8.12.06




Nº 59 - Diciembre de 2006


SUMARIO
* El exhaustivo análisis de la versión taquigráfica de la audiencia pública por la plaza para Boedo, por Mario Bellocchio
* Callejeando historia: Luis A. Huergo, la Ciudad y el Río, por Diego Ruiz.
*“Batata” Clerc y el nuevo Centro de Alto Rendimiento de Tenis
.

* Tierras del Viejo Gasómetro vuelven a San Lorenzo , por Claudia Ferrentino
* Predicciones pesimistas por Mónica López Ocón.
* Derechos humanos, hoy por María Virginia Ameztoy.
* El monumento a Mariano Moreno por Miguel Ruffo.
* Nira Etchenique, pagana y dichosa por Edgardo Lois.
* Poema: Este es el sitio de Osvaldo Rossler.
* Queremos decirles... (Editorial) ¿Lo voto o lo boto?

Fe en la plaza
Los galpones abandonados de la Estación Vail sufren –al igual que los vecinos– el acoso de la Catedral de la Fe sobre un predio otorgado por ley para plaza pública de Boedo. La nulidad de los argumentos esgrimidos por el grupo pentecostal.

En agosto pasado se aprobó en forma casi unánime (sólo dos legisladores no la apoyaron) la ley que concede el predio Vail para instalar la plaza de Boedo. Las características de la expropiación requieren una segunda votación de los diputados luego de una audiencia pública no vinculante. En esa audiencia apareció, sorpresivamente, un grupo evangélico que dice ser comprador de buena fe del predio adjudicado como paseo público –único– de Boedo.
A la audiencia acudieron 101 oradores sobre 129 inscriptos. Restadas las ausencias (28), 20 expusieron manifestando su apoyo a la plaza. Los restantes 80 lo hicieron en favor de la Catedral de la Fe. Esta cuadruplicación de expositores en un sentido con respecto al opuesto no lo es tal apenas se excava el primer barniz.


Quién soy y de qué me ocupo (tema de la Audiencia: cero)
Veinte (20, el 25%) de los adherentes al culto evangélico no lograron exponer una argumentación técnica
para la pretensión de la congregación y se limitaron a describir su actividad en la fundación, hechos anecdóticos o autorreferenciales al respecto o las actividades en sí mismas. Y nada más. Algunas muestras:
Orador 12.- Sra. María L. Rodríguez: Soy estudiante de administración y conducción educativa. [...] nuestra escuela se propone... (Y una larga descripción de su función)
15.- Sr. Daniel Alfredo Ledesma: [...] Soy teniente primero de la Policía de la Provincia de Buenos Aires,[...] Con mi esposa, ahora tenemos a cargo veinte familias de policías... (Y una larga descripción de su función.)
49.- Sr. Néstor Alberto López: [...] soy atleta profesional. Actualmente, campeón mundial de fitness, [...] Me desempeño como profesor nacional de técnicas de gimnasia y entrenador en alto rendimiento.[...] Pertenezco al Programa Josué de la familia Catedral de la Fe. (Y una larga descripción de su función.)
Y así diecisiete (17) más.
Ante la requisitoria de uno de los vecinos de Boedo, el presidente de la audiencia necesitó aclarar:
Sr. presidente (González).- Sin ánimo de polemizar, le quiero decir al vecino (Orador 109.- Sr. Alberto Venturiello) que todas las personas que han hecho uso de la palabra se han registrado como participantes y no como representantes de una institución.
En sus discursos se encargaron, claramente, de desmentir tal aseveración.

La escasa o nula remisión al tema de la audiencia pública
Desde la presidencia de la audiencia se escucharon repetidas invitaciones a los oradores de la Catedral de la Fe a remitirse al tema en cuestión:
Sra. presidenta (Acuña): Voy a solicitar que por favor se ajusten al objeto de la audiencia. ( Al orador 66.- Sr. Luis Humberto Botta).
Sra. presidenta (Acuña): Insisto nuevamente: cuando les pido respeto por la gente que viene, les solicito que se ajusten al objeto de la audiencia pública. (A la oradora 107.- Sra. Griselda Zacarías).
Sr. presidente (González): Por favor, pido que cada uno exprese su posición sobre la temática de la audiencia pública...(Al orador 113.- Sr. Fernando López).

La Catedral nos queda chica
Veintiocho (28) oradores partidarios de la instalación de la Catedral de la Fe sólo expusieron como razón técnica –abundantemente decorada con obras, proyectos y anecdotario de la Fundación– la necesidad de un espacio mayor que el que actualmente poseen.
Ninguno de ellos explicó por qué debe ser ese y no otro el predio elegido para tal expansión.


Las adhesiones que sólo aportan un número estadístico
Diecinueve (19) expositores emitieron una adhesión a lo expresado por sus compañeros sin otra argumentación propia de ninguna índole. Entre ellos, dos (2) calificaron a las plazas particularmente:
Orador 22.- Sr. Miguel Alberto Rivera: [...] Pero las veces que pude llevar a mis hijas (a una plaza), encontré un grupito de chicos que se estaban drogando o que estaban organizando algún tipo de delincuencia...
Orador 50.- Sr. Antonio Emilio Zarauz: [...] Pero también suceden situaciones; quizás la misma plaza las origina; yo estuve drogándome por mucho tiempo en una plaza.

Comprensión condicionada
Diecisiete (17) oradores manifestaron su comprensión y/o apoyo al petitorio vecinal por una plaza. Algunas expresiones al respecto:
Orador 62.- Sr. Pablo David Ortigosa: Estamos ciento por ciento con los vecinos de Boedo. Soy del barrio Parque Chacabuco y vemos la necesidad que tienen de una plaza.
Orador 100.- Sra. Lilia Castaño: Estamos de acuerdo con la plaza.
Orador 103.- Sr. Juan Gabriel Perello: [...] En su momento, yo también hubiese querido tenerla (una plaza); lamentablemente, no la tuve.
Aunque cuatro (4) de ellos se asociaron a la identificación de las plazas como ámbitos peligrosos frecuentados por drogadictos y malvivientes. Una muestra:
Orador 11.- Sr. Alejandro Quiroga: [...] sería una buena idea, pero [...] Creo que las rejas en las plazas de nuestra ciudad están colocadas no para que los niños puedan salir sino para que los delincuentes no puedan entrar.

Jesús te salve de las plazas, aunque lo hayas conocido en ellas
En particular la identificación plaza-droga-delincuencia tuvo nueve (9) adeptos.
Oradora 14.- Sra. Miryam Elizabeth Almirón: Gracias a Dios, hoy mis hijos no están en la calle ni están drogándose en las plazas
Oradora 19.- Sra. Laura A. Ceballos: También camino a la noche, y veo las plazas bien cuidadas, que están con vallado, pero los jóvenes se trepan para poder drogarse..
Orador 3.- Sr. Gustavo Legname: Los que conocemos la ciudad de verdad sabemos que las grandes plazas hoy traen grandes consecuencias, porque son usadas para la droga. Entre otros testimonios.

Expresiones de deseo más que argumentos
Unicamente siete (7) de los ochenta (80) expositores por la Catedral de la Fe argumentaron en favor de la instalación en el predio Vail de su iglesia utilizando elementos que pueden considerarse técnicos en defensa de lo que plantean como una compra (no hubo presentación alguna de siquiera una fotocopia que acreditara, por lo menos, un señado del terreno).
Algunas afirmaciones suenan autoincriminantes:
Orador 3.- Sr. Gustavo Legname: [...] Realmente, si las cosas se hubiesen hecho bien (N. de la R.: no aclaró quiénes las hicieron mal), hoy no estaríamos acá, porque hubiésemos sido los dueños de este predio.
Para aseverar más adelante: [...] Nos encontramos con la circunstancia de un predio que estaba en venta y, si se hubiese querido concretar la plaza, se hubiese ido a ver al dueño con buena fe y se hubiese podido comprar o bloquear la venta.
Confundiendo, con total mala fe, operación inmobiliaria con trámite legislativo. E incurriendo en franca contradicción: hemos comprado vs. hubiésemos sido los dueños.
A los reclamos del orador, la presidencia respondió:
Sr. presidente (González): [...] quiero decirles a todos los participantes de esta audiencia pública que el expediente que estamos tratando cumple con todas y cada una de las formalidades de un expediente de estas características.
La oradora 4.- Sra. Gisella Romero de Sawin, argumentó: no les estamos pidiendo a los señores legisladores que expropien el terreno para entregárnoslo gratuitamente, sino que les notificamos, en esta audiencia, que ya lo hemos adquirido con la participación económica de miles de voluntarios, colaborando de esa manera con el presupuesto de nuestra ciudad.
El orador 5, pastor Osvaldo Carnival: hace un mes y medio pudimos firmar un contrato de compra, camino a la escrituración. [...] Hemos comprado un lugar y hemos vendido propiedades, justamente, para esta compra. Quemamos los barcos y estamos en una situación en la que necesitamos defender este derecho que tenemos a contar con una iglesia en el barrio de Boedo, y también para toda la ciudad.
El orador 125.- Sr. Adrián Serra, exponiendo claramente su extranjería barrial, prefirió abrir su corazón a la verdad de su pensamiento: Como dijo un vecino de Boedo, quizás hemos sido víctimas de una mala operación inmobiliaria.
Entre otros.

Una feligresía que “ansía incorporarse” a Boedo
Sólo cuatro (4) de los oradores de la Catedral de la Fe se definieron como vecinos de Boedo. Otro prefirió decir “soy de la zona” y un tercero, víctima de desconocimiento o pretendiendo extender el mapa a su conveniencia:
Me crié en el barrio de Boedo, en la intersección de las avenidas San Juan y La Rioja (N. de la R.: pleno centro de San Cristóbal). (Oradora 71.- Sra. Claudia A. Guimarey).
El resto se dirigió “a los vecinos de Boedo” en un plano ajeno a su propia pertenencia.
Algunos eligieron argucias de asimilación reciente como: hoy soy vecino de Boedo, porque pertenezco a la Fundación que ha comprado el predio, vertida por el Sr. Legname.
Hubo, sin embargo, ocho (8) proclamas abiertas de “extranjería”, entre ellas:
Soy del barrio Parque Chacabuco y vemos la necesidad que tienen de una plaza. (Orador 62.- Sr. Pablo David Ortigosa).
No deseamos una confrontación con los vecinos de Boedo. (Orador 11.- Sr. Alejandro Quiroga).

¡Y ahora...! ¿Quién podrá ayudarnos...?
Entre los expositores por la fundación que no se limitaron a una simple adhesión, el 43% (26 sobre 61 oradores) instaló en su discurso el tema drogadicción, tratando de establecer una falsa prioridad que sólo revela el amplio desconocimiento barrial de los oradores.

