11.5.07






Nº 63

Mayo de 2007

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“EL MIRADOR”
El último mirador de la ciudad aún se resiste en pleno corazón de Villa Crespo.
Por Mario Bellocchio

JUAN MANUEL BLANES, EL PRIMER PINTOR PROFESIONAL
Callejeando historia
Por Diego Ruiz

IMAGEN TATUADA SOBRE UNA TETERA
En la segunda noche del armario tazas y platos dejaban escapar figuras espectrales que flotaban en el oscuro silencio de madera.
Por Mónica López Ocón

¿Y LA PLAZA?
La Ley está. Pero para la plaza se necesita persistir en el esfuerzo
Por Mario Bellocchio

EL DISCURSO NO DICHO
Josecito, el de la ferretería, nos escribe desde París
Por José Muchnik

EL SUR TAMBIEN EXISTE
Mini-entrevista a Raúl Seguí
De la Corporación Buenos Aires Sur

QUE TRATA DE FARSANTES Y DEL MERCADO
La alienación porteña
Por Carlos Penelas

UN DETALLE EN EL PAISAJE
Qué se ve del entorno en una ansiosa espera
Por Edgardo Lois

POEMA
Alguien que va...
David Alvarez Morgade

EDITORIAL
Uno elige...
Por Mario Bellocchio

CULTURA GRATUITA
La amplia oferta barrial de materia cultural que no requiere arancel alguno




“El mirador”

Hubo un tiempo en que sobre los techos bajos, Buenos Aires lucía el adorno y el encanto de sus “miradores” (Ricardo M. Llanes). Hoy el único sobreviviente porteño de aquel nutrido grupo corre serio peligro de desaparición. El descuido, la impericia, tienen en jaque al mirador de Comastri, la bella joya de aquel Buenos Aires que aún “se resiste” en el corazón de Villa Crespo.

En la planicie salpicada por áreas de montes achaparrados, sólo la serpenteante presencia del arroyo Maldonado y los frutales de la Chacarita de los Colegiales perturban la línea del horizonte. Agustín toma de la mano a Clementina, su querida compañera, y ambos recorren los trescientos sesenta grados del entorno detrás de los cristales. A través del verde todo se torna del color de la esperanza que los trajo a estos pagos. El rojo, en cambio, recorta las globosas nubes y ensangrienta las aguas del limoso Río de la Plata. La realidad del dominio de los cristales transparentes se impone. Ambos elevan la mirada contemplando la obra que excede el prodigio arquitectónico para transformarse en la coronación de un sueño.
Mediados de la década de 1870: Agustín Comastri y Clementina Cataldi acaban de subir por primera vez la escalera de caracol que los lleva al mirador: una cúpula en forma de ojiva —toda cristales salvo su armazón— que gobierna, en su punto más alto, la hermosa residencia de estilo renacentista italiano.
Desde 1861 están casados, aquí, en la Argentina, en la Iglesia de la Piedad. Suenan lejanos los tiempos en que Agustín, seducido por sus lecturas sobre l’America, hace un viaje exploratorio, desde la lejana Toscana italiana de sus orígenes y convence a su novia de sumársele, ya palpando las posibilidades de este rincón del mundo.
Y hace algo más de diez que comenzó, de a poco, a crear su pequeño imperio, en el que hoy puede mirar el mundo desde arriba, por lo menos el micromundo de la Buenos Aires de esa época.
Allá por 1865 decide elegir la zona próxima a la Chacarita de los Colegiales para asentar lo que en principio fueron unos escuetos terrenos y modesta vivienda, acrecentados con el productivo ejercicio de su actividad agrícola-ganadera. Y vitivinícola: Comastri llegó a producir más de ciento diez mil litros anuales de vino de sus propias vides.
Alguien que trascendió su tiempo con una notoria obra literaria puede describir ese lugar con precisión ya que en la vecindad aparecen los muchachones del Colegio Nacional de Buenos Aires en sus correrías estivales. Miguel Cané recuerda aquellas jornadas en su “Juvenilia”:
¡Buena, sana, alegre, vibrante, aquella vida de campo! Nos levantábamos al alba, la mañana inundada de sol, el aire lleno de emanaciones balsámicas, los árboles frescos y contentos, el espacio abierto a todos los rumbos, nos hacían recordar con horror, las negras madrugadas del Colegio, el frío mortal de los claustros sombríos, el invencible fastidio de las clases de estudio. En la Chacarita estudiábamos poco, como era natural...
La baratura de los terrenos y la próspera situación ensanchan las posesiones. Comastri se afirma en su predio y llega a abarcar algo menos de cuarenta hectáreas limitadas por las actuales Dorrego, Aguirre, Juan B. Justo (arroyo Maldonado) y Niceto Vega. Las dedica a cultivos diversos y arrendamientos productivos que generan nuevos grupos habitacionales. Y con ellos el proyecto de una vivienda propia más acorde con las necesidades que produce la prole, así que es el momento para la casa grande donde volcar la belleza y practicidad de las últimas tendencias de su tierra de origen. Una casona señorial con comodidades que permitan la convivencia de una familia con diez hijos. Y ciertos lujos como un mirador de cristales para observar el entorno desde unos veinte metros de altura.
Ya han pasado los tiempos pioneros. “La Porteña” ha cesado de llevar cadáveres de la fiebre amarilla hacia la Chacarita Vieja (hoy plaza Los Andes) habilitada al efecto. Los cercos de cina-cina dividen predios de sus posesiones que puede abarcar con la mirada orgullosa desde su cúpula de cristal. Hasta siente la satisfacción de que el ferrocarril solidario, originado en el infausto hecho de la peste, circule, en un tramo, por terrenos que son producto de su donación. Agradecimiento al fin hacia su patria adoptiva.
Un reloj en la torre —guía de las horas del día— y una luz de gas en la cúpula —faro de las oscuras nocturnidades— son detalles, si se quiere pintorescos, por ello no menos prácticos, de la convivencia del entorno y de la celebridad del mirador.
Otra preocupación frecuente en esos tiempos era el agua potable. A instancias de Agustín, a un par de cuadras de su residencia —en lo que hoy sería la esquina de Aguirre y Dorrego— se excava una profunda perforación que abastece por años al entorno.
Llega el crucial año de 1880. Comastri, que ya tiene completa su descendencia, se preocupa por el doctorado de sus hijos, educación terciaria que sólo verá culminar en tres de sus varones mayores, prefiriendo el resto la dedicación al comercio y las artes agropecuarias que tanto resultado le han dado a su padre.
Estos avatares domésticos se opacan ante los problemas de la Cuestión Capital que se dirimen a cuadras de la residencia. A tal punto que el presidente Avellaneda se refugia en la Municipalidad de Belgrano (hoy Museo Sarmiento) y sus tropas en la Chacarita. Resuelto el entuerto, a partir de 1887 los terrenos de Comastri pasan a quedar en la Capital con la consiguiente multiplicación de su valor.
La residencia pasa a ser —por sus características— un centro político y social de visita obligada que recibe a los más destacados personajes de la época. Los relatos de la descendencia familiar ubican allí la presencia del presidente Avellaneda, del candidato electo Julio A. Roca, Luis María Campos, Bartolomé Mitre y funcionarios y personajes de la época. Ricardo M. Llanes refiere: En “El Mirador” tuvo uno de sus escondites don Hipólito Yrigoyen, mientras fraguaba el movimiento cívico de 1893, y revolucionarios mitristas se refugiaron en esa quinta después de ser vencidos en el combate de “La Verde”.
Pero ya antes de esos sucesos había comenzado la decadencia del emprendedor pionero. Varios negocios desafortunados vinculados con la construcción del “Ferrocarril al Pacífico” (actual TBA, línea San Martín) —que desmembró sus pertenencias territoriales— y el cierre de “La Industrial” precipitaron su quebranto económico y anímico. Su salud entró en una pendiente que culminó en marzo de 1891, a los 61 años, con su deceso.
La heredad proyectada sobre la numerosa descendencia generalizó la parcelización. Se abrieron calles que fueron adoquinándose y poblándose constituyendo el núcleo del nuevo barrio. Pero la manzana de Fitz Roy, Aguirre, Bonpland y Loyola sirvió de límite a la vieja casona, sus jardines, sus misteriosos túneles, su mirador...
En 1922 los herederos de Agustín arrendaron la residencia al Consejo Nacional de Educación para la instalación de un Jardín de Infantes. Y así pasó el edificio por sucesivas dedicaciones educativas hasta llegar a la actual ENET Nº 34 Ing. Enrique N. Hermitte. En la actualidad la escuela desarrolla sus actividades fuera de esa edificación, en otras dedicadas al efecto dentro del predio en sus jardines. El edificio original se halla apuntalado, en franco estado de deterioro, con una importante área derrumbada y el resto en inminente peligro.
En el año 2004 El Mirador se declara Sitio de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, y Sitio de Interés Turístico, por la Subsecretaría de Turismo de la Ciudad. Y en 2005 el Museo de la Ciudad declara al Mirador Testimonio Vivo de la Memoria Ciudadana.
En mayo del año pasado se constituye CAM (Cuidemos al Mirador) ante la inminente materialización de obras en el mismo no consensuadas con los vecinos y sin la participación técnica de los profesionales especialistas en patrimonio/restauradores.
[...] una nueva estructura de hormigón (bases, columnas y losas incluidas) y acero en un edificio de ciento treinta años, con paredes portantes de ladrillo y entrepisos sustentados por tirantería de madera. De más está decir que se trata de una obra agresiva, irreversible e inoportuna. (Arq. Marcelo L.. Magadán, master en restauración).
La CAM denuncia a su vez poda desmedida y fuera de época de las especies vegetales del jardín histórico catalogado por Ley 1335 (Sep. 2006), avance de infraestructura de la escuela ocupando áreas que corresponden al jardín Histórico (Oct. 2006), derrumbe de un sector importante de la vieja casona. [...] Continúan los riesgos en el propio edificio desconociendo si las intervenciones que se realizaron o se puedan realizar son autorizadas y aprobadas por los especialistas y equipos técnicos de ambos ministerios de Educación y de Cultura.
Mientras tanto Cronos no perdona. El arquitecto Raúl Comastri (34) padece las vicisitudes junto a la casona que levantó su tatarabuelo. Las últimas luchas por un nuevo cronograma y asunción de responsabilidades le aportan una pequeña luz de esperanza sobre la salvación de su querido tesoro familiar. Una joya única de nuestra historia envuelta, inexplicablemente, en la madeja que teje la burocracia y que no encuentra, por el momento, Penélope que la desoville.

Mario Bellocchio

AGRADECIMIENTO
Al Arq. Raúl Comastri, tataranieto de Agustín, quien nos facilitó el material informativo con el que se redactó esta nota.




Callejeando historia

Juan Manuel Blanes, el primer pintor “profesional”

Como al callejero se le ha dado este año por frecuentar calles que recuerdan a artistas, dejando de lado tanto político, militar o efemérides que saturan nuestra nomenclatura urbana, y viene siguiendo más o menos una línea cronológica, hoy le toca turno a un uruguayo que, sin embargo, llegó a ser considerado “el primer pintor del Río de la Plata”. Juan Manuel Blanes, que no de otro se trata, reunió en su vida una serie de características interesantes: originalmente autodidacta, se formó en Europa, se convirtió en nuestro principal pintor de temas históricos y, dato no menor, fue el primer artista plástico que en nuestro medio pudo vivir exclusivamente de su profesión.
Blanes había nacido en Montevideo en 1830 en un hogar muy modesto y debió trabajar desde chico, llegando a ejercer como tipógrafo en el “Defensor de la Independencia Americana” entre los vaivenes políticos y militares de la época, pero dando muestras precoces de habilidad en el dibujo y el óleo al punto de tener, en 1854, taller como retratista con el que al año siguiente se instala en Salto, con mujer e hijos. Allí pintó una Alegoría del Pronunciamiento del General Urquiza contra Rosas en 1851, que obsequió al entonces presidente de la Confederación, inaugurando un rasgo típico de su posterior producción: gran parte de sus obras responden a un certero instinto en cuanto a los temas del momento, hoy diríamos a las “tendencias del mercado”, o a aquellos acontecimientos que le granjeasen amistades importantes o, más tarde, garantizasen la compra de las obras. Y como dice el tango, no le erró, porque en 1856 Urquiza lo tomó bajo su protección encargándole ocho telas conmemorativas de sus más importantes batallas y aunque por algún motivo se distanciaron en 1857, período en que Blanes viaja a Buenos Aires y se enferma gravemente, el entrerriano lo convocó nuevamente sabedor de sus penurias para encargarle la decoración del oratorio del Palacio San José, donde aún podemos contemplar restauradas las ocho pinturas que realizó.
De regreso en Montevideo consiguió que el Congreso votara una pensión para estudiar en Europa, lo que concretó en noviembre de 1860 instalándose, tras un corto período en París, con su esposa y sus hijos Nicanor y Juan Luis en Florencia, donde estudió entre 1861 y 1864 con Antonio Ciseri, por entonces profesor de la Academia y pintor historicista de gran influencia en su época. Sin embargo, dicha Academia ya no estaba dominada por el neoclasicismo de David o Ingres, sino que incorporaba elementos de apariencia clásica a una concepción realista en momentos en que en Francia irrumpía el realismo de Courbet y sus seguidores. Simultáneamente, durante este período formativo de Blanes, la vanguardia artística estaba representada por el movimiento de los Macchiaioli (Macchia = mancha), crítico del academicismo, al que se ha considerado pre-impresionista y que había surgido de la gran importancia que se daba en la propia Academia al boceto. Y si bien hasta el final de sus días Blanes reivindicará la pintura academicista de Ciseri como “el gran y verdadero arte”, esa tensión se traslucirá en toda su carrera. Así, Blanes será el pintor de los grandes cuadros históricos que recordamos junto con los del chileno Subercaseaux de la revista Billiken, pero también el de la serie de “gauchitos”, si bien naturalista teñida de un fuerte romanticismo, y de caballos que ningún academicista podría plasmar, caballos de alguien que conoce a fondo el animal, de alguien criado en un medio, como el Río de la Plata, en donde el caballo estaba siempre presente.
Y este rasgo se presentará plenamente cuando, de regreso a estas costas, empiece su producción más conocida. A instancias de Andrés Lamas pinta en 1870 el Asesinato de Florencio Varela y, más tarde, Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires, con el que tuvo un enorme éxito, siendo exhibido en el foyer del Teatro Colón. Son obras notables, pero conocemos los bocetos previos de ambas y, así sucederá en muchas posteriores, como en Muerte de Venancio Flores, estos ensayos son de un crudo y desgarrado naturalismo, muy distante de las versiones acabadas. Es como si no se hubiese atrevido a seguir en esa línea, por conocer el gusto imperante en la época, o si su convicción academizante se hubiera impuesto sobre su verdadera personalidad pictórica, que quizá también se refleje en bocetos como Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810 y Sanción de la Constitución Argentina en Santa Fe en 1853, que se conservan en el Museo Histórico.
Sería imposible repasar toda la obra de este artista en estas pocas líneas, pero podemos apreciar gran parte de ellas en Montevideo o, en Buenos Aires, en dicho Museo Histórico donde se conservan entre otras La Revista de Rancagua, la Muerte de José Miguel Carrera y la tan polémica Revista de Río Negro, apoteosis de la “campaña del desierto” que Blanes sólo concluyó cuando fue evidente que Roca ganaría un nuevo período presidencial. Como hemos dicho, no alcanzó a independizarse nunca del dogal “academicista” que lo limitaba en su expresión, pero el conjunto de su obra refleja esa lucha, quizás inconsciente, entre el intelecto y la pasión, entre las “reglas” y la espontaneidad. Fue condiscípulo del primer grupo de pintores argentinos que fue a estudiar a Europa, Martín Boneo, Mariano Agrelo y Claudio Lastra y luego maestro de José Bouchet y Reinaldo Giúdici; coetáneo de Prilidiano Pueyrredón, Ignacio Baz y de Cándido López; contemporáneo de Eduardo Sívori, Ángel Della Valle, Augusto Ballerini y Ernesto de la Cárcova sin contar los numerosos artistas europeos afincados en Buenos Aires por lo que sin duda, tanto como en sus viajes a Europa, pudo conocer las nuevas tendencias que se estaban desarrollando. Sin embargo, en su epistolario y escritos, a lo largo de toda su vida, se muestra fiel a su concepción tradicionalista y en carta a su hermano Mauricio, en julio de 1882, le confiesa: “(...) me encuentro en la retaguardia de los tiempos modernos y lo siento infinito. El espíritu revolucionario está en todo y en todos y yo pretendiendo averiguar adónde se va he perdido tiempo y progreso, ¡caray!”.
Su vejez no fue dichosa, pues su hijo Juan Luis murió trágicamente en 1895 y Nicanor, también pintor y con el que aparentemente habría disputado el amor de la modelo Beatriz Manetti, desapareció misteriosamente en Europa, presumiéndose un suicidio. Ya con setenta años intentó terminar La batalla de Sarandí, pero pronto abandonó y, con la esperanza de encontrar a Nicanor regresó con la Manetti a Italia, falleciendo en Pisa en 1901. Sin embargo, tuvo mejor suerte en la nomenclatura porteña que otros artistas que hemos callejeado, pues los ediles le asignaron una calle de cuatro cuadras en La Boca que, por suerte, cobija a unos cuantos desde Pedro de Mendoza hasta Almirante Brown entre 20 de Septiembre y Benito Pérez Galdós.

Diego Ruiz



Imagen tatuada sobre una tetera

Mis tías guardaban bosques azules en armarios sombríos. En la oscuridad teatral que producían las puertas apenas entreabiertas, los bosques refulgían sobre el blanco de la porcelana en la que estaban tatuados y el azul de Hountin adquiría una fosforescencia lunar. En la segunda noche del armario tazas y platos dejaban escapar figuras espectrales que flotaban en el oscuro silencio de madera. Sentada en el interior del carruaje azul, Emily —así la había bautizado— huía en la noche atravesando una desolación de cementerio dentro del mueble de laca china.
Sobre el pescante, el cochero tenía el brazo alzado en el gesto perpetuo de castigar a los caballos. Era, quizás, una representación del tiempo detenido de la infancia. Sabía por entonces que algún día sería grande, pero no comprendía de qué modo se rompería la aparente movilidad de las cosas para que eso sucediera.
Sentada en el interior del carruaje azul, Emily huía en las tazas y en los platos, huía en las teteras y en la azucarera, huía en las fuentes, huía en la llanura que se extendía sobre el pedestal de estatua de la frutera y volvía a huir en una huida cóncava y convexa en el reflejo azul de las cucharas. Quizá fuera su imagen en perpetua huida la que me adelantara, de forma apenas comprensible para mi edad, el inevitable fluir del tiempo que se iría acelerando con los años hasta volverse tan huidizo como la imagen misma.
Por la mañana, los espectros de la porcelana se habían disuelto en la luz y el trajín de la vajilla llenaba el comedor de un sutil tañido de campanas orientales. Las teteras, eternamente preñadas, se alineaban sobre la mesa para seguir durmiendo su sueño de matronas, que sólo interrumpían a medias para derramar en las tazas oscuros líquidos amnióticos en los que flotaban astillas de la Combray de Proust. Luego, otra vez inmóviles y opulentas como obesos cisnes escenográficos, permanecían impasibles a la huida que se desarrollaba en su propio vientre tatuado. Al principio del invierno, mi madre les tejía vestidos de muñeca para mantener sus tibiezas uterinas y a veces asistían a la mesa con aquellas ropas anacrónicas, sus diminutas cabezas de porcelana cubiertas con cofias de niño antiguo. Parecían ancianas desquiciadas que se negaban a abandonar la infancia. Bajo las faldas de lana ocultaban con pueriles cortinas de retablo de feria el multiplicado dolor de la mujercita pintada.
La imagen de Emily, un perfil apenas insinuado tras una ventana del carruaje, escandía nuestros días con una marca azul para indicarnos su inicio y su apogeo, su declinación crepuscular y su conclusión. A veces, durante las inusuales visitas de los primos lejanos, la marca azul era un subrayado que iluminaba un párrafo de la monótona historia de nuestra vida rescatándolo del olvido. Esas eran las escasas ocasiones en que mi abuelo hacía una concesión a la presencia de las visitas. Levantaba sonriendo la taza dibujada hasta su barba de tinta china y hacía un gesto de brindis hacia aquella rama de la familia que la mayor parte del tiempo sólo tenía en nuestro acontecer una existencia fotográfica. Entonces, el vapor del té ocultaba su cara con brumas de Turner y su sonrisa desaparecía en una pequeña borrasca. Nuestras alegrías —las de mis padres y las nuestras— eran tenues, diluidas, pintadas a la acuarela.
El dolor de Emily, en cambio, tenía la persistencia del fuego del esmalte y era invisible y silencioso. Un artesano inglés la había obligado a guardar su desesperación en un estuche, en la caja del carruaje azul que mi imaginación adivinaba roja por dentro, tapizada de un musgo sanguinolento como los higos que se abren vaginalmente bajo la luz del verano. Ya estaba sentada en ese asiento cuando yo llegué al mundo y su fuga no cesaba nunca.
Por las mañanas, mientras Emily persistía en su fuga perpetua apoltronada en el aterciopelado asiento del carruaje, la familia regresaba lentamente del sueño. Mi tía emergía de imágenes oníricas inconfesables llevando en el costado de la boca la notación musical de un lunar, una redonda o quizás una corchea que había perdido su plica, restos de un vals pecaminoso sobre su piel de mapa antiguo. Algunos días, en cambio, el lunar era parte de un relato angustioso que se había desvanecido con la luz, un asterisco dibujado al costado de su boca de caligrafía gótica, que remitía a una llamada a pie de página: “Boca sin besos de mujer soltera”. Mis hermanas irrumpían en el comedor con el pelo desordenado dibujado a la carbonilla. Sus caras adormiladas eran sólo el boceto de lo que serían a media mañana. Nuestro tío partía el pan sobre un plato pequeño y el carruaje de Emily se llenaba de migas, una nieve de otro mundo sobre su soledad azulada.
También nosotros, a nuestro modo, huíamos sentados. En torno de la mesa del comedor, cada uno absorto en paisajes interiores invisibles para el resto, hablaba sólo por señas intercambiando con el otro piezas de porcelana, cucharitas de espejo, servilletas blancas para amortajar el regazo, terrones de polvo lunar. Ninguno estaba, en realidad, en la silla sobre la que se sentaba. En el silencio tintineante que imponía la vajilla, el estampado azul de la porcelana nos pintaba astillas de huida en la mirada. Emily huía también en nuestras pupilas y en las amarillas pupilas del gato, donde el carruaje se distorsionaba como reflejado en el espejo de un cuadro flamenco.
Sentados alrededor de la mesa, compartíamos con Emily un destino común. Como ella, también nosotros éramos seres dispersos, impresos en las lunas de los armarios y en todos los trastos de nuestra existencia, inútilmente fugitivos en las sillas esterilladas del comedor, absurdamente esmaltados en la superficie del mundo, encadenados a una forma y a un color. Pero mientras nosotros fingíamos nuestra unidad ante las visitas y ante nosotros mismos, sólo Emily —sentada en el multiplicado carruaje de la porcelana— asumía con la modestia propia de los objetos, la eterna fuga de cualquier centro, la diáspora perpetua de cualquier yo. Sólo ella aceptaba la desesperación de la larga espera que es la vida. Sólo ella renunciaba a nuestra paciencia resignada para intentar, sentada, una imposible huída múltiple en cada pieza de la vajilla. Nosotros, en cambio, nos obstinábamos en la singularidad de nuestros cuerpos mientras las doce sillas del comedor se encargaban de multiplicar por doce nuestra desesperación inmóvil. También ellas, a su modo, eran restos de una porcelana perdida, caballos de madera de alguna infancia remota que no nos llevaban a ninguna parte.

Mónica López Ocón



¿Y la plaza?

La pregunta está en boca de los vecinos que no tienen acceso a las más recientes novedades sobre los trámites para la concreción del ansiado espacio verde. Porque, convengamos, la ardua lucha para la promulgación de la Ley 2266 sólo fue el comienzo.
El sábado 12 de este mes, a partir de las 11 de la mañana y hasta las 17 se desarrollará en Carlos Calvo entre Sánchez de Loria y Virrey Liniers una actividad comunitaria de afianzamiento y difusión. En recuadro aparte se informan los detalles del evento. Lo organiza la recientemente formada comisión vecinal Todos por la Plaza de Boedo.
Para quienes quieran participar o simplemente saber sobre los pasos dados hasta la fecha y a qué altura se halla la tramitación y la planificación sobre el predio, va la información que publicamos en páginas 4 y 5.

En la reunión del 5 de marzo de la Red de Cultura del barrio se resolvió constituir una Comisión para trabajar por la futura plaza de Boedo.
Los vecinos que hemos participado en los proyectos de expropiación y posterior seguimiento de trámites hasta su concreción en ley nos volvemos a reunir en esta comisión que denominamos “Todos por la plaza de Boedo”.
La legislación de la ciudad permite a los vecinos participar activamente de las resoluciones o acciones que el gobierno y la futura comuna deben realizar sobre la cosa pública, en este caso “nuestra plaza”.

CONSTITUCION COMISION PLAZA DE BOEDO
Dice el acta constitutiva: En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a los 12 días del mes de marzo de 2007, siendo las 19.30 hs., se reúnen en la calle Pavón 3916 de esta ciudad en un espacio cedido por el Club GON, los vecinos y organizaciones firmantes al pie. Toma la palabra el vecino Sr. Alberto Venturiello quien informa que como iniciativa de la Red de Cultura del Barrio de Boedo se constituye la Comisión Vecinal denominada “Todos por la plaza de Boedo” cuyo objetivo principal es la continuación y el seguimiento de todas las tramitaciones de la futura plaza del barrio y que esta sea el único interlocutor válido entre las autoridades y los vecinos.
Se da tratamiento a algunos temas iniciales:
1.- Seguimiento y control vecinal sobre los trámites de expropiación y protección del predio hasta que se concrete el espacio verde que señala la ley.
2.- Aportar ideas sobre la construcción del nuevo espacio, con todas las organizaciones del Barrio y los vecinos. Se planteó con mucha fuerza hablar sobre las necesidades de los vecinos y organizaciones del Barrio vinculadas al uso del predio.
3.- Elección del nombre, sobre el que ya existen algunos sondeos y aportes.
4.- Todo lo que los vecinos u organizaciones del barrio propongan sobre la futura plaza.
La Sra. Patricia Roselló notifica que dejará en custodia de esta comisión toda la documentación que obra hasta el momento en su poder sobre los trámites previos a la publicación de la Ley 2266, la misma consiste en un expediente con más de 3250 firmas de vecinos con el proyecto de expropiación original, la urna itinerante con muestreo y escrutinio del nombre propuesto por los vecinos para la futura plaza, fotografías, y toda la documentación circularizada a los vecinos hasta febrero de 2007 fecha en que es publicada la ley. La Sra. Rosa María Silva notifica que también aportará a la custodia de esta comisión todo el trabajo de los padres de los Jardines, más las copias de las 2000 firmas colectadas para el pedido de plaza y la sugerencia del nombre.
Luego de un intercambio de ideas firman el acta constitutiva los vecinos presentes
Instituciones: Periódico Desde Boedo (Mario Bellocchio), UOT (Unión de Orquestas típicas, Ildefonso Pereyra), Club GON (Alberto Venturiello), Centro de Jubilados Noninos (Noemí Onetto), Asamblea de Boedo (Daniel Fusaro, Carlos Tyndyk, Patricia Roselló), Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo (Alberto Domínguez), Baires Popular (María Virginia Ameztoy, Luis Cortese), Ateneo Haroldo Conti (Norma Lagos), Centro Cultural Scalabrini Ortiz (Fabián Mettler), Jardines de Infantes Nucleados “B” D.E. 6º (Rosa María Silva), Grupo de Teatro Comunitario Boedo Antiguo (Jimena Benítez Cruz y Cecilia Mariño) y Jóvenes en Acción (Juan Cruz Mónaco)
Vecinos: Stella Maris Crocci, Joaquín Bovisio, Marta Ferradás y Carlos Alberto García


RECLAMO DE INFORMACION Y ACTIVACION
En la segunda reunión de Comisión se resuelve enviar el siguiente texto a las organizaciones que se detallan: Dirección gral. del CGPC 5, Lic. Guillermo Agresta; c/c Ministerio de Medio Ambiente (GCABA), Ministerio de Espacio Público (GCABA), Ministerio de Planeamiento y Obras Públicas (GCABA) y Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Bs. As.
Las organizaciones que suscriben la presente constituidas en Comisión Plaza de Boedo, son la prolongación actual de la larga lucha vecinal cuyos primeros antecedentes documentados datan de 1971 para que el barrio de Boedo pueda tener una plaza.
El producto de esa iniciativa se cristaliza mediante la sanción por parte de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de la Ley nº 2266, donde se declara la utilidad pública y posterior expropiación del predio conocido como “Estación Vail” [...]
Los hechos descriptos parecieran traducir que el objetivo perseguido ha sido alcanzado. Pero el cumplimiento de lo promulgado se inicia con rumbo incierto.
Con suma preocupación vemos cómo las instalaciones de la que fuera la vieja “Estación Vail” están siendo desguazadas, corriendo el riesgo de que, si no se toman rápidas medidas, se vea arrasado un inmueble que posee elementos de indudable valor histórico y patrimonial.
Por tales razones, y a través de su intermedio, solicitamos desde ya la urgente instrumentación del proceso expropiatorio, la intervención de los Ministerios de Medio Ambiente, Espacio Público y de Planeamiento y Obras Públicas (GCABA) y la efectivización de la custodia de las instalaciones, aún en manos privadas, tanto su posesión como su vigilancia.
Es opinión de esta Comisión que deben ser preservadas las construcciones preexistentes hasta tanto, luego de la posesión del predio, en la etapa en que vecinos y organismos de gobierno competentes se aboquen al diseño de la plaza, pueda determinarse con precisión aquellos sectores que justifiquen su conservación.
Sin otro particular y a la espera de una pronta respuesta favorable, saludamos
atentamente
(Firman los vecinos presentes).

ACUSE DE RECIBO
Entregada la nota a los organismos se pudo constatar a través del SUME (Sistema Unico de Mesa de entradas, GCABA) que la recepción se radicó como Reg. 250 14/03/078 al CGPC5: el 29/03 Dir. Gral. de Entradas y Archivos (DGE y A); Reg. 14g MEPGC (Min. Espacio Público: 23/03 pasa a D. Gral. de Espacios Verdes y Reg. 318 (Min. Planeamiento y Obras Públicas: desde 13/04/07: pasó a Espacio Público). En la Defensoría del Pueblo de la Ciudad 14-03-2007 nos informa el Sr. Eduardo Peduto (responsable en Def. por nuestro trámite) que este pedido se adjuntará al expediente anterior presentado el 20-10-2005.

GESTION DE BUENOS OFICIOS
Nota enviada al Sr. Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Jorge Telerman, el 16 de abril de 2007, como gestión de buenos oficios.
[...] Los vecinos de Boedo hemos asistido con beneplácito a la concreción legal de una larga aspiración que reconoce una antigüedad superior a los treinta años.
[...] Tantos años de espera generaron en el vecindario lógicas ansiedades que la Comisión Vecinal Todos por la Plaza de Boedo, como representante barrial en el tema de referencia, desea canalizar a través de distintas acciones.
Una de ellas es la realización de un acto público, de características histórico-culturales, a cumplirse en el interior del predio expropiado, que permita ampliar la difusión sobre el origen del lugar y su próximo destino, una vez que se cumplan las gestiones que surgen del articulado de la ley. [...]
Siendo en consecuencia necesaria la autorización de uso, por unas horas, del predio expropiado, a fin de recorrerlo y seguir la evocación histórica, es que solicitamos su intervención para que, a través del organismo que corresponda, se expida dicho permiso. La actividad esta planificada para el próximo sábado 12 de mayo. Contando que, de serle a Ud. posible, sus buenos oficios obrarán para permitirnos tan modesto logro, saludamos al Sr. Jefe de Gobierno con nuestra consideración más distinguida:
Firmado: Comisión Vecinal Todos por la Plaza de Boedo.


RESPUESTA Y RECEPCION
El día 3 del corriente la Dra. Mariana Garcia Torres (Jefa de Despacho de la Jefatura de gobierno GCABA) y el Dr. Javier Levenas reciben a los delegados de la Comisión Todos por la Plaza.
Se hace entrega del acta de constitución de la Comisión.
Se nos explica que con el acta y los pedidos previos se nos iba a derivar al Ministerio de Espacio Público, derivación prevista en la legislación que nunca se habia implementado hasta ese momento ya que siempre los vecinos aparecen en la mitad o al final de los trámites.
Valoró nuestra tarea y prometió que en el transcurso de la semana nos llamarán para hacer una reunión con el Sr. subsecretario de Programación y Coordinación del Espacio Público, Esteban Bellomo, a quien se le diligenció el 30-4 nuestra solicitud de apertura del predio bajo el Nº 2311 AJG/07 17-04-2007.
Quedamos en que el Dr. Lebenas hace el vínculo con los dueños para habilitarnos la entrada al lugar el sábado 12, en principio, gestionando una llamada de ellos hacia la Comisión.

RESPUESTA DE LEBENAS
Con fecha 7 del cte. el Dr. Lebenas responde que los propietarios dejaron trascender que no habría tal llamada. Y manifiesta: [...] mi sensación es que Carnival (N. de la R.: se refiere a Osvaldo Carnival, pastor que preside la Catedral de la Fe. Ignoramos por qué un funcionario de Gobierno le adjudica título de propietario a alguien a quien la ley no se lo otorga) probablemente no esté al tanto del pedido de Uds. Yo por ahora no puedo hacer más nada hasta que no tomemos posesión del predio, obligarlos a nada. Creo que si alguno de Uds. puede tomar contacto con Osvaldo Carnival, es posible que les vaya mejor que a mí.

SOLICITUD DE INFORMES
La diputada Liliana Parada elevó al Jefe de Gobierno un pedido de informes sobre el trámite de expropiación.
Algunos de los temas requeridos se elaboraron en base a la ley de expropiación; se le solicita: a) que se informe si se ha efectuado la nueva tasación y si se le ha hecho la oferta a los propietarios desde la Escribanía del GCABA; b) se le solicita que informe quiénes están ocupando el predio actualmente.
Respecto del amparo la diputada notificó telefónicamente que ha delegado en una abogada de su despacho ese tema, la Dra. Maria Victoria Esquerro, quien informa haber hablado con gente del GCABA, con el abogado que lleva el expediente de la Plaza. La última novedad es que obtuvieron un informe de dominio actualizado para saber quiénes son los titulares del predio, y figuran como actuales dueños: 1) Ludamel S. A., 2) Alberto David Grasso y 3) Kopelco S. A.. De acuerdo a estos datos, la escribanía de la Ciudad ya les libró dos cédulas y una carta documento para notificarles sobre la expropiación y el monto de la indemnización. La abogada de los actuales dueños informa que próximamente se va a transferir el dominio a una fundación. Sin perjuicio de esto, las cédulas saldrán a los actuales titulares y estos tienen 30 días (hábiles) para contestar si aceptan la tasación o no. Si no contestan, se cierra la vía administrativa, y el expediente pasa a la Procuración de la Ciudad, para hacer el juicio de expropiación.
Por otro lado, se volvieron a tomar los vínculos con la Jefatura de Gobierno preguntando desde nuestra comisión en qué situación está el trámite de expropiación.

HAY EXPEDIENTE DE EXPROPIACION
En respuesta a tal requisitoria se nos informa que tenemos expediente de expropiación Nº 4982/2007 de la Dirección Gral. de Administración de Bienes.

DESDE EL DESPACHO DE LILIANA PARADA
Confirman que se están cumpliendo los pasos enunciados en el acuerdo de los propietarios con la Catedral de la Fe, para llegar, de ser posible, a la transferencia de dominio. Están tratando de cumplir el contrato que firmaron en octubre del 2006. Si pueden transferir el dominio en esas condiciones lo decidirá la Procuración del GCABA.
Por ahora se le va a ofertar la compra a los propietarios que aparecen en el dominio hoy: Ludamel S. A., Alberto David Grasso y Kopelco S. A., a quienes, curiosamente, el Dr. Lebenas no consulta para que nos habiliten a una modesta entrada al predio de una hora de duración.

OTROS TRAMITES
Dado que la Procuraduría de la Ciudad devolvió al CGPC5 el expediente —generado por nuestra presentación sobre la urgencia de instrumentación del proceso expropiatorio—, aduciendo que se sirva indicar y precisar la cuestion jurídica concreta sometida a dictamen, Aníbal Lomba presentó una nota en el propio CGPC 5 dando respuesta a lo dicho por la Procuraduría en nombre de la Comisión Vecinal Todos por la Plaza.
Sobre el amparo, el Dr. Abramovich (letrado que presentó, antes de la promulgación de la ley, un amparo en nombre de la Junta de Estudios Históricos barrial presidida por Lomba) ha recibido nota del juzgado donde se había presentado el anterior, informando que aprobada la ley, el amparo perdió su efecto y pasa a archivo. Sobre la posibilidad de uno nuevo, en función del actual estado de cosas, el letrado cree que lo que correspondería son actuaciones administrativas. Prometió, de todos modos, interiorizarse más sobre el tema y responder al respecto.

ACTIVIDAD DEL 12 DE MAYO DESDE LAS 11
En la cuadra de Carlos Calvo comprendida entre Sánchez de Loria y Virrey liniers. Como todas las anteriores manifestaciones en ese lugar se cortará la calle Carlos Calvo —el corte fue solicitado y otorgado a la parroquia de Santa Cruz— y las distintas organizaciones que participan en la Comisión Todos por la Plaza de Boedo utilizaremos este día para vincularnos nuevamente con los vecinos y ponerlos al tanto de las últimas noticias sobre la marcha de los acontecimientos vinculados con la futura plaza.
La actividad que originalmente se planeó en el interior del predio —visita guiada conducida por el presidente de la Asociación Amigos del Tranvía, Arq. Aquilino González Podestá (Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Bs. Aires y Premio Artífices del Patrimonio Cultural 2004 por la Secretaría de Cultura del GCBA), reconocido investigador del tema tranviario— se desarrollará a través de la radio abierta cuya transmisión se efectuará desde la esquina de Carlos Calvo y S. de Loria.
Comenzará la actividad con fútbol 5 (Coordinan Estrella de Boedo y Nueva Generación). Radio Abierta a cargo de la Asamblea Vecinal de Boedo. Murales (Coordina la Parroquia Santa Cruz). Murga Los guardianes de Mugica (Coordina y cita la Parroquia). Mesa de publicaciones de Baires Popular, distribución de este periódico y otras publicaciones. Cierra Boedo Antiguo, espectáculo teatral a cargo del reconocido grupo barrial.
Habrá choriceada y buffet a precios módicos para los concurrentes.
La parroquia Santa Cruz realiza el domingo 13 una actividad en homenaje al Padre Mugica. A través de los murales que realizarán el sábado en la plaza y la murga Los Guardianes... vincularán las luchas del cura con las luchas de los vecinos de los últimos 30 años por nuestra plaza.

ES HORA DE PARTICIPAR

Somos muchos los que acordamos esta conquista barrial. Hagamos sentir el peso de nuestra presión para que los expedientes no duerman en un cajón por desidia o mala intención.
La experiencia de vecinos en otras expropiaciones muestra que los trámites “se caen” o los propietarios entorpecen lo suficiente para que no se llegue a concretar.
Y LAS LEYES VOTADAS SE PIERDEN. EN DOS AÑOS CADUCAN Y HAY QUE VOLVER A EMPEZAR ¡Alerta, vecinos! La plaza no va a ser un hecho hasta que podamos gozar la sombra de sus árboles.
Participe en las actividades de esta Comisión con sede en Pavón 3916. Infórmese:
laplazadeboedo@yahoo.com.ar
o todosporlaplaza@yahoo.com.ar



El discurso no dicho

¿Se hará o no se hará? Jueves 27 de abril en el Cao te hacemos la despedida, había afirmado Pablo Durán hace quince días. ¿Lo llamo o no lo llamo?, más bien por pudor que por timidez no di señales de vida; cada uno su especialidad, la del tiempo es pasar, en eso es maestro, en puntas de pie o marcando pisadas, sigilosamente o con estruendo, él pasa, pasó…, y llegó el jueves 27, yo siempre con la duda ¿se hará o no se hará?, con la duda de canto, rodando y vacilando, fui a cenar al Margot en compañía de Ester y algunos amigos, ¿intuición o pragmatismo?, no sé, pero me pareció prudente dejar que la duda se decida sola, cuando deje de rodar veremos si es cara o ceca. ¿Acá se comían los famosos sándwiches de pavita?, ¿esto era el Trianón ?, mirá si habremos venido con mis viejos a la salida del Cuyo, ¿qué me aconsejás? vos que sos del barrio… Jorge nos vendió un CD de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de la Matanza; finalizamos el estudio del menú y ya estábamos decididos a encarar al mozo cuando sonó el celular. ¿Qué hacés ahí, José?, hace una hora te estamos esperando en el Cao. No sé si mis amigos entendieron bien que había una despedida en el aire, que al final se hacía, ¿si la despedida era para vos, estabas al tanto? Sí pero… es difícil explicar, vamos están invitados, nos disculpamos por abandono intempestivo de mesa y salimos en el coche de Ricardo rumbo al Cao…

El tiempo sabrá pasar, yo sé hacerme el boludo, los amigos de Baires Popular aplaudieron nuestra irrupción en el bar, mi garganta sabe hacer nudos, fui hasta el otro extremo de la mesa, acomodé a mis invitados y cuando sentí que los nuditos aflojaban pasé a saludar tranquilamente, tendrías que decir algo me sugirió Ester que percibió el desdoblamiento de personajes a través del cortinado, de acuerdo, cuando llegue el postre. Luego de la tradicional picada sirvieron lasagna de ricota, ¡espectacular!, cuando trajeron las peras al vino Pablo cambió de cara, empezó a dar vueltas, salió a buscar algo, volvió a entrar con un matafuegos, se sentó en una mesa contigua con dos individuos… entendí, eran inspectores, el ambiente no estaba para discursos, mis palabras más bellas no dichas, mis besos más dulces no dados, había escrito alguna vez, no me acordaba cuando, concluí que el mejor discurso era callarse. Mario Bellocchio nos ofreció la revista “Historias contadas desde Boedo”, a ver cuando nos escribís una nota mon petit cochon, agregó cariñosamente.

El tiempo siguió pasando, el espacio también, una semana y doce mil kilómetros después es como si estuviese más cerca, las leyes de la física se tuercen bajo la atracción de los afectos, recostado en mi sillón d’Epinay Sur Orge, 20 km al sur de París, estoy en Boedo, mi garganta vuelve a hacer nudos, esta vez dejo que algunas lágrimas se den el gusto y se tiren en picada, nunca entendí por qué el suicidio de las lágrimas estimula el alivio de los pechos, hojeé la revista que me habían regalado: Cuando Boedo era la General Paz, la peña Pacha Camac, Julián Centeya, los carnavales de Boedo… Me dije: voy a escribir la nota para Mario, voy a escribir el discurso no dicho.

Queridas amigas, queridos amigos de Baires Popular :
Esto es lo que no dije: no dije que hace un rato estaba emocionado pero me hice el boludo, no dije esto para mí es muy importante, agradezco sinceramente a Pablo, a Laura y a todos ustedes el cariño brindado con esta despedida. No dije les contaré un pedacito de mi historia, en el 76 no había tiempo de despedidas, cuando la pelota pegó en el poste pensé mejor no perder por goleada, como ya saben, en esa época no había árbitros, todo estaba permitido; mi vieja se quedó con la ferretería de Boedo, entre Inclan y Garay, cerró unos años después, tiempos modernos, ya no daba para clavos y masilla al menudeo, pero eso es otro capítulo, lo que quería decir es que en realidad uno nunca se va, el exilio tampoco respeta las leyes de la física, cuanto más te alejás más te acercás, según la teoría de la relatividad boedónica la aceleración afectiva es proporcional al cuadrado de las ausencias, por eso uno nunca se va, porque el mundo se va con uno, los amigos, el barrio, la ciudad te los llevás adentro, nadie está mundializado, señores, todos pertenecemos a algún lado, jugar con las palabras es peor que jugar con fuego. Tal vez de ese vaivén entre afectos y ausencias nació la Guía Poética de Buenos Aires, en el año 2003, luego de presentarla en el Homero Manzi, fui a la Esquina Pugliese. Había escuchado hablar de Baires Popular, juntos por la identidad, esa también era mi pertenencia; encontré a Rosa María Silva que me presentó a Rubén Derlis y luego… luego fui descubriendo esta barra maravillosa. Por eso les decía que esto para mí es muy importante, cántale a tu aldea y serás universal decía León Tolstoi, sigamos cantándole a Boedo y a Buenos Aires, así le estamos cantando al mundo, al mundo de carne y hueso de cada mujer y cada hombre de esta Tierra. Un fuerte abrazo para todos, no sé si despedirme…, me llevo a Francia el pecho cargado de polizontes.

José Muchnik
(a) Josecito de la ferretería



El Sur también existe

Desde 2004, aquí, con Rodríguez, nos tocó la época ejecutiva. (Raúl Seguí, Gerente Administrativo de la Corporación Buenos Aires Sur, candidato a legislador porteño por la lista Buenos Aires Por Más. La Corporación, creada en 2000, tiene actualmente como presidente honorario a Enrique O. Rodríguez) Como Puerto Madero los primeros años son de afianzamiento institucional. La verdadera acción comienza después.
¿Cómo llega a ustedes la realización del Parque Flora Nativa? (Irala, en La Boca).
El Parque Irala nos llegó por Espacios Verdes. Vino como un pedido de colaboración para poder ejecutarlo rápidamente. El Estado tiene pasos administrativos demasiado largos para obras de esa envergadura. Y como esta era una obra que —por pedido de los vecinos que hace rato venían luchando por ese espacio— se quería ejecutar aceleradamente.
¿El proyecto qué origen tiene?
El proyecto fue de Espacios Verdes y modificado por nosotros en consenso con los vecinos.
¿Y el presupuesto para la ejecución?
El organismo que ejecute la obra tiene que tener la asignación presupuestaria para su ejecución. La Corporación del Sur comienza a ocuparse de la realización cuando Hacienda le provee los fondos para hacerla.
Ustedes dirigen; ¿quiénes ejecutan?
Aquí apostamos a la ejecutividad con generación de puestos de trabajo en las obras emprendidas. Nosotros contratamos gente desocupada del Sur. Por ejemplo, el mantenimiento del Parque Roca está a cargo de una Cooperativa de trabajo integrada por gente de Mataderos, Lugano y Soldati. Tenemos en la Corporación una bolsa de trabajo donde todo desocupado que resida en la zona sur se anota. En el pliego de las licitaciones se impone un porcentaje de esa bolsa como mano de obra de los emprendimientos.

M. B.




Alienación porteña

Que trata de farsantes y del mercado

Las ambulancias están detenidas frente a la clínica. Estacionan en la calle, frente a la parada de los colectivos. Llueve. Bajan pacientes. A veces sólo viene un joven médico con el chofer. A veces sólo el chofer de la ambulancia. Pide ayuda a un cartonero para poder bajar la camilla con un paciente. Lo ingresan a la clínica para hacerle un estudio. A veces hace calor y el sol golpea con fuerza los ojos del enfermo. La clínica no tiene playa de estacionamiento, las obras sociales desconocen o ignoran cómo viajan sus “clientes”. Pobres diablos del sistema, nadie es responsable. Y cada cual atiende su juego. A nadie le importa cómo son recibidos, cómo se los trata. No existe Comité de Ética. Y si funciona nadie se entera. Algunos camilleros fuman, algunos médicos fuman. Casi todos los choferes lo hacen en la vereda, mientras esperan al paciente. A veces dentro de las ambulancias, en el asiento delantero. Otras, contra la pared de la clínica. Nadie ve nada, un mundo de discapacitados, de cieguitos. Tac, tac, tac. Suelen hablar por sus celulares, suelen reírse.
Desde la calle observé que administrativos fumaban en el pequeño hall. Había un visitador médico. Empleados esperando completar formularios o bebiendo café. Lo hacen durante la noche, cuando adentro siguen trabajando con la piqueta, volteando paredes, puliendo pisos, golpeando una y otra vez sin remordimiento a toda hora. Cada cual atiende su juego. Sin piedad, sábado o domingo. Hemos llamado para medir la radiación de nuestros departamentos. Lo hicieron en casi todos los que lindan con la clínica. Nos prometieron enviarnos un informe por escrito. Pasaron más de doce meses, no nos respondieron nunca. La casa está en orden. Vino una doctora y un ingeniero, gente respetable, padres de familia, seguramente. Recuerdo la película rumana de Cristo Puiu La noche del señor Lazarescu. Es todo un símbolo de nuestra sociedad. Lo vivimos de manera continua.
La clínica alquiló una casona que adquirió un italiano y tardó meses en arreglarla. Quedó hermosa. Una fachada reconstruida, molduras a nuevo, un trabajo serio. Iba a ser un restaurante de buen nivel, iba a ser un salón de fiestas. Planta baja y dos pisos. Lo alquiló la clínica. Hicieron lo que los ignorantes saben planificar. Divisiones, paneles, pequeños consultorios, guaridas para empleados. Hacia un cultivo de la estética de la indiferencia. Las disculpas son siempre deliberadas, a veces hasta cándidas. El fuerte de estos caballeros no es la retórica, es la gestión. Son íconos de la modernidad, de la salud a plazos, de las regletas y los tiralíneas. Hay restos inabsorbibles en el estilo de sus dueños, de sus lacayos. Visten como señores anticuados, moderados.
Las ambulancias estacionan en la calle. Otra forma de la estética de la indiferencia. Bajan los pacientes con cánulas, en sillas de ruedas, con la palidez de la dolencia, con suero. Desdichados, llenos de temor y esperanza. En el interior pican paredes, instalan equipos, amontonan proyectos. Aprobados, todos legalmente aprobados. El país entero es una sombra de Cromagnon. La deshistorización es parte de ellos. Como Gran Hermano o los discursos de los hombres patriotas. Cómplices o socios. O socios cómplices.
Recuerdo la película francesa de Laurent Cantet Recursos Humanos. Es posible que alguno de ellos la haya visto, es posible. Cada tanto alguno de sus lacayos nos habla para comprar nuestros departamentos. “Deben ampliar, el tema de la salud es importante, la empresa crece, necesitan más oficinas…” Ofrecen miserias, pisan basura, señuelos. Nos dicen que es preferible vivir en otro lugar, con más comodidad, que ellos seguirán arreglando, instalando equipos. Seguirán los pasos del progreso, del bienestar, del futuro. Ofrecen miserias, pisan basura. Afuera nadie ve nada. O ven y no quieren hablar. O son tantas las cosas deformadas, tantos los engaños que prefieren hacerse los distraídos, conversar de fútbol, del regreso de Susana a la televisión, del circo cotidiano. O de Irak, que queda lejos. La picaresca avanza entre ambulancias, pasillos, calles, colectivos y cartoneros. Ahora vienen las elecciones. Ahora es el momento. En breve se colocan los radares, se arreglan hospitales, la Justicia deja de ser parcial. El discurso por un lado y la realidad por otro. Irracionalidad y desmesura, desazón y engaño.
Desde el baño de mi departamento escucho sus voces, escucho el teléfono, cómo otorgan turnos. Me enteré de que una muchacha quedó embarazada en un ascensor. No, no fue violación, lo hizo con su novio. Controla unas trescientas palabras, la niña. Con eso se puede atender al público. Sus jefes no poseen muchas más palabras. Ganan bastante mejor y alquilan departamentos por hora en Recoleta. Esa es la diferencia.
Nadie se queja, ya es hábito. Hay un buen servicio, buenos profesionales explotados con dignidad. Con eso se hace un negocio. Afuera obras sociales, ambulancias, lluvias, granizo, sol, temperatura otoñal. Somos todos felices. Como suele decirse, “es lo que hay”. Y sonreímos, saludamos con cordialidad, sospechamos que somos buenos ciudadanos.
Anoche me emocionó ver Elogio del amor, una película suizo-francesa de Jean-Luc Godard. Un cine libre, contra la industria. Una bella parábola del compromiso, de la vida, de la estética, de la soledad, de lo perdido. Un film contra el sistema desde lo intelectual, lo afectivo, la inteligencia. Es de 2002, no se estrenó en Buenos Aires, ni creo que se estrene. Ya no hay público para ese cine. Ni para leer el Rico Tipo en el baño, como suele decir Mónica, una amiga del alma. Lo hay para Harry Potter, para Susana, para los dueños de las clínicas. Para los operadores de la salud, para los caballeros del mercado o los estudiantes de marketing. Para los gestores de una industria sospechosa.

Carlos Penelas




Un detalle en el paisaje

Un cielo de lluvia y nube lenta se arrastraba sobre el techo y los alrededores de la estación del ferrocarril en Lanús. En el paisaje de la noche, cuando el aire casi pertenecía a las veintiuna horas, luego de que los días húmedos y calurosos marcaran con un juego de piedra libre de vida morosa a los habitantes del sur, un hombre anotaba en una libretita mientras estaba parado en una esquina, apoyado contra el caño que sostenía los carteles con el nombre de las calles. Esperaba a una mujer, se le notaba, la mirada atenta a derecha e izquierda, al frente, siempre buscándola. Hasta hacía muy pocos instantes sólo pensaba en descubrirla a ella, la que llegaría como festejo, la mujer amada. Ella, la de andar tranquilo, podría estar anotando en la libretita; ella, la de andar de gata cuando se podía escabullir de las corridas de todos los días; el hombre podría estar anotando que ella era hermosa en cada una de las noches, sea en las calles del sur o entre las desesperaciones varias en el centro de Buenos Aires.
Pero el hombre había extraviado su mirada, en un momento, en un suspiro, y ya no buscaba a la mujer, ya no sentía que en ese día, él, el escriba, vivía a salvo dentro de su felicidad.
En suspenso los ojos, bajo las nubes, sobre el cemento, entre los colectivos y la gente, entre rojos, amarillos y verdes. En suspenso por un segundo, que es el tiempo necesario para descubrir al menos alguno de los detalles que pueden “hacer” un paisaje. Estación Lanús, sobre la avenida Hipólito Yrigoyen, ex Pavón, y sin embargo, tan Pavón de resistencia cuando sus caminantes la siguen nombrando como ayer.
Cuando el hombre extravió su mirada por un segundo, se fue detrás de una señal o una grieta, y la señal o la grieta tenían movimiento. Luego el hombre entornó los ojos, bajó sobre ellos las persianas y no dejó surco alguno por donde la luz pudiera filtrarse. Un momento después alzó su cabeza; tal vez intentara, por un instante, quedar cara a cara con el cielo sin estrellas y ahí recién abrir los ojos; pero no llegó al final del movimiento y entonces los abrió a cierta altura en el camino hacia el techo de la noche.

Sobre el frente, en el friso, en el techo de la estructura de cemento pintado de verde, que sirve para que los pasajeros esperen la llegada de los colectivos se lee, pintada callejera mediante, el correo electrónico del Partido Humanista: humanistas@ y un seguro servidor. Siguiendo con la mirada hacia la derecha, el hombre se encontró con otra anotación en el espacio que invita para ser usado como pizarra: una frase, sin firma, anónima, aseguraba: No violencia es fuerza. A pocos metros de la primera pintada flota una bandera vertical, no es grande, pero sí está compuesta en los patrióticos colores de la patria, en ella se leen dos nombres: Kirchner y Quindimil, este último registrado desde la pura presencia alfabética y no desde esa confusión matemática que propone la convivencia de letras y números, y que sus seguidores han eternizado, en una muestra de resabio de escuela secundaria, en un magistral Quindi1000 intendente.
El hombre sigue con la mirada en la altura, descubre el cartel luminoso que anuncia una de las siete maravillas que el azar puede reservarle al simple mortal en este mundo: Bingo Lanús en rojos y dorados. Por ese mismo pedazo de cielo sin Febo asoma, lejos del histórico convento y bastante cerca del bingo, la hamburguesería de uno de los sobrinos del Pato Donald, cartel luminoso en rojo y amarillo, premia al empleado del mes para auspiciar el temprano sueño del éxito. Esfuérzate en ciertas artes y verás, podría ser un epitafio válido para muchas historias, piensa el hombre que anota en la esquina, el hombre que extravió la mirada, esa que, luego de descubrir uno de los detalles del paisaje, vaga por los distintos cielos de la publicidad.
En el aire de los alrededores de la estación flotan más carteles de propaganda.
Planes médicos es lo que anuncia un Vilas sonriente, sí, el único, el tenista de ayer, ese mismo que no sabe cómo contener tanto ego. El raqueta ofrece la felicidad que nace cuando se goza de una buena salud, y, en el caso de que la salud haga un poco de agua, bueno, qué mayor felicidad que contar con una buena cobertura. Vilas sonriente, como si le hubiera ganado al fantasma de Borg por seis radiografías seriadas a cero.
El hombre que anota había escuchado hablar, en alguna de sus incursiones por el sur, de una cierta tendencia de sus habitantes para denominar a los colectivos amarillos de la Compañía Andrade; si bien el colectivo es masculino, a los internos de la línea 283, que se dividen en B1, cartel blanco, B2, cartel rojo, y B3, cartel verde, se los denomina a partir del artículo “la”, un acento bien femenino que así ubica al bondi como “la” B1. Este mismo fenómeno ocurre con la línea 523 y su letra E (Monterroso no tiene nada que ver), entonces la frase indicadora es: Ahí viene “la” E. Detalles en los que piensa el hombre que anota al ver pasar la B2 y a la hora de graficar en su cabeza esta especie de cóctel de vitaminas sobre ruedas que circula por Lanús y Remedios de Escalada.
Por las alturas nubladas de ese cielo de estación se ofrece crédito para comprar electrodomésticos: 24 cuotas en pesos y sin anticipo porque el mejor crédito, como siempre, te espera, sí, a vos, tontito, dale, andá y firmá que las cuotas seguro que usan máscaras de baratillo o de insignificancias cotidianas. Podés tomar lo mejor en El Clavel, justo en el cruce de Hipólito Yrigoyen que siempre serás Pavón, con la calle Piñeiro, y es desde la vereda del bar o pizzería o café posmoderno con mucho cristal dicroico, que el hombre, que desde hace un momento anota, vio el detalle, la marca que le apartó la mirada de la búsqueda ansiosa de la mujer.
Frente a El Clavel se ubica El Edén de Piñeiro, y pensar que todavía hoy respira algún incrédulo preso de ateísmos varios. Las confituras y tortas del Edén son reales, y quizá prometan la dicha eterna, quizá. El caminante, en esa esquina, puede también decidir si prefiere tomar clases en la escuela de dibujo de Luis Ordóñez, justo frente a la estación, o seguir el consejo de la marquesina esquinera: Refrescate de verdad en Las Palmas; se recomienda, el hombre que anota en la libretita así lo ha comprobado, las bondades de la muzzarela a la piedra y con doble muzza.
El detalle, la marca, la señal o la grieta se hizo en esa noche de Lanús y entonces el hombre de la esquina, por fin, queda ubicado en el centro de la platea, fila 2, y con la mirada atenta; en poco tiempo más, cambiará el foco y lo dicho, comenzará a anotar.
Un objeto voló en la noche. Levantó vuelo en las cercanías del cordón, voló unos metros venciendo la fuerza de gravedad, intentando lo que toda historia pretende cuando trata de arañar su lugar en el cielo. El objeto rebotó en el techo de un colectivo 112 y cayó del otro lado del mismo. El pibe, unos doce años, vio el hueco entre dos colectivos y corrió a recuperarlo. El hombre creyó distinguir de qué se trataba, pero se mordió la duda. El pibe corrió hacia otros colectivos que se movían dentro de una dársena interna, mar adentro de la estación, y arrojó el objeto otra vez. El lanzamiento fue acertado, no hubo rebote y el techo del 405 fue seguro resguardo.
Una nueva carrera, nerviosa, siguió al golpe de suerte, y desde el mismo lanzador otro objeto salió impulsado hacia el cielo y la noche y el techo de un 520, que fue uno de los números más altos que llegó a descubrir el sorprendido hombre que anota a la hora de pensar en números y colectivos. El 520 se fue detrás del 405 y los dos se llevaron los objetos lanzados por el pibe de doce años que corría por la calle. Ese mismo pibe agarró una botella vacía de un tacho de basura y se agachó, hasta casi rozar el cemento con sus rodillas, para colocar el envase de gaseosa debajo de la rueda de un colectivo. El hombre escuchó la explosión, vio el festejo del pibe. Vio además cómo, a muy poca distancia, un pibe algo mayor le daba apoyo logístico al lanzador, y cómo, un poquito más alejado, otro pibe, de unos ocho años, no más, también corría entre la calle, el cordón y la plataforma. Todos en movimiento dentro de un único paisaje: la estación dentro de un cielo de lluvia y nube lenta.
La noche amenazaba lluvia, estaba fresca, tan húmeda ella en el sur, mientras el pibe de ocho caminaba o corría descalzo y mientras una de sus zapatillas se iba en el 405 y otra en el 520.
En el cielo intermedio de los alrededores de la estación de Lanús un último cartel anunciaba una marca de colchones, y proponía una revelación: En un colchón todos tus sueños.
El hombre de la esquina dejó de anotar y justo descubrió a la mujer más hermosa que pudiera imaginar y amar. Era ella, como si gata fuera porque él cumplía años. Se dieron un beso y se fueron a cenar.

En mi libreta guardo las anotaciones: 405 y 520, junto a una sensación de lejanía, como si fuera otro el que vio y se fue, como si quisiera ser otro cuando sólo sé de escribir estos garabatos tibios.

Edgardo Lois




POEMA:

ALGUIEN QUE VA...

Alguien que va por la calle de silencio y cavila
con lluvia calle arriba, con noche calle abajo,
con esa forma particular que estila
tener el ciudadano que vuelve del trabajo.

Se aprieta tanto enjambre de cosas en el saco
que a veces se habla solo, con tráfico y esquive.
Se van los ojos como el humo. Vive
pensando desde el peine al taco.

Tránsito de la gente. Opacidad y hondura
metida entre problemas que le arrugan la frente.
¿Sonámbulo que viaja? Peatón que procura
la precisión exacta:
—Un café. Pero urgente...
(Con el café se bebe su rabia de oficina
disuelta con terrones de la filosofía
que ajusta la corbata y pronuncia el “buen día”
con las solemnidades que dicta la rutina.)

Testigos de las penas, del júbilo testigos,
de taco a frente andamos.
—¡Buenos Aires...!
(Destaco
que si encuentras el canto un poco simple,
amigo,
es que un gorrión —un sueño—
quiere volárseme del saco...)

David Alvarez Morgade (1962)



EDITORIAL:

Uno elige...

Internet —no pretendo descubrir nada nuevo— es un valioso medio incorporado a nuestras vidas. Y los medios —la televisión por caso, e Internet no escapa a la regla— no son culpables de su uso. Son sólo eso: un medio. Nosotros nos subimos a ese tranvía y le indicamos el recorrido. Puede transitar las maravillas de la comunicación universal inmediata como brindar oprobiosa información sobre pornografía infantil. En nosotros está la elección. Nosotros elegimos en la búsqueda y la lectura. No castiguemos al cartero que nos trae la mala noticia.

El período preeleccionario se caracteriza por la abundancia de envíos. Los que están en el podio, exhibiendo cuán eficaces son. Los aspirantes al título, mostrando cuán eficaces serán. Y los infaltables delirantes que creen tener “la posta” para solucionar todos los problemas del Universo. Comprendido en esta última categoría, acabo de recibir un mail que, auspiciando el voto en blanco, pregona entre otras lindezas: votá echar a todos los políticos y cambiar a todos los jueces; si es político y tiene un partido político es parte de la corrupción institucional y debemos combatirlos, exterminarlos, destruirlos como hombres y mujeres públicos..., un señor que, entre otros desequilibrios, tiene la frágil memoria de olvidar cómo nos fue cuando no nos gobernaron los políticos.
Las urnas no son la panacea universal. Sobre todo si votamos por simpatía, al voleo o pensando sólo en la conveniencia personal. Y más aún si creemos que una vez depositado el sobre ¡ya está!, descomprometiéndonos de la necesaria participación.
Es necesario recordar que los que han tratado de “guardarlas” o de neutralizar la consulta popular sólo nos produjeron desastres.
El voto es nuestra voz. No puede —no debe— ser la única. Pero debe aportar al coro “su” nota. Aunque Macri se empeñe en masculinizar a la ciudad con su “estaría bueno”. Aunque Telerman, con su apuro, nos niegue, un año más por lo menos, las Comunas. Aunque Filmus no cubra todas las expectativas. Aunque los demás sólo puedan aportar al equilibrio legislativo.
Aunque no sea lo óptimo, nada ha podido sustituir al sistema democrático ejercido con responsabilidad y compromiso posterior. Simplemente porque la pregunta que sobreviene es: ¿quién decide sin un gobierno elegido por el voto popular?
¿Una Asamblea de treinta y seis millones de personas?

Mario Bellocchio




CULTURA GRATUITA:

VOLUNTARIOS DE PARQUE CENTENARIO
Epuyen 544 - (alt. Díaz Vélez 4500) - Tel.: 4 982-5911 pcentenario@hotmail.com

http://voluntarios-parquecentenario.blogspot.com

Cine Latinoamericano - Todos los jueves a las 20
Jueves 3: Tiempo de Morir (Mexico)
Jueves 10: Detras del Sol (Brasil)
Jueves 17: Cama adentro (Argentina)
Jueves 24: La estrategia del caracol (Colombia)
Jueves 31: Whisky (Uruguay)

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“Los Barrios Porteños... abren sus puertas”
Dos Recorridos Musicales gratuitos el 23 de mayo. A cargo del músico Mario Valdéz, convocado por la Dirección General de Patrimonio del Gobierno porteño.

El primero de ellos por Flores, partiendo a las 10 hs de José G. de Artigas 262, casa donde vivió el cantor Agustín Magaldi, pasando entre otros sitios de la historia musical del barrio y cerrando con un café musicalizado por el maestro Valdéz acompañando en piano a la cantante Marisa Eguía en la Confitería "El Clavel", Rivadavia 6760.

El segundo recorrido Musical en barrio Parque Chacabuco partirá a las 16 hs desde Asamblea y Cachimayo, visitando lugares de la historia musical del barrio, celebrando su cimpleaños.
Cupos limitados. Inscripción previa teléfonos: 4 323-9400 int. 2756

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Universidad Tecnológica Nacional
Sec. de Cultura y Extensión Universitaria

CONCIERTOS
11 de mayo 19 hs.
BANDA SINFONICA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
Director: Oscar Gálvez Vidal

18 de mayo, 19 hs.
ORQUESTA DE TANGO DE LA CIUDAD DE BS. AIRES
AULA MAGNA – PB. - MEDRANO 951

Email: cultura@sceu.frba.utn.edu.ar
Web:
www.sceu.frba.utn.edu.ar

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ESPACIO CULTURAL JULIAN CENTEYA
AV. SAN JUAN 3255 - Informes: 4 931-9667
El Espacio Cultural Julián Centeya continúa sus proyecciones en pantalla gigante y con excelente calidad de imagen y sonido.

MIÉRCOLES a las 19 hs: MES DE CINE AFRICANO
Homenaje a Jean Rouch

Miércoles 2: Doble programa LES MAÎTRES FOUS y MOI, UN NOIR,
miércoles 9: LA CHASSE AU LION A L'ARC, miércoles 16: PETIT A PETIT, miércoles 23: Doble programa XALIMA LA PLUME y UNE VISITE A ALI FARKA TOURÉ,
miércoles 30: Doble programa CONTES CRUELS DE LA GUERRE y HOUSE OF LOVE.

JUEVES DE MAYO A LAS 19 HS.- SAM 16 años.

Los días SÁBADOS A LAS 16HS. en el
C. C. Chacra de los Remedios - La Casona de los Olivera,
Av. Directorio y Lacarra, Parque Avellaneda.


Sábado 5 - ABOUNA (2002), sábado 12 - EN BUSCA DE LA FELICIDAD (2002), sábado 19 - MOI ET MON BLANC (2003), sábado 26 - NHA FALA (1980)

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LA ORUGA

Biblioteca pública de La Oruga: todos los sábados de 16 a 19 hs en la plaza de México y Jujuy.
E-mail: laorugacolectivoautonomo@yahoo.com.ar
Página web: www.laorugaweb.com.ar ----------------------------------------------------------------------------

TEATRO LEIDO
Ciclo de presentación de las últimas obras del grupo de dramaturgos que integran Susana Torres Molina, Susana Gutierrez Posse, Susana Poujol, Víctor Winer, Héctor Lewy-Daniel, Jorge Huertas, entre otros, como teatro semimontado con actores como Rita Terranova, Carlos Belloso, entre otros.
Los 2os. lunes de cada mes en distintas bibliotecas públicas
Consultas: 4 811-0867 int.102 - ENTRADA LIBRE Y GRATUITA

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ACADEMIA DE HISTORIA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
“Buenos Aires, hacia el Bicentenario”
Casa del Virrey Liniers, Venezuela 469
Los martes de 19 a 20.30 hs

Martes 15: Hebe Clementi y Liliana Barela: contexto americano y europeo del Buenos Aires de 1807
Martes 22: Lidia González y Rodolfo Giunta
Martes 29: Norberto García Rozada: Las milicias
Martes 5 de junio: Elisa Radovanovic y José María Peña : La ciudad colonial, escenario urbano y arquitectónico
Martes 12 de junio: Enrique Mario Mayochi: Cultura y Educación en el Buenos Aires de las invasiones.
Martes 19 de junio: Carlos Moreno y María del C. Magaz: Artes y Oficios en la primera década del siglo XIX.
Martes 26 de junio: Daniel Schávelzon, Maxine Hanon y Sandra Condoleo: La vida cotidiana porteña.

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DE JUNIO A NOVIEMBRE
CICLO DE CINE GRATUITO
EN “LA BALEAR”
EL PRIMER VIERNES DE CADA MES A LAS 19.30 En Colombres 841 - Presentan:
BAIRES POPULAR - CASA BALEAR DE BS. AS. - CGP COMUNAL 5

1º DE JUNIO: Luna de Avellaneda (2004), Dir. J. J. Campanella. Cortometraje: Palma (de Mallorca), una ciudad en azul.
6 DE JULIO: Tiempo de valientes (2005), Dir. Damián Szifron. Cortometraje: Parques nacionales.
3 DE AGOSTO: Derecho de familia (2006), Dir. Daniel Burman. Video: Ibiza y Formentera. Documental sobre ambas islas.
7 DE SEPTIEMBRE: El abrazo partido (2003), Dir. Daniel Burman. Cortometraje: Días de vino. Industria vitivinícola en Mallorca.
5 DE OCTUBRE: Historias mínimas (2002), Dir. Carlos Sorín, 2002. Cortometraje: Un país en la mochila. Menorca.
2 DE NOVIEMBRE: El último payador (1950), guión y dirección de Homero Manzi. Homenaje en el centenario de su natalicio. Protagonizada por Hugo del Carril. Cortometraje: Un país en la mochila. Mallorca. Documental sobre la mayor de las Islas Baleares
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FERIA DEL LIBRO DE BUENOS AIRES

Celebrando la fundación de Buenos Aires y a iniciativa de la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad, se realizará la Primera Feria del Libro de Buenos Aires en el Patio de la Planta Baja de la Casa de la Cultura, del 11 al 16 de junio de 10 a 17 Hs. En la misma habrá venta y exposición de libros, se llevará a cabo un ciclo de cine y se realizarán números artísticos todos los días. BAIRES POPULAR TENDRA UN STAND EN LA MUESTRA

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Junta de Estudios Históricos del
BARRIO PARQUE CHACABUCO

Ciclo de conferencias (el tercer jueves de cada mes a las 19)

Jueves 17 de mayo: “La Semana de Mayo desde nuestro presente”, por la Prof. Olga D'Agostino

Jueves 21 de junio: “Tango y medicina”, por el Dr. Donato De Palma
SAN JOSÉ DE CALASANZ 1059 (Salón de la parroquia Santa Isabel de Hungría)

Martes 15 de mayo (DIA DEL BARRIO)
Proyección en pantalla gigante. Más de un centenar de fotos del parque desde 1915 hasta la actualidad; en la escuela No 7, D.E. 8, “Niñas de Ayohuma”, Asamblea 1221, 9.45 hs.
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5ª Muestra artística FUTBOL: PASION Y CULTURA
ORGANIZAN: DIRECCIÓN DE CULTURA, LEGISLATURA DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BS. AS. COMISIÓN PARA LA PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO CULTURAL DE LA CIUDAD DE BS. AS. Y ENCUENTRO DE DEPARTAMENTOS DE CULTURA (EDC)

Salón de exposiciones de la Legislatura, Perú 160, subsuelo. Inauguración: 21 de mayo de 2007, 19 horas
Del 21 al 31 de mayo de 12 a 20 horas

* 16 OBRAS DE ARTISTAS PLÁSTICOS DE LOS DEPARTAMENTOS DE CULTURA DE CLUBES DE PRIMERA Y ASCENSO

* MESAS REDONDAS:
Miércoles 23 de mayo, 18:30 hs.: Fútbol y cultura
Miércoles 30 de mayo, 18:30 hs.: Historia de los clubes

VIDEO DE LA MUESTRA Y LA HISTORIA DE EDC Panelistas: Dip. Miguel Talento, Lic. Leticia Maronese, Lic. Pablo Alabarces, Lic. María del Carmen Bianchi, Alejandro Fabbri, Liliana Hecker, Orlando Barone, Lic. Julio Friedemberg y Juan Carlos (Chango) Cárdenas.
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CONCURSO “UN POEMA PARA HOMERO”
BAIRES POPULAR llama al concurso de poesía "Un poema para Homero", en conmemoración de los cien años del nacimiento de Homero Manzi. Primer premio: $ 500 y medalla; Segundo premio: medalla. También se otorgarán menciones. La participación en este certamen no tiene costo alguno. Las bases pueden retirarse todos los sábados (de 11 a 13,30) en la mesa de Baires Popular: Boedo y San Ignacio esquina del café "Margot"-; en la librería "El gato escaldado", avenida Independencia 3548, Capital (de 20 a 13 y de 15,30 a 20,30); pedirlas por correo electrónico a: bairespopular@gmail.com o "bajarlas" del blog: http://bairesp.blogspot.com.

La recepción de material cierra el 31 de agosto de 2007.

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MUESTRA DE FOTOGRAFIAS
BOEDO y LA BOCA EN LOS 80

Los parroquianos del “Homero Manzi” se entrecruzan con el paisaje boquense y su pintoresquismo, hace un cuarto de siglo.


Expone: Mario Bellocchio Inauguración: lunes 28 de mayo













16.4.07



Nº 62
Abril de 2007

SUMARIO
*El primer “Colón”
- Hace 150 años se inauguraba el Teatro Colón de la Plaza de la Victoria, por Mario Bellocchio
*Ojeadas idiomáticas: Zoológicas por Mario Lach
*Prilidiano Pueyrredón, pintor y arquitecto. Diego Ruiz y su Callejeando historia
*Los triunfadores del mañana, por Mónica López Ocón
*Un parque en La Boca, reportaje a Silvana Canziani, referente vecinal de la conquista barrial
*El monumento a Lisandro de la Torre por Miguel Ruffo
*Cuando el tango llega a los recetarios, Luis Alposta
*Marcos Silber: honrar la palabra. Un reportaje de Edgardo Lois
*Carta desde París. De cuando Amparo Hidalgo pasó por Buenos
*Poema: Es TodanieblaLeopoldo Marechal
*Editorial: Un socialista por Mario Bellocchio

*Agenda de CULTURA GRATUITA

El primer “Colón”
Hace 150 años se inauguraba el Teatro Colón de la Plaza de la Victoria

A las siete y media en punto –recomiendan los afiches callejeros– se inaugura el “Teatro de Colón” (sic). El alboroto en el extremo norte de la Vieja Recova no deja dudas sobre la magnitud del suceso. Los carruajes se entrecruzan y disputan las cercanías de la entrada para proteger el descenso de sus elegantes pasajeros. No pocos —aquellos que ocuparán en el interior los lugares de observación más distantes— acuden a pie, luciendo ropas más humildes aunque no desprovistas del arreglo ritual.
Nada se ha descuidado para la atención de los concurrentes. Las alfombras rojas, tendidas para acolchar los pasos de los primeros espectadores, exhiben su acento cromático. Los empleados lucen, no sin cierto orgullo, costosos uniformes y peluquines. Unos abren las puertas de los carruajes y ayudan a las damas en su descenso; otros guían, acomodan o entregan el programa a la asistencia: Gran apertