “Presentación” de Silvia Fajre y de la “Introducción” a cargo de Nani Arias Incollá, más ese “Sole, pizza e amore”, especie de salutación de Alberto Petrina a estas páginas, todo humea cordialidad y ganas de compartir esta grande de textos bien condimentados con sabrosos aderezos de poesía, pero no mucha: lo suficiente como para realzar el color, la imprescindible para aumentar el sabor.
A lo largo de sus 240 páginas, el autor nos lleva a conocer pizzerías de distintos barrios de la ciudad tan distantes entre sí como La Boca y Villa Devoto, Barracas y Belgrano o Núñez y San Nicolás, y en este recorrido nos informa de las especialidades de la casa de cada establecimiento, porque previamente él las a degustado in situ para mayor acopio de material de primera agua (acaso cabría decir, de primera masa) y por su voluntario olvido del régimen (que comenzará cada semana) frente a una irresistible grande de muzzarella y sólo dos porciones de fainá, pues tampoco es cuestión de exagerar...
Es de destacar la meticulosa investigación que Spinetto llevó a cabo para dar cuerpo a la primera parte del libro (“Acerca de la pizza y su historia”), donde cuenta a lo largo de 64 páginas de manera amena, ágilmente y sin acartonamiento desde sus remotos orígenes (“Existen versiones que sostienen que el origen de la pizza se remontaría a la Edad de Piedra”), echando una mirada al antiguo Egipto (“...Durante la celebración del cumpleaños del faraón era costumbre elaborar una especie de galleta aplastada y condimentada con hierbas aromáticas”) siguiendo por Grecia (“En la Grecia clásica hay ejemplos de preparaciones de panes plakuntos, y de otros aromatizados que vuelven a conducirnos a la pizza”), pasando a Roma (“El cocinero Apicius, en tiempos de Tiberio, registró en el recetario Re Coquinaria, una masa similar a la de la pizza con el nombre de Moretum”), entrando a la Edad Media (“El término pizza ya se usaba en la Alta Edad Media. Esta palabra provendría del griego pitta: pan aplastado”), asomándonos a la Edad Moderna y entrando a los albores de la Contemporánea (Es entre los años 1700 y 1800 cuando la pizza se consolida como uno de los platos de la comida napolitana preferidos del pueblo [...] Se empiezan a definir las características definitivas de la pizza y de los lugares destinados a su elaboración: las pizzerías”), y así de corrido, aportando datos, confrontando versiones, hasta llegar a nuestros días en un despliegue de conocimiento inaudito acerca de esta redonda, multicolor y popular comida hoy ciudadana del mundo.
Para el capítulo “Pizzerías barrio por barrio”, el autor contó con la importante colaboración del poeta Esteban Moore. Es aquí donde en textos, si no breves, tampoco extensos, nos hace conocer la genealogía, tradición y algunos pormenores de 39 pizzerías porteñas, de la cuales nos deja la dirección en lugar bien visible, por si a algún lector se le diera por correrse alguna vez a probar las pizzas de otras latitudes, y por qué no, confrontarlas en color y sabor con las que suele saborear en la pizzería de su barrio.
Palabras aparte merecen las fotografías (de Sol Arrese y del propio autor) que ilustran la obra copiosamente y sirven de guía al que se adentre en estas páginas para situarlos adecuadamente en el ámbito de las pizzerías comentadas. Asimismo, la gran profusión de viñetas junto a lo arriba comentado, hacen de este libro un bello objeto, tal como deben ser volúmenes de estas características.
Rubén Derlis
rubder@fibertel.com.ar




La plaza y la escalera del subte
En respuesta a la consulta que le formulamos a la Dip. Liliana Parada —que representa al ARI en la Legislatura de la CABA—, desde el despacho de la diputada la Dra. María Victoria Esquerro nos responde:

Estimada Patricia:
Te tengo varias informaciones sobre el predio de la Plaza:
Tal como convinimos telefónicamente y a pedido de la Dip. Parada me contacté con el Dr. Urus del GCABA para solicitarle información sobre el estado del expediente de expropiación del predio para la Plaza. Me informó que se encontraba confeccionando personalmente los acuerdos para que sean firmados por las partes (“expropiantes”, “dueños”, acreedores, etc. ) el próximo día lunes 5/11; esto significa que si el lunes se firman efectivamente dichos acuerdos, la expropiación quedaría concluida, sin necesidad de la instancia judicial.
Me comentó también Urus que la valuación del predio que se fijaba en la Ley en la suma de $ 7.900.000.-, fue modificada y actualizada por medio de una tasación que efectuó L J Ramos Brokers Inmobiliarios quienes lo valuaron en la suma de U$S 4.140.000.- (dólares). Con esta cifra el expediente pasó al Banco Ciudad para que se expidan y ellos fijaron la suma definitiva a pagar en $ 9.500.000.-, la que fue aprobada también por Procuración. Esta sería, de acuerdo a lo que me manifestó Urus, la suma que se va a poner en los convenios. Estoy gestionando, por otra parte, que me confirmen desde el GCABA si esta suma se encuentra prevista y reservada en la partida correspondiente.

Leyendo el periódico “Desde Boedo”, que nos llega a la Legislatura, en el Nº 68 correspondiente al mes de octubre del corriente año, en la página 7, vos escribís un artículo denominado “La Plaza” en el cual relatás los temas que están tratando en la Comisión Todos por la Plaza. Al respecto quería hacerte saber que la diputada Parada ya presentó, y fue aprobado por esta Legislatura, el Proyecto de Declaración Nº 2190/07, mediante el cual se solicita al Poder Ejecutivo que requiera a la Policía Federal la custodia del predio destinado a la plaza. (Aprobado sobre tablas en la sesión del día 11/10/07, Declaración Nº 313-07). Para los fines que estimes convenientes, te adjunto el texto.

PROYECTO DE DECLARACION
La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, solicita al Poder Ejecutivo que a través de los Organismos competentes se requiera a la Policía Federal custodia del predio limitado por las calles Sánchez de Loria, Estados Unidos, Carlos Calvo y Virrey Liniers, Circunscripción 8 Sección 3ª Manzana 28 Parcela 1, destinado a espacio verde de uso público, por ley nº 2266/07.

Finalmente, leyendo la misma página del periódico mencionado, hay una nota que hace referencia al tema de la escalera mecánica de la línea E del Subte, que en la estación Boedo no funciona. A raíz de esto, Liliana hizo otro proyecto de resolución solicitándole informes al Ejecutivo. Este proyecto ya fue presentado, con el Nº 2322/07 y se encuentra actualmente en la Comisión de Obras Públicas de esta Legislatura. También te adjunto copia de dicho proyecto.

PROYECTO DE RESOLUCION
Artículo 1º.- La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires solicita al Poder Ejecutivo que informe en el plazo de 15 (quince) días de aprobada la presente, sobre la escalera mecánica ascendente de la estación de Subterráneos Boedo de la línea E, que no se encuentra habilitada al uso desde enero del 2004, lo siguiente:
a) Si fue levantada por la Justicia la clausura que pesaba sobre dicha escalera mecánica.
b) Si la Empresa Metrovías S. A. recibió de la Justicia la notificación correspondiente del levantamiento de la clausura, indicando fecha de recepción.
c) Si la Empresa Metrovías S.A. sigue informando, a través de su Centro de Atención al Pasajero, que la escalera mecánica aún se encuentra clausurada por la Justicia.
d) De ser negativa la respuesta a la anterior pregunta, cuándo dispondrá la Empresa Metrovías S.A. la rehabilitación de la escalera mecánica de la estación Boedo.
e) Qué gestiones ha realizado el Poder Ejecutivo a fin de lograr la puesta en funcionamiento de la antes mencionada escalera mecánica.-
Art. 2º.- Comuníquese, etc.