Vecinos de Boedo. Representantes de Instituciones de Boedo

1.- Sra. Patricia Valentina Roselló: Traje un expediente que los vecinos tenemos armado reclamando este predio desde hace treinta años. Hoy, por suerte, tenemos una Ley de Expropiación. [...] “Tenemos plaza”.
1 bis.- Sra. Susana Beatriz Acosta: Las plazas siempre han sido un lugar de reunión y de intercambio.[...] donde se reúnen personas con distinta condición social, racial y religiosa. Estoy aquí para solicitar que se respete lo ya votado.
2.- Sra. Liliana García: A continuación, voy a leer la lista de organizaciones que nos acompañan: (Enumera cuarenta y tres instituciones barriales) A esto hay que sumarle más de 3 mil firmas de vecinos del barrio, obtenidas en sólo un mes.
37.- Sra. Raquel Gandolfi: Vine a hablar de una plaza pública para Boedo. Cuando digo “plaza pública” hablo de una plaza para todos: para católicos, para judíos, para agnósticos, para evangelistas y para la gente de la fundación. [...] escuché que una plaza es un lugar nocivo y negativo para la población, donde los chicos se van a drogar. [...] lamento mucho que el pulmón de un barrio populoso sea considerado como un centro de drogadicción. [...] Mi padre vivió cuarenta años en este barrio: desde 1896 hasta 1930. Fue integrante de ese grupo de escritores de Boedo, que el barrio reconoce. [...] mi padre era Alvaro Yunque. [...] ya mi padre hablaba de su barrio de Boedo sin plaza.
42.- Sra. Martha E. Ferradas: [...] muchas de las propuestas y actividades que realiza la Catedral de la Fe las cubre el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. [...] El problema de la droga no es argentino; es mundial, como el problema de la pobreza. El problema de la droga no lo crean las plazas; las plazas no son espacios públicos enemigos de la gente.
97.- Sr. Joaquín A. Bovisio: Me parece muy respetable el trabajo de colaboración que realiza Catedral de la Fe [....] Es cierto que las adicciones son un problema, pero la salud es responsabilidad de la Ciudad de Buenos Aires, que acepta todo tipo de colaboración y no puede delegarla en otros. Nosotros tampoco podemos delegar la plaza.
106.- Sr. Ildefonso E. Pereyra: Todos podemos trabajar en conjunto por un Boedo mejor. Esto, sin lugar a dudas. La única diferencia es que nosotros estamos trabajando para un Boedo mejor, porque es nuestra historia. No escuché hablar de la historia de ustedes. Me parece que les da lo mismo poder trabajar tanto en Boedo como en Vicente López o en cualquier parte. [...] No estamos pidiendo solamente una plaza. Estamos solicitando nuestra memoria, la que nos arrebató en algún momento un gobierno de facto. [...] señores legisladores, Boedo estará controlando la acción de ustedes de aquí en más hasta que la plaza sea un espacio público.
108.- Sr. Mario Bellocchio: Me llama la atención el alegado desconocimiento por parte de la Catedral cuando se adquirió este predio, de la operativa de la plaza por los vecinos de Boedo.[...] menciono el expediente 64.087/970 en el que se dice [...] “propician la expropiación de la manzana para destinarla a espacio verde para uso público. Buenos Aires, 18 de junio de 1971”. No es de ayer esto. [...] Desde que se aprobó esa ley (31/8/2006) hasta esta audiencia pública, la situación no tiene variantes que puedan modificar lo aprobado en primera lectura con abrumadora mayoría. Ya entonces, el predio tenía dueño y sus intereses –el derecho de propiedad privada tan invocado aquí– como los de los actuales adquirentes, están amparados por la expropiación.
109.- Sr. Alberto Venturiello: [...] las cincuenta instituciones o más del barrio de Boedo que están solicitando esta plaza. Si esas instituciones hubieran dejado el curriculum sobre esta mesa, se darían cuenta de que se ocupan de la parte moral de la sociedad y de que los comedores populares se ocupan de paliar las crisis que ha vivido el país.
110.- Sra. Noemí Oneto: [...] los pobres viejos adultos porteños y, en especial, los del barrio de Boedo no tienen un lugar de esparcimiento, un lugar para tomar aire y sol que tanto necesitan.
112.- Sr. Carlos José Tyndyk: Hace sólo un mes y medio firmaron ese boleto (el de compra) y el pastor dijo que sus padres viven en San Juan y Boedo. Lo que me llama la atención es que no le hayan comentado que los vecinos estábamos juntando firmas, pintando y haciendo festivales por una plaza. [...] Lamentamos que la inmobiliaria no les haya dicho lo que pasaba con el predio.[...] Si este es el caso, fueron estafados por la inmobiliaria al omitir ésta la verdadera situación del predio. Por ello, les rogamos a los religiosos que confíen en la justicia ordinaria, presentando una demanda contra la inmobiliaria. La plata, de todas formas, la van a tener.
114.- Sra. Aída Ejarque: En primer lugar, quiero felicitarlos por toda la tarea humanitaria que ustedes llevan a cabo, pero también les debo decir que hay muchas otras organizaciones, gubernamentales y no gubernamentales, que se ocupan con mucho amor de lo mismo de lo que ustedes se ocupan.
115.- Sr. Ernesto Di Benedetto: Creo que nuestra verdadera necesidad está en buscar otro polo de desarrollo para nuestros jóvenes, para que el día de mañana puedan vivir en una Ciudad que sea más cómoda; y esta plaza podría ser un símbolo.
117.- Sra. Otilia Da Veiga: En la Ciudad de Buenos Aires hay un déficit de espacios verdes de 3.000 hectáreas, aproximadamente. Esto va en detrimento de la salud social, acosada por el smog, el cemento y la contaminación ambiental.
118.- Sra. Marta Calvo: El artículo 27 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires establece que la Ciudad desarrolla, en forma indelegable, una política y gestión del ambiente urbano; y el inciso 4), taxativamente hace referencia al incremento de los espacios verdes.[...] recomienda (la OMS) de diez a quince metros cuadrados de área verde por habitante, como mínimo. La Ciudad de Buenos Aires no tiene ni siquiera dos metros cuadrados de espacio verde por habitante.
120.- Sr. Eduardo Rubén Bernal: [...] la Fundación Catedral de la Fe es una institución de bien público, que trabaja enormemente por la sociedad, que merece de ésta toda la ayuda posible. Pero no he encontrado un solo argumento, ni siquiera la cita de la Constitución de la Nación respecto de la inviolabilidad de la propiedad privada –porque todos sabemos que el Estado nacional tiene derecho a utilizar la propiedad privada, cuando de eso depende el bien público– que me convenza de por qué tiene que ser hoy y en ese lugar. Pienso que nuestros legisladores están obligados [...] a pensar en la ciudad del mañana, a legislar para los próximos 100 años. Y éste es exactamente el momento.
121.- Sr. Alberto Domínguez: ¿Y quién se puede oponer a una plaza pública? [...] El único fundamento para oponerse a la plaza es el capital; es pasar del bien público al privado. Creo que los señores legisladores tendrían que hacer lo imposible para que, aunque sea por esta vez, el capital no triunfe.
122.- Sr. Ernesto Graffman: (Artista plástico, viejo vecino de Boedo) Espero, antes de irme de este mundo, ver la plaza y pintar un cuadro con ella.
125.- Sr. Aníbal Lomba: [...] asistimos a una reunión de adoctrinamiento.
También hemos escuchado reiteradamente que los integrantes de la fundación no cobran nada. Nosotros estamos representando –yo soy uno de ellos– a más de cuarenta instituciones que, como dijo un compañero, podrían haber llenado este recinto. Ningún integrante de esas organizaciones cobra un centavo por su labor social. [...] Aquí estamos representados tres periódicos barriales [...] (que) se vienen ocupando reiteradamente, desde agosto y septiembre, de hacer público todo lo que pasa alrededor de la plaza, a lo que sumamos las páginas web. Debo felicitar a la Iglesia Catedral de la Fe por haber podido reunir más de 2 millones y medio de dólares para la compra del terreno, cifra que supera la colecta anual de Cáritas Argentina.

127.- Sr. Miguel Eviner: [...] Lo único que les pido a los que me conocen es que hagan un esfuerzo y que no se dejen llevar, porque ésta no es la última posibilidad para construir la iglesia y sí puede ser la última posibilidad para que Boedo tenga una plaza.


Ecos de la audiencia pública
(Sobre los oradores de la Catedral de la Fe)

Nosotros los sumisos
[...] En la escuela apuntamos a formar, justamente, este valor: el respeto hacia toda autoridad y la sumisión, porque creemos que toda autoridad está impuesta por Dios y por eso trabajamos sobre este valor. (Oradora 13.- Sra. Mirta Susana Juri)
En Boedo siempre preferimos, democráticamente, el respeto y acatamiento de las leyes sin la renuncia a los propios fueros que implicaría la sumisión.

Primero la doctrina
[...] hoy estamos aquí, para informar y demostrar que existe un grupo de personas capaces e interesadas por el bien social a cambio de nada. (Oradora 18.- Sra. Paula Lorena Méndez)
Habría que informar a la oradora que el tema de la audiencia pública era: validar la presunta compra del predio o la expropiación según ley ya dictada. Y no el adoctrinamiento sobre las bondades de la Catedral de la Fe.

¡Cuánta intolerancia!
Un orador (113.- Sr. Fernando López) eligió el ácido ataque a los vecinos que frecuentemente mencionaron la historia barrial o los derechos humanos: [...] Por eso, cuando se habla de historia o de algo que me parece que se habla porque está de moda, como son los derechos humanos, creo que a veces se aborda la temática bastante ligeramente.
A continuación agregó sin sonrojarse: Los vecinos de Boedo –a quienes con tanto respeto se ha tratado y se les ha mostrado una actitud servicial y de querer discutir todos respetuosamente– representan un mínimo o una parte de Boedo; por lo que no deberían arrogarse la representatividad del barrio; porque aquí hay muchos miembros de Catedral de la Fe que también son vecinos de Boedo. Desconociendo los avales presentados y la propia y probada falta de representatividad barrial.
Resultó, cuando menos, curioso que en tres oportunidades repitiera ¡Cuánta intolerancia!, no sabemos bien si con sentido autocrítico.
Y terminando su patética recurrencia a su invalidez como prerrogativa, solicitó prolongación de su monólogo porque hace dos horas que estoy esperando; respondida por la presidencia (Sr. González) con: todos los vecinos hace dos horas que están esperando.

El ojo del Gran Hermano, en casa
(Orador 119.- Sr. Pablo Ezequiel Muñiz Aldao) Al escucharlos, pareciera que todas sus familias y todos los lugares donde ustedes están son perfectos. Me encantaría vivir en sus familias. Pareciera que no hay rencor, soledad, ni un montón de problemáticas.
Quizá faltó decir: “...que la Catedral de la Fe, si se instala en Boedo o en tu propia casa, y no de otra manera, te puede ayudar a solucionar...”

Alguno ya se dio cuenta
[...] quizás hemos sido víctimas de una mala operación inmobiliaria.(Orador 125.- Sr. Adrián Serra)

Mario Bellocchio


Tierras del Viejo Gasómetro vuelven a San Lorenzo
Ayer (jueves 7) estuvimos en la Legislatura para asistir a la sesión en la que se trataría el primer proyecto de Reparación Histórica de San Lorenzo. Entre las 9 y las 10 de la noche se aprobó por 47 votos y 8 abstenciones. La iniciativa restituye al Club el predio de 4500 metros cuadrados donde hoy se encuentra la Plaza seca Lorenzo Massa. De esta manera se revirtieron parte de los efectos jurídicos derivados de los actos de la dictadura militar. Alrededor de mil Cuervos acompañamos el tratamiento dentro y fuera de la Legislatura. El segundo proyecto que tendrán que analizar y estudiar los legisladores es la declaración de utilidad pública de una franja de 15 m de frente, que abarca una parte del estacionamiento, lindante con el terreno –de 10 x 60 m– que hoy posee San Lorenzo en Avenida La Plata. Como reparación simbólica la expropiación de estos 750 m2, que se sumarán a los 600 que posee el club, vecinos a ese predio, permitirá que San Lorenzo pueda construir una sede social con la que podrá retomar los vínculos sociales, culturales y deportivos con el barrio.

Claudia Ferrentino





Callejeando historia:

Luis A. Huergo o de cómo Buenos Aires perdió el río
Cada vez que visitamos Montevideo nos maravilla la perfecta integración de esa hermosa ciudad con el río; ya desde el Cerro, si arribamos por tierra por la ruta 1, son visibles la traza urbana y, especialmente, la ciudad vieja enmarcadas en la bahía. Y cada vez que lo hacemos lamentamos cómo Buenos Aires perdió el río, cómo una ciudad que nació como puerto le dio las espaldas a su propia razón geográfica –para bien o para mal– y levantó una barrera arquitectónica que hoy día, especulación inmobiliaria mediante, se está multiplicando como una Manhattan del subdesarrollo.
Pero esta historia viene de lejos, pues es sabido que desde su fundación hasta bien avanzado el siglo XIX la ciudad-puerto no tuvo puerto. Durante casi trescientos años los barcos mercantes atracaron en el Riachuelo y los de pasajeros frente a la ciudad, en lo que se llamaban “balizas exteriores” y eran en realidad los “pozos” naturales que formaba y forma un río del cual desconocemos –o directamente, no tiene– régimen previsible. En uno de estos pozos, ubicado donde hoy está el edificio de la Armada, libró una batalla Guillermo Brown mientras los porteños asistían al espectáculo cómodamente instalados en sus terrazas, y en estos pozos se apostaron las escuadras británicas que saludaron con cañonazos el 25 de mayo de 1810 o bloquearon a Buenos Aires durante el gobierno de Rosas. Pero decíamos que en estos pozos anclaban los buques de pasajeros, y aquellos viajeros debían transbordar primero a una ballenera –una especie de lancha grande– y, más cerca de la orilla, a unas carretas de grandes ruedas que, después de mojaduras, incomodidades varias y aún algún chapuzón, los depositaba en tierra.
Muchos proyectos existieron, desde la época de Rivadavia, para crear un puerto adecuado, entre ellos los del ingeniero Bevans cuyo nieto, Carlos Pellegrini, va a ser quien inaugure Puerto Madero. Pero recién en 1855 la Buenos Aires secesionada de la Confederación Argentina construyó, frente a la bajada de la actual calle Perón, el Muelle de Pasajeros y, detrás del demolido Fuerte, la Aduana del ingeniero Taylor con su muelle de carga. Se agregó más tarde, a la altura de la bajada de Viamonte, el llamado “muelle de las Catalinas” con sus depósitos, empresa privada en la que participaba el futuro intendente Seeber, pero con el tiempo todos fueron quedando chicos. Buenos Aires, ya como cabeza de la Nación, se había volcado –como forma de integrarse al mercado mundial– a un proyecto totalmente agroexportador que funcionaría hasta la crisis de 1929 y necesitaba un gran puerto para canalizar sus exportaciones de carne y cereales. Y aquí, en realidad, empieza nuestra historia, pues en 1882 el comerciante Eduardo Madero regresa de Londres con un proyecto de obras portuarias que, impulsado por Pellegrini en el Congreso, es aprobado en desmedro de otros más antiguos como el del ingeniero Luis Augusto Huergo. Este, nacido en 1837, había recibido el primer título de ingeniero civil expedido en el país por el Departamento de Ciencias Exactas de Buenos Aires, el 6 de junio de 1870, con una tesis sobre las vías de comunicación y apenas recibido viajó a Europa, enviado por el gobierno, para contratar 118 puentes que luego instaló en nuestro país y el primer tren de dragado para el Riachuelo. Reseñar todas sus obras excedería esta columna, pero entre otras estudió la canalización de los ríos Tercero, Cuarto y Quinto de Córdoba, proyectó y construyó el ramal de 700 km del Ferrocarril Pacífico desde Buenos Aires hasta Villa Mercedes (San Luis), proyectó el dique comercial de San Fernando y construyó anexo al mismo el primer dique de carena del país, formuló proyectos –y muchos los concretó– portuarios, de irrigación, de canalización, de minería y fundición, de obras sanitarias en varias provincias y hasta en Montevideo y Asunción del Paraguay. En 1876 fue designado, por concurso, director de las obras del Riachuelo y presentó en 1880 un proyecto de puerto con un solo canal de acceso y una serie de diques en línea, que se irían construyendo a medida que fueran necesarios hasta llegar a aguas hondas. Para esto proponía como emplazamiento la desembocadura del Riachuelo y parte de lo que ahora es la Dársena Sur y la usina eléctrica. Pero, como decíamos, Madero presentó “su” proyecto que venía con el apoyo de compañías y capitales ingleses y, en consecuencia, ganó la puja. Lo que en realidad traía Madero era el modelo del puerto de Londres, ciudad atravesada por el Támesis, y no otra cosa fue lo que se construyó, creando un río artificial mediante el rellenado de terrenos desde la barranca de Paseo Colón-Leandro Alem hasta la actual avenida Tristán Achával Rodríguez y la excavación en la tosca de cuatro diques y dos dársenas longitudinales, cubriendo el frente de la ciudad desde el Parque Lezama hasta el actual Retiro.
Al enterarse de la adjudicación del proyecto a Madero, Huergo renunció como director de las obras del puerto y entabló una polémica pública que dio como resultado los dos gruesos tomos de Leyes, decretos, resoluciones y otros documentos referentes al puerto de Buenos Aires que imprimió Jacobo Peuser en 1897 y hoy constituyen una fuente histórica y técnica invalorable. Continuó, igualmente, su actividad profesional y académica como intendente general de Guerra, ministro de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires, profesor y decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; delegado al Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires, presidente y miembro de numerosas empresas privadas –entre las cuales fundó el Expreso Villalonga–, fundador y presidente de la Sociedad Científica Argentina, presidente de la Sociedad de Ingenieros Civiles, del Centro Argentino de Ingenieros y, al final de su vida, presidente de Y.P.F. desde 1910.
Lo interesante es que tanto Huergo como Madero pertenecían a la Logia Confraternidad Argentina Nº 2, desde 1863 y 1865, respectivamente, destacándose nuestro personaje también en este terreno, pues ocupó altos cargos e integró, entre 1869 y 1889, la comisión edificadora del Templo Masónico de Perón 1242. Asimismo perteneció a la Sociedad Masónica Filantropía Argentina e intervino en 1865 en la creación de una Escuela de Artes y Oficios, proyecto interrumpido por la guerra del Paraguay que en 1868 retoma el gobierno de Sarmiento creando el Asilo de Huérfanos y, como anexo, la mencionada Escuela, adquiriendo para ello el terreno comprendido entre las calles Méjico, Independencia, Saavedra y Jujuy.
Luis Huergo falleció en 1913 y recibió, a lo largo de las décadas, numerosos homenajes. Se le erigieron monumentos, se dio su nombre a un colegio industrial y a la larga avenida que limita el puerto pero –valga la paradoja– debió compartir con Eduardo Madero. Dentro de todo, quizá sea justicia que su tramo, desde Rivadavia, corra hacia el sur, hacia La Boca por la que tanto trabajó y donde proyectó la obra portuaria que no nos hubiese robado el río. Como colofón: Huergo proponía también un sistema de dársenas “en peine” en lugar de los muelles longitudinales; en 1900, a ocho años de su finalización, el Puerto Madero ya era obsoleto para recibir a los grandes cargueros y en 1913 debió encararse la construcción del “Puerto Nuevo”... con el sistema que proponía Huergo.
Diego Ruiz


Nuevo centro de alto rendimiento de tenis
El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Telerman, junto al ministro de Producción y titular de la Corporación Buenos Aires Sur, Enrique Rodríguez, firmó un acuerdo con el ex tenista José Luis Clerc para la creación del Centro de Alto Rendimiento de Tenis que funcionará en el Parque Roca y que será dirigido por Clerc. Este proyecto dotará al sur de la Ciudad de Buenos Aires de un espacio para el desarrollo del tenis de primer nivel.
El Centro tendrá como objetivo tanto la formación de futuros profesionales como la enseñanza del tenis con fines deportivos y recreativos. En ese sentido, se dará importancia al desarrollo de la práctica de este deporte entre la población del sur de la Ciudad, por lo que se otorgarán becas a chicos de las escuelas públicas de la zona.
Los participantes del Centro tendrán la posibilidad de practicar tenis en el más alto rendimiento en las instalaciones del Parque Roca. Se trabajará con los chicos en la enseñanza de técnicas y capacidades físicas necesarias para la práctica profesional del tenis y en la transmisión de valores fundamentales del deporte. Con el entrenamiento de alta competencia se propone convertirlos en las futuras figuras del tenis nacional e internacional.
El Parque Roca cuenta con 200 hectáreas en el sur de la Ciudad y alberga al Estadio Multipropósito, recientemente inaugurado en la semifinal de la Copa Davis, con capacidad para más 14.000 personas. Posee, además, ocho canchas de polvo de ladrillo y tres canchas de superficie rápida donde entrenarán los integrantes del Centro de Alto Rendimiento.
La Corporación Buenos Aires Sur (CBAS) será el patrocinante institucional de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), por lo que se firmará un convenio entre ambas que establece, además, la voluntad de desarrollar conjuntamente diversas actividades en el Parque Roca vinculadas con el desarrollo, fomento y expansión del tenis. Entre las actividades programadas se incluyen campeonatos, acciones formativas y promocionales.



Predicciones pesimistas
Nada más inquietante que el azar. Nada más angustioso que sabernos arrojados a un mundo sin leyes. Nada más insoportable que padecer la certeza de estar eternamente amenazados por desgracias absurdas jamás compensadas por el asalto periódico de ciertas alegrías que, igual que las desdichas, carecen de sentido. Ningún burócrata celestial regula el flujo de sufrimientos existenciales para que el caudal de los males que habremos de padecer a lo largo de la vida sea equitativamente repartido. Si alguna certeza nos proporciona el azar es, acaso, la del sufrimiento: no llegaremos a la adultez sin sufrir, no moriremos sin haber padecido.
Por eso, pretendemos conjurar los peligros del azar por medio de rituales extraños: atisbar nuestro destino en la borra del café, adivinar nuestra suerte en una carta de Tarot, palpar nuestro futuro en las predicciones del Zodíaco. Una ingenuidad incurable nos lleva a creer que en la última página de la revista dominical o del diario, próximo a los clasificados, hay un mensaje de los astros que nos está destinado. Desde que aprendemos a leer tendemos a suponer que el destino está escrito en algún sitio y que para conocerlo hay que descifrar el misterio de frases tan enigmáticas como las que tratábamos de descifrar en la infancia: “Ema amasa la masa”, “Ese oso me mira”, “Agueda se empina para alcanzar los bombones”. Hay quien cree, incluso, que la escritura misma que habla de nosotros es cifrada: nuestra suerte está escrita en los hexagramas del I Ching o en las líneas cruzadas de la palma de la mano. Aunque el azar carece de burócratas, existe toda una burocracia predictiva destinada a paliar la angustia de estar obligados a vivir en un mundo sin leyes: si no podemos evitar las desdichas, por lo menos que nos permitan anticiparlas, o que nos prometan, en compensación, pequeños paraísos terrenales rotativos de acuerdo con el signo bajo el que nacimos.
Quienes desdeñamos los consuelos prefabricados vivimos en la angustia de sabernos juguetes del azar. Por eso, con frecuencia, nos escapamos a otros mundos, a otros universos regidos por leyes precisas, donde todo lo que acontece tiene un sentido. A diferencia de lo que sucede en la vida, en los cuentos y en las novelas todo es necesario, nada es aleatorio. Frente a la inverosimilitud de la existencia se levanta la verosimilitud de la literatura. A veces, cuando la angustia de existir se vuelve insoportable, dejo de lado mis reparos racionales, paso por la mesa de novedades de una librería o busco en mi propia biblioteca una novela o un libro de poemas y lo abro en la primera página o dejo que el azar me guíe a través de él, como tanta gente hace con el libro del I Ching. Estoy segura de que en la primera frase que lea estará cifrada mi suerte igual que se cifra en los hexagramas: “Pueden llamarme Ismael” dice Herman Melville al comienzo de Moby Dick. Pienso entonces que la novela, convertida en oráculo, me alerta sobre los peligros de la vanidad de creernos únicos, de suponer que bajo nuestro nombre se condensan una serie de características irrepetibles. “Pueden llamarme Ismael” o de cualquier otro modo, porque la historia es más importante que el narrador. Será mejor –me digo tomando el mensaje como un consejo práctico– que deje de preguntarme quién soy, que actúe más y piense menos.
“Para todos tiene la muerte una mirada. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, me dice Pavese desde un poema, poniendo ante mí el destino inexorable con fatalismo de tarotista gitana.
“Ahora estoy muerto, soy un cadáver en el fondo de un pozo”, me dice Orhan Pamuk sin medias tintas. ¿Así que era eso? Recién ahora lo comprendo. ¿Así que he cruzado al otro lado sin darme cuenta? ¿Así que la incertidumbre era, finalmente, un sentimiento post mortem? Ya me parecía a mí que esta agonía en cuentagotas, que esta angustia para la que ningún oráculo tiene respuestas no podía ser la vida.

Mónica López Ocón



Derechos humanos, hoy
El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas proclama y aprueba la Declaración Universal de los Derechos Humanos

El tema nos lleva a efectuar algunas consideraciones sobre la organización madre, la ONU.
La carta fundacional firmada en junio de 1945 en San Francisco tiene un antecedente, la declaración rubricada en Moscú en 1943 entre Estados Unidos, la Unión Soviética, Gran Bretaña y China, las naciones que al filo del fin de la Segunda Guerra se habían “repartido” el mundo; su finalidad: constituir una organización política internacional de cooperación.
En 1945 la ONU tenía 50 estados miembro, los denominados Estados Fundadores, uno de ellos la República Argentina. Hoy la organización cuenta con 192 miembros.

La Asamblea General y el Consejo de Seguridad siempre estuvieron impregnados por la guerra fría entre las dos potencias de la segunda mitad del siglo XX, la entonces Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas y los Estados Unidos de Norteamérica, lo que trajo como inevitable consecuencia que innumerables resoluciones votadas por la Asamblea no fueran respetadas.

El preámbulo de la carta de 1945 es, como toda regla general, pasible de interpretaciones; entre otras cosas, los firmantes se comprometen “a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará la fuerza armada sino en servicio del interés común y a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos”.
¿Qué se entiende por interés común? ¿Común bajo qué parámetros ideológico-políticos? ¿Qué pueblos serían merecedores de que la ONU promoviera su progreso económico y social?

A principios de la década de 1960 se incorporan a la organización una gran cantidad de países asiáticos y africanos, recién descolonizados por los estados centrales a los que ya no convenía actuar como imperios, pero que continuaban –y hoy con mayor fuerza que nunca– manteniendo intereses económicos sobre las –en ese entonces– nuevas naciones.
Porque más allá del tema que nos ocupa, la instauración del Estado-nación capitalista trajo de suyo la división del mundo entre estados principales –léase dominantes– y dependientes –léase subsumidos a su poder–.

En el primer punto del preámbulo, las Naciones Unidas se comprometen “a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra…”; en el segundo punto se “reafirma la fe en los Derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas”.Este segundo punto es la piedra basal de la posterior Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, cuyo antecedente más célebre fue la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Asamblea Constituyente francesa votada por la Convención Nacional el 23 de junio de 1793 e incorporada como preámbulo a la Constitución del 24 de junio del mismo año. En dicho preámbulo se expone como declaración solemne que “…los derechos del hombre son sagrados e inalienables para que todos los ciudadanos puedan comparar los actos del gobierno y el funcionamiento de toda institución social y no se deje jamás oprimir y abatir por la tiranía". El artículo 33 afirma: “La resistencia a la opresión es la consecuencia de los otros derechos del hombre”. Y el 34 reza: “Existe opresión contra el cuerpo social cuando uno solo de sus miembros es oprimido. Hay opresión contra cada miembro cuando el cuerpo social es oprimido”.
Pero la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 es de orden moral, no político, y es su generadora la ONU, la que marca las pautas a partir de sí misma y de los organismos especializados creados para diversos fines: el FMI (Fondo Monetario Internacional), el GATT (Acuerdo General sobre Aduanas y Comercio), la OIT (Organización Internacional del Trabajo), la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones), la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la OMS (Organización Mundial de la Salud), entre tantas otras.

La Declaración de los Derechos Humanos es enunciativa y orientativa, no posee el rango institucional de organización rectora de políticas específicas a implementarse.
En términos económicos los países no centrales dependen, no sólo de las resoluciones de la ONU, sino –y primordialmente– del imperialismo económico post-colonial, ejercido por los grandes centros de poder económico.

Las mayores violaciones a los derechos humanos por terrorismo de Estado han sido y son sufridas por los países más pobres y dependientes económicamente y –directa o indirectamente– apoyadas por las naciones con mayor acumulación de poder, que a su vez invaden territorios y pergeñan guerras, torturas y muertes de población civil y arrasan y destruyen pueblos enteros.

A partir de diciembre de 1989, el pacto firmado en Malta por Bush y Gorvachov, concluye la guerra fría y la URSS se disuelve como segunda potencia del mundo.
A partir de entonces se exacerban las condiciones de sometimiento de los países menos desarrollados al poderío económico, político y social del centro del mundo.
El comando unipolar ejercido por Estados Unidas es una realidad irreversible y el capitalismo mundial reestructura el mundo “...en el marco de una economía sustancialmente transnacional signada por una nueva división internacional de la producción”. (*)

El 9 de diciembre de 1985 la Cámara Federal de la República Argentina condena a los dictadores Videla, Massera, Agosti, Viola y Lambruschini; a los dos primeros a 17 años de prisión, a Viola y Lambruschini a 8 años y a Agosti a cuatro años y medio.
Una duda: ¿hubiera sucedido lo mismo después de 1989, con la ONU manipulada por Estados Unidos y la implantación en el mundo de la dictadura neoliberal?

La instauración de dictaduras en América Latina durante la década de 1970, ¿no contradice los artículos 3 y 5 –entre tantos otros– de la Declaración: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona” y “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”? ¿Y a lo afirmado en el preámbulo de 1945 de la Asamblea de las Naciones Unidas: “…no se usará la fuerza armada sino al servicio del interés común…”? ¿Qué hizo la ONU al respecto?
Analizar sus acciones escapa a los fines de este artículo pero la respuesta final está en boca de todos y en el registro en la memoria de nuestros 30.000 desaparecidos.

De aquí que la afirmación de que la Declaración Universal de los Derechos Humanos debe poseer normas de autonomía política –no meramente morales– y no dejar el resto en manos de lo resuelto por la ONU.

Por otra parte, la aserción de que los derechos humanos deben tender a la satisfacción de las necesidades básicas, a la educación, al acceso a los bienes culturales, y a tantos otros “protegidos” por la declaración, se contradice con la realidad de los hechos: más de la mitad de 400 millones de latinoamericanos que no satisfacen sus necesidades básicas y 102 millones de indigentes, resultado directo de la continua aplicación de políticas liberales en la región desde hace más de 20 años. El poder económico concentrado es el imperialismo de los tiempos que corren y el centro del mundo unipolar sólo respeta una ley, la lógica de la ganancia y la sumisión de las economías locales a la central.

El Informe del Secretario General de las Naciones Unidas de septiembre de 2006 afirma que la pobreza es causa y producto de las violaciones de los derechos humanos.
La Declaración del Milenio y el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005 se comprometen a erradicar la pobreza. ¿Les creemos?

María Virginia Ameztoy

(*) Eric Hobsbawm, en: Revista Travesía Nº 3, octubre de 1991, Lima, Perú.



El monumento a Mariano Moreno
En ocasión del Centenario de la Revolución de Mayo y como parte de los festejos conmemorativos destinados a perpetuar la memoria de los hombres que habían protagonizado los sucesos revolucionarios de 1810, se erigieron monumentos a todos los miembros de la Primera Junta. Entre ellos el destinado a Mariano Moreno, que se encuentra emplazado en la Plaza Lorea, cuyo artista fue Miguel Blay y Fábregas y su comitente Adolfo P. Carranza, primer director y fundador del Museo Histórico Nacional.
El Centenario fue un momento muy particular. Por un lado la elite conservadora que gobernaba el país se había lanzado a conmemorar los cien años de vida independiente en una situación histórica donde la Argentina atravesaba por profundos cambios sociales y económicos como resultado del modelo agroexportador que llevaba a “La Prensa” a afirmar que la Argentina, como país joven y pujante, redimía al proletariado de los pueblos viejos posibilitando su ascenso social; y por el otro, agudos contrastes y desniveles sociales que dieron origen, sobre todo en la capital, a un combativo movimiento obrero que sembraba la preocupación en muchos miembros de la elite por lo que consideraba “la pérdida de los valores nacionales que habían encarnado en los Hombres de Mayo y de la Independencia”. Se imponía la necesidad de reestablecer el espíritu patriótico de los ancestros, de los padres de la patria, a efectos de educar cívicamente a las nuevas generaciones. En este sentido ya Ricardo Rojas había hablado de la pedagogía de las estatuas, postulando a los monumentos públicos como materializaciones de un espíritu nacional que debía imponerse, frente al agravio que significaban las estatuas que en la ciudad se habían levantado a personalidades extranjeras como la de Mazzini o la de Garibaldi.
El Centenario ofrecía la oportunidad de sembrar el espacio público con esculturas y monumentos portadores de valores nacionales. Pero entre lo proyectado y lo realizado, a veces mediaba un abismo, sobre todo para el pensamiento de los hombres más vinculados a la comitencia de estas obras de arte. Veamos lo que escribía Adolfo P. Carranza en su diario personal respecto de lo sucedido el día que se inauguró el monumento a Mariano Moreno. “1º de octubre de 1910. Acabamos de inaugurar la estatua de Moreno, a las 3 ½ p.m. (...) Poca gente. Un regimiento y una escuela. Indigna esta conducta tratándose del más grande hombre civil de nuestro país. Debió inaugurarla el Presidente, debieron ir las escuelas públicas, ser día feriado, tener por decreto honores de teniente general. Lo que se le decreta a cualquier cachafaz que ocupa un puesto público no ha merecido el gran Moreno. Es cierto que, ¡que le importa a Figueroa (José Figueroa Alcorta, Presidente de la República) y a Güiraldes (Manuel Güiraldes, Intendente Municipal) honrar la memoria de ellos! Este último es el culpable pero más por ignorancia e inconciencia que por mala fe” (1).
Obviamente los monumentos y las esculturas no son ideológicamente neutros y son un punto de entrecruzamiento de disputas en ese sentido; pero frente a la indiferencia hacia los espacios públicos, hacia la ciudad como expresión artística, bueno es que recordemos, cuando pasamos ante el monumento a Moreno en Plaza Lorea, que el secretario de la Primera Junta Gubernativa fue el jefe de la facción más radicalizada de la Revolución de 1810 y que consideraba que un gobierno era bueno en la medida en que procurase la felicidad de los habitantes de su estado y que ello requería una justa y equitativa distribución de la riqueza.

Miguel Ruffo

(1) CARRANZA, Adolfo P; “Diario Personal”, Libro I, folios 105-106.


Nira Etchenique, pagana y dichosa
Nira Etchenique dijo, ¡Qué linda remera! Estábamos en el café Margot, era la primera vez que veía a Nira en persona, su nombre poeta se hacía cuerpo sobre la pared del café que da al pasaje San Ignacio. Sobre esa pared, Nira dejó su primera huella en mi presencia, como si entrara y saliera del mismísimo sueño.
Hasta ese momento yo no sabía que llevaba sobre mi persona, a la izquierda de mi pecho, en la remera, la imagen de cuatro anfibios urodelos, que quiere decir que tienen cola y generalmente cuatro patas. Este tipo de urodelo mide unos veinte centímetros de largo, y la mitad aproximadamente se los lleva la cola; es de piel lisa, de color negro y con manchas amarillas. Mis cuatro urodelos, según los cabalistas, son seres fantásticos, y éstos portan y prometen el espíritu elemental del fuego. Llevaba cuatro salamandras sobre mi remera cuando Nira dijo lo que dijo y nos conocimos; corría el 2003.
Nira Etchenique tenía en sus manos su último libro, Judith querida; ella hablaba con el poeta Rubén Derlis de ediciones, luchas, imposibilidades y editores, estos últimos, unos seres especiales, aunque para nada fantásticos. Nira trabajaba en ese momento de autora y editora que se preocupa por la difusión de la novela autobiográfica que acababa de dar a conocer; por las dudas, se aclara que ella no era la dueña de la editorial Corregidor. Los editores duermen a la sombra mientras algunos escritores son los que salen al sol en el corazón mismo del fuego, [...] Yo no sabía que el arte no entra por el alma sino que lo primero que toca es el cuerpo y lo avasalla, lo despierta, lo somete. Yo no sabía que el arte nos hace paganos y dichosos. Y está bien que no lo supiera, porque estos descubrimientos deben ocurrir en secreto, como en penitencia.
Recuerdo que cuando adolescente y algo más leí un libro, Grandes enigmas del cielo y de la tierra de Alejandro Vignati y Andreas Faber Kaiser. Fue en esa lectura que tuve la primera noticia sobre las salamandras humanas. En mi sed de misterios de aquellos años el tema hizo su marca, y se fue gubia adentro en la memoria. Estas salamandras humanas se recibían como tales en el momento único de su muerte. Personas que de repente se prendían fuego y cuyos cuerpos se consumían hasta las cenizas. Cenizas era lo que se encontraba, y el fuego nunca afectaba el paisaje testigo de la combustión. Explicaciones químicas, y no tanto, nunca alcanzaron; el hecho era que una persona se había hecho fuego y ceniza en la tranquilidad de su casa. Estas combustiones llevan nombre y apellido, y están registradas con signo interrogante en muchos barrios del más allá de Boedo.
Después de leer la inolvidable Judith querida, luego de recuperar la capacidad de la lectura, encontré en una mesa de oferta, un libro por un peso, Persona, la novela de Nira sobre la que sólo había oído hablar. Editada en 1979, la historia es un desgarrador recorrido por la relación padre / hija; ella entrando y saliendo del infierno; ella con movimientos de alma y escuchando las voces de los muertos, mientras su padre agonizaba. Transcurre en el año 1975, un año de Triple A y otras yerbas, un año de ejército montonero y guevaristas en el monte tucumano; de la novela guardo un fragmento del miedo [...] Todo conduce a él en un sufrimiento inútil. Aparece como una enajenación, es un descubrimiento doloroso que nos revela las débiles consistencias de nuestra naturaleza enfrentada al horror sin la posibilidad de reflexionar. Es un asalto brutal que nos empobrece rápidamente y hace vulnerable el instinto. La realidad nos impide tomar distancia para observar el contenido de la conciencia. El rostro del miedo se multiplica en noches infinitas sacudidas por el contraste sin referencias de viejas raíces podridas que alimentábamos en secreto, y temblores que impiden encajar las viejas experiencias en un modo desgarrante de padecer y de vivir.
¿Este es nuestro país, nuestra tierra? El miedo nos empapa y rezuma. La calle levanta atmósferas amenazantes que transportamos en la intimidad, es un eclipse de la razón que lame nuestros pasos. Taparse los ojos, algodonarse los oídos. No hay amuleto contra el miedo. Veremos, oiremos por las células, por los poros, crujiendo y vomitando como los médium de un sacrílego rito.
Sólo en los amaneceres encontramos algo de paz. Entumecidos por el cansancio aceptamos dormir. Hasta allí llegarán los coletazos del miedo y los sueños serán pequeños roedores que desgastan el corazón creando con los restos de nuestra energía las pesadillas que acabarán por consumirnos. Al despertar preguntaremos azorados qué parte de nosotros mismos hemos perdido, cuántas deberán aún seguir cayendo en esta extenuante batalla contra el miedo. Agotados, enfermos, entraremos día a día en pequeños instantes de vitalidad, miserable tregua de la que extraeremos, como pordioseros, la voluntad estratégica de sobrevivir.
Todos envejecemos hasta comprender que es preferible sufrir el espantoso estremecimiento de un hecho antes de soportar su espera. Es entonces cuando se produce la colisión. El miedo desaparece. Su lugar será ocupado por la persona.
Tambaleamos al borde de un abismo intemporal. Preguntamos quién es nuestro enemigo. Preguntamos, preguntamos, preguntamos. ¿Me matarán por pensar, me matarán por escribir, me matarán por no creer en dios, me matarán por querer ser una persona? ¿Me matarán por saber, por oír, por ver?
Las palabras revientan sofocadas por aullidos, estallan en vómitos de coágulos contra las paredes de baldíos barriales en los que por las mañanas manos piadosas queman pelotas de trapos ensangrentados.
Las nubes asesinas no interrogan. Son la
justicia de la barbarie.
En otra mesa de ofertas, al parecer el lugar por excelencia para ciertas escrituras, encontré Diez y punto, a tres pesos una de las mejores poetisas argentinas, Pregunto por la muerte; / este naufragio no nos salva siquiera de la vida / y camino sonámbula y golpeada / pregunto por la muerte. / Y la aventura, ¿por dónde te comió, / por dónde pudo entrarte la soledad un día / y sacarme de ti como un abrojo? En este libro poema, Nira recorre su historia de amor con el poeta Mario Jorge de Lellis, su fiesta y su pena, Eras mío sin fin, / predestinado. / Fatal, oscuro y triste, melancólico. / En un día, no sé, de marzo antiguo / alguien se dio a nacerte para mí. Diez poemas en relato y un punto, No concedo perdón, quiero venganza. / Este libro es verdugo de mí misma. / Diez poemas de amor y de castigo / y un suicidio común que aquí nos mata. A la muerte del poeta, Nira, en Ultimo oficio, escribirá, Sin dulzura ha de ser la despedida. / Necesaria nos es esta aspereza.
Nira incolora de tanta escritura tierra adentro, cuentan que es por ahí donde la tinta puede hacerse sangre, y en su caso, esa era su única manera de escribir, y de vivir. Al menos así la imagino.
Nos vimos tres veces en el Margot, hablamos otras tantas por teléfono. Tuvo las ganas y el tiempo necesario para leer el libro de quien está intentando formarse. Nira Etchenique tenía tiempo para la escritura nueva.
Cuando Nira murió el 6 de agosto de 2005, descubrí un recuadrito ínfimo, no más de cinco líneas de información, en el diario Clarín. Su último año de vida, ella sólo estuvo para los más amigos, se fue guardando en silencio mientras llegaba la última llama, luego la ceniza.
Fue en los días del después, en una de las pocas veces en que me animo a concurrir a una lectura, esto sólo ocurre cuando leen escritores y no los confundidos y eternos adoradores del micrófono, que escuché el poema Salamandras, parte de un libro, todavía inédito, del poeta Leopoldo “Teuco” Castilla, Casi incoloras / reptan por los muros / con rápidos / movimientos de alma / mientras viajan por el azar / cuyo círculo / es una encrucijada. // Huellas de arena, vienen a tatuar la casa, / del infierno vienen / a jugar / a la luz. // Son carne de la luz. // En las paredes comen moscas y voces de los muertos. / Nadie las vio nacer, / caminan del otro lado del cristal / de lo real, / pueden entrar y salir de tu sueño / perversas, puras, descalzas. // Sólo ellas nos ven deshojarnos. / Primero nos juntan, / luego sostienen todo lo invisible / para que no estalle / cuando tú pasas.
De la mano amiga del Teuco llegué a este entramado de recuerdos y lecturas, de remeras y salamandras, de fuegos y cenizas. ¡Qué linda remera!, dijo Nira; ella, la que fue puro fuego de escritura humana, de argumentos desesperados que sólo encontraba en su cuerpo; ella, la que se hizo cenizas entre los amigos; ella en la tranquilidad del fuego y la memoria.

Cuando fui adolescente y algo más, en esos días en los que siempre creí descubrirme como un muchacho exclusivamente atrapado por los enigmas del cielo y de la tierra, se ve que además ya me preocupaba por la vida secreta de ciertos poetas. Acabo de darme cuenta.

Edgardo Lois



ESTE ES EL SITIO

De piedra en piedra la ciudad castiga,
de calle en calle la ciudad golpea
con sus enormes casas donde el hombre
vive hacinado uno tras otro en piezas
que se repiten hasta el infinito.

Es tanta la ciudad que llevo adentro
que ni en las plazas hallo ya consuelo,
sus árboles son árboles agónicos,
su verde, más que verde es la variante
de una piedra tenaz que determina
el rostro general de Buenos Aires.

Si uno viviese en la mitad del campo
envejecer sería el resultado
de muchos días y muchos años
de estar frente a la línea del horizonte,
de enfrentar las variantes del espacio,
de vivir bajo el sol, de estar viviendo.

Osvaldo Rossler



Queremos decirles que... (Editorial)

¿Lo voto o lo boto?
El análisis de la versión taquigráfica de la audiencia pública por la plaza constituye una especie de autopsia sobre el cadáver de la Estación Vail. La resucitación devenida plaza quiere ser transformada, amañadamente, en Catedral. No hay razones, sólo dinero. Y en el año electoral en que va a producirse la votación definitiva, los legisladores harían bien en atender los datos que proporciona la vivisección, porque la Estación Vail murió, pero la plaza está viva, más viva que nunca.
Datos de la Fundación Catedral de la Fe
Actualmente nos reunimos en aproximadamente 4500 grupos en diferentes partes de la Ciudad de Buenos Aires. A cada uno de los grupos asisten entre seis y diez personas. (Orador 5.- Sr. Osvaldo Carnival, pastor que preside la Catedral de la Fe).
Promediando la concurrencia de esos grupos –4500 x 8– la feligresía llegaría a un total de 36.000 personas. No hay información de edades aunque habría que descartar un porcentaje que se hallaría fuera de los padrones electorales, seguramente. Sin embargo, el Sr. Gustavo Legname, directivo de la Fundación (orador Nº 3), se preocupó en aclarar que hoy hay 24 mil nuevos vecinos de Boedo, porque cada uno de nosotros es dueño de esa propiedad. El número fue dicho con precisión y sin duda alguna: 24.000. ¿Cuántos de ellos en condiciones de concurrir a las urnas a expresar su opinión? ¿Cuántos de ellos favorecerían con su voto a quienes, desdiciéndose de su primera opinión, les concedieran un predio ya otorgado por ley a un espacio público?
Boedo, según el último censo (2001)...
...tenía una población de unos 45.500 habitantes. La proyección de su crecimiento demográfico nos da un estimativo al año 2005 de 48.200. Con sus 2,6 km2 Boedo manifiesta una densidad poblacional de casi 20.000 habitantes por km2, es decir una de las zonas del sur de la Capital más densamente pobladas. A ello se le suma el record barrial de no contar con un espacio verde.
Según datos del último censo, el 77% de los habitantes de la Ciudad supera los 18 años de edad. Trasladando ese porcentual a Boedo se colige que algo más de 37.000 habitantes del barrio estarían en condiciones de sufragar. ¿Cuántos de ellos no seleccionarían cuidadosamente su voto para “esquivar” a quienes eventualmente les quitaran lo ya otorgado en el predio Vail?

Mario Bellocchio