12.8.07







Nº 66
Agosto de 2007




SUMARIO:

MEDIOS BARRIALES EN VÍAS DE EXTINCIÓN


ABRAHAM VIGO, UN “ARTISTA DEL PUEBLO”
Por Carlos Caffarena

LA ESCALERA INMÓVIL
Por Mario Bellocchio

EDUARDO SCHIAFFINO Y EL MUSEO DE BELLAS ARTES
Diego Ruiz y su Callejeando historia

FOTOGRAFÍAS.
Imágenes que perduran en el fondo de una caja.
Por Mónica López Ocón

EL MONUMENTO AL CID CAMPEADOR.
Por Miguel Ruffo

JOSÉ SARAMAGO: TODOS TENEMOS QUE DECIRLO.
Por Javier Correa Correa

¡CON GARDEL, NO!
Por Rubén Derlis

INFORME DE LA COMISIÓN PLAZA
Por Patricia Roselló

EL TIEMPO DE LOS BARES.
Reportaje a Liliana Bustos.
Por Edgardo Lois

POEMA:
Elegía del aljibe
Joaquín Linares

EDITORIAL
Al unísono
Mario Bellocchio

Y la GUÍA DE CULTURA GRATUITA




MEDIOS BARRIALES
A la ausencia de pagos devengados por servicios publicitarios desde diciembre de 2006 —excepto abril, abonado fuera de normas por caja chica—, el GCABA suma la prohibición —contraria a lo reglamentario— de presentar facturación, y ahora —como si todo esto fuera poco para asfixiar dada la precaria situación— la incomprensible actitud de los legisladores de la Comisión de Comunicaciones de la Legislatura empuja hacia la extinción a los medios barriales. Elvio Vitali (Presidente) y Facundo De Filippo, (Secretario) de la citada Comisión, presentan un inconsulto proyecto —para sustituir a la ya desactualizada ley que regla la actividad desde 1997—, plagado de incongruencias y disposiciones cuyo cumplimiento pondría al borde de la desaparición a los medios gráficos y, mucho más aún, a los digitales representados por las páginas Web respectivas. DENUNCIAMOS ANTE LA OPINION PUBLICA ESTA ACTITUD QUE PONE DE MANIFIESTO EL DESINTERES —CUANDO NO EL MALTRATO— A QUIENES PRETENDEMOS EJERCER CON DIGNIDAD EL PERIODISMO INDEPENDIENTE BARRIAL.



Abraham Vigo
un “Artista del Pueblo”


“El hecho de que Boedo tomase como materia prima de sus inquietudes espirituales a la clase trabajadora, no se debió puramente a una determinación estética, sino a que la mayoría de sus componentes procedían de esa clase, y trabajaban o habían trabajado manualmente hasta esa fecha.” Las palabras de Elías Castelnuovo describían con sencillez al “Grupo Boedo”, a los “Artistas del Pueblo”. Hace cincuenta años fallecía el polifacético Abraham Vigo, destacado integrante de ese talentoso conjunto. El Museo de Bellas Artes “Quinquela Martín” organiza una muestra de su obra, testimonio de un tiempo de reivindicaciones sociales en el que nuestro barrio era protagonista.

Grandes acontecimientos nacionales y mundiales enmarcaron la época en que se definieron la personalidad y los caminos que determinarían el futuro de Abraham Regino Vigo, como hombre y como artista.
Nacido en Montevideo en 1893, comienza, con doce años, a trabajar como aprendiz de su padre —pintor y decorador de obras—, en una Buenos Aires que ya se mostraba opulenta y en rápido crecimiento. En 1910 concurre a los cursos nocturnos de la academia que un pintor italiano, de apellido Pollezzi, dirigía en Av. Callao, entre Lavalle y Tucumán.
Por consejo de su maestro se inscribe, dos años después, en la escuela de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, la primera institución artística creada en el país en 1875 por iniciativa de Eduardo Sívori. En 1912 estudia junto a jóvenes con los que Vigo establece una estrecha relación: Santiago Palazzo, José Arato, Adolfo Bellocq, Agustín Riganelli y Guillermo Facio Hebecquer, este último también uruguayo, quien ese mismo año había instalado un taller en Pedro de Mendoza y Patricios.
En 1916 se integran todos ellos al que sería conocido como Grupo o Escuela de Barracas, al tiempo en que Vigo participa también en el segundo Salón Anual de la Sociedad de Acuarelistas, Pastelistas y Aguafuertistas. Posteriormente y junto con otros artistas funda, en 1918, la Sociedad Nacional de Artistas, Pintores y Escultores, de carácter gremial, como oposición a la Academia Nacional, defensora a ultranza de la llamada cultura oficial o “plástica academicista”.
El momento será de gran importancia para el Grupo, ya que inauguran el “Primer Salón Nacional de Artistas Independientes sin jurados y sin premios”, con participación de 31 artistas; comienzan a publicar artículos —como grupo— en el periódico de izquierda La Montaña; Facio traslada su taller al barrio de Parque de los Patricios —desde donde se vincularían con los escritores del Grupo de Boedo—, reducto que pronto se convirtió en una especie de “peña” artística a la que concurrían Benito Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto, un joven Enrique Santos Discépolo y los escritores Juan Palazzo, Elías Castelnuovo, Gustavo Riccio y Enrique González Tuñón.
Su formación intelectual y la realidad en la que conviven contribuyen a unirlos en sus concepciones políticas. Así como las lecturas de las obras de escritores rusos y franceses ejercieron su influencia, la expansión internacional de las ideologías comunista y anarquista —a la que adhirieron— y el contexto social en el país que, desde principios de siglo, daba lugar a la lucha de clases y emergía en sucesos a menudo sangrientos, hicieron las veces de amalgama.
En 1920, en la trastienda de un local ubicado en la avenida Boedo 841, se fue formando una tertulia de escritores, plásticos y gente de teatro vinculada de una u otra forma al barrio. En los fondos del mismo edificio Antonio Zamora instaló, a partir de de 1924, su redacción con talleres, en la vieja imprenta La Internacional, que pasó a llamarse Editorial Claridad.
Elías Castelnuovo, Roberto Mariani, Leónidas Barletta, Nicolás Olivari, Gustavo Riccio, Juan Guijarro y Alvaro Yunque constituyeron el primitivo grupo Boedo, al que se agregaron otros más jóvenes.
La comunión de ideas y proyectos entrecruzó los dos grupos, el literario y el plástico. Castelnuovo define, con maestría, la razón de dicha identidad: “El hecho de que Boedo tomase como materia prima de sus inquietudes espirituales a la clase trabajadora, no se debió puramente a una determinación estética, sino a que la mayoría de sus componentes procedían de esa clase, y trabajaban o habían trabajado manualmente hasta esa fecha. Así, por ejemplo, Agustín Riganelli era tallista; Roberto Arlt, gomero; Nicolás Olivari, peón de almacén; César Tiempo, repartidor de soda; Roberto Mariani, oficinista (...); Abraham R. Vigo, José Portogalo y Antonio Gil, pintores de paredes; y Manuel Rojas, en el momento de ser premiado conmigo en el concurso organizado por 'La Montaña', ocupaba una plaza de linotipista en la editorial donde yo ocupaba otra (...)”.
La Editorial Claridad contó con la colaboración del grupo “de los Cinco”, especialmente Vigo, que desarrollaría a lo largo de los años una importante obra como ilustrador, innovadora en el campo del diseño gráfico.
Mientras tanto, continúa trabajando y exponiendo en el IV Salón Anual de la Sociedad de Acuarelistas, Pastelistas y Aguafuertistas y en el VIII Salón Anual de la Comisión Nacional de Bellas Artes. En 1920 junto a Arato, Facio y Riganelli expone 20 pinturas y 13 grabados en el Salón Costa.
En 1927 el Grupo, ya conocido como “Artistas del Pueblo”, inicia una nueva experiencia al participar en la fundación del primer teatro independiente de la Argentina, Teatro Libre. Sus proyectos se concretarían en el siguiente año cuando, ahora con el nombre de Teatro Experimental de Arte (T.E.A.), ponen en escena en el Ideal la obra de Castelnuovo “En nombre de Cristo”, con la compañía de Angelina Pagano. Vigo diseña y ejecuta los decorados y mobiliario en una faceta de artista-obrero que será una constante en su vida.
Su tarea escenográfica prosigue en los siguientes años tanto en T.E.A. como en el Teatro del Pueblo fundado por Leónidas Barletta; el Teatro Proletario con puestas en escena en los teatros Liceo y Marconi y en distintas salas comerciales. Es que su concepción escenográfica, alejada del naturalismo y cercana al expresionismo, había causado un gran impacto tanto en las puestas como en la Exposición de maquetas y escenografías que realiza, en 1928, en Amigos del Arte.
En los siguientes años continúa su labor como pintor, grabador y escenógrafo e incursiona en el diseño y construcción de juguetes y juegos didácticos. Ya para entonces, el momento histórico que se vivía revestía características de excepción: guerra civil en España; Mussolini en Italia por más de una década, y Hitler que, como canciller de Alemania, ya mostraba sus propósitos de dominio que, en breve, desencadenarían la Segunda Guerra Mundial.
Seguramente por eso, sus grabados muestran el profundo dolor que le provoca los que sufren hambre, miseria y discriminación racial, religiosa o política. Los títulos de las obras nos dan la clave: “La quema”; “Por rojos”; “Por judío”; “Por negro”.
En 1938, razones de salud lo llevan a viajar junto con su familia a Mendoza, donde sigue su trabajo y envía a salones obras que reciben variados premios. Además realiza muestras individuales en distintos puntos del país. Crea un teatro de títeres con el que da funciones en las chacras y, como su vocación gremial se mantiene intacta, prontamente funda una filial de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos, con la que organiza salones de acuarelistas y grabadores y exposiciones en las provincias cuyanas. Por este tiempo, ante el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se afilia al Partido Comunista, del que será candidato a diputado provincial en 1940, tras adoptar la ciudadanía argentina.
Hasta 1947, año en que mejorada su salud regresa a Buenos Aires, sigue exponiendo y obteniendo premios y distinciones, ya volcado casi totalmente al grabado. De esa época son los premiados Campesina, el aguafuerte Faena, la acuarela Pescadores, el aguafuerte Fin de jornada y el aguafuerte Pan y dulce.
Se radica en Banfield y sigue trabajando: participa en más de 30 salones y exposiciones colectivas y realiza siete muestras individuales, obteniendo nuevas distinciones.
En 1957 su vieja enfermedad pulmonar se agrava, pero aún tiene tiempo para exponer en la Galería Julio de Banfield, en el Salón Anual de Santa Fe y en el Teatro Solís de Montevideo, donde realiza una muestra de 56 grabados organizada por la Comisión Nacional de Bellas Artes. Es un artista reconocido en el país e internacionalmente, y existen obras suyas en el Museo de Cultura de Moscú, The Riverside Museum de Nueva York, los Museos de Montevideo, de Budapest en Hungría, de Bucarest en Rumania, de La Habana en Cuba, de Jerusalén y de Tel Aviv en Israel, de Varsovia en Polonia, de Sofía en Bulgaria y de Leipzig, Alemania.
Abraham Regino Vigo, notable cultor de su arte y comprometido militante del campo político y social, fallece el 27 de julio de 1957.
Carlos Caffarena

carcafar@yahoo.com.ar

MUESTRA “UN ARTISTA DEL PUEBLO”
GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES - MINISTERIO DE EDUCACION
En el 50º aniversario del fallecimiento (28 de julio) se llevó a cabo la inauguración de la muestra en el 2º piso (Sala Victorica), Av. Pedro de Mendoza 1835, Tel: 4 301-1080, La Boca, Buenos Aires. (Permanecerá abierta durante todo el mes de agosto.)





La escalera inmóvil
La parálisis de la escalera mecánica de la estación Boedo del subte “E” amenaza con ser más prolongada que la “eterna” construcción de la propia estación

¿En qué quedamos?: un nuevo cartel ha aparecido frente al vallado de la “escalera inmóvil”: Estamos reparando esta escalera para su comodidad. Disculpe las molestias. ¿Cómo? ¿No era que la escalera estaba en condiciones y sólo la orden judicial la paralizaba? Por lo menos así lo decía el otro cartel convenientemente retirado.
Un nuevo episodio de esta novela por entregas en que se ha transformado el caso de la escalera mecánica de la estación Boedo del subte línea “E” que va, camino avanzado, por su tercer año de inmovilidad.
Las averiguaciones y la colecta de firmas iniciadas por la Asamblea de Boedo proveyeron pormenores del entuerto que incluye idas, venidas y dilaciones de la empresa Metrovías, como la que encabeza este comentario. Pueden ser variados los argumentos que traten de justificar la larga parálisis de escalones. Los contradictorios carteles no ayudan a las excusas. Es más: las tornan, cuando menos, pueriles.
Queda poco terreno para seguir sosteniendo la falta de responsabilidad en la rehabilitación de la cuestionada escalera y más aún si agregamos a esto el texto de este despacho telegráfico del Juzgado:
Despacho telegráfico 16/04/07. Procedencia: Juzgado en lo Correccional Nº 10, Secretaría Nº 76. Destino: Al Sr. Comisario de la División Subterráneos de la P. F. A.
Por orden de Su Señoría, el Dr. Omar Osvaldo Fente, Secretaría Nº 76, tengo el agrado de dirigirme a Ud. en relación a la causa Nº 58.735, en trámite ante este Tribunal, con el objeto de ordenarle que proceda a la entrega definitiva a Metrovías S. A. de la escalera mecánica (A. 5.09.03) clausurada el 14 de enero de 2004 por esa Dependencia; previa habilitación de la escalera mecánica de marras por la autoridad competente. Realizando las correspondientes actuaciones complementarias (sum. pol. 20/04).

Puede colegirse que la cartelería de reciente debut informa sobre alguna imposición de quienes tienen que habilitar técnicamente las reparaciones para cumplir con la orden judicial que añade: previa habilitación de la escalera mecánica de marras por la autoridad competente.
Esperemos que la movilidad de la inmóvil sea a la brevedad. Estaremos detrás de este añejo problema para tratar de impulsar el relanzamiento de la escalera mecánica de la única estación de subte de Buenos Aires (por lo menos las que conoce este cronista, que no son pocas) que cuenta con boletería-shopping.
Mario Bellocchio



Callejeando historia
Eduardo Schiaffino y el Museo de Bellas Artes
Hemos hablado, en anteriores callejeos, del papel cumplido a fines del siglo XIX por la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, con Eduardo Sívori al frente, en la fundación y desarrollo de un arte nacional. En la década de 1880, ya federalizada Buenos Aires, ésta se había convertido en una rica y pujante ciudad, con una clase alta de gran poder económico a la que ya no le bastaba el provincianismo cultural y quería semejarse a los principales países europeos, ocupar un lugar entre las “naciones civilizadas”. Mal o bien, la llamada “generación del 80” tenía un proyecto de país y mandó a su juventud a estudiar a Europa, entre la cual se destacaron aquellos con condiciones artísticas para quienes el gobierno creó becas, lo que denota la importancia que daba al tema. Pero esa misma Buenos Aires no tenía lugares de exposición, galerías, ni menos museos de arte —como no los había, seamos justos, en el resto de América— salvo la única excepción de la Academia Libre de Bellas Artes fundada en 1878 y dependiente de Estímulo, donde se exhibían algunas obras de arte nacionales y extranjeras. Los artistas debían exponer sus obras en tiendas, ópticas, ferreterías, o negocios de materiales pictóricos como Fusoni Hermanos, Bossi, Sommaruga y otros, eso sí ubicados sobre la calle Florida, donde también se vendían cuadros extranjeros. Baste recordar que nuestra primera exposición individual fue la realizada por Cándido López en el club Gimnasia y Esgrima en 1885.
Y aquí es donde interviene nuestro personaje, Eduardo Schiaffino, que había nacido en nuestra ciudad en 1858, realizó sus primeros estudios con el veneciano José Aguyari (uno de los fundadores de Estímulo) y, como tantos de su generación, partió a Italia pensionado por el gobierno. En Venecia fue discípulo de Egisto Lancerotto durante un año y luego pasó a París, donde tuvo por maestros a Puvis de Chavannes y Rafael Collin. Fue seguramente un alumno aventajado, pues en 1889 concurre al Salón y a la Exposición Universal de París, obteniendo una medalla de bronce con una de sus telas más conocidas, Reposo. Pero por esos tiempos había comenzado el movimiento de retorno de los artistas a los que Schiaffino bautizará “Escuela Argentina” y sentarán las bases del arte nacional: entre 1883 y 1893 regresan entre otros Lucio Correa Morales, Angel della Valle, Francisco Cafferata, Reinaldo Giúdici, Augusto Ballerini, Eduardo Sívori, Graciano Mendilaharzu, Ernesto de la Cárcova y el propio Schiaffino. Retoman su pertenencia en Estímulo y muchos de ellos participan en 1892 en la fundación de la segunda gran institución de la época, El Ateneo, bajo la presidencia del poeta Carlos Guido y Spano y cuyo propósito era fomentar no sólo las artes plásticas, sino también la música, la historia, la literatura y las ciencias. Allí Schiaffino, que dirige la sección Pintura, organiza la primera muestra de arte nacional en el salón de El Ateneo —Avenida de Mayo y Piedras— en mayo de 1893, con 106 óleos y 30 esculturas, con gran repercusión de público y prensa y, lo que es de gran importancia, con un relativo éxito de ventas que indica que ya se estaba formando un público de arte, más teniendo en cuenta que, según informa la Revista Nacional, entre esos compradores no se contaban coleccionistas conocidos ni el Estado.
Schiaffino, mientras tanto, desarrollaba una labor como crítico de arte en La Nación, donde colaboraba desde 1883, y en El Diario, donde exponía la necesidad de crear espacios para las manifestaciones artísticas, específicamente de un museo de Bellas Artes. Con este mismo fin organiza también en 1893 una exposición en el palacio Hume (hoy Duhau), donde se exponen óleos, muebles y objetos de coleccionistas como Andrés Lamas, José Guerrico, Adriano Rossi y Aristóbulo del Valle; en 1894 organiza el segundo Salón de El Ateneo en el Nuevo Banco Italiano, en la cual participan diez mujeres y se destacan Sin pan y sin trabajo de Ernesto de la Cárcova y La vuelta del malón de Angel della Valle. Aún realizará, en 1895 y 1896, otros dos salones en el edificio del Bon Marché antes de la inauguración, el 25 de diciembre de este último año, del Museo Nacional de Bellas Artes creado por el presidente José Evaristo Uriburu el 16 de julio de 1895 a instancias de Schiaffino y del ministro de Instrucción Pública Antonio Bermejo. Vale la pena aclarar que una iniciativa anterior del intendente Federico Pinedo en 1894, de crear un museo de arte en Buenos Aires, había fracasado ante la negativa del Concejo Deliberante de aportar fondos y varias e importantes donaciones, como la de Juan Benito Sosa en 1877 o las de José Prudencio Guerrico y Adriano Rossi, esperaban en los depósitos de la Biblioteca Nacional que se cumpliera la condición del legado: la creación de un museo que las albergase.
Ese edificio del Bon Marché, alquilado al efecto y al cual ya nos hemos referido en otras oportunidades, cobijará entonces al Museo sobre su ala de Córdoba-Florida, donde también se instalarán Estímulo con su Academia, El Ateneo, La Colmena Artística y ateliers de artistas como Angel della Valle y Víctor de Pol. Más tarde, recordaría Schiaffino: “Durante diez años de lucha oscura, aquel jefe de repartición, que no tenía un solo empleado bajo su dependencia, tuvo que multiplicarse; él fue su propio secretario, su experto y su restaurador; pronunció discursos en certámenes y banquetes; mantuvo alerta la propaganda periodística. Y el Museo crecía. Ya era un centro de atracción adonde convergían las obras de arte de las colecciones particulares, cuando azares de la vida las llevaban a la subasta pública”.
Como director del Museo, Schiaffino organiza en 1904 el envío argentino a la Exposición Internacional de Saint Louis, Estados Unidos, donde el jurado distingue a Sin pan y sin trabajo y a Schiaffino le concede una medalla de oro por su labor. Viaja luego, en 1906, por toda Europa con 70.000 pesos de esa época para comprar obras que enriquecen, tanto como las numerosas donaciones, el patrimonio de la institución. Sin embargo, en 1907 una decisión administrativa creará obstáculos a su labor: el gobierno reforma la Comisión Nacional de Bellas Artes y pone bajo su superintendencia al Museo y a la Academia de Bellas Artes, lo que motiva la renuncia del director de ésta, De la Cárcova. Dice Schiaffino: “Yo no hice lo mismo porque no era sólo director, como él, sino fundador del Museo, y no quería malbaratar mi obra de tantos años. Esta lucha sorda ha durado tres años y ha sido este el período más estéril por que haya atravesado el Museo”. Agreguemos que califica a la Comisión como “de aficionados (...) donde hay mayoría de médicos y minoría de artistas (...)” con el propósito de “apoderarse del trabajo ajeno”. Así que en 1910, después de la Exposición del Centenario, renunció al cargo para dedicarse al arte, a la literatura y a la diplomacia, desempeñándose como cónsul en varias y principales ciudades europeas hasta su jubilación. Como vemos, no es de nuestro tiempo que las decisiones “políticas” o “administrativas” conspiren contra la obra de los creadores de instituciones.
Si bien no se destacó como artista entre los de su generación, quizá precisamente por sus afanes organizativos, dejó una importante obra plástica y escritos sobre arte entre los que se destacan Apuntes del Arte en Buenos Aires (1883), La evolución del gusto artístico en Buenos Aires (1910) y La Pintura y la Escultura en la Argentina (1933). Falleció en 1935 en nuestra ciudad, que lo había visto nacer y lo recuerda en una calle de dos cuadras que se inicia en la avenida Alvear y termina en la Del Libertador, bordeando el monumento al general Alvear y el antiguo Palais de Glace, a corta distancia del actual emplazamiento del Museo Nacional de Bellas Artes.
Diego Ruiz
mandinga@arnet.com.ar



Fotografías
Mi madre tiene 15 años en la foto sepiada. Está sentada sobre un fondo falso en el que se divisa una foresta lejana, una escalinata engañosa y una columna griega que introduce un ayer aún más lejano en el cartoncito destinado a convertirse en pasado. Aunque contagiada del aire escenográfico del conjunto, la silla en que reposa es verdadera. La niña tiene en sus manos unas flores teatrales que se adivinan con olor a polvo, ya viejas y amarillentas aunque con pretensión de eternidad. Lleva zapatos Guillermina de charol y el óvalo de su cara es tan neto como el óvalo que enmarca la fotografía, un cartón oscuro con arabescos dorados. La foto sepiada pone en pie de igualdad a la escalinata fingida y a la niña verdadera, a la columna pintada y a la silla real. La adolescencia de mi madre adquirió con el tiempo, igual que los recuerdos, la naturaleza de una representación teatral.
Mi padre fue alguna vez este niño vestido de marinero subido a un caballito inmóvil y polvoriento cuyo vientre se presiente apolillado. En el fondo se divisan góndolas. La escena transcurre en una Venecia de cartón con el agua de acuarela. Sus padres, mis abuelos, miran hacia el frente como si aquel niño marinero no existiera. Miran hacia una lejanía supuesta, hacia un futuro hipotético que es también un invento escenográfico. Se trata de un futuro de utilería que no debe de haber llegado nunca. La muerte ronda siempre sobre las fotografías.
Esta niña de piel oscura que se sienta bajo una falsa pérgola atestada de rosas es Luisa. Su paisaje habitual era el tizne de la cocina de carbón de la que avivaba el fuego para ayudar a su madre a preparar la comida de la casa en que servía. Sólo la imaginación desbordada del pintor de telones fotográficos le regaló una geografía imaginaria para mostrarles a sus nietos.
Este Pierrot con un perrito inmóvil es mi tío paterno. Esta Colombina de bucles negros es mi tía. Los personajes de la Comedia del Arte transformaban en pasado aquel presente que se esfumaba para ellos luego del disparo de magnesio y que se preservaba para mí en la inmovilidad de este cartón sepiado. El pasado está hecho de imágenes inmóviles que nos asaltan a veces de forma inesperada.
Las casas de fotografía lo intuían y enmarcaban ese pasado con orlas de cartulina en relieve, con arabescos dorados, con óvalos perfectos como para regalarnos trozos bien diferenciados de lejanía temporal dispuestos a irrumpir en nuestro presente.
Me pregunto qué impulsaba a los pintores de telones fotográficos a pintar falsas góndolas, a evocar carnavales europeos, a construir ruinas griegas en pequeños pueblos de provincia, a confeccionar mares a medida para niños, a hacer escalinatas de mármol con un pincel, a inventar paisajes de cartón con perfume a rosas de utilería para hacer soñar a adolescentes pálidas.
Conocí a través de mi padre que al señor Savarello la nostalgia se le trepaba a los pinceles. Era un escenógrafo frustrado que pintaba para un estudio fotográfico de la provincia de Buenos Aires escenas de su patria perdida, que reproducía una y otra vez los paisajes de su infancia o los que había visto en las láminas escolares de su niñez. Transportaba así la magnificencia de Roma al medio de la pampa, hacía soñar con los puentes de Venecia a hombres y mujeres que sólo conocían la llanura donde pastaban las vacas, les daba la oportunidad de fotografiarse en jardines franceses a criadas que nunca abandonaban la cocina. Era un artista de la ilusión que vendía a precio módico geografías inusuales para viajar por una habitación cerrada y adquirir, simultáneamente, la dignidad de un antepasado.
Seguramente algún otro nostálgico como él pintó esta alameda de perspectiva renacentista y este puerto de ultramar desde donde mi abuela, viajera del tiempo y el espacio, sonríe con una timidez joven. Lleva en la mano una sombrilla blanca para protegerse de soles de cartón en su periplo por un mundo pintado. Un grueso telón recogido hacia la derecha de la fotografía de unos desconocidos parientes de Italia duplica el carácter teatral de la escena que representa una sala de visitas. Un señor con polainas mira hacia un espectador secreto sentado en una silla torneada. A su alrededor, de pie, hay una mujer sumisa que parece agobiada por el peso del vestido, unas niñas serias peinadas con grandes moños y un niño con traje de terciopelo. Aquel grupo infantil está adornado con profusas puntillas de mortaja, como si ya adivinara que sólo iban a perdurar para sus parientes lejanos en sus congeladas imágenes de lápida.
Algunas fotos están dedicadas a otros personajes de fotografía. Sus esforzadas letras caligráficas son la representación teatral de un epitafio. Esos personajes cumplieron fielmente con su destino de cartón: mientras a todos se los llevó el tiempo, sus imágenes perduran en el fondo de una caja.
Mónica López Ocón

lopezocon2004@yahoo.com.ar



El monumento al Cid Campeador
Buenos Aires tiene numerosos tesoros artísticos; entre ellos cuenta con uno
de los monumentos ecuestres más grande entre los realizados por una mujer.
Nos estamos refiriendo al monumento al Cid Campeador, obra de la escultora
norteamericana Ana Huntington (1876-1973), esposa de Archer Huntington,
fundador de la Sociedad Hispánica de América. Así como los poemas
homéricos “La Ilíada” y “La Odisea” son parte de las tradiciones de los
pueblos helénicos; como “La Chanson de Roland” lo es de los franceses o el
“Martín Fierro” de los argentinos; “El Poema del Mio Cid” forma parte de
las tradiciones más nobles y heroicas del pueblo español. Nos remite a la
centenaria lucha de los iberos y cristianos contra la presencia en la
península de las huestes del dominio musulmán. "El Cid Campeador" sintetiza
el valor del pueblo castellano, expresa un espíritu de combate, de caballería, de hidalguía, de catolicidad. En 1929 la colectividad española ofreció donar a la municipalidad de Buenos Aires una estatua en bronce del Cid Campeador. Años más tarde, el 13 de octubre de 1935 se inauguraba el monumento mencionado en el centro geográfico de la ciudad, en la intersección de las calles Honorio Pueyrredón, San Martín y Gaona. Se realizó un acto al que concurrieron las autoridades nacionales, municipales, centros de la colectividad española, el embajador de España y numeroso público. Entre los que hicieron uso de la palabra en la ceremonia inaugural se encontraba el historiador Ricardo Levene, quien señaló: “El Cid Campeador es símbolo representativo de la psicología de un pueblo y de valores superiores del espíritu humano. Su historia se identifica con la leyenda, porque su vida fue sobrehumana. Cronistas cristianos y cronistas musulmanes lo han juzgado desde puntos de vistas antagónicos; los unos como encarnación de la altiva independencia íbera y del heroísmo de su raza y los segundos como el aventurero que levantaba las gentes entre la hez de los moros, preocupado únicamente del mando y el botín (...) Dice el sabio español Ramón Menéndez Pidal en ‘La España del Cid’ (siglo XI) que es el monumento más duradero que el bronce erigido en su memoria, porque está hecho de verdad y severa justicia, que desde su mundo superior el Cid desciende para entrar con paso firme en el campo de la historia y afrontar serenamente este riesgo mayor que todos los peligros de la vida (...) La conquista de América fue popular como lo había sido la reconquista hispánica. La individualidad ejemplar de la nueva epopeya es como la del Cid, la que al frente de sus mesnadas o huestes sigue sus rutas ideales y avanza con la ley, la espada y la cruz (...) La revolución hispanoamericana de 1810, como la conquista de América y la reconquista peninsular, consumada tres siglos antes, señala la última etapa de un proceso de elaboración de las nacionalidades autónomas en el Nuevo Mundo (...) La hispanidad no fue nunca la concepción de la raza única e invariable, ni en la Península ni en América, sino por el contrario, la mezcla de razas, los pueblos diversos, que golpeaban en oleadas sobre el depósito subhistórico” (1). Si nos hemos detenido en el discurso de Levene es porque creemos que refleja con claridad meridiana el universo cultural de la burguesía terrateniente e industrial dominante en la década del 30: hispanismo, catolicidad, simbiosis de una “nueva raza” como resultado de los entrecruzamientos étnicos y culturales heredados del proceso inmigratorio. El monumento al Cid Campeador es una hermosa estatua de bronce, el pedestal está revestido con piedra traída de Burgos, cuna natal del Cid. Es el monumento del héroe de la Edad Media de España. En él se quería expresar la continuidad cultural que atravesaba la Reconquista Ibérica, la Conquista de América y la Revolución de 1810, interpretada ésta como un movimiento de lealtad a la España borbónica ocupada por Napoleón.
Miguel Ruffo

miguelruffo@hotmail.com

NOTAS:
(1) “La Nación”, 14 de Octubre de 1935.




José Saramago: todos tenemos que decirlo
La siguiente nota pertenece al escritor colombiano Javier Correa Correa, autor de La mujer de los condenados (Literaria, Buenos Aires, 2007) y Si las paredes hablaran (Universidad Central, Bogotá, 2007). El escritor estuvo presente en la rueda de prensa que el Premio Nobel de Literatura José Saramago dio en la ciudad de Bogotá, por haber sido designada ésta como Capital Mundial del Libro durante este año.

Cuando José Saramago recibió el Premio Nobel de Literatura, en 1998, la reina de Suecia le susurró al oído: “Alguien tenía que decirlo”. Cuando visitó Bogotá como Capital mundial del libro, a principios de este mes, Saramago agregó, al referirse a la situación colombiana y universal: “Todos tenemos que decirlo”.
En rueda de prensa que concedió en la Fundación Santillana, a la que acudieron representantes de la prensa nacional e internacional, José Saramago habló de literatura, de la situación mundial y –más presionado por los asistentes que por voluntad propia– se refirió también a Colombia.
En últimas, para él, son un mismo tema, entrelazado por la literatura. Dijo que “la enseñanza más grande de la literatura es que la finalidad del ser humano es pensar”. Por eso, agregó “Escribo para comprender, y aunque no voy a tener vida para comprenderlo todo, es mi obligación tratar de entender”.
“Uso la novela
—dijo— como un espacio de reflexión. Quiero que la novela diga algo de mí al lector: no en un sentido narcisista, pero es imposible que escriba una historia sin que me meta y esté opinando, reflexionando”.
Y aunque es uno de los más importantes y prolíficos autores del siglo XX y el naciente siglo XXI, Saramago sorprendió al auditorio cuando recordó su infancia campesina, con padres analfabetos, y concluyó afirmando “Yo no sé escribir”, lo cual despertó risas y aplausos en el auditorio.
En torno a la forma literaria, señaló que “lo que se le pida a todo el mundo que escriba es una convención: toda esta parafernalia de signos de puntuación…”. Agregó que él introdujo una forma novedosa de marcar los diálogos, pues, explicó, “nosotros nos hablamos como si estuviéramos haciendo música. Y el discurso se hace con elementos idénticos de la música y la literatura: con ritmo. Empecé (a escribir) como si la propia historia se me estuviera imponiendo por encima de las convenciones. Parto como si fuera un narrador oral y eso ha implicado una forma diferente de organizar el discurso”.
Agregó “Tengo que oír dentro de mi cabeza lo que estoy escribiendo y, en ese mismo sentido, invito a los lectores a que ‘oigan lo que están leyendo’ ”.
“Escribo porque no me quiero morir” y en Las pequeñas memorias, su último libro, intentó “poner de pie otra vez al niño que fui”.
Superpotencias
En torno a la situación internacional, José Saramago ha desempeñado un papel importante en la resistencia, por ejemplo, frente a la invasión de Estados Unidos a Irak y luego de la explosión de bombas en los trenes subterráneos de Madrid.
Explicó el escritor que “la globalización es incompatible con los derechos humanos” en tanto hay organismos antidemocráticos que son los que imperan sobre los gobiernos de los países.
En ese sentido, dijo que “en el mundo hay dos grandes superpotencias: el G8 y nosotros, los ciudadanos”, y que por eso es que tenemos que expresarnos. Fue entonces cuando recordó la frase de la reina de Suecia.
Parir los muertos
Sobre la situación de nuestro país, Saramago corrigió una información publicada en un periódico nacional, según la cual él había dicho que a los muertos había que “vomitarlos”. Aclaró que el error fue suyo, por desconocimiento del castellano, y que quiso referirse a “parirlos”.
“La tierra colombiana —dijo— tiene que empezar a parir sus muertos: parir es dar la vida. Y es buscarle la vida a esa gente. Parirlos es vuestra conciencia. Quizá sea una carga muy pesada, pero ojalá podáis sentir esa presencia. Tenéis que salir de esta pesadilla que amenaza con alargarse cuánto tiempo más. No hay ninguna luz al fondo. Estáis en un laberinto en el que cada paso que dais no se sabe si es para salir u os empujáis más al fondo. Esto tiene que acabar”.
Advirtió que, según su percepción, “el problema colombiano no tiene solución militar. La guerra se volvió algo rutinario” y que una acción que se debe impulsar es el acuerdo humanitario, en la medida en que “toda vida que se pueda salvar vale la pena”.
Dijo que “es la sociedad civil colombiana la que debe asumir su papel en el problema, es lo más importante. Y el papel de los ciudadanos no puede limitarse a estar medianamente informados y esperar a que los políticos actúen”.
Propuso “una conciencia cívica, nueva, intermitente” y concluyó diciendo que “la sociedad colombiana debe perder la paciencia”.
Javier Correa Correa
javiercorreacorrea@hotmail.com



¡Con Gardel, no!
En un programa radial o televisivo —lo mismo da la emisión para enmarcar el hecho al que me quiero referir— escuchado o visto hace ya algunos años, el músico y poeta del tango Virgilio Expósito, a la sazón invitado a dialogar sobre la música de la ciudad, sus autores, sus cantores y otros ítems que hacían a la cuestión, también habló de Carlos Gardel —esa voz que cantaba hasta con la sonrisa—, su ser primero en lo suyo sin discusión posible, su brillante trayectoria malograda en Medellín y otros aspectos estrictamente musicales. Hasta aquí todo transcurría sin sobresalto. El problema comenzó cuando se intentó abordar la vida privada —por otra parte, como es asumida por todos, bastante desconocida en múltiples aspectos— de El zorzal criollo, El mudo, El bronce que sonríe y otras cataratas de etcéteras brillantes con las que el pueblo lo bautizó en distintas etapas, antes y después de su muerte.
Y se habló de su madre, de sus amigos, de sus bolsillos siempre generosos, y de sus relaciones amorosas. Y ninguno pudo precisar —ni conductor, ni invitado— si tuvo novia, ni cuántas fueron, o si las hubo. Como si tener relación de noviazgo fuera condición sine qua non para ser un gran amante. Absurdo. Hasta que se fue más allá y se comenzó a transitar por terreno resbaladizo: no se le había conocido novia alguna, y esto resultaba, cuanto menos, “sospechoso”. Y de allí a dudar sobre las inclinaciones sexuales del ídolo no quedaba mucho trecho que recorrer. Se había instalado la duda. Y sobre esta arista tan delgada como incomprobable comenzó a arder Troya. Entrevistador y entrevistado no habían llegado a la mitad de la audición cuando los teléfonos se pusieron al rojo, como dicen los locutores (no habían llegado al tercer round cuando los empezaron a noquear, dijo un amigo con aficiones boxísticas) y comenzaron a dejarse oír las voces cascadas de los eternamente indignados por los motivos que no le competen, que salieron con los tapones de punta —según jerga futbolística— a defender la virilidad del máximo cantor de Buenos Aires. Defensa que según estimo no necesita bajo ninguna índole, así como tampoco acusación desde ningún punto de vista —me refiero a las inclinaciones sexuales de cualquier ser humano—. ¿Quiénes eran?, no otra que la caterva de los carcamanes del tango perimido y felizmente hace mucho superado: el de la viejita sacrosanta y el farolito arrabalero.
¿A qué tanta indignación troglodita? ¿Porque se habría insinuado que Carlos Gardel pudo no haber sido el macho que el tango exige para no cambiar el estereotipo gastado que les posibilita a estos versiteros fatigar rimas mentirosas acerca de una sociedad y una ciudad ya inexistentes? ¿Y si el Gran Gardel no hubiese sido ese macho en el que insiste una trasnochada literatura tanguera, qué? ¿Habría dejado de ser por ello la garganta con más color que tuvo esta ciudad, este país, y que aún en mi desconocimiento de pentagramas, modulaciones, vocalización, teoría y solfeo me atrevería a ubicar entre las mayores del mundo? ¡Vaya con el criterio de estos señores cultores del peluquín ridículo y biabas de “La Carmela” para mentirse jóvenes, cosa que jamás fueron, pues la ignorancia los recubrió con caparazón quelonia desde su primer prejuicio, cuando en conciliábulo homofóbico sentenciaron que ¡el tango es cosa de machos! Frente al criterio retardatario de tan ridículos esperpentos, Oscar Wilde, Andre Gide, Jean Cocteau, Thomas E. Lawrence, Ludwig Wittgenstein, Michel Foucault, Oscar Hermes Villordo, Manuel Puig y tantos más, sin olvidar a los clásicos griegos y latinos, no habrían tenido ninguna chance si del juicio “intelectual” de estos pusilánimes hubiese dependido.
Después de aquella entrevista donde a Virgilio Expósito lo tuvieron a maltraer (contra las cuerdas, volvió a acotar mi amigo), parece quedar en claro que el “de eso no se habla, eso no se toca”, es un patrón de hierro para los que no se atreven a desacralizar, para los reverenciadores de tabúes al que rinden culto ominoso en detrimento de la verdad, y que al parecer todavía goza de plena vigencia en ciertos estamentos tangueros.
En lo que a mí concierne, la sexualidad de Carlos Gardel me tiene sin cuidado. Si fue o no fue lo que algunos creen, es materia que sólo a él concernía. En todo caso no le habría preguntado nada acerca de esto, aunque sí habría querido saber —por una cuestión ideológica, que sí puede marcar diferencias entre los humanos— por qué cantó para el conservador Alberto Barceló y no dudó en grabar el tango ¡Viva la Patria! de Francisco García Jiménez y Anselmo Aieta, que celebra el advenimiento de la dictadura de Uriburu, nefasta inauguración de la primera década infame, cuando él —Gardel— se debía a su pueblo. Como no soy experto en cuestiones gardelianas, consulto con quienes saben, y entonces Ricardo Horvath me hace notar que, sensu contrario de esto, tres años después aproximadamente, en su paso por Venezuela, Gardel, invitado por el presidente Juan Vicente Gómez —otro en la abultada lista de dictadores latinoamericanos—, cantó en una fiesta dada por éste, pero el dinero percibido por su actuación —10.000 bolívares—, cantidad importante para la época, antes de partir hacia Colombia lo donó íntegramente para ayudar a los presos políticos del régimen.
Claro que ninguno de los vejetes del gerontotango menciona la anécdota que nos muestra a un Gardel superador de un deplorable momento político nacional, al cual ya no adhería o había rozado superficialmente. De otra manera no tiene explicación el abrupto cambio. Pero los vejestorios del ¡chan-chán! prefieren olvidar este momento de la vida del cantor, que lo muestra solidario con una causa política de impronta popular a los que estos energúmenos jamás habrían apoyado. Nada le habrían preguntado al Zorzal sobre este tópico, por lo que cae de maduro que ellos sí habrían cantado —de haber sabido hacerlo, claro— en las festicholas del caudillo de Avellaneda, y saludado con palmas la llegada del dictador de pacotilla en el año 30, pues para reaccionarios, estos despojos de una época ya ceniza en la memoria, se pintan solos.
Son los mismos pusilánimes que enrojecieron de cólera sus fofos mofletes por las sospechas —apenas endebles e infundadas, acerca de la virilidad del Morocho del Abasto— que electrizaron aquella audición que al fin y al cabo no pasaba de ser una más; los mismos cavernícolas que aún pretenden congelar el tango en una mohosa escenografía barrial de chata y corralón que ya no existen; los mismos que en la década del 70 fueron contestes con aquello de: “algo habrán hecho”, y como eran “derechos y humanos” celebraron la irrupción de la horda milica, o miraron hacia otro lado haciéndose los desentendidos.
“¿Así que le gustaba la masita?”, preguntó un inadaptado. “Y, si no le gustaba, parece que rajuñaba el paquete...”, le contestó el intolerante. Burdo diálogo de dos herederos descerebrados de aquellos recalcitrantes abuelos del prejuicio, diálogo en el cual terciar carecería de sentido cuando ya se han superado pensamientos fuera de toda lógica y razón, de impronta fascista, donde se inscriben ciertos patrones execrables del primitivismo machista. Lo único relevante es lo que la gran mayoría sostiene: que cada día canta mejor. Y Gardel es cantando.
Rubén Derlis
rubenderlis@gmail.com




Informe de la Comisión Plaza
La Comisión “Todos por la Plaza de Boedo” —sede provisoria: Av. Pavón 3916 (1253), Capital Federal, comisionplaza@yahoo.com.ar— envió a todos los legisladores de la ciudad la carta que se transcribe a continuación, adjuntándole el acta de constitución de dicha comisión. Editorial:


Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 25 de junio de 2007.
A los Sres/ Sras. Legisladores/as de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Ss/Ds. - Ref. Ley Nº 2266/2007

De nuestra particular estima:
Nos es grato dirigirnos a ustedes en relación al tema de la referencia, con el propósito de poner en vuestro conocimiento que las instituciones de la sociedad civil y vecinos que hemos estado trabajando por la feliz concreción de los proyectos presentados, materializados en la sanción de la norma que mencionamos en el epígrafe, hemos constituido —el pasado 12 de marzo— una comisión, tanto para el seguimiento del trámite administrativo como para, llegado el momento, aportar nuestras inquietudes e ideas sobre la parquización del espacio, una vez concretada la expropiación dispuesta por la citada ley. La comisión lleva el nombre que fija el membrete, Todos por la plaza, reflejando el unánime pensamiento de continuar bregando hasta que la inauguración de la misma sea una realidad concreta.
La entidad, que oportunamente se legalizará en forma adecuada, no es un círculo cerrado, sino que se halla abierta a la participación de nuevos integrantes, teniendo por objetivo primordial la continuidad de trabajo por la concreción de tan largo anhelo y la unificación de las distintas propuestas vecinales para llegar a las autoridades con propuestas precisas y elaboradas.
En conocimiento de que han llegado al despacho de algunos diputados inquietudes de tipo individual, ya sea por personas físicas o instituciones no gubernamentales, que no han sido motivo de tratamiento en forma plural, nos permitimos solicitar a ustedes que, en tales casos, pueda remitirse a los mismos a esta Comisión, para que se incorporen a nuestras reuniones de trabajo, que se llevan a cabo cada dos semanas, en el salón generosamente cedido para tal fin por el club “Círculos Gon”.
Creemos que, de tal forma, se dará unidad a las propuestas que puedan hacerse llegar al Cuerpo Legislativo, cuya actuación en el dictado de la ley ha merecido nuestro reconocimiento, evitándoles a sus respectivos asesores la dificultad de hallarse, eventualmente, frente a distintos planteos, que puedan colisionar entre sí.
Agradeciendo anticipadamente el interés que prestarán a la presente, saludamos a ustedes con las muestras de nuestro mayor respeto y consideración.

Se ha recibido de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, con motivo de nuestra presentación de “denuncia de desguace del Predio”, una notificación fechada 13 de junio de 2007, donde se le comunica a nuestra Comisión que la Defensoría del Pueblo no puede intervenir hasta tanto el bien no pase al patrimonio de la Ciudad.

Se han retomado los llamados a la Jefatura de Gobierno por el posible vínculo de esta Comisión con el Sr. Esteban Bellomo de la Subsecretaría de Programación y Coordinación del Espacio Público, Ministerio del Espacio Público. Seguimos a la espera de una reunión para poder participar, con el Gobierno de la Ciudad, en la planificación y proyecto de la futura plaza. En la última reunión que tuvimos en Jefatura de Gobierno, la Sra. Mariana García Torres —jefa de despacho del jefe de Gobierno— y el Dr. Javier Levenas, se nos propuso como prueba piloto y aunque el predio estuviera en proceso expropiatorio, el trabajo conjunto, con el objetivo de acelerar los trámites y acortar los tiempos.

Se tomó contacto con la Procuración General de Gobierno y se habló con el Director General de Gestión Dominial Dr. Lucio Robledo solicitando se nos informe sobre el estado del expediente expropiatorio Nº de Registro 2301 AJG2007 Exp.23258/2007 y el Expediente expropiatorio Nro. 4982/2007.

Los vecinos alarmados por los cambios en el gobierno de la ciudad y por los anuncios de los medios gráficos y televisivos respecto al déficit presupuestario de la ciudad y la propuesta del jefe de Gobierno de recortar gastos, estamos temiendo que la partida reservada para la plaza no sea una realidad. Por lo tanto y desconociendo el destino y la existencia de los fondos para la expropiación del predio se resolvió indagar en la Legislatura sobre el presupuesto y la partida para la plaza de Boedo. A tal efecto se le solicitó vía telefónica a la diputada Liliana Parada que nos averigüe si los fondos reservados en la ley 2266 (la ley de la Plaza de Boedo) de $ 7.900.000.- han sido previstos en el presupuesto 2007 y han sido reservados para la concreción de la expropiación; o en qué situación estamos actualmente y los pasos a seguir. (N. de la R.: el art. 4º de la ley 2266 dice: “A los efectos del cumplimiento de la presente ley el Poder Ejecutivo procederá a realizar en el Presupuesto General de Gastos y Cálculo de Recursos para el Ejercicio 2007 una reserva de partida en la Jurisdicción 99 Obligaciones a cargo del Tesoro -Bienes Preexistentes- hasta la suma de $ 7.900.000.-” ). Se le notifica a la diputada que los vecinos estamos previendo iniciar alguna acción concreta para resguardar esa partida y garantizar la expropiación en el transcurso de este año; por tanto quedamos a la espera de su pronta respuesta.

Comunicados con la jefa de despacho del jefe de Gobierno, nos informa que “ella pidió ayer (17 de julio) un informe a Hacienda sobre el expediente y cuando llegue nos combina la reunión con el Sr. Esteban Bellomo de Espacios Públicos”.
Ubicamos dónde se halla actualmente el expediente sobre la reserva presupuestaria: desde el 17 de julio se lo situaba en Legal y Técnica del Ministerio de Hacienda y el 23 del mismo mes pasó a Banco Ciudad.

Surge del intercambio de ideas planificar una visita al lugar en donde se halle el expediente y pedir como vecinos que nos lo dejen ver. Acordamos combinar las agendas para poder ir.

Los vecinos de la Escuela de Psicología Social informaron los resultados parciales de las encuestas. Seguirán con el muestreo hasta completar las 200 entrevistas. Se dará difusión de ellas, a la brevedad, cuando se logre la meta cuantitativa.

Avances sobre el tema del nombre: se ultiman los detalles de la elaboración de un tríptico de difusión para el alumnado de las escuelas y sus maestros con una guía de nombres sugeridos.
Se enviará al director del distrito escolar (Sr. De Biase) una nota al respecto. Se está elaborando una aficheta de difusión del tema.

Por último y a modo de muestreo comenzamos a tirar ideas para la futura reunión en el Ministerio de Espacio Público.
Algunas ideas sobre cómo imaginamos el espacio de la plaza o qué queremos que tenga:
1.- Conservar un símbolo sobre la estación Vail de tranvías que funcionó allí. 2.- 99 % de verde con especies autóctonas, o lo más posible. 3.- Un mini- anfiteatro ubicado de tal forma que no moleste a los vecinos aledaños con el sonido. 4.- Baños públicos. 5.- En principio, sin rejas y con un cuidador (volver al guardián de plazas). 6.- Canteros o diseño de paseos que no permitan utilizar el lugar como cancha de fútbol. 7.- Construcción de rincones o espacios para las distintas edades pensando, particularmente, en los niños y ancianos. 8.- No nos pusimos muy de acuerdo sobre dejar o no un lugar cerrado tipo salón o lugar de encuentro.
Patricia Roselló
patriciavalentina@yahoo.com.ar



El tiempo de los bares
Me pregunté de qué manera podía escribir una fotografía, dudé; ¿puedo?, ¿me da la muñeca para hacer click de aleteo lento de máquina reflex con mi tinta roja? Una manera de entrar a una nota sobre fotografía puede ser escribir una de las imágenes, luego sí, podría seguir todo aquello que la fotógrafa, Liliana Bustos, tuviera para decir; a modo de prólogo, pensé: voy a escribir un click. Y al menos hasta hoy no sé, al final no supe, si puedo o podía hacerlo, porque la autora habló claro y sustancioso, porque fue apasionada, porque de señales auténticas están amarretes estos días y entonces hay que festejar la palabra hallada. En este caso, no escribir fue un motivo de alegría tan válido como si de tinta propia se tratara.

¿Cómo se presenta Liliana Bustos?

En lo profesional como licenciada en Historia del Arte y como conservadora de bienes culturales en la especialidad de papel y fotografía. El tema de la fotografía no es nuevo; siempre, desde chica, yo pedía fotos para mirar. En mi familia, el primero que compró una máquina de fotos fue un tío, en Chivilcoy. Pero me interesaba mirar la foto y que me descubrieran la foto, ¿quiénes estaban?, ¿qué relación tenían? Con los años supe que la oralidad despierta el mundo que no está en la foto, que es todo lo que está fuera de campo, todo lo que nosotros no conocemos. En mi familia había pocas fotos; por ejemplo, yo no he visto fotos de mi mamá de chica, las únicas que recuerdo son las del casamiento de mis abuelos y las de unos hermanos de mis abuelos; esas estaban en la casa de mi tío, y me las regaló cuando fui más grande. Y hay una foto más, chiquita, que está casi rota, tomada en el campo donde vivía mi mamá. Cuando me empecé a interesar en la conservación de fotografías fui comprendiendo lo difícil que era, a principios del siglo pasado, 1920, 1930, tomar una foto, eso que hoy para nosotros es tan común. Y ni qué hablar para gente que vivía en el medio rural. La foto de casamiento casi nunca faltaba porque era un regalo, como podía ser una cocina; se iba a un estudio, no era común que alguien tuviera una cámara y fuera a sacar fotos. Pienso que esto de la fotografía está muy bien para mi historia personal, porque tiene que ver con mi indagación sobre los orígenes, y en ausencia de mi padre, tiene que ver con la indagación de mi origen; yo siempre digo que, la de mi padre, es la foto que falta en mi álbum. Sacar una foto hoy no tiene gran importancia, es algo común, se hace y punto, y te diría que mi primera intención en mi trabajo es tratar de que la gente no se deshaga de sus fotos, y esto es algo difícil dado el “no valor” de la imagen. La foto es objeto, luego imagen, y de acuerdo a quien después la utilice, podrá ser un documento. Pero hoy su presencia de objeto te diría que casi ha desaparecido.

A partir del 13 de agosto (inauguración: 19 hs.) y hasta el 31, exponés en la Fotogalería de la Facultad de Ciencias Sociales, en la sede de Constitución (Santiago del Estero 1029, 1er. piso), contame la historia de El tiempo de los bares.

Tengo nostalgia de una ciudad de Buenos Aires que va desapareciendo, un paisaje que desde mi adolescencia se ha ido borrando raudamente, y dicho esto más allá de la globalización. Transité mucho la ciudad, caminado, en colectivo, y me gusta mirar. Tengo esa sensibilidad, enseguida me pega algo en el ojo, y tengo memoria. Siempre trato de recordar qué había en ese lugar, y muchas veces me entristece ver el cambio por algo modernoso, y no porque uno esté en contra del avance, sino por la pérdida de rasgos que tiene que ver con nuestra identidad porteña. Los bares siempre me gustaron, desde la adolescencia, me acuerdo, año setenta y pico, que me gustaba caminar por Carlos Calvo porque estaba toda adoquinada y por ahí descubrí un café, con una máquina de café grande, se ve que el paisaje ya me interesaba, pero claro, todavía no tenía claro el porqué. Hoy sé que ya venía influida por la poesía de Borges y otros poetas que tenían que ver con la ciudad. Por ahí buscaba esa literatura en la calle, y muchos de los paisajes existían, quizá no tal cual estaban anotados, pero sí estaba su metáfora. El café tiene la facultad de ser un lugar de paso del tiempo; ¿y qué clase de tiempo?, se podría preguntar uno cuando ve a un habitué de un bar que va y se sienta, pide su café, no hace como nosotros que por ahí llevamos un libro, para leer o estudiar, sólo se sienta y mira por la ventana; eso siempre me maravilló, estar sentado fuera del tiempo y en tiempos en que todos corren de acá para allá; también entran en escena los mozos, chaqueta blanca, botones de metal, y todavía los encontrás, el dueño, y la relación que se establece entre esos personajes. Con mi entrada en la conservación de fotos, tuve que aprender a sacarlas, y me gustó, no creo que sea una gran fotógrafa, pero me alcanza para atrapar el momento, ese tiempo que se pierde debido a la desaparición de lugares, sobre todo en la década menemista del 90. Ser la fotógrafa fue el camino para afirmar mi estrategia creativa, aquello que me pasaba con los bares. Los bares eran un mundo muy diferente de este mundo en el que vivimos, en esos lugares había tiempo, por ejemplo, para las relaciones, tiempo para comunicarse. A lo largo de mi trabajo con los bares me di cuenta de que hay tipologías, hay bares de campo, despacho de bebidas, que todavía marcan el límite entre el campo y la ciudad, y la atmósfera a respirar se presenta igual en lo rural y lo urbano, el desenganche del tiempo es coincidente. Muchas veces una barra se “hace” altar, un centro del folclore nacional, las botellas, la música, el fútbol, las fotos. Todo lo contrario me pasó en España, se toma el café de parado, de caña en caña, como dicen allá, y nunca lo pude entender. El café es el espacio de un tiempo especial para el habitante porteño. Muchos desaparecieron, otros se van transformando, algunos salen bastante bien parados y otros pierden esa identidad que los ubicaba en el barrio, por ejemplo lo que ocurrió y ocurre en Palermo. Haría falta un recorrido por estos cafés, a mucha gente podría no interesarle, pero hay otra a la que sí y la movida no está contemplada, debería existir un circuito turístico no oficial. Mi búsqueda fotográfica tiene que ver con todo esto, y saqué las fotos yo misma, no quise que otro las sacara, porque para mí era un descubrimiento, como una aparición de ese Buenos Aires que yo buscaba, como te decía, desde mi adolescencia. Ese Buenos Aires diseñado en su recorrido por la literatura; con cada autor que leía, hacia ahí iba, a sus lugares. Y después vino la construcción de mi recorrido, descubrir desde el colectivo o que un amigo te llame y te diga andá ahí, anotar direcciones y llegar de visita, sentarme, tomar un café, pedir permiso para sacar fotos otro día, y esto si realmente el lugar me impulsaba a hacerlo. Se dieron situaciones muy lindas, me invitaban el café, los habitués casi se ponían a mi servicio para ayudarme a hacer mi trabajo. Cuando la cantidad de bares creció, los empecé a separar por barrio; te aclaro que no era que aparecían diez por día, ahí también tiene que ver el tiempo, llevo casi diez años haciendo este trabajo. Casi siempre encontraba algo de interés, un centro, el famoso punctum de Barthes, y muchas veces lamenté mi limitación con la herramienta, porque sabía que mi técnica no me permitía atrapar el ambiente, lo que estaba vivenciando, con una mayor precisión.

¿Cómo es trabajar sobre un terreno que no para de modificarse?, ¿cuál es el objetivo?, además de la muestra que estás por inaugurar.

Me produce una gran tristeza llegar tarde, ¿por qué no fui, por qué lo dejé pasar? A veces veo que no puedo dejar pasar mucho tiempo, y entonces me muevo rápido, pero a veces termino sorprendida por el cierre. Marco una diferencia con los grandes cafés, como el de Los Angelitos o el Homero Manzi, que son muy for export, es como si los hubieran tirado abajo, son lugares para el turismo que poco tienen que ver con nuestra identidad. Me da pena El Molino cerrado. Pero por otro lado encontrás, y en pleno microcentro, lugares como la Portobello, una cafetería de los 60, o la Puerto Rico, aunque la cambiaron algo, o San Pedro Telmo, frente a la plaza, que era un almacén, en uno de los vidrios todavía se lee la palabra, y adentro tenés los cajones típicos donde se vendía la yerba suelta, el azúcar, la polenta, y uno mira para atrás y es tiempo, pero no es tanto tiempo y entonces todo es vértigo, todo parece cambiar tan rápido. Con mi trabajo me gustaría llegar a armar una compilación de estos bares, marcando sus diferencias, los que son despachos de bebida, los que conservan como El Progreso, en Montes de Oca y California, el espacio para familias; bares de hombres solos donde no entran mujeres o si entran son mujeres que trabajaban en la calle de ayer, como El Puente, que está o estaba, no sé cuánto hace que no paso por ahí, en Pedro de Mendoza y Almirante Brown; o en San Cristóbal, que está y bastante bien conservado el almacén y despacho de bebidas de los Hermanos Cao, en Matheu e Independencia. Me gustaría reflejar con mi trabajo la sensación que se tiene al entrar a estos lugares, es como entrar a otra dimensión, lugares con otras puertas, con otras maderas, con otros pisos, no sé, armar una guía. En el bar de los Hermanos Cao obtuve una imagen que para mí es un poco la representación de todo mi trabajo: es el cartel de chapa esmaltada con el nombre del establecimiento, que hoy está sobre una de las paredes, y la sombra de un ventilador de techo sobre la pared. Una guía, un libro, mientras tanto, y como en todo lo que se encara con ganas, sigue el trabajo, hace años. De una u otra manera, siempre es el tiempo.
Edgardo Lois
elois_ar@yahoo.com.ar



EDITORIAL
Al unísono

No sé si del Lorraine o del Cosmos, pero recuerdo haber salido del cine tildando de elitista críptico y masturbatorio al director de Blow-Up, película que minutos antes había tratado —en vano— de desentrañar sentado en la platea. Michelangelo Antonioni —de él se trata— se había vinculado al cine a través del Centro de Experimentación de Cinecittà. Asistió al nacimiento del neorrealismo pero, contrariamente a su contemporáneo Federico Fellini, basó la mayor parte de su obra en la conflictiva y elitista relación de las minorías burguesas con un entorno que apenas entendían o poco les importaba.
Al tiempo de aquella fallida primera experiencia, sólo las recomendaciones de los que me merecían fe pudieron llevarme a reincidir con Antonioni para encontrarme con su enorme Zabriskie Point. Volví entonces a Blow-Up y al Desierto Rojo, que no había visto. Y comprendí algo más sobre mis juicios apresurados por la inmadurez.

Todos mis compañeros de secundaria, conmigo a la cabeza, quisimos pasar Un verano con Mónica aunque no comprendiéramos, todavía, los vericuetos de la atracción como él la entendía y el endiosamiento profesado al verano, al mágico sol de esas latitudes. Y salimos de la adolescencia para entrar en la cinefilia juvenil sobre las butacas del Lorraine y beber en La fuente de la doncella el bergmaniano trato de la imagen, de la luz, de la actuación, el análisis profundo del alma humana. Igmar Bergman comenzaba a marcar huellas por donde transitaría su filmografía y la pasión de nuestros coterráneos que siempre se adjudicaron el lauro de apreciar su talento antes de que otros lo descubrieran. Llegarían El silencio, Persona, Gritos y susurros, Cara a cara, El Séptimo Sello, El huevo de la serpiente, Fanny y Alexander..., sólo por nombrar sus —para mí— más conmovedores filmes de una producción que excede los sesenta trabajos.

Los corazones de Bergman y Antonioni han dejado de latir casi simultáneamente. Dos observadores lúcidos de la vida se han transformado a través de la trascendencia, al unísono, en militantes de la inmortalidad.
Mario Bellocchio



POEMA:
Elegía del aljibe


¿Dónde está, aljibe, tu noche?
¿dónde tu lente de sueños?
Ya no te asomas al patio
donde di mi primer beso.

Aljibe que estás tan hondo
bajo cien departamentos;
aljibe que sos fantasma
de agua y luna, llanto y eco...
(...fantasma que sube y baja
veinte pisos de cemento).
Aljibe que abajo cantas
lleno de tango y de besos...

Si algún día desentierran
la momia de tu misterio,
verán cómo baila y canta
mi ciudad de encantamiento.
Verán la Ciudad Canyengue,
fantasma de llanto y sueño.

Joaquín Linares




ACTIVIDADES DE BAIRES POPULAR
La agrupación que reúne a Papeles de Boedo, Círculo de amigos del café “Margot”,
Espacio de Teatro Boedo XXI y los periódicos Desde Boedo y ABC intenta revivir con nuevas propuestas la mística del Grupo Boedo, sus novelistas y poetas; la de los pintores, escultores y grabadores que constituyeron los “Artistas del Pueblo”; la del teatro, la Peña Pacha Camac y la Universidad Popular, movimientos que dieron forma a la primera experiencia colectiva de arte social en nuestro país.

Entérese y participe en nuestras actividades:
www.bairesp.blogspot.com

Muestra: “Boedo y La Boca en los 80”:
(fotografías)(ver info) Expone: Mario Bellocchio.
En el Café Margot, Boedo y San Ignacio.

Mesa de publicaciones:
Todos los sábados de 10 a 14:
ABC, Desde Boedo, Ediciones BP, Papeles de Boedo y otras publicaciones y ediciones barriales. En la vereda del Café Margot. Venta de material fotográfico (Boedo antiguo) de la colección “Desde Boedo”, restaurado por Mario Bellocchio.

Buenos Aires esquina Boedo
Primer sábado de cada mes a las 17: en Esquina Osvaldo Pugliese (C. Calvo esq. Boedo). Presentaciones, charlas e ilustración musical.

Cine gratuito en La Balear.
Primer viernes de cada mes a las 19.30:
Hasta diciembre, cine argentino de estreno reciente y un homenaje a Manzi (en noviembre)(ver programación en Cultura Gratuita).
En Colombres 841 (frente a la cortada San Ignacio)

CULTURA GRATUITA

CURSOS en el Museo Monte de Piedad
Figuras del pensamiento sociológico contemporáneo MARX - DURKHEIM - WEBER - ORTEGA Y GASSET. A cargo del Profesor Alberto Luis Prestía. Del 9 de agosto al 27 de septiembre, todos los jueves de 18 a 20 hs, en el auditorio del Museo Monte de Piedad Av. Boedo 870, 2º Piso (por escalera) Cupos limitados - Inscripción e informes: 4 931-8204 /4 931-1605 /4 932-4680. museo@bancociudad.com.ar
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LA ORUGA Biblioteca pública de La Oruga:
todos los sábados de 16 a 19 hs en la plaza de México y Jujuy.
Página web: www.laorugaweb.com.ar
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TEATRO LEIDO
Ciclo de presentación de las últimas obras del grupo de dramaturgos que integran Susana Torres Molina, Susana Gutierrez Posse, Susana Poujol, Víctor Winer, Héctor Lewy-Daniel, Jorge Huertas, entre otros, como teatro semimontado con actores como Rita Terranova, Carlos Belloso, entre otros.
Los 2os. lunes de cada mes en distintas bibliotecas públicas
Consultas: 4 811-0867 int.102 - ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
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DE JULIO A DICIEMBRE
CICLO DE CINE GRATUITO EN “LA BALEAR”
EL PRIMER VIERNES DE CADA MES A LAS 19.30.
En Colombres 841 - Presentan: BAIRES POPULAR - CASA BALEAR DE BS. AS. - CGP COMUNAL 5

7 DE SEPTIEMBRE:
Derecho de familia (2006), Dir. Daniel Burman.
Video: Ibiza y Formentera. Documental sobre ambas islas.

5 DE OCTUBRE:
El abrazo partido (2003), Dir. Daniel Burman.
Cortometraje: Días de vino. Industria vitivinícola en Mallorca.

2 DE NOVIEMBRE:
El último payador (1950), guión y dirección de Homero Manzi.
Homenaje en el centenario de su natalicio. Protagonizada por Hugo del Carril. Cortometraje: Un país en la mochila. Mallorca. Documental sobre la mayor de las Islas Baleares.

7 DE DICIEMBRE:
Historias mínimas (2002), Dir. Carlos Sorín, 2002.
Cortometraje: Un país en la mochila. Menorca.
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MINISTERIO DE CULTURA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES.
Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires

CICLO DE CINE.
“CIUDADES, CULTURAS Y POLITICA EN LATINOAMERICA”.
Del 13 de julio al 28 de septiembre, todos los viernes a las 19.
Salón San Martín de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Perú 160. Los films que ilustran la identidad de cada país, de cada región.
Entrada libre y gratuita.

LA PRIMERA BUENOS AIRES.
en donde están todos los informes, planos, fotos y estudios de la búsqueda del lugar en que estuvo la primera Buenos Aires entre 1536 y 1541, que se actualiza en forma permanente y con la intención de que todos estos estudios sean públicos y accesibles por la comunidad.

JORNADAS BUENOS AIRES GALLEGA:
INMIGRACION, PASADO Y PRESENTE - 14, 15 y 16 de agosto
Manzana de las Luces, Perú 272.
El presente evento reúne a especialistas argentinos y extranjeros sobre los múltiples aspectos de la inmigración gallega en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.
INSTITUCIONES ORGANIZADORAS: Academia de Historia de la Ciudad de Buenos Aires, Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires (G.C.A.B.A.), Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires

MESAS TEMATICAS Y CRONOGRAMA:
Martes 14:
10 a 10.30: Acto de Inauguración.
10.30 a 12 Mesa A) La inmigración gallega en Buenos Aires en el contexto
de la inmigración europea de masas.
15:00-16:30: Mesa B): Entre changadores y empresarios: Inserción
socioprofesional de los gallegos en Buenos Aires.
17.30 a 18.45 Mesa C) De viudas de vivos a emigrantes: Las mujeres gallegas en Buenos Aires. 19:30 Presentación de la reedición del libro de Antonio Pérez-Prado Los gallegos y Bs. Aires.
Miércoles 15:
9 a 10:30 Mesa D) Los inmigrantes gallegos en el imaginario social y literario porteño.
11.30 a 13.30, Mesa E) La cultura gallega en Buenos Aires: Pasado y presente.
16.30 a 17.45 Mesa H) Los gallegos en la cultura argentina: Perfiles.
19:30: Actuación del grupo de música de la Fundación Xeito Novo de Cultura Gallega.
Jueves 16:
9 a 11: Mesa F) La colectividad gallega de Buenos Aires: Pasado y presente.
12 a 13.15 Mesa G) Imaginar Galicia desde el Río de la Plata.
16:30 a 18 Mesa I) Mesa redonda: Discriminación y migraciones, ayer y hoy.
19: Acto de clausura.
20: Actuación de la Orquesta de Cámara Galega.

Para mayor información acerca de las Jornadas puede remitirse al blog http://www.buenosairesgallega.blogspot.com , o contactar con las siguientes direcciones electrónicas y teléfonos: galiciaenbuenosaires@gmail.com. 4 813-9370 / 5822 (Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires Bs Aires)
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DIA DEL NIÑO
Sábado 11 de agosto de 14 a 18 hs.
Av. Belgrano entre Boedo y Maza. Te esperamos con tu familia. Festival en la calle con música, magia, juegos, merienda y espectaculos varios.
Asociación Mutual Homero Manzi. Av. Belgrano 3540 C.P. 1210. Tel. 4 932-3940 / 4 956-2265.
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Programa JUEGOTECAS BARRIALES.
Dir. Gral. de niñez y adolescencia, GCABA. Proyecto: CLUB SOCIAL y DEPORTIVO JUGARTE. Durante el año 2006, en la Juegoteca Boedo Sol Naciente, llevamos adelante un proyecto que denominamos “Jugarte”, el cual se desarrollaba en el espacio intermedio entre el juego y la expresión artística. Para ello trabajamos en base a cinco disciplinas (Música, Plástica, Literatura, Danza y Teatro)
BOEDO: Boedo 1759. Horarios: 3 a 5 años: Lun. a Jue. de 14.30 a 16.30hs. 6 a 9 años: Lun. y Mié. 17 a 19 hs. 10 a 13 años: Mar. y Jue. de 17 a 19hs. Coord:Prof. Jimena Gónzalez Alsina
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6to. FESTIVAL INTERNACIONAL
DE CINE NUEVA MIRADA PARA LA INFANCIA Y LA JUVENTUD.
Ya comenzó la inscripción de las escuelas que quieran asistir a las funciones de entrada libre y gratuita del Festival. Organizado por la Asociación Civil Nueva Mirada y dirigido por Susana Velleggia, el Festival se realizará en la sala Espacio INCAA Km0 (Gaumont), del 6 al 12 de setiembre. Las escuelas e instituciones sociales interesadas en participar deben inscribirse en: 4 372-4628. escuelas@nuevamirada.com
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PROGRAMA CULTURAL EN BARES NOTABLES.
Los espectáculos se realizarán en el marco del programa de Revitalización de los Bares Notables perteneciente a la Comisión de Protección y Promoción de los Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables, que coordina la Subsecretaría de Patrimonio del Ministerio de Cultura de la Ciudad.
CORO VOCAL JUNTOS (Folklore latinoamericano)
Viernes 24 de agosto a las 18:30 ESQUINA HOMERO MANZI Av. San Juan y Av. Boedo. No se cobra derecho a Show
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EL FILETE PORTEÑO
EXPOSICION:
del 13 al 31 de agosto en la Legislatura porteña, Perú 160.
* Clases abiertas y demostraciones a cargo de los grandes maestros fileteadores.

PRESENTACION DEL CUADERNO EDUCATIVO:
el 28 de agosto, a las 19, en el Salón San Martín de la Legislatura porteña (Perú 160). El autor es el reconocido fileteador Alfredo Genovese. (112 páginas donde se cuenta la historia y evolución del filete).
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CICLO DE CINE - AGOSTO.
Voluntarios de Parque Centenario.

Epuyén 544 (alt. Díaz Vélez 4500). pcentenario@hotmail.com
http://voluntarios-parquecentenario.blogspot.com/
Entrada Gratuita. Ciclo de Cine - Agosto: Fellini - Antonioni
Todos los Jueves 20 hs.
Jueves 2: La Strada;
Jueves 9: 8 1/2;
Jueves 16: Zabriskie Point;
Jueves 23: Amarcord;
Jueves 30: Mas allá de las nubes.
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CICLO DE CINE
“CIUDADES, CULTURAS Y POLITICA EN LATINOAMERICA”
Del 13 de julio al 28 de septiembre,
todos los viernes a las 19 hs. Salón San Martín de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Organizan: La Dirección de Cultura de la Legislatura porteña y la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural (CPPHC).

Este ciclo de cine latinoamericano pretende mostrar la diversidad cultural que vivimos en nuestro continente, a través de múltiples miradas y formas de ser.
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