13.2.11

Nº 104
Enero/febrero de 2011



La audiencia del “amparo”
“¡No al CGPC en la plaza!” El martes 8 a las 12 se produjo la audiencia convocada por el juez que interviene en la causa que impulsa “Todos por la Plaza” y 3000 firmas vecinales 
Horacio Cafferata

EDITORIAL
Fechas de urnas
Como una Parrala vernácula: que sí, que sí, que no, que no..., nadie quiere largar prenda esperando que el adversario dé el primer paso.

Los 50 años de Teleonce
... LS84, Canal 11, Dicon, en su programación regular. Ha comenzado a aparecer en los televisores desde las 4.50 de la madrugada de ayer” (“Clarín”, 25 de enero de 1961).
Mario Bellocchio

Y la plaza sigue andando
Hoy tenemos una plaza. Una plaza para vernos cara a cara, sentirnos, escucharnos, vernos, olernos.
Eduardo Alfonsín

Callejeando historia
El Payo Roqué. Un dandi del Centenario
... el personaje que más que ningún otro representa la “belle époque” porteña...
Diego Ruiz

El amparo y los avales
Algunas consideraciones sobre el aval que posee legítimamente la Asociación “Todos por la Plaza” y las diatribas de un añejo predicador de raído púlpito
Mario Bellocchio

La escultura de Palas Atenea
En 1905 y como parte de un plan de ornamentación urbana, se compraron diversas esculturas que se distribuyeron en las diversas plazas y parques de la ciudad. Entre ellas se adquirió la de Palas Atenea
Miguel Ruffo

Instrucciones para bajar una escalera
Hace un año ya, el 22 de enero de 2010, partía el “Negro” Núñez. En recuerdo de aquel humilde, afable y talentoso amigo, colaborador asiduo de estas páginas, ofrecemos sus “Instrucciones para bajar una escalera”.

Marche una milanesa de ternera con Papanicolau
...Todo normal... hasta que resonaban en el aire las glosas médicas: comentarios que se cruzaban entre ellos sobre tal o cual caso y los estudios y tratamientos terapéuticos prescriptos.
Angel O. Prignano

¡Adiós al maestro!
El pasado miércoles 19 de enero falleció Emilio Balcarce.
Luis Alposta

FM Boedo en el 88.3. Con los sentidos en el aire
Y el aire, ahora, es a través de antena y frecuencia modulada. Y con la FM regresa “Enredados”
El programa de la Red de Cultura de Boedo

Una imagen para el año nuevo
...señor, ¿me vende un kilo de papas? No, ahora no podemos, contestó el Tata Cedrón mientras terminaba de sacarle la funda a su guitarra.
Edgardo Lois

Proyecto desinformación en marcha. La gilada agradecida
La sabiduría popular suele ser imbatible. Señala una cita anónima: “Como la velocidad de la luz es mayor que la del sonido, ciertas personas parecen brillantes antes de que escuchemos las pelotudeces que dicen”.
Leonardo Busquet

VER, LEER Y ESCUCHAR
Crítica literaria, teatral y discográfica de producciones que no cuentan con el gran circuito de difusión

POEMA
La Cumparsita”
Stella Maris Taboro

CULTURA GRATUITA
Guía de actividades culturales barriales que no requieren erogación





La audiencia del “amparo”
“¡No al CGPC en la plaza!” El martes 8 a las 12 se produjo la audiencia convocada por el juez que interviene en la causa que impulsa “Todos por la Plaza” y 3000 firmas vecinales

A veces la inseguridad del adversario se puede medir con las energías que gasta en la controversia. Que el Gobierno de la Ciudad mande a una citación del juez de la causa –que falló lapidariamente en favor de la medida cautelar– al subsecretario de Atención Ciudadana Eduardo Alberto Maquiavelli, al director general de Descentralización y Participación Ciudadana Juan Pablo Graña, al director general del CGPC5  Marcelo Bouzas y al Procurador Adjunto de la Ciudad Dr. Carlos Eduardo Tambussi, evidencia claramente el tembladeral en que se han metido. Macchiavelli, que asumió el riesgo expositivo, no aportó ningún elemento nuevo a lo que ya se había dicho por escrito en el expediente y que el magistrado rebatió concediendo el amparo. Es decir: repitió los argumentos gastados y de poco peso expuestos en la contestación a la demanda y en la apelación. El esfuerzo verbal para demostrar que la instalación del CGPC Nº 5 dentro de la Plaza de Boedo no altera el destino principal del predio (espacio verde de uso público), fue intelectualmente pobre y huérfano de pruebas que lo avalaran. Las argumentaciones giraron en torno a encuestas realizadas por la parte interesada (sin precisión de fecha, “universo”, “tamaño de la muestra” y demás) que pretendieron inútilmente demostrar la prevalencia de actividades culturales, no administrativas, y de escasa afluencia de los CGPs actuales y, para colmo, lucen su inaplicabilidad a la futura sede comunal que se quiere asentar en el predio cuyo movimiento, previsiblemente más intenso que el de los CGPCs es, aún, materia inaccesible para el proceso estadístico.
La argumentación de la peligrosidad del actual edificio por su estado ruinoso y condiciones de higiene deplorables (según manifestó Macchiavelli) cuyo arreglo esta demanda estaría paralizando, se rebatió ampliamente indicando que: el interior actual del edificio está siendo ocupado parcialmente por oficinas de obra de la plaza; no es ruinoso como se indica y fundamental: el GCABA no tiene vedado su acceso y mantenimiento y constituye su obligación, sobre un terreno expropiado, mantener las condiciones de seguridad e higiene hasta tanto se dilucide el destino correspondiente. 
Finalmente: el subsecretario fue realmente temerario cuando faltó a la verdad afirmando que utilizar el edificio para establecer la sede comunal nace con los orígenes del proyecto. Trascendió que la Asociación “Todos por la Plaza” va a exigir se adjunte la documentación donde conste claramente ese dato, si se insiste en hacerlo prevalecer. Por el momento, Mario Bellocchio, como vicepresidente de la entidad demandante en ejercicio de la presidencia por ausencia de Patricia Roselló, respondió a los matices de argumentación con precisión y detalle para demostrar la falsedad de tal aseveración:
Se utilizaron tres líneas argumentales:
1) En los carteles de obra ubicados en Sánchez de Loria y EE.UU. se difunde, entre los “objetivos y beneficios de la obra”, que “contará con un anfiteatro, área para eventos y exposiciones...”, sin hacer mención en ningún momento del CGPC y hablando de un “área para eventos y exposiciones” además del “anfiteatro”, lo que identifica el área aludida con el edificio en que se quiere instalar el CGPC.
Esto demuestra claramente que el proyecto “CGPC en la plaza” desplazó al de “área para eventos y exposiciones” en los planes del GCABA en fecha cercana.
 2) En un reciente plano de obra de la plaza –fechado en noviembre de 2010– se identifica a la planta del edificio aludido con la leyenda “Edificio existente correspondiente a etapa II”. En ningún momento se menciona como futura sede del CGPC5. Y, finalmente...
3) En la reunión del 3 de noviembre de 2010 en la Casa Balear (Convocada por el CGPC5 como reunión vecinal del Pre Consejo Consultivo), ante la pregunta de una vecina sobre la ubicación del CGPC5 fuera de la Comuna y si se tiene programado un traslado,  la diputada Raquel Herrero (PRO - Vicepresidente de la Comisión de Descentralización) respondió textualmente: “Si está. Está en licitación, no sé en que estado, la verdad es que yo no estoy muy al tanto, pero sí está. Es más: la dirección creo que es Virrey Liniers y  Carlos Calvo. Hoy a la mañana estuvo en la Legislatura el subsecretario en donde debatimos el presupuesto y él lo anunció. Por lo tanto es un hecho que el CGP quinto va a tener su sede. El tema de fechas tiene que ver con lo administrativo. O sea: ya está licitado, entonces son los tiempos de la administración pública”. Fue la primera vez en que se anunció públicamente la intención de ubicar al CGPC en ese edificio ya con el hecho consumado de haberse llamado secretamente a licitación para tal fin.
El Director del CGPC5, Marcelo Bouzas, allí presente, corroboró el anuncio e ignoró repetidamente las solicitudes de audiencia de la Asociación “Todos por la Plaza” para ampliar los detalles de la inconsulta medida.
El proyecto de construir el CGPC en la Plaza se mantuvo oculto hasta el final porque era previsible (para el Gobierno de la Ciudad) que iba a generar resistencia entre los vecinos. El GCABA actuó en forma intempestiva, amañada y sorprendiendo en la buena fe, no sólo a los vecinos reunidos en la asociación “Todos por la Plaza”, sino a todo el barrio de Boedo. Un proyecto de semejante  envergadura, más allá del impacto ambiental que genera, necesita conversarse con los actores sociales más relevantes del barrio; máxime cuando su construcción se prevé en un sitio prohibido, o al menos no autorizado, por el Código de Planeamiento Urbano. No existe mención alguna del proyecto en las bases del concurso de ideas, ni en los pliegos de la demolición y construcción de la Plaza de Boedo. La Asociación Civil Cultural Ambiental Todos por la Plaza de Boedo se enteró, como todo el barrio de Boedo, del despropósito gubernamental, por un trascendido que deslizó una legisladora PRO en la reunión vecinal de Casa Balear –comentada anteriormente– convocada por el CGPC5 el 8 de noviembre de 2010.
La continuidad de la medida cautelar se halla actualmente en manos de la Cámara de 2ª instancia en lo Civil, Administrativo y Tributario, Sala II, cuyo fallo daría continuidad al amparo o acordaría con la apelación del Gobierno de la Ciudad. Es de esperar que, de acuerdo con los lapidarios conceptos del Juzgado de 1ª instancia en lo contencioso, administrativo y tributario Nº 13, Secretaría Nº 26, a cargo del Dr. Guillermo Martín Scheibler, y las expresiones del fiscal (“...opino que V.E. debería rechazar el recurso de apelación y confirmar la sentencia de grado. Fiscalía, de enero 2011. DICTAMEN Nº -FCCAYT.PRS”) no haya que prever una decisión en sentido opuesto a la tomada en primera instancia, propiciada por la Asociación “Todos por la Plaza” y más de 3000 firmas vecinales.
Aunque nunca puede saberse, y la energía que le dispensan lo demuestra, de qué grado son las presiones y de lo que es capaz, sin escrúpulos, este singular Gobierno de la Ciudad.•
Horacio Cafferata




EDITORIAL
Fechas de urnas
Como una Parrala vernácula: que sí, que sí, que no, que no..., nadie quiere largar prenda esperando que el adversario dé el primer paso. Sólo un azarístico “parece que” permite conjeturar, de acuerdo con indicios o versiones, más o menos bien fundamentadas, que Macri se decidiría (así, en potencial) por la candidatura nacional, siempre y cuando Cristina vaya por la reelección lo que, según elaboran en el PRO, le permitiría al actual jefe de Gobierno polarizar “la contra al poder K”.
El tema es “cuando”. Sí, la fecha. Y aquí el abanico se abre pleno de posibilidades y versiones, todas ellas con su manual de explicaciones y fundamentos, susurros de Durán Barba incluidos. La idea que parece prevalecer es unificar las elecciones porteñas con las nacionales en octubre, idea que aceptaría el Gobierno Nacional aportando, en la Legislatura, los votos para la necesaria reforma de la ley 875, antes de que el PRO gestione su inconstitucionalidad por coartarle al jefe de Gobierno la potestad que le confiere la Carta Magna porteña de fijar el día de las urnas.
Media Legislatura y la jefatura de Gobierno de la ciudad tendrán nuevas caras a partir de diciembre. El paisaje porteño, tan dominado otrora por la tilinguería “anti K”, antes que una legítima  –aunque objetable– derechización, reconoce mutaciones importantes a las que no son ajenas la paupérrima gestión macrista y las candidaturas que ofrece para la sucesión. El potable (Larreta) no mide y la que mueve el amperímetro (Michetti) resulta inmanejable a la voluntad de Freddy “Mauricio” Mercury. Ella, mientras tanto, ajena a las especulaciones de “Mauri” y Durán Barba, ajena a la Legislatura, ajena a la plaza (desde aquella lejana instancia en que le votó en contra), no se enajena y sigue tejiendo con lo más rancio –casi maloliente– de la derecha europea, Aznar incluido.
Desde la Casa Rosada, mientras tanto, hay gestos que parecerían corroborar la aprobación a la PROpuesta de unificación de elecciones. Desde la declaración que desliga a Macri de vínculos con la dictadura, como aseguraban ciertas manifestaciones multitudinarias, hasta la oferta de concordancia de las competencias de la Federal y la Metropolitana, parecen tender un puente a los acuerdos para el almanaque  electoral.
Los PROblemas giran en torno a otro tema adicional: el 18 de octubre de 2009 la Legislatura porteña estableció por ley, tras un debate que se extendió por cinco horas, que el jefe de Gobierno deberá convocar a elecciones de autoridades comunales –en los términos del artículo 20 de la ley 1777– el día 5 de junio de 2011, para elegir a los miembros de las quince Juntas Comunales que deberán asumir el 10 de diciembre de este año. Hay quien sostiene que gana adeptos dentro de las huestes PRO la idea de unificar –para ese día de junio– las elecciones comunales con las de jefe de Gobierno.

Especulaciones, indicios, bombas de humo para hacerle pisar el palito al enemigo, las indefiniciones están a la orden del día, incluidos los candidatos que seguramente disputarán el podio: Boudou, Filmus y Tomada (por riguroso orden alfabético) hacen precalentamiento por un lado, mientras por el otro, Macri, Michetti y Rodríguez Larreta
no pueden disimular nerviosas sonrisitas.




Los 50 años de Teleonce

Esta es la señal que caracterizará a LS84, Canal 11, Dicon, en su programación regular. Ha comenzado a aparecer en los televisores desde las 4.50 de la madrugada de ayer” (“Clarín”, 25 de enero de 1961). Con este epígrafe se publicaba una foto –titulada “Canal de TV”– de la primera señal de Canal 11 - Dicon (Difusión Contemporánea).
Una escueta información que daba cuenta de la aparición en el aire del cuarto canal de televisión que se incorporaba a la trilogía existente: Canal 7 –desde 1951–, el 9 –desde julio del 60– y, pocos meses después –en octubre– el Canal 13.


El “televidente” –palabra que irrumpía con fuerza en el lenguaje cotidiano– celebraba la nueva opción ignorando los entretelones de aquella madrugada del 24 de enero que resultaba la culminación de una empeñosa carrera para cumplir con los plazos, prontos a vencerse, de colocar la señal en el aire.

Verano caliente ese de comienzos de 1961. La etapa de los planos y los proyectos en el Colegio del Salvador de la avenida Callao habían pasado a la vía de las concreciones en el piso 38º del Edificio Alas. Los padres Cortina y Grandinetti, y Lightower Stalberg desde “Casa América” soñaban con “El canal de la familia” mientras los técnicos, ya instalados en las alturas, recibían los equipos “General Electric” –de origen norteamericano– que iban a integrar la dotación técnica: transmisor, antena, consolas de audio y video, switcher y tres cámaras (que luego se transformarían en cinco), de blanco y negro, con los míticos orticones “5820” y lentes de foco fijo, intercambiables por torreta, a las que se adicionaba, como un lujo superlativo, un “zoom” (óptica de distancia focal variable) marca “Zoomar”.

Hace 50 años, desde aquella torre inusual –la más elevada del momento–, parecía más fácil irradiar las imágenes hacia los televisores hogareños. Sin embargo la tensión reinante esa madrugada en aquel piso 38, el vértigo de los técnicos y las intrincadas tareas para lograr el objetivo, denunciaban claramente que la meta estaba al alcance sólo si se ponía en juego todo el conocimiento abrevado en el estudio y en la consulta a los mamotréticos manuales del equipamiento. La inquietud se depositaba, para quienes teníamos una participación secundaria, en la mirada fija en los monitores a la espera de la ansiada aparición de la “señal de ajuste”, aquella placa con círculos y escalas de gris, útil para el calibrado de los receptores. Y a las 4.50 de esa madrugada de insomnio ansioso por fin se escuchó la voz de los ingenieros: “¡Estamos en el aire!”. Fue como un grito de gol para los futboleros seguido por otras tantas altas voces a modo de hinchada a la que no escaparon adustas sotanas y trajes. Recuerdo vagamente a los protagonistas: Alonso, Arreceygor (padre), Sobrado, Cicarelli, un par de ingenieros de la “General Electric”, Carlos Alberto Fernández, Santi, Trunzo, Iglesias, Marcos Palma, Pantín..., temo incluir a algunos indebidamente como, seguramente, olvidar injustamente a otros –cincuenta años no son pocos para la memoria.

El anecdotario personal recoge otras precisiones. Mario Bellocchio –veinteañero recién escapado de la “colimba”– había ingresado unos meses antes a las huestes del nuevo canal como dibujante técnico con el bagaje de sus conocimientos de ingeniería que le proporcionaban su tercer año de Electrónica en la UBA. Su trabajo se desplegaba, mayoritariamente, en el tablero, entre balustrines y compases, cobrando por factura hasta el ingreso definitivo como empleado –con treinta años de posterior permanencia– que se produciría el 1º de febrero de ese año. Sin embargo no renunciaba a sus aspiraciones “artísticas” que incluían el diseño gráfico y la operatoria de cámaras, opción, esta última, por la que encaminó sus primeros pasos en la naciente televisión. En esas circunstancias y con directivas provenientes del área técnica y de los propósitos emanados del lema de la empresa –“el canal de la familia”– llevó a cabo la nueva señal distintiva y una posterior que saldrían por la pantalla, en las transmisiones experimentales, hasta la inauguración oficial . Una familia tipo, enfrentada a una pantalla con el distintivo “Canal 11”, aposentada en un camino en fuga cuyas rayas servían para verificar la definición de los receptores. El círculo que rodeaba al emblema “Dicon TV - LS84” proveía el modo de asegurar las proporciones mediante los controles de “ancho” y “alto” de aquellos televisores lejanos a los automatismos contemporáneos. Esa señal, luego substituida por “la del cohete”, el 21 de julio, fue la primera placa artística distintiva que canal 11 puso en el aire a las 4.50 de una madrugada... ¡hace 50 años!•

FOTOGRAFIAS: 1) Primera señal distintiva de Canal 11; 2) las antenas del 11 y el 13 sobre la terraza del Edificio Alas; 3) en la época del relato en el piso 38º del Edificio Alas (planta transmisora) calibrando una cámara (me acompaña Cicarelli a la derecha de la imagen); 4) el cronista como camarógrafo en 1961. Debajo: tarjeta-disco que se obsequió a fines de 1962 en la que aparece “Tilín” (Héctor Sturman),  teniendo como fondo la señal distintiva del canal.
Mario Bellocchio




Y la plaza sigue andando
Cuando yo era pequeño había una serie de televisión que se llamaba “Rumbo a lo desconocido”. Para aquellos que no la vieron les cuento que era de ciencia ficción. Semana a semana se renovaban historias, una más extraña que la otra. De esos capítulos, que hoy llamaríamos unitarios, recuerdo uno donde un personaje con poderes mentales superlativos decide quedarse solo en el mundo. Se concentra y..., ¡chan!, no queda nadie, solo él.
No es casual que tomara tamaña decisión. El tipo no se bancaba mucho a sus congéneres. O, mejor dicho, no los bancaba en lo más mínimo.
Al principio, le resultó una fiesta entrar al cine sin hacer cola, llegar desde Martínez a San Martín y Corrientes en veinte minutos y estacionar al toque, poner fuerte la música en su casa sin que nadie se quejara, etc., etc.
Al poco tiempo, esto lo aburrió. ¿Para qué sirve poder alquilar una cancha de fútbol 5 si no hay con quien jugar? ¿O tener casillas de peaje para elegir en la Panamericana?
No tardó en darse cuenta de su error. Pero no quiso volver al mundo que aborrecía. Entonces ideó un plan: usar su poder para devolver al mundo su población pero sólo con seres iguales a él.
La idea consistía en suponer que “si todos fueran iguales a él la sociedad sería maravillosa”. Niños, adultos, jóvenes y viejos de todos los géneros serían una réplica de su escepticismo. Y puso manos a la obra: todos a su imagen y semejanza a punto tal que..., le resultó insoportable una sociedad con sus mismas virtudes y, sobre todo, sus mismos defectos.
Finalmente el hombre se concentra y vuelve al mundo a su estado original. Lo retorna diverso. Ese mundo con sus propios defectos y virtudes..., era el mejor mundo posible.
Debe haber una moraleja en esta historia. Yo tengo la mía. Pero eso no importa demasiado.
Lo trascendente es que el mundo en que vivimos “es” diverso. Y es esa diversidad es la que lo hace maravilloso. Si este mundo no nos gusta el único camino que nos quedaría es salirnos de él. Encerrarnos, enfrascarnos en nuestras casas o departamentos, mirar la TV (que siempre muestra o nos puede mostrar un mundo mejor). Ya conocemos ese mundo, el del encierro, el del “ser individual”.

Hoy tenemos una plaza. Una plaza para vernos cara a cara, sentirnos, escucharnos, vernos, olernos. La plaza nos da la posibilidad de abrir la puerta a este mundo o pequeña porción de mundo llamada barrio. Es nuestro deber abrirla y debería ser nuestro placer porque abrir la plaza significa encontrarnos. Lo mejor y lo peor de nosotros estará allí, estará lo que no me gusta –que tal vez le guste a otro– y estará lo que me gusta –que tal vez no le guste a otro–.
La plaza no es sólo la plaza. Es el desafío a la tolerancia, a la convivencia, a conocernos a plena luz del día -porque de noche la cierran-. Es el desafío a ser mejores vecinos.

La Plaza Mariano Boedo no es un rectangulito verde en los futuros mapas. Es mucho más que eso. Es aventurarnos a ser mejores sin saber cómo se hace. Es ir “Rumbo a lo desconocido”.•
Eduardo Alfonsín




Callejeando historia
El Payo Roqué. Un dandi del Centenario
Anduvo, el cronista callejero, todo el año pasado recorriendo la Buenos Aires del Centenario: La Boca, San Telmo, la plaza y la avenida de Mayo, la calle Corrientes fueron testigos de sus pasos hasta que, inopinadamente, el joven dramaturgo José González Castillo se lo llevó poco menos que a la fuerza al barrio de Boedo. Y de ahí volvía, tras casi irse a las manos con su cicerone, en el tranvía 20 de la Anglo que lo dejaría nuevamente en Esmeralda y Sarmiento, cuando cayó en la cuenta de que el año del Centenario se había ido y era mucho lo que aún había en el tintero. ¡Cuántas esquinas, cuántos negocios, cuántos lugares de alfombra roja y cuántos peringundines populares podría haber recorrido, cuántos personajes podría haber revivido! ¡Joder con González Castillo, que con su pasión boedista lo había desviado de su plan de ruta!, aunque, en suma, había sido un notable viaje a un nuevo barrio que sin duda daría de qué hablar en el futuro. Cuando el tranvía, que bajaba por Bartolomé Mitre, cruzó Libertad, divisó la enhiesta torre del Hotel París y no pudo menos que recordar al Payo Roqué, el personaje que más que ningún otro representa la “belle époque” porteña, aquella que iniciada en 1880 alcanzó su cénit en el Centenario y su ocaso con el golpe de estado de 1930.
Benjamín Roqué, tal era su nombre, había nacido en 1865 en la ciudad de Córdoba, vástago de una importante familia cuyos fundadores, los hermanos Juan Constantino y León, arribaron de Francia en la década de 1820 y se dedicaron con éxito a la minería en el norte de la provincia. El primero, en particular, tuvo destacada actuación como maestro de dibujo en el Seminario de Loreto, edificó en 1840 el Coliseo y fue concesionario de la Casa de Moneda después de la caída de Rosas. El joven Benjamín, como era de uso en las familias distinguidas, estudió con los jesuitas y se vino a Buenos Aires en 1886, cuando su amigo y comprovinciano Juárez Celman fue elegido presidente. Digamos que esos eran amigos, pues, mientras duró en el cargo, Celman le otorgó una pensión anual de 400.000 pesos fuertes que le permitieron vincularse a la alta sociedad porteña y darse la gran vida. Y digamos también que el Payo era agradecido, pues nunca desmintió su amistad con Celman –como tantos hicieron– siendo uno de los pocos que lo siguió visitando y tratando en el ostracismo voluntario de su señorial palacio de la calle Lavalle, solar que ahora ocupa una feria de chucherías de baja calidad y peor precio.
La Revolución del Parque, pues, lo había dejado sin protector y sin pensión y tuvo que rebuscárselas de alguna manera, ocurriéndosele lo que algunos trasnochados de nuestro tiempo creen original: fundar un periódico de actualidad social que se llamó La Roncha (bah, lo que hoy diríamos de chismes). Parece que la cosa le gustó al Payo y que se le daba bien el oficio de editor, porque más tarde fue director de otros periódicos como el Pif-Paf, que más tarde reeditó en París, del Messager Americain, del Buenos Aires Sport, de la revista América y de un álbum de gran formato que tituló La República Argentina 1906-1907, profusamente ilustrado. Pero, ¿cómo había ido a parar el Payo a París, con los únicos ingresos de sus publicaciones? Muy simple, se había conseguido otro protector: don Benito Villanueva, financista, bodeguero, socio del frigorífico La Blanca –el viejo Sansinena– y presidente provisional del Senado durante un cuarto de siglo, que se lo llevó en una oportunidad a Europa en calidad de secretario y a la cual el Payo volvió unas cincuenta veces. La primera década del siglo XX fue su mejor época: almuerzos en el Plaza Hotel, tardes en el paddock de Palermo, cenas en el Petit o el Julien, veladas en el Jockey Club o en el Petit Salón... Pero también largas tenidas con la bohemia porteña en la Confitería del Aguila, la Helvética o el Royal Keller, donde se codeaba con Rubén Darío –quien colaboró en algunas de sus publicaciones– y la “crema de la intelectualidad”. En la puerta de uno de esos reductos, el café La Brasileña de la calle Maipú, era común verlo silbar arias de ópera y canzonetas pues según muchos cronistas ése fue el mayor arte del Payo, el silbido. Contaba Ricardo Llanes que la gente lo seguía por la Avenida de Mayo, como al flautista de Hamelin, hasta que se escabullía en el Hotel París, su eterna residencia.
Si bien con los años el Payo fue decayendo, siguió vistiéndose como en su juventud: levita entallada con solapas de seda, plastrón, sobretodo a la “cavour”, chistera de felpa... Pero los mecenas fueron raleando tanto como la pinta y, a pesar de conservar el bigote manubrio, la tintura apenas disimulaba sus canas cuando ejercía la manga en abierta competencia con otro célebre “manguero” de aquellos tiempos: Charles de Soussens. Para colmo, el París cerró sus puertas y el Payo deambuló de hotel en hotel hasta terminar alojándose en pensiones baratas. En una de ellas, el hotel Americano de Carabelas y Cangallo, se sintió mal una tarde de noviembre de 1932 y se lo llevaron a la Asistencia Pública, donde falleció. Llamaron a Benito Villanueva para identificarlo y al viejo amigo y protector le resultó difícil y doloroso reconocerlo, tan envejecido y desmejorado se encontraba el Payo. Con los años, se transformó en una leyenda porteña y Enrique Cadícamo lo retrató en Shusheta, cuyos versos aún están presentes en el imaginario popular: “Toda la calle Florida lo vio / con sus polainas, galera y bastón...”.
Decía el cronista, al principio de esta nota, que el Payo Roqué fue el resumen de una época, tiempo de vacas gordas y manteca al techo, de alegre despreocupación que ni siquiera la Gran Guerra alteró en estas apartadas orillas del mundo, pero que se despertó de su dorado sueño con la crisis mundial de 1929 y el golpe del 6 de septiembre de 1930. Moría un mundo y también se murió el Payo en un hotel que había tenido tiempos mejores –allí funcionó el restaurante Conte, y José Luis Roncallo estrenó en 1905 El choclo–, frente a la Cortada Carabelas que tantas veces lo vio amanecer... Ricardo Llanes le dedicó un poema y, quizás, el mejor de los epitafios: “¡Y pensar que te has muerto sin que ningún poeta / te llorara unos versos, mirando tu ataúd! / Dejá la tumba, Payo. Silbá una canzoneta /que aún danzan los recuerdos de Esmeralda y Maipú.”
Diego Ruiz




El amparo y los avales
Algunas consideraciones sobre el aval que posee legítimamente la Asociación “Todos por la Plaza” y las diatribas de un añejo predicador de raído púlpito

La “Asociación Vecinal Cultural Ambiental Todos por la Plaza de Boedo” tiene su origen en la Comisión Plaza, formada cuando se iniciaron las primeras reuniones de la Red de Cultura de Boedo para concretar la ambición vecinal sobre un espacio verde ante el remate judicial por quiebra de la empresa TATA (febrero de 2005), las posibilidades que ofrecía el predio de la vieja estación Vail y la real alternativa que abría ese espacio para llevar a cabo un viejo anhelo vecinal que superaba los treinta y cinco años de lucha.

El lunes 31 de octubre de 2005, la sala grande del San Carlos Sud, en Castro Barros 236, albergó las últimas –hasta ese momento– inquietudes vecinales que producen las gestiones por la plaza. Compartimos el ámbito un importante número de representantes de la Red de Cultura de Boedo –integrada por 42 instituciones–, el Encuentro Político y Social de Boedo –5 instituciones y 10 adhesiones–, la Iglesia Santa Cruz y entidades del barrio de San Cristóbal agrupadas en su Multisectorial –6 entidades– y Guillermo Agresta –director del CGP6– acompañado por un grupo de sus colaboradores. Y vecinos cuya antigüedad en este objetivo data de los años 70. Recibimos allí a los legisladores invitados: Milcíades Peña, quien concurrió con su asesor el arquitecto Gustavo Cañaveral, y Marcelo Fernando Meis, legislador electo por el PRO. (DESDE BOEDO, noviembre de 2005). (N. de la R.: las jurisdicciones de CGPs corresponden a las fechas citadas).

En esas circunstancias toma actuación formal la Comisión Plaza, constituida con el fin de focalizar los esfuerzos de la Red de Cultura de Boedo en el tema referido al espacio verde. La heterogénea Red –diríamos: por definición– estaba y está constituida por una pléyade de instituciones de actividades disímiles reunidas para preservar las comunes aspiraciones que la palabra “cultura” genera.

La “Asociación Vecinal Cultural Ambiental Todos por la Plaza de Boedo” (I. G. J. Nº 1.811.107/09), nacida como entidad civil el 19 de noviembre de 2008 –dando continuidad legal a la Comisión Plaza– tiene acreditados sobrados pergaminos –que incluyen su representatividad y los años de lucha por el tema–, en defensa de los valores que define en su Estatuto como propósitos, y los ejerce con la autoridad que le confiere la justicia, a pesar de las diatribas de algún trasnochado –que nunca falta– que califica como “enredos jurídicos” las resoluciones judiciales. Las palabras revelan una adhesión a la “manu militari” que termina redondeándose en la apelación a los uniformados –consagrada en la falacia “la antigüedad es un grado”– proponiendo la consulta a antiguas instituciones de Boedo, citando a declaración a sus directivos en detrimento de sus asociados.

Al respecto de la presentación del amparo cito al juez interviniente:
Sobre este punto, ha de tenerse presente que el art. 14 de la CCABA en su párrafo segundo, dispone que cualquier habitante y las personas jurídicas defensoras de derechos e intereses colectivos pueden interponer acción de amparo.
En tal sentido se ha resuelto que en el amparo si la lesión es de un derecho de incidencia social o colectiva no importa que quien lo alegue sea o no titular de un interés personal; por el contrario, resulta suficiente la afectación de un derecho colectivo consagrado por la Constitución y que, quien acciona, revista el carácter de habitante de la Ciudad.

Si ello no bastara para respaldar representatividad en la acción asumida, podemos agregar las tres mil firmas que la Asociación logró colectar en el breve plazo de diez días presentadas ante el juzgado en apoyo a la solicitud de la medida cautelar.

Por otra parte, las actividades de la Asociación cobran forma pública a través de su blog www. plazadeboedo.blogspot.com al que cualquier vecino puede ingresar, hojear su acta fundacional, estar al día con las acciones propuestas para y con el espacio verde, consultar sobre sus actividades, participar en sus reuniones y exponer su punto de vista. Nadie puede argumentar que se manejen oscuros propósitos o que se ejercita una “oposición sistemática a lo actuado por el Gobierno de la Ciudad”.
Las serviles ponderaciones, en cambio, constituyen un claro posicionamiento partidario. ¿Será autorreferencial la calificación de “botín político” a la plaza Boedo? La Asociación Vecinal, contrariamente, asume su rol de vigilancia del cumplimiento de la ley y los acuerdos arribados con las autoridades que fueron en su momento receptivas y “sí” acordaron un proyecto “de parquización” que no incluía la supervivencia del muro de Sánchez de Loria –que permanece con la pueril excusa de su antigüedad (no se podría haber tocado un adoquín del predio con ese criterio)– ni las rejas perimetrales solicitadas por “los vecinos reales”, según afirma el militante PRO citado anteriormente. La plaza se disfruta ¿por qué no? Lo que resulta llamativo es que este añoso predicador quiera establecer su raído púlpito en el lugar donde luchó para que no lo hubiera, contradiciendo, entonces, a su copartidaria Gabriela Michetti que votó a favor de la “Catedral de la Fe”. Ahora dedica su tiempo a armar un incompatible paquete con “los carteles, las silbatinas” –nadie salvo sus afiebrados oídos escuchó “insultos”– y las decisiones judiciales calificadas como “enredos” y manifiesta que “pierden valor” frente a una plaza “en positivo” (SIC). Flojas convicciones republicanas y democráticas para quien pretende –con poco éxito– sentar baza de difusor mediático. Ni el Jefe de Gobierno sería tan temerario.

Ante estas circunstancias, cabe preguntarse con que carné se acredita la legitimidad vecinal, o si “vecinos reales” sólo son los linderos (diez). A propósito de ellos, es curioso observar un notable ventanal enrejado, cuidadosamente preservado y prolijado por la obra oficial sobre la medianera colindante, abertura expresamente prohibida por los códigos de edificación vigentes. Curioso ¿no?

El juez interviniente afirma que:
(...) el interés público involucrado en el caso surge –en principio– de la priorización que el propio constituyente y el legislador han realizado respecto de la protección de los espacios verdes de uso público, bienes escasos e imprescindibles en el marco de una gran urbe de gran concentración demográfica como Buenos Aires. Va de suyo que tal protección normativa agravada obedece a preservar la funcionalidad y el disfrute colectivo de tales predios, ya sea frente a los particulares como al propio Estado.
Terminante: echa por tierra cualquier desvarío que pretenda minimizar o, más aún, ridiculizar la presentación alegando falsa representatividad o escasa antigüedad. Recuérdese la actitud invasora y prepotente que ha manifestado el Gobierno de la Ciudad en anteriores oportunidades: el asentamiento de áreas para la Policía Metropolitana en el Parque Chacabuco, los intentos de alojamiento del CGP en el CESAC 38 de Medrano 350, el desalojo –frenado por la Justicia– a la Plaza de los Vecinos de Independencia 4264 con el fin de ubicar allí –¡vaya casualidad!– al CGPC5 que ahora quieren construir ilegalmente dentro de la plaza. De no haber mediado la firme actitud vecinal, AVEFA se habría diluido, o el CGPC estaría en Medrano.

Aquí, en Boedo, contamos con una agrupación integrada por vecinos que, además de ser reales, son legales: la “Asociación Vecinal Cultural Ambiental Todos por la Plaza de Boedo” (I. G. J. Nº 1.811.107/09).•
Mario Bellocchio




La escultura de Palas Atenea
En más de una oportunidad en estas líneas nos hemos referido al patrimonio escultórico del Parque Lezama, señalando que en el mismo, por sus monumentos y esculturas, se relacionaba al origen de Buenos Aires, con la génesis de las dos ciudades más importantes de la antigüedad clásica: Atenas y Roma. En este artículo haremos referencia a la diosa Atenea, divinidad protectora de Atenas, aludida a través de la escultura de Palas Atenea. En 1905 y como parte de un plan de ornamentación urbana, se compraron diversas esculturas que se distribuyeron en las diversas plazas y parques de la ciudad. Entre ellas se adquirió la de Palas Atenea: “es una réplica de la llamada Athenea Giustiniani, copia romana del siglo II DC de un original griego del siglo IV AC, que se encuentra en el Museo Vaticano. Está representada de pie, con casco sin escudo en una actitud pacífica, como una divinidad que preside los tranquilos goces de la paz. Lleva sobre su pecho la égida y con su mano izquierda sostiene el peplo, cuyos pliegues caen armónica y equilibradamente. (...) Sobre la fecha de emplazamiento de esta obra en el Parque Lezama, no hemos podido encontrar ningún dato preciso” (1).
Atenea fue una de las doce divinidades olímpicas. Era hija de Zeus y de Metis. Al padre de los hombres y de los dioses, le fue revelado que si tenía una hija, esta daría después a luz un hombre que se convertiría en el dueño del mundo. Zeus para salvar su poder se comió a Metis. Al llegar el instante del parto, Zeus sintió un fuerte dolor de cabeza y le pidió a Hefesto, que lo liberase de su jaqueca, golpeándolo con un hacha. De la herida surgió Atenea, completamente armada, la cual bailó ante los dioses una espléndida danza guerrera. Nacida en el contexto de la lucha entre los dioses, Atenea fue considerada una diosa guerrera y sus hechos narran numerosas aventuras. Marte también era el dios de la guerra, pero había una diferencia fundamental entre esta divinidad y Atenea.  Marte, como dios de la guerra, representaba la violencia, la agresión y hasta la crueldad vinculada a los conflictos bélicos. Por el contrario, Atenea como diosa de la guerra, representaba la habilidad y la destreza en las contiendas y en particular el pensamiento estratégico vinculado a las contiendas. Mientras Marte era la fuerza física en la guerra, Atenea era el pensamiento que guiaba a la acción.
Atenea fue la divinidad tutelar de Atenas. Poseidón y Atenea compitieron por el patrocinio de la ciudad del Atica. Todos los dioses actuaron como jueces o árbitros y decidieron consagrar el Atica, dando a la ciudad el nombre de aquel de los dos que hiciese a la humanidad el regalo más útil. Poseidón, el dios del mar, golpeó fuertemente  con su tridente e hizo salir del mar un fogoso caballo. Atenea, por su parte golpeó la tierra e hizo brotar un hermoso árbol: el olivo. Atenea venció y la ciudad llevó su nombre. Los atenienses le dedicaron dos importantes templos: el Erecteón, dedicado a Atenea Poliade , protectora de la ciudad; y el Partenón dedicado a Atenea Parthenos, la diosa como virgen. Eran muy importantes las procesiones de las Panateneas, en las que participaba toda el Ática. Atenea, como diosa, era dispensadora del bien y de las virtudes. Era una divinidad protectora de la polis, se creía que en ella residía el alma de la ciudad. Ella era el espíritu de Atenas. Los romanos identificaron a Palas Atenea con la diosa Minerva, protectora de las artes y de las ciencias.
“El epíteto “Palas”, que se adjudica a Atenea según los etimologistas antiguos significa “blandir”, designando a la diosa que empuña la lanza. Más tarde se ha pensado que derivaba de “muchacha joven”” (2). Se contaba que durante su infancia, tuvo como compañera de juegos a Palas, la hija del dios Tritón. Esta muchacha murió accidentalmente en manos de Atenea y para desagraviarla la diosa esculpió una estatua que representaba a Palas y adoptó como parte de su nombre el de esta.
Con la escultura de Palas Atenea, el Parque Lezama, como Parque Fundacional de la Ciudad de Buenos Aires, vincula a la reina del Plata, con la ciudad donde nació la democracia, la filosofía, la historia; en suma, el pensamiento occidental.•

NOTAS:
 (1) MAGAZ, María del Carmen y AREVALO, María Beatriz; “Historia de los Monumentos y Esculturas de Buenos Aires”, MCBA, Bs. As., 1985, p. 114.
(2) MAGAZ, María del Carmen y AREVALO, María Beatriz; Ob. Cit., p. 114.
Miguel Ruffo




Instrucciones para bajar una escalera
Hace un año ya, el 22 de enero de 2010, partía el “Negro” Núñez. Tras de sí quedaba su tarea social y literaria que trascendió los modestos límites del “lejano oeste” vernáculo donde ejercitaba sus dotes artísticas a partir de su enorme calidad de ser humano. En recuerdo de aquel humilde, afable y talentoso amigo, colaborador asiduo de estas páginas, ofrecemos sus “Instrucciones para bajar una escalera”.

¡Diablos! Claro que no es fácil subir una escalera. Pienso en aquel gigante con rostro de niño y me digo que él sabía lo que hacía, por eso pensó que le era necesario escribir sus “Instrucciones”. Más que necesario, imprescindible. Se me ocurre, sin embargo, que es tan difícil ir hacia arriba como hacerlo en sentido contrario; pero no pretendo –escapa a mis posibilidades– emular al Gran Cronopio. Quiero, eso sí, deslizarme, dejarme ir por esa quejosa carrindanga que es la nostalgia, y permitir que ella me pasee por cualquiera de estas calles y confiar en que la sombra de sus árboles, el quedo murmullo de sus hojas, ese aire atemporal que sale a mi encuentro desde los zaguanes, ese ayer que ha dejado su huella en los gastados umbrales de la calle Liniers, allá, al fondo de Boedo, me vaya invadiendo con esas increíbles historias que ya casi nadie recuerda y que eran las cartas que el mitológico Julián escondía para echar, burlón, sobre la mesa del bar Dante o del Aeroplano; crónicas que aún hoy andan en punta de pie por esos callejones derruidos, cuando cae la tarde, acaso a la espera de que la noche le arrime algún vate del presente con ganas de indumentarle las prendas sonoras de la nueva poesía.
Digo historias, crónicas, y es como abrirle los brazos al recuerdo de Elena tras aquella ventana; pescar la figura del gallego Macario, el tendero de la cortada Venialvo, que sentado a la sombra de la ochava maquinaba ya, seguro, el asesinato de la cieguita; verlo a “Mamucho”, mostrando sus tobillos, en el barcito que estaba frente al inolvidable Gasómetro, sancochados por los trancazos de aquel zaguero de los de El Globito. Farro, Pontoni, Martino. ¡Dios mío! El colorinche de luces del corso del cuarenta y pico, el negro Pucheto y toda la barra del convoy yendo a patotear a los de La Quema. El loco Manivela, que se hacía llamar doctor y pedía que le llevaran el desayuno al baldío de Quintino Bocayuva, al lado de la farmacia de la mujer rubia.
Navegar por las callecitas del Boedo actual –porque uno no puede caminarlas únicamente–, peregrinar reconcentrado por ese Boedo que, como un sueño tumultuoso, se complace en conservar y cuidar viejos y quiméricos personajes, en custodiar hechos que suenan como alucinantes, en retener misteriosos acontecimientos como aquel risible atraco en el colectivo de la línea 7, o la maestra de la calle Inclán, quizá alguno la recuerde, que levantó vuelo desde la puerta de la escuela para rescatar un barrilete. Edelmira, “el hambre con polleras”, que desde la ventana de aquella casita de la calle Tarija largaba al atardecer los lagrimones de ese valsecito que había terminado por aprendérselo de memoria hasta el loro de la calle Salcedo.
Anales, fábulas, ficción. Sutiles emanaciones de un pasado que vuelve a través de los resquicios del presente. Andares que sobrevuelan el barrio, mítica sombra de añosos habitantes; asuntos de esquina que han quedado sin resolver, resquemores de lejanas disputas que el tiempo termina por arenizar, pero que, aun así, esconden su desvelado rencor al fondo de las heladerías o en los baños de los supermercados; escaramuzas de gente enamorada que deseaba dar vuelta la tortilla trepados a un banquito desde la esquina de la cortada San Ignacio, y todavía discuten sobre esas gastadas mesas de un café que ya no existe. Boedo. Catulín con su paso de hombre reconcentrado caminando por Independencia. Homero, siguiendo desde el bar los visajes del diariero Hipólito, el que diera al Octavo Loco la carnadura vital para una de sus corcovadas criaturas. Las chinches del maestro Castelnuovo, el humor tétrico de Enrique, el mayor de los Tuñón, la tierna bonhomía de Lubrano Zas...
No, no es fácil subir una escalera, es cierto. Tampoco es fácil bajarla; sobre todo si al ir camino a lo profundo uno va en búsqueda de aquello que alguna vez fue, y para encontrarse con aquel Boedo, con aquella gente, en lo que ellos nos dejaron como nutriente espiritual, hay que aprender a estirar el pie en la oscuridad buscando el escalón y dejar el alma en suspenso.•
Juan Alberto Núñez




Marche una milanesa de ternera con Papanicolau
En locales próximos a un hospital, sanatorio o clínica médica nunca faltan espacios donde se sirven comidas y bebidas: cafés, bares, pizzerías, confiterías, restaurantes y bodegones al paso. Lo saben muy bien los del gremio gastronómico que miran estratégicamente estos sitios para sus negocios. Allí acuden los que desean mitigar su hambre, aplacar su sed, o simplemente tienen ganas de tomar un café, charlar con amigos, dejar pasar el tiempo... Son rincones similares a tantos otros de la ciudad, pero con una característica propia: la cercanía de tales centros médicos.
A veces se convierten en salas de espera alternativas de quienes visitan familiares internados, aguardan el resultado de una cirugía o esperan la llegada del bebé. Pero estos ámbitos son, además, sitios de reunión de los facultativos que se desempeñan en esos establecimientos. Van a desayunar, almorzar o cenar y, por la mañana, se mezclan con los visitadores médicos que los anotician de los beneficios de tal o cual medicamento colmándolos de muestras gratis.
Si de hospitales públicos porteños estamos hablando, vale escuchar a los parroquianos de los boliches cercanos a ellos. A mí me atañe el Parmenio T. Piñero, en el Bajo Flores. En la vereda de enfrente, en ambas esquinas de Varela y Asamblea, a lo largo del tiempo se instalaron varios de estos comercios. Es casi imposible que no haya habido uno apenas el Piñero quedó inaugurado oficial-mente, el 9 de septiembre de 1917.
En la década siguiente está registrada la presencia de la pulpería de don Tranquilo, en la ochava de Varela 1302, aunque probablemente venía de antes. Su propietario, Tranquilino Sagredo, era aludido irónicamente en un basural del cercano Bañado de Flores que llevaba su nombre (basural de don Tranquilo), acaso en alusión a la falta de higiene de su pulpería. Así lo consigna el reconocido barriólogo Ricardo M. Llanes. Con el correr del tiempo, en esa misma esquina se establecieron sucesivamente los bares Iglesias, Plus Ultra y Piñero, que uno tras otro fueron languideciendo hasta cerrar sus puertas. Hoy allí funciona una agencia de lotería y quiniela. Pocos pasos hacia el sur, hasta hace poco existía Badinho, un modesto y poco fiable local de minutas y platos sencillos.
Del otro lado, en la esquina de Varela 1296, funcionó por muchos años uno de los típicos almacenes con despacho de bebidas anexo, muy comunes en el Buenos Aires de principios del siglo XX. Luego de algunas refacciones que alteraron su fisonomía original, se convirtió en grill con los característicos mostradores largos y angostos acompañados de sus correspondientes banquetas. La experiencia tuvo escaso éxito y poco después el local fue refaccionado para dar lugar al café y bar El Ombú II. Una nueva remodelación lo convirtió en el moderno Café, Pizza, Restau-rante El Ombú, inaugurado en 2007, y único comercio de este tipo que subsiste en ese sector del barrio. Allí acudo a menudo y soy muy bien atendido por Andrea y Elías.
Volviendo al pasado, se podría decir que en aquellos encadenados recintos gastronómicos la vida trascurría tranquilamente. En cualquier caso, entre los parroquianos se mezclaban grupos de médicos del vecino hospital que ocupaban dos o tres mesas, en tándem. Todo normal... hasta que resonaban en el aire las glosas médicas: comentarios que se cruzaban entre ellos sobre tal o cual caso y los estudios y tratamientos terapéuticos prescriptos. Lo hacían desaprensivamente, sin preocuparse por quienes podían escucharlos; hasta parecía que deseaban que todos los oyeran.
Lo hacían y lo siguen haciendo. Hoy en día continúan las mismas apostillas con los sucesores de aquellos, que se entreveran en conversaciones propias de su profesión y se expresan con un vocabulario capaz de inquietar los estómagos más resistentes. Así se suceden hemorragias, traqueotomías, fístulas, quistes, forúnculos, tumores, edemas, sondas nasogástricas, accidentes cardiovasculares, hígados cirrosos, corazones exhaustos, pulmones picados, cerebros descerebrados, intestinos perforados, huesos desosificados, fracturas expuestas, citologías vaginales, infecciones urinarias, paros cardiorrespiratorios, diarreas crónicas, anemias galopantes y otras calamidades por el estilo. Y si de psicólogos y psicoanalistas se trata, ellos y ellas no se privan de sonorizar desaprensiva-mente sus risas entre actos fallidos de otros y complejos problemas con el hipo, también ajenos.
Lo más dramático se presenta cuando alguien se dispone a hincar el diente en la milanesa de ternera a la napolitana o en los ravioles de ricota que le acaban de poner sobre la mesa. Las conversaciones de tan respetables galenos se meten por sus oídos y pasan directamente a su tracto digestivo para anclarse y revolverse en sus vísceras.
A esta altura me pregunto si quien lea estas líneas creerá que todo es cosa imaginada, que en realidad no ocurre, que es pura exageración. ¡Para nada! Sucede en cualquier boliche vecino a cualquier hospital, sanatorio o clínica de cualquier lugar. Yo mismo me veo envuelto repetidamente en tales circunstancias. Llegado a tal extremo casi podría asegurarles que, en estos restaurantes, el lenguaje médico-hospitalario ya se ha convertido en un ingrediente más del menú del día.
¿Qué me cuentan?•
Angel O. Prignano




¡Adiós al maestro!
El pasado miércoles 19 de enero falleció Emilio Balcarce. El maestro Emilio Balcarce. Alguien que, en vida, ha sido homenajeado en el Colón, a teatro lleno. Académico de Honor de la Academia Nacional del Tango, Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y Vecino Ilustre del barrio que lo ha visto nacer. Alguien a quien, con sólo nombrar dos de sus tangos, “La bordona” y “Si sos brujo”, ya lo estaríamos mostrando en todo el tiro de su talento.
Músico, violinista, bandoneonista, director, compositor, arreglador y vecino de Villa Urquiza desde siempre. Para más datos: nacido el 22 de febrero de 1918 en la esquina de Bebedero y Altolaguirre.
Como músico, son muestras bien representativas de sus trabajos de dirección y arreglos su paso por la orquesta del maestro Pugliese, la creación del Sexteto Tango y de las orquestas con las que acompañó la labor de los cantores Alberto Castillo y Alberto Marino.
Emilio Balcarce ya desde sus comienzos le aportó al tango, consolidando una estética musical, todo su arte, su inspiración y su talento. Fundador y director de la Orquesta Escuela, creada en el año 2000, para formar a los jóvenes músicos en la práctica instrumental y de iniciarlos en la experiencia orquestal, fue, en síntesis y sin almidonar adjetivos: un inspirado compositor y, tal como lo dijéramos, un auténtico maestro. Ha sido, sin duda, un artista íntegro y fundamen-tal del tango que, no conforme, sumó a sus méritos el ser un excepcional orquestador y fino ejecutante.
A Emilio Balcarce le habría bastado con sólo crear “La Bordona” –uno de los tangos más bellos que se hayan escrito– para entrar definitivamente en la Historia del Tango.
¡Adiós, Emilio! Adiós..., que no habrá de significar olvido. •
Luis Alposta




FM Boedo en el 88.3. Con los sentidos en el aire
Y el aire, ahora, es a través de antena y frecuencia modulada. No es necesaria la “compu”. Nace una nueva... ¡FM Boedo!
La radiofonía argentina ya cumplió 90 años, pero lejos de acercarse a su letargo, rejuvenece constantemente con las nuevas señales que buscan alterar el dial a través de las ideas. En la provincia de Buenos Aires y también en la Ciudad, se multiplicaron los proyectos de radios independientes que con poca estructura y mucho esfuerzo se animan a buscar nuevos lenguajes que derrumben los muros del pensamiento. Con esa convicción nació FM Boedo a principios de 2010, impulsada por un grupo de jóvenes periodistas y militantes políticos.
Creamos una cooperativa  porque buscábamos hacer sustentables nuestros proyectos comunicacionales, dándole un marco legal y productivo a nuestros emprendimientos; gambeteando la hegemonía ejercida desde los grandes grupos mediáticos, difundiendo nuestras ideas con nuestra propia estética.
FM Boedo funciona en el Centro Cultural y Social “El Surco” y mantiene un profundo compromiso con el quehacer social, cultural y político del “centro”, articulando con sus políticas mas generales como así también con sus áreas de base; con la autonomía necesaria para que el proyecto comunicacional crezca y se fortalezca.
Durante el 2010, logramos que FM Boedo pudiera transmitir todas las tardes una programación variada de información, música, compromiso y humor. Muchos programas se crearon a partir de ésta experiencia, y algunos otros decidieron saltar de dial para sumarse al nuevo espacio. A través de Internet decenas de amigos pasaron a ser cientos de oyentes que se conectaban por su computadora a nuestra programación, pero ahora –desde el primero de febrero– salimos por aire desde el 88.3, y a partir del 28 de febrero vamos a tener una mayor programación, con nuevas emisiones durante la mañana y los fines de semana.
Con un proyecto independiente pero no neutral, la radio busca mantener la identidad barrial, pero fundamentalmente se concibe como una señal joven que desarrolla su capacidad periodística y artística manteniendo sus ideas con una estética original.
Lo demostramos participando activamente en las problemáticas barriales; denunciamos la intención del Gobierno porteño de colocar el CGP C5 en la plaza que logramos todas y todos los vecinos junto a las organizaciones del barrio. Y también al integrar a distintas voces de Boedo en nuestra programación.
FM Boedo es una experiencia que se suma a las que se aventuran a quitarle la propiedad que guardan unos pocos sobre las señales que llegan a los oídos de otros muchos. En un futuro la idea es poder seguir creciendo para fortalecer la radio en el barrio, aumentando el diálogo con los vecinos de Boedo, convencidos de que todos tienen algo para decir y sobre todo que queda mucho por contar.
Estamos en constante búsqueda para que el contenido, la estética, la gestión, la información, la música y las convicciones sociales puedan hacer cada vez más colectivo y masivo este proyecto. Es una tarea difícil, pero necesaria para que la radio crezca y pueda alterar a los oyentes y al dial.
Fuimos cumpliendo con los objetivos que nos trazamos. Salimos al aire a desperezarnos entre la híper saturación del espectro radioeléctrico. Ahora vamos a estirarnos y a levantarnos. Despertó FM Boedo . Despierta Buenos Aires.•

Y con la FM regresa “Enredados”
El programa de la Red de Cultura de Boedo
Información sobre el barrio de Boedo, sus habitantes y sus actividades. Sobre la RED de Cultura de Boedo en general y las instituciones que la integran  en particular.
Entretenimiento, buen humor, alegría. Trataremos de lograr  el programa ideal para amanecer un sábado en el barrio de Boedo. Si lo conseguimos hará que los que escuchan en otros sitios también idealicen un amanecer en este rincón del mundo.
La voz del vecino: un buen programa vecinal no puede soslayar este punto. Lograr tener a vecinos y vecinas hablando sería un golazo de palomita.
Y de fondo –a veces en primer plano– buena música, música independiente.
Los encuentros se producirán los sábados de 9 a 10 de la mañana, compartiendo, a través de la frecuencia modulada, el café con leche, el mate, las medialunas o las tostadas con manteca y dulce que los vecinos de Boedo, seguramente, estarán deglutiendo a esa hora del otro lado del receptor.
La aspiración es que podamos conjugar el verbo “compartir” en todas las demás inquietudes barriales y del resto de la ciudad.

¡Hasta el sábado 5 de marzo a las 9 de la mañana por FM Boedo 88.3!                          ¡“Tus sentidos en el aire”!•




Una imagen para el año nuevo
Plin, caja, para el 2010, meta palo y a la bolsa es la consigna en esta, nuestra inevitable manera de reunir: historias, sensaciones, momentos para la memoria en donde con suerte se puede mezclar lo cotidiano con lo creativo, en donde con viento a favor se puede llegar a pronunciar la palabra amor. Me gusta la acción de “reunir” como deseo vital: mientras espero invitados, me reúno, mientras abro mi casa, recibo: lo hago durante el tensado de la maravillosa cuerda de la vida, en el mientras tanto de los días, durante el juego de ofrendar la presencia, y es en estos tantos paisajes donde transita el alma del quía que no sabe de pausas: el tiempo. Reunimos porque tenemos ganas, porque la jugada pinta placentera y entonces empujamos a ganador, es decir, vivimos escribiendo una poesía a través de los momentos atesorados: reuniditos ellos, cercanos entre pares: las señales felices que hacen la vida única, irrepetible, de una persona. Y a esta altura, por favor, a no asustarse, no todos los tiros del balero son ensarte y gloria, hay que estar preparados para los bochazos en la nariz y las cabriolas fallidas en el aire. Vamos a escribir la palabra alpiste más de una vez, y es saludable saber del aroma de la derrota, porque así es el juego, una de cal y una de arena, cara y cruz. Todas las historias transitan en el aire del tiempo, que abre y cierra años como si de pestañar se tratara: el tiempo calendario: el mejor amigo cuando las caricias ensobran el cuore, el muy turro cuando vestido con paño verde y carcajada nos invita a hacernos de la partida sabiendo de antemano que al señor Seguro, por lo menos, se lo llevaron preso. Fuera las predicciones de chinos, aztecas y arribistas de distinto pelaje, hay que vivir cada año a conciencia propia, hay que aferrarse y saber soltar, hay que saber que puede venir tanto el abrazo como la cachetada; hay que estar atento a la vida simple, porque en el no saber, en la no existencia de instructivo, se guarda el mejor de los gustitos.
Luego de servido el año, si están las ganas, habrá balance de los goles a favor y en contra. Los balances no me gustan, me alcanza saber que lo intenté una vez más y de la mejor manera que pude, en cambio me gusta aferrarme a algunas imágenes o momentos del año que se fue para enviarlos al futuro cercano, toques que a las claras me dijeron: che, qué bueno, esto es ganador: por eso el impulso de festejar este 2011 con una imagen/historia.
Hice click fotográfico o le di permiso a mi memoria filmadora en un mediodía de octubre. Lindo día, sol a gusto, sol respetuoso de las pobres criaturas cuando inicié camino en el barrio de Villa del Parque. Bajé del 84 y me mandé por Jonte, tranquilo, hasta llegar a la esquina con Cuenca. Un grupo de personas se reunía en el lugar: una verdulería, que de manera muy original se vestía de regalera. La sustanciosa mercadería ofrecida al público se iba acomodando sobre la vereda. El público interesado se nutría de todas las edades: aguardaba, espiaba, no había lugar para ansiosos, era lindo estar, ver, enterarse de cómo es el mundo antes de un gran acto de magia. Los mayores encontraron una silla bajo el toldo metálico de la verdulería, los chicos corrían entre los obstáculos vivientes de la vereda. Pegada al cordón, la camioneta medio destartalada del verdulero hacía las veces de palco vip para los bajitos que de a poco iban dejando la carrera y las risas. Los usuarios del transporte público de pasajeros, sí, los bondis, miraban sorprendidos hacia la verdulería, ¿qué es lo que está sucediendo bajo el alero de la pulpería?, puede haberse preguntado alguno de ellos, y por suerte ninguno de los bondineros, que solo apuntaban a pasar despacito para tratar de llevarse alguna foto de la rareza para comentar entre compañeros.
Llegué justo en el filo de la parrilla, un poco después del mediodía, y pude atrapar el último ejemplar de un verdadero choripán y uno de los últimos vasos de tinto. Quise pagar, y en ese instante supe que acababa de bajarme de un plato volador: en esta fiesta no había moneda, solo trueque: vos me das tu compañía, yo te doy mi arte, mis ganas, y los dos, vos y yo, nosotros, ¿entendés?, nos regalamos esta esquina, y en ella nos encontramos entre las emociones y las memorias. Este cronista asegura que esa imagen de comienzo hablaba clarito: Vos y yo hacemos el barrio, tan en libertad, tan hermanados, tan cerca, unidos en las miradas, en las palabras, en el sentimiento casi olvidado de volver a encontrarnos en la calle, en la esquina, ya sé que me repito: en el barrio, en esta verdulería que hoy no vende, regala, porque mientras es fiesta y sonrisa se brinda respiro a la memoria.
Mi plato volador había quedado sobre Nazca, había caminado unas pocas cuadras: y terminé parado muy cerca de uno de los regaleros. Con voz firme pregunté: señor, ¿me vende un kilo de papas? No, ahora no podemos, contestó el Tata Cedrón mientras terminaba de sacarle la funda a su guitarra. Lo propio hacía Miguel Praino con su viola y Miguel López con su bandoneón. El Tata acomodó dos cajones de madera, en uno se sentó, y el otro la jugó de atril. Abrió entonces este concierto callejero el Cuarteto Cedrón (momentáneamente devenido en trío) ante las personas del barrio que se habían enterado por el boca a boca de la movida esquinera. Pero no fueron los únicos de la partida, a ellos se sumó Horacio Presti, viejo colaborador del Cuarteto de los años en Francia y hoy vecino de la verdulería; Gustavo Nasuti en guitarra; Aldo Capece y su armónica; Angel López, voz y guitarra, según el Tata: el tapado del barrio, que se llevó muchos aplausos; y la cantante Karina Beorlegui, que no tuvo problemas al bajar del escenario y caminar por la vereda. Presti es vecino y es esta misma condición la que llevó al Tata a emprenderla con la guitarreada. Cedrón buscaba nuevo refugio en Buenos Aires, dejaba Boedo, y andaba de caminata por Villa del Parque; así la vida simple de los hombres simples, hasta que escuchó que lo saludaban, ¡Chau, Tata!, era el verdulero: José Ottati. Conocía al Tata de un programa de radio donde él trabajaba y en el que alguna vez habían entrevistado al cantor. Cedrón terminó viviendo a tres cuadras de la verdulería y pasó a ser cliente de Ottati. El Tata recuerda: Empecé a ir a tomar mate, a discutir con la gente, a decirle piropos a las chicas. Así hasta que el 9 de julio de 2008 el verdulero lo invitó a comer un choripán en la vereda con unos amigos; Cedrón dijo: Llevo la viola y cantamos unos tanguitos. Ese fue el principio.
A propósito de su actividad en la verdulería entrevisté al Tata Cedrón para el diario Tiempo Argentino; el cantor definía en la nota una expresión de deseo: No hacemos publicidad, queremos que la gente sea la que descubra que hay otra gente haciendo música, y que se permita sentarse a escuchar al músico o un disco, a leer un libro. Tenemos la amistad, el barrio, la gente se prende.
Guardo mi postal, mi corto, mi foto; guardo la música en la calle, guardo la canción popular, guardo la felicidad de la gente. Una y otra vez vuelvo en el recuerdo: veo al Tata, feliz él, cantando y contando historias, pequeños secretos de sus canciones, alguna anécdota referida a amigos escritores, músicos, a los buenos años del pasado donde la necesidad solidaria, la necesidad de una sociedad más justa, convocó a mucha gente de los barrios a intentar construir otra historia.
Después del recital en la verdulería los músicos se mezclaron con la gente, fue el tiempo de la charla amiga. Los cajones de verduras, los repollos, las frutas, se guardaron en la esquina, los instrumentos en sus estuches, y el recuerdo quedó libre para habitar las patrias internas de los presentes. En la verdulería se escribe hoy una parte importante de la memoria, una historia de letra chica de un tenor fundamental debido a la dimensión del convite: a estar, a ser parte, a enterarse, a discutir, a cruzar ideas con el vecino: una manera de enterarse de que no todo viene envasado, de que no todo se vende, en definitiva, de que no todo es alimento balanceado para pollos.
Mi verdulería se inició en 2010, pero la susodicha ya tenía su historia: un par de años como marca en el barrio, la música en la calle, la cultura ubicada donde tiene que estar: en el afuera, para todo aquel que guste servirse.
Esta es mi imagen/historia que quiero enviar a mi futuro inmediato, músicos en una verdulería. La esquina de Jonte y Cuenca por suerte queda bastante alejada de esa extraña manera con que el poder, muchas veces, intenta establecer la cultura sobre la vereda, y es en la acción mal entendida de reunir donde hace agua y termina montando la “gran” cultura de los escenarios gigantes, paisajes que curiosamente terminan alejando desde cerca, paisajes donde terminan medrando personajes con bolsillos de payaso a la hora de contar la moneda de las conveniencias. ¿Dónde queda la cultura en la calle?, en mi 2010, en la verdulería, y también ahí la quiero en el 2011, cerquita, acá nomás, entre la guitarra del Tata Cedrón y los cajones de José Ottati.•
Edgardo Lois





Proyecto desinformación en marcha. La gilada agradecida
"Y era como una selva de papel pensativo, con horizonte de cartón pintado". (Raúl González Tuñón)

La sabiduría popular suele ser imbatible. Señala una cita anónima: “Como la velocidad de la luz es mayor que la del sonido, ciertas personas parecen brillantes antes de que escuchemos las pelotudeces que dicen”.

La orden fue precisa. No fue novedad. Se reitera ahora en un año crucial, cargado de profundas expectativas electorales.
“Hay que golpear al gobierno en todos los frentes posibles, dar vuelta cualquier información y transformarla en negativa”. Entonces se insiste una y otra vez con: “Otra vez la inseguridad”, entre otros títulos. Letra catástrofe si es en gráfica o tono imperativo si es en radio o televisión. Y aclaran: “el gobierno es nuestro enemigo declarado”. Y ellos, los medios opositores, saben que el miedo paraliza, confunde y desinforma. Esas fueron las precisas instrucciones a las áreas de noticias de aquellos multimedios. En este punto, el desprevenido lector puede preguntarse si hay pruebas. Es un recurso frecuente al que echa mano parte de la tilinguería media que suele perder la brújula  con facilidad y cuestiona la parte más flaca del grueso hilo del poder mediático. Para ese sector social desprevenido al que no le da el cuero para darse cuenta de ciertas cosas y se tinelliza con facilidad, digamos que sí. Hay pruebas. Pruebas que pertenecen al estricto secreto profesional del periodismo que no está obligado a revelar su fuente. Pero hay otra cosa. Todo es tan evidente. Es cierto, no se le puede pedir al medio pelo que razone más allá del límite de sus narices, incluidos los narigones. Todo está tan a la luz que ni vale la pena hurgar en sinuosos vericuetos de ciertas fuentes informativas. Solo hay que tener un poco de sentido común, percepción aguda (una pizca) y algo de atención para saber leer entrelíneas los títulos de portada de ciertos diarios y la jerarquización que, de las noticias, hacen los canales especializados de cable. Todo está tan crudamente expuesto que la infamia de la desinformación no hay que rastrearla en los pozos ciegos de algunas redacciones. El volumen, el tono (musicalización incluida) y la insistente reiteración temática, son un muestreo simple y llano de lo que pretendemos señalar. Este es un año electoral. La orden fue clara. Del común de la ciudadanía depende el asidero que se le dé a tanta mierda revestida de “periodismo independiente”, uno de los slogans más engañosos de los medios de comunicación junto con la tan mentada objetividad. Nuestras herramientas están a mano: pensamiento crítico, despabilamiento y muy buena memoria. Hay que estar atento. La imbecilización de ciertos programas televisivos completa la faena del vaciamiento. Tampoco nos deben convencer algunos otros programas cargados de “discursos oficiales” que parecen contestar con los mismos elementos del enemigo. Al discurso opositor del “todo está mal” se le opone el discurso oficial del “todo está bien”. Ni una cosa ni la otra. Cómo nos cuesta encontrar el equilibrio de las cosas. En definitiva, no hay que dar crédito a las vulgares cuestiones que se limitan al trazo débil en un vetusto cartón pintado.•      
Leonardo Busquet




VER, LEER Y ESCUCHAR
Crítica literaria, teatral y discográfica de producciones que no cuentan con el gran circuito de difusión

PRODIGIOS, EXALTACIONES Y GOZOS
Tomás Barna - M.H.Oliveri Editor - Buenos Aires, 2010
Autor extraordinariamente proficuo y hombre de actividades múltiples, Tomás Barna es algo así como representante nato de la incompletud  en principio culposa. Ha escrito de todo y ha sido de todo. Tiene publicados relatos, poemas, ensayos, guiones; ha sido concertista de piano, actor, locutor, periodista, húngaro en Buenos Aires, porteño en Córdoba, compadrito quijotesco en París, donde vivió un cuarto de siglo, regenteó un local de tango y tuvo a su cargo un ilustre y prolongadísimo ciclo radial dedicado a la música porteña, para, finalmente, en sus años mayores, venir a reposar las tardes en un sillón de la Academia Nacional del Tango.
Este nuevo libro es una muestra cabal de la promiscuidad de intereses que lo potencian y animan: Borges y Pascual Contursi, la nouvelle roman, el tango (el tango antes y después, el tango siempre), Marechal y Alain Fournier, Artaud y Baudelaire, Monterlant, Debussy, Rouault, el cine, el teatro, los amigos, los compañeros... Todo le importa al insaciable Barna y en todo vuelca sagacidad, conocimientos y experiencias. Por cierto: sus libros son, además, autorreferenciales y autosuficientes. Lo que él escribe son unas memorias por fortuna interminables, un testimonio de la relación que en cada caso ha establecido con aquello que ama. Vale la pena leerlo para tener presente, asimismo, la índole de cierto  pensamiento argentino durante aquella parte del siglo pasado en que aún permanecía vivo el influjo francés, noblemente incorporado por Barna a sus vivencias. (M.H.S.)

HAIKUS PAMPEANOS
María Lydia Torti - Editorial Algazul - Buenos Aires, 2010
Entre otras cosas, la poesía exhibe una propensión espiritual al parecer indelegable del hombre: la apetencia del eterno retorno; si las ciencias físicas desechan esa posibilidad, el uso cultural se aferra insistentemente a ella: amamos lo que fue y deseamos que vuelva a ser. Y si en la poesía elaborada por el hombre moderno –es decir, el hombre romántico– está, incoercible, la celebración del paisaje y la búsqueda de trascendencia en sus senderos, eso volverá, indefectiblemente. Nuestra región pampeana nació ayer no más, hace apenas dos siglos y monedas, traída al mundo por los ojos de los viajeros ingleses y luego decantada por la lírica desde Obligado y Lugones hasta llegar a ser totalizadora en Molinari, Mastronardi, Juanele, Barbieri y aun Girondo.
Tal tendencia pareció extinguirse hacia los años 70 del siglo pasado, pero de a poco reapareció, sobre todo en la prosa y segura-mente también lo hará en la poesía. Estos Haikus pampeanos de María Lydia Torti acaso sean un signo; por lo pronto, Japón se despega del todo y en su reemplazo sobrevie-nen las quietudes de Cañuelas, patria chica y origen notorio del canto de la autora. Son muy para tenerlos en cuenta, porque contienen mucho de lo que somos. (F.S.Z.)

SANGRE NEGRA
Eduardo González - Alfaguara (Serie Roja Juvenil) - Buenos Aires, 2010
Es la Parte II de la “Trilogía del Pirata Abascal” (la primera fue El león rendido), y en ella Rodrigo Huidobro, en el Londres de 1872, cuenta las aventuras que vivió en Buenos Ayres en años muy próximos al 25 de mayo de 1810.
Con suma amenidad González relata esa gesta emprendida por Huidobro en compañía de su querido Brigadier Abascal, un valiente espadachín que, mediante su asombrosa intuición detectivesca, pudo resolver el misterio oculto tras una serie de brutales asesinatos.
Uno de los hallazgos de este consagrado escritor de literatura juvenil es haber logrado tan convincentemente el clima de esa época. No solo por el empleo de una terminología precisa respecto a la esgrima y las tareas de navegación, sino por las expresiones propias del momento y el vocabulario volcado en los diálogos. Además, sobresale su conocimiento de las costumbres, la vida cotidiana, los sucesos políticos y el trazado urbano de ese Buenos Ayres casi fantástico. El autor teje tramas complicadas que aluden a una terrible conspiración y acude a numerosas ramificaciones y a numerosos personajes secundarios.
Después de disfrutar esta estupenda segunda parte de la trilogía, el lector no podrá evitar que lo acose la ansiedad por devorar la tercera y última. Para aliviarlo, a  González sólo le queda un camino: apresurarse a escribirla. (G.C.)




POEMA
“La Cumparsita”

Ella, grabada en mi alma argentina,
los ritmos queridos de “La Cumparsita”,
exaltando el corazón de las afroditas,
entre la luz débil de los fríos faroles.

Cumparsita de ritmos ondulantes,
cómo escucharte sin dibujar en el suelo
giros de un baile sensual y arrabalero,
en historias de bandoneones resonantes.

Giros extraños de pies hechizados
desenfadados en el aire,
alcanzando el rostro del bailarín osado,
sujetando la cintura con donaire.

Sonrisas en el punto crucial de las miradas
que se amuran sigilosas junto al cuerpo.
Así naciste Cumparsita, en el lejano tiempo
entre percantas y bacanas ya olvidadas.

                                          Stella Maris Taboro




CULTURA GRATUITA
Guía de actividades culturales barriales que no requieren erogación

Mesa de publicaciones                            
“Desde Boedo” y “Baires Popular”                      
Sábados de 11 a 13.30 en la esquina de           
Boedo y San Ignacio                                  
Periódico Desde Boedo, Ediciones BP, Papeles de Boedo y otras publicaciones y ediciones barriales. Venta de material fotográfico (Boedo antiguo) restaurado por Mario Bellocchio.

Muestras de pinturas                            
en “Los Notables” Bares Margot, Hnos. Cao, El Federal y La Poesía
Muestra de Mirta Solís y Elvira Pérez Acevedo (Pinturas), con curaduría de Carlos Caffarena en el Café Margot, inaugura el lunes 21 a las 19. En el Café “Hnos Cao” (Independencia y Matheu): trabajos del taller de Marcela Rapallo y en Café “El Federal” (Perú y Carlos Calvo) y Café “La Poesía” de Bolívar y Chile: Liliana Barrera (pinturas)

Museo Monte de Piedad                                       
(Boedo 870, 2º piso por escalera)                                                 
 Tel.: 4 931-8204/ 4 931-1605; Fax: 4 932-4680,                      
E-mail: museo@bancociudad.com.ar
HORARIOS DE VISITA AL MUSEO:                                                 
Lunes, miércoles y viernes de 10 a 17. Martes y jueves 10 a 20. VISITAS GRUPALES: concertarlas telefónicamente.

U. A. y de Gestión Pque. Avellaneda                                       
Complejo Cultural Chacra de los Remedios                             
Circuito de Espacios Culturales - Dirección General de Promoción Cultural - Subsecretaría de Cultura - Ministerio de Cultura - Av. Directorio y Lacarra, Ciudad Autónoma de Bs. As. Tel: 4 636-0707 / 0754
Programación
Espectáculos de música, teatro y danza. Encuentros artísticos participativos. Muestras de arte contemporáneo. Ciclos de cine, cortos y video. Visitas guiadas para la comunidad y escuelas. Eventos especiales
Talleres
Danza contemporánea, árabe y tango. Expresión corporal. Artesanías urbanas. Ensamble, producción musical y canto. Teatro, clown, producción y montaje teatral. Fileteado, murga, swing. Literario. Arte contemporáneo y construcción plástica. Cine. Juegos y recreación
Abre sus puertas al público de martes a viernes de 14 a 20 hs., sábados, domingos y feriados de 11 a 20 hs.

Espacio Cultural Julián Centeya               
San Juan 3255 - Tel: 4 931-9667 Ministerio de Cultura         
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ejuliancenteya@buenosaires.gov.ar
Programación de febrero 2011
Muestras
El Espacio Cultural Julián Centeya cuenta con una muestra permanente de pinturas del artista plástico Alejandro Gabriel Fernández que se puede visitar durante todo el año donde el autor recrea la pasión del tango de ayer y de hoy, inspirándose y bocetando en los espectáculos y milongas que ofrece gratuitamente la casa.
Jueves 10 - 18hs
Muestras
Inauguración muestra de pinturas de Arnaldo Greco y fotografías de Sebastián Sneibrun.
Curador: Lic. Alejandro Gabriel Fernández.
Visitas de Lunes a domingos de 10 a 20hs. Hasta el miércoles 23.
Viernes 18 - 21hs
Música
Se presentarán los grupos de tango “Tres x tango” y “La Biyuya”
TRES X TANGO. El Trío realiza una mirada personal sobre la música de Buenos Aires. La formación instrumental es atípica en el género.
Los arreglos están construidos de tal manera que los instrumentos se van entrelazando constantemente en el transcurso de los temas.
LA BIYUYA El grupo se forma como trío instrumental en el año 1998. En 2006, logra concretar su formación actual de quinteto con Pablo Dichiera en guitarra, Marina Baigorria en voz, Pablo Vaira en bajo eléctrico, Santiago Varela en percusión, y Pablo Marasco en flauta traversa. Serán ellos los encargados de la grabación y producción de su tercer disco, “Buenosairece”, en ese mismo año.
Actualmente, preparan su cuarto disco, exclusivamente con temas propios de la banda.          
Sábado 19 - 20hs
Danza
“Sudakas” La obra transita por diez módulos coreográficos que oscilan entre el humor, la nostalgia, el drama y la violencia y son construidos con cajones de verdura que los bailarines arman o desarman en función de las escenas.
“Sudakas” es interpretada por diez bailarines que provienen de distintas ramas de la danza ( folklore, clásica, contemporánea y tango).
Viernes 25 - 21hs
Música
Se presentará el grupo “Los Habitués”. Músico invitado: Alejandro del Prado
“Los Habitués” Diez cantores y un puchero histórico: letra y música buenos aires, tango murga y rocanrol del ritmo y la palabra, canción de abajo arriba asaltando. Habitués del barrio revolucionado contra la frase hecha la voz del poeta y la calle, que vuela y que pega…
Alejandro Del Prado es uno de los músicos más importantes de la canción popular, que está volviendo a los escenarios argentinos después de 20 años de ausencia sin producciones.

Sábado 26 - 20hs
Danza
“Sudakas”
La obra transita por diez módulos coreográficos que oscilan entre el humor, la nostalgia y el drama. “Sudakas” es interpretada por diez bailarines que provienen de distintas ramas de la danza ( folklore, clásica, contemporánea y tango). La banda sonora comprende diferentes estilos de música argentina y latinoamericana ( anónimos populares, Cobian y Cadícamo, Hermanos Simón, Facundo Cabral, etc.