Saludos cordiales, Dra. María Victoria Esquerro, despacho de la Dip. Liliana Parada, Legislatura de la CABA
Informe de Patricia Roselló




La plaza ya es de los vecinos
Los propietarios del predio firmaron el convenio de avenimiento

Sobre el cierre de esta edición nos llega la confirmación de la gestión que se boceta en el informe de la Dra. Esquerro. Los propietarios del predio afectado por la ley 2266, expropiable para uso público como espacio verde, se avienen a la propuesta del GCABA y aceptan el monto indemnizatorio. De esta manera el espacio queda en manos del Gobierno de la Ciudad para comenzar a dar cumplimiento a lo establecido por ley: construir una plaza.

CONVOCATORIA
En virtud de lo anterior, la Comisión Todos por la Plaza resuelve convocar a un encuentro adicional el próximo lunes 12 de noviembre a las 19 en el Club GON, Pavón 3916, para cerrar los trabajos que la comisión viene realizando sobre la propuesta del nombre para la plaza.
Encuestas, tríptico, votaciones de los vecinos por Internet y la opinión de todas las instituciones respecto de este tema. Las resoluciones del próximo lunes serán elevadas a la Legislatura para ya nominar la plaza que merece un nombre, elegido colectivamente, antes de fin de año.
Y, por supuesto, celebrar la noticia.




La escritura de la novela propia
Alrededor de las cinco de la tarde de ayer apareció en mi pensamiento el recuerdo de mi época de inmortal. La aparición tuvo su razón de ser en la reacción frente al estímulo de la lectura. Fui un inmortal y en esos días la inmortalidad era cotidiana, la descubría en cada gesto o pensamiento; su prueba de vida descansaba en la cercanía, en la inmediatez de los recuerdos y los sentimientos.
Quién puede, quién debe, o mejor, por qué resistirse a la tentación, quién es el que a los veinte años no se cree el escritor absoluto de su propia novela, la mejor, la más segura a la hora de cotizar entre los vaivenes de la esperanza.
En la plena inmortalidad de la inexperiencia los besos y las palabras adquirían la categoría de urgentes, la fuerza era la flecha indicadora, era la que guiaba la mano a la hora de izar aquellas primeras faldas (término libre de las plumas de la pollera) de temblorosas damiselas. Eran los días en los que se estaba obligado a sumar los momentos que llevaban o que pensábamos que podrían llevar a la felicidad; “Meta palo y a la bolsa” se llamó un equipo de papi fútbol en la época de los inmortales. La felicidad era buscada en la mismísima pronunciación de la palabra felicidad, así de simple, si no se la nombraba no existía, y nunca llegaría la felicidad si a su puerta no se golpeaba, si a su puerta no se gritaba el nombre. Sólo en el después, con la paulatina desaparición de la sensación de inmortalidad, y la posible eternidad se hacía recuerdo o fantasía; fue cuando recién se pudo llegar a los interiores esquivos y verdaderos de la felicidad. Sólo en el después se pudo descubrir que la felicidad, al final de cuentas, no era más que una de las artes más efímeras que habitan este mundo; algo así como si un puñado de intervenciones de colage con toques furtivos de pinceles amantes de la abstracción, más una caja de carrito de heladero llena de guiños azarosos, derivara a manera de rocío tibio y con intermitencias sobre las madrugadas, en el instante exacto en que nace, en que está naciendo el arte de los días.
La inmortalidad era acostarse sobre la terraza de un edificio alto y mirar el cielo. Lejos de todo, el inmortal pensaba en la escritura de su vida. Para casi todo se podía ir armando planes, locos o no tanto, poco importaba, ¿por qué?, porque había tiempo, porque se alcanzaba en la terraza la totalidad del tiempo vital enredado, a la mano, en la suficiencia del humo de los cigarrillos y los tragos de cerveza.
La vida entregada, diciendo que sí sin mucho chamuyo previo; de esta manera el inmortal disfrutaba de su Buenos Aires en los recovecos de los barrios, respiraba las mañanas y degustaba la tranquilidad de sus calles; esperaba el éxito, la distinción, porque los años sólo llegaban para los demás. Veinte años y con los padres jóvenes, con el pie firme sobre el fútbol dominado, sin preocupaciones sobre si la fuerza acompañaba o no; no hacía falta desear que la fuerza fuera de la partida, no había lugar para que sucediera otra historia, otra vuelta argumental, cuando se era el dueño de la tinta, las palabras y los renglones de la novela, la mejor, la de la eterna sonrisa.
El recuerdo de mi época de inmortal se debió a una lectura. El libro fue Sefarad de Antonio Muñoz Molina, uno de mis autores luego de El viento de la luna, Ventanas de Manhattan y el título citado. Muñoz Molina sabe que ya no es inmortal, porque nació en 1956, en Úbeda, Jaén, España; a él ya no le alcanzan las terrazas. En su Sefarad recoge una frase de Fortunata y Jacinta (1886-87) de Benito Pérez Galdós (1843-1920): Doquiera que el hombre va lleva consigo su novela. Me gusta, dije, y luego descubrí los libros del libro; se termina a ojos llenos con los libros de Muñoz Molina, con el alma acomodada en el casillero del placer. Entre las historias leí: Sin que uno lo sepa, otros usurpan historias o fragmentos de su vida, episodios que uno cree guardar en la cámara sellada de su memoria y que son contados por gente que los escuchó y que los repite deformándolos... [...] Partes de ti mismo se van quedando en otras vidas, como habitaciones en las que viviste y ahora ocupan otros, fotografías o reliquias o libros que te pertenecieron y que ahora toca y mira un desconocido, cartas que siguen existiendo cuando quien las escribió y quien las recibía y las guardaba llevan mucho tiempo muertos. Muy lejos de ti se cuentan escenas de tu vida, y en ellas tú eres alguien no menos inventado que un personaje secundario en un libro, un transeúnte en la película o en la novela de la vida de otro.
Dejar de sentirse inmortal tiene sus ventajas, con el fin de la eternidad comienza una expansión muy placentera. Ocurre, la mayoría de las veces, sin que reparemos demasiado en la cuestión. En el mientras tanto de la vida es cuando se deja la inmortalidad para los recién llegados. El paso del tiempo nos deja parados frente a la posible relatividad de los días, ya conscientes del hecho de que el autor total de nuestra novela no existe; a saber: hay otras posibilidades porque la felicidad es un arte efímero. Los recuerdos ya no duermen a la mano, el paisaje se reacomoda en el tiempo, se escribe y se reescribe la novela, los sueños se cuidan y buscan refugio cierto.
En otro lugar del libro leo: [...] Él, que no quiso ni pudo olvidarla en más de medio siglo, me la ha legado ahora, de su memoria la ha trasladado a mi imaginación, pero yo no quiero inventarle ni un origen ni un nombre, tal vez ni siquiera tengo derecho: no es un fantasma, ni un personaje de ficción, es alguien que pertenecía a la vida real tanto como yo... [...] De solos e inmortales estuvo lleno aquel mundo pasado, y en la conciencia de la expansión andamos por otros lugares y lo sabemos; una extraña sensación de sabiduría puede ganarse una de nuestras patrias internas cuando uno mismo se reconoce lugar, refugio, de retazos guardados dentro del cuaderno del aire.
Pero a no descuidarse, que de simple nada se encuentra en el reparto de esta vida, el autor de Sefarad anota en otra parte de su libro: Lo más firme se esfuma, lo peor y lo mejor, lo más trivial y lo que era necesario y decisivo, los años que alguien pasa trabajando tristemente en una oficina o remordido de indiferencia y lejanía en un matrimonio, el recuerdo del viaje a una ciudad donde se vivió o a la que se prometió volver al final de una visita única y memorable, el amor y el sufrimiento, hasta algunos de los mayores infiernos sobre la tierra quedan borrados al cabo de una o dos generaciones, y llega un día en que no queda ni un solo testigo vivo para recordar.
Atención no inmortales: Hay gente que ha visto esas cosas: nada de eso está perdido todavía en la desmemoria absoluta, la que cae sobre los hechos y los seres humanos cuando muere el último testigo que los presenció, el último que escuchó una voz y sostuvo una mirada.
Todavía, avisa el escritor, Todavía, pero a tener presente que la desmemoria absoluta avanza como el enemigo hacia el histórico convento.
El escritor de su propia novela puede alcanzar su mejor nivel en esta época tan alejada de la inmortalidad, ser consciente de la presencia de la muerte ayuda y mucho en esta vida. El escritor, cuando trabaja con la duda entremetida en la tinta, cuando puede observar la historia sin seguridades gana en libertad, en profundidad, y entonces, de manera inevitable, quiere conservar momentos, palabras, anécdotas, más o menos lejanos; y esas pertenencias, guardadas a partir de la intención, son los que fundan la memoria. Y es en ese instante cuando en el hombre que escribe su propia novela aparece el temor a la pérdida, sólo cuando se posee algo se corre el riesgo de perderlo; luego, por un lado el placer por la presencia del recuerdo y por otro la angustia generada por la mortalidad del mismo, su fuga, se confundirán en pelea cotidiana.
Hace muchos años leí El infierno (1908) de Henri Barbusse (1873-1935). En esa novela, su personaje habita una habitación de hotel. A través de un orificio en la pared, él puede ver y escuchar lo que sucede en la habitación de al lado. Las historias se sucedieron en el libro, pero sólo una quedó grabada en mi memoria. En la habitación aparece un enfermo, grave, se está muriendo, y lo acompaña una enfermera para atenderlo durante los días del final. El moribundo habla con la enfermera, y en un momento le propone contarle su historia de amor. La muerte golpea la puerta, no hay mucho tiempo, y el hombre pronto a morir inicia el relato de su amor, ¿para qué?, para que esa historia siguiera sobre el mundo luego de su muerte. Era tanto su valor como experiencia humana que la quería en la memoria de otra persona, de otro mortal, por suerte, también lejano a la inmortalidad de la inexperiencia.
Quizá vivir sea por sobre toda una lista de significaciones, la búsqueda de los recuerdos. Para recordar es necesario vivir, haber vivido, y ese asunto queda a la mano cuando la vida fue prioridad del día y no se dejó para mañana.
Fui a la biblioteca a buscar mi ejemplar de El infierno, y al principio me desesperé porque no lo encontraba. Una y otra vez: nada, nuevamente prestando libros: error. Buscaba unas páginas de relectura, tal vez un fragmento, pero al final sólo me quedó el uso de mi memoria. ¿Fue la muerte?, ¿el destino que tiene marcado todo libro al nacer?, ¿fue para él la primera señal de alerta dada por la desmemoria absoluta? La historia de El infierno, no sólo la de mi ejemplar, sigue en mí sobre esta tierra; desde hace bastante tiempo que escribo sobre ella, que picó profundo y se guardó en mi arco; ahora mi libro no está y hay regresos desde la tumba que no son fáciles (nunca devuelven libros), y sigo, mientras observo, desde la duda, atento a cómo se arrima la parca, escribiendo mi novela propia, no sé si la mejor, pero sí la más importante dentro de mis días.
Ocurre cuando trato de anotarme una y otra vez en las cuestiones de la vida, y entonces, inevitable, aparece la memoria.
Edgardo Lois

elois_ar@yahoo.com.ar





Sobre el origen de "Boedo"
Boedo —el apellido del prócer salteño— es palabra gallega procedente del latín; en ese idioma buda(m) era una hierba de los pantanos y así es que en Galicia en todas las aldeas hay algún boedo (un terreno húmedo o encharcado) o alguna braña (sinónimo).
El comentario nos lo hace llegar Manuel Suárez, autor de La emigración gallega en el tango rioplatense, de reciente aparición.
Lo curioso es que la casualidad —o vaya uno a saber qué giro predestinado— hace que se designe con el apellido de Mariano Boedo a una calle (que luego cruzaría el barrio homónimo) que atravesaba, en aquel entonces, una zona cenagosa, un verdadero “boedo”, según la acepción que relata Suárez.
Los hornos de ladrillos y las quintas se encargaron de transformar el lodazal en un “poblado veraniego, hoy permanente...”, para asombro de quienes respetan la predestinación, pues el encomillado es parte de la acepción 2 de “braña” (1), sinónimo de “boedo”. (M.B.)
(1) Diccionario de la Lengua Española (RAE)




Estampilla cuerva
El Correo Oficial presentó el viernes 26 de octubre, en la sede social del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, Av. La Plata 1697, la estampilla con el emblema del club, en conmemoración de los 100 años del nacimiento de El Ciclón. Asistieron al acto el ministro de Educación, Daniel Filmus, el presidente del Correo, Eduardo Di Cola, y el presidente de San Lorenzo, Rafael Savino.




SONETO

Ya no hay tranvías que esperar, Homero.
Vino la noche y se llevó tu traje;
tu alma de gorrión se tomó el raje,
la turra de la muerte cantó cero.

Sin embargo, una luz, un reverbero,
flota en el aire como un lento viaje;
se me ocurre que andás por el paisaje,
desnudo como el viento, compañero.

La ciudad atesora, en su desvelo,
las mejores estrofas de tu canto.
Ya zarpa la nostalgia en algún barco;

ya aparece el recuerdo con su llanto
y un bohemio te silba, sin consuelo,
mientras busca a la luna en cualquier charco.

Roberto Díaz

Primer premio del concurso “Un poema para Homero”,
organizado por “Baires Popular”.
Plaqueta recordativa y $ 500: Roberto Díaz (seudónimo: Juancito Caminador)




EDITORIAL

Un ministro culto

Mi actualidad de editor exitoso que basa su trabajo empresarial en la eficacia ha generado que Macri piense en mí para el cargo. Luis Rodríguez Felder salió por la puerta trasera del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad antes de haber traspuesto su entrada. Previamente, en enfáticas declaraciones a la prensa, había vituperado al arte conceptual, a las vanguardias y, aún insatisfecho con tanta condena, tuvo duros términos para la obra de León Ferrari. La Bienal de Venecia, en cambio, en abierta discrepancia con el todavía no asumido funcionario, le otorgó a Ferrari su máximo galardón.
La preferencia otorgada al utilitarismo, la rentabilidad y la visión empresarial; la no menos importante catarata de críticas del mundo de la cultura vertidas al correo electrónico y a los pasillos de la entrega de premios ACE, socavaron las incipientes raíces del protofuncionario. El abortado futuro le prodigó un amargo presente.
Iba a ser el ministro encargado de la política cultural del GCABA. Los esbozos advertían sobre su preferencia por divulgar los beneficios de la difusión cultural desde las instituciones: la élite produce y difunde. Y, antes que nada, hace caja. Para ello son imprescindibles los “empresarios exitosos” que priorizan ese antes que nada.
Lejos de una política cultural que pretenda asegurar a cada ciudadano los instrumentos para que, con libertad, responsabilidad y autonomía, pueda desarrollar acciones propias de su cultura. Además, procurando que cada sujeto y cada pueblo puedan conducir su vida y su cultura con el objetivo de desarrollar el conjunto de sus potencialidades, con especial respeto a la propia identidad y de aquellos que no la comparten.
Ciertamente, conceptos que acercan a la visión abarcativa de la Cultura que instituyó la UNESCO (Organismo de las Naciones Unidas para la Cultura y la Educación) en 1981: ...conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan una sociedad o grupo social. Ello engloba, además de las artes y las letras los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.
Apenas un boceto de un tema tan amplio.
Conceptos básicos que parecen no haber sido tenidos en cuenta para la fallida designación.
El ministro de Cultura de la Ciudad: una elección que no será fácil. Quiera Dios —no sus representantes terrenales sectoriales— iluminar al jefe de Gobierno electo, ante la decisión.
Mario Bellocchio




GUIA DE "CULTURA GRATUITA"

A CIEN AÑOS DEL NACIMIENTO DE HOMERO MANZI
Homero MANZI, una geografía
Una recorrida por el mapa que trazó este inabarcable hombre de la CULTURA POPULAR
Diego Ruiz y Mario Bellocchio
nos guiaran por los inagotables senderos oyendo relatos, voces, grabaciones poco conocidas de sus temas y material del archivo gráfico y textual de
ACHO MANZI y del periódico DESDE BOEDO

MARTES 20 DE NOVIEMBRE A LAS 18

MUSEO “MONTE DE PIEDAD” del BANCO CIUDAD
BOEDO 870 - 2º PISO - 4 931 8204/1605

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BAIRES POPULAR
La nueva agrupación que reúne a Papeles de Boedo, Círculo de amigos del café “Margot”, Espacio de Teatro Boedo XXI y los periódicos Desde Boedo y ABC intenta revivir con nuevas propuestas la mística del Grupo Boedo, sus novelistas y poetas;
la de los pintores, escultores y grabadores que constituyeron los “Artistas del Pueblo”; la del teatro, la Peña Pacha Camac y la Universidad Popular, movimientos que dieron forma a la primera experiencia colectiva de arte social en nuestro país. Entérese y participe en nuestras actividades: www.bairesp.blogspot.com. Correspondencia a: bairesp@gmail.com

Muestra: “Cielo de la Infancia y otros” (pinturas),
de la artista plástica Nora García. En el Café Margot, Boedo y San Ignacio.

Todos los sábados de 10 a 14: Mesa de publicaciones: ABC, Desde Boedo, Ediciones BP, Papeles de Boedo y otras publicaciones y ediciones barriales. En la vereda del Café Margot.

Venta de material fotográfico (Boedo antiguo) de la colección “Desde Boedo”, restaurado por Mario Bellocchio.

Primer sábado de cada mes a las 17: presentación del ciclo Buenos Aires esquina Boedo, en Esquina Osvaldo Pugliese (C. Calvo esq. Boedo). Presentaciones, charlas e ilustración musical.
Primer viernes de cada mes a las 19.30: Cine gratuito en La Balear. Hasta diciembre, cine argentino de estreno reciente en Colombres 841 (frente a la cortada San Ignacio)

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MEMORIA, VERDAD, JUSTICIA
la Comisión de la memoria de la Red de Cultura de Boedo invita a las jornadas
del 24 de noviembre al 10 de diciembre en
CLUB ESTRELLA DE BOEDO - Constitución 4151
Presentación de 3 obras teatrales sobre Derechos Humanos

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LA ORUGA

Queremos recuperar el espacio público como espacio de lucha, memoria y resistencia, caminando junto con todos los vecinos y vecinas. Biblioteca pública de La Oruga: todos los sábados de 16 a 19 hs en la plaza de México y Jujuy.
E-mail: laorugacolectivoautonomo@yahoo.com.ar Página web: www.laorugaweb.com.ar

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DE JULIO A DICIEMBRE

CICLO DE CINE GRATUITO EN “LA BALEAR”
EL PRIMER VIERNES DE CADA MES A LAS 19.30. En Colombres 841 - Presentan: BAIRES POPULAR - CASA BALEAR DE BS. AS. - CGPC 5
ULTIMA FUNCION DEL CICLO 2007
7 DE DICIEMBRE:

Historias mínimas (2002),
Dir. Carlos Sorín, 2002.
Cortometraje: Un país en la mochila. Menorca.

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FERIA DEL COMERCIO JUSTO.

Parroquia Santa Cruz. Somos un grupo de productores/as que ofrecemos nuestros productos a un precio justo, creando conciencia para que cada vez seamos más los “Consumidores Responsables”. Las ferias que organizamos los segundos sábados de cada mes, fortalecen nuestro proyecto de “Comercialización Comunitaria”. 10 de noviembre de 16 a 20 hs. en EEUU 3180. Para más información, vía mail comerciojustosantacruz@yahoo.com.ar

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ESPACIO CULTURAL “JULIAN CENTEYA”

Av. San Juan 3255. Todos los domingos a las 17 hs. CINE - Entrada libre y gratuita.
Continúan las proyecciones en pantalla gigante y con excelente calidad de imagen y sonido. En noviembre ofrecemos clásicos del cine negro.

Domingo 11 “TENER Y NO TENER” - 1944 - Dir : H. Hawks

Domingo 25 “HURACAN DE PASIONES” - 1948 - Dir : J. Huston

Retrospectiva del cine policial de los años 90s.
Miércoles 14:

Ojos de serpiente (Brian de Palma, 1998, 98’).
Jueves 15:
Cure (K. Kurosawa, 1997, 111’).
Miércoles 22:

Nadie conoce a nadie (M. Gil, 1999, 108’).
Jueves 23:
El rey de Nueva York (Abel Ferrara, 1990, 103’).
Miércoles 29:

Una mujer para dos (J. McNaughton, 1993, 97’).
Jueves 30:
Transilvania, mi amor (John Landis, 1992, 112m.)

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C.I.M.U. Club Itinerante de Música Urbana

CARTELERA OCTUBRE de 2007. AUSPICIA gobBsAs - Min. de Cultura - CGP P. Chacabuco
NO SE COBRA ENTRADA NI DERECHO DE ESPECTÁCULO

SAN TELMO - PRIMO HUMBERTO (Humberto I 473. 4 300-8621)


Viernes 21:30
12/10/07 Tavo Santo (voz) Javier Bagalá (guitarra) / JAZZ
19/10/07 Porotos con Rienda / JAZZ
26/10/07 Eduardo Hernández / BOSSA NOVA & SAMBA

Sábado 21:30 Hs
13/10/07 Claudia María (voz) Mariano Insaurgat (guitarra) / BOSSA NOVA & SAMBA
20/10/07 Tamara Stegmayer (voz) Marcelo Hernández (guit) / JAZZ
27/10/07 Mauro Vicino (guit) Emiliano González (guit) / JAZZ

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LA DIR. GRAL. DE PATRIMONIO, DE LA SUBS. DE PATRIMONIO CULTURAL, MIN. DE CULTURA (GCABA) CONVOCA A PARTICIPAR DE SU EMPRENDIMIENTO:
LOS BARRIOS PORTEÑOS ABREN SUS PUERTAS

JUEVES 29 - COMUNA 6
10:30 hs. RECORRIDO POR EL BARRIO DE CABALLITO
12:00 hs BARBERÍA LA ÉPOCA
15:30 hs. PASEO EN TRANVÍA
17:00 hs. MERCADO DEL PROGRESO
18:00 PARQUE RIVADAVIA

VIERNES 30 - COMUNA 2
9:00 hs. CEMENTERIO DE LA RECOLETA
9:00 hs. CASA DE RICARDO ROJAS
11:00 hs. DIR. GRAL. DEL LIBRO Y PROMOCIÓN DE LA LECTURA
14:00 hs. MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES

Cupos Limitados. Insc. previa desde el 20 al 27 de noviembre - Personalmente en Av. de Mayo 575, 5º 503 de 9 a 15 hs. Telefónicamente al 4323-9400 int. 2756 de 9 a 15 hs.

PARA AGENDAR:
El Foro de la Memoria de Mataderos invita a la Celebración del Día de la Tradición y a la Presentación del Proyecto del Bicentenario el martes 13 de noviembre a las 18:00 hs. en Av. Lisandro de la Torre 2319 - C.A.B.A.

VISITAS PERMANENTES - Sin inscripción previa:
AGRONOMÍA y PARQUE CHAS: Último sábado de cada mes.
CABALLITO: Último domingo de cada mes.
S. NICOLÁS - UNIONE E BENEVOLENZA: Último miércoles de cada mes.

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Comisión de Protección y Promoción de los
Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables,
que coordina la Subsecretaría de Patrimonio del Ministerio de Cultura de la Ciudad

AY MAMA (Folklore)
Viernes 16,
21HS. LA EMBAJADA. Santiago del Estero 88 (Monserrat)

DUO FAIN MANTEGA (Tango)
Sabado 24.
21 HS EL GATO NEGRO. Av Corrientes 1669 (San Nicolás)

ARIEL ACUÑA CUARTETO (Folklore)
Jueves 29.
21:30 HS. BAR BRITANICO, Brasil 399 (San Telmo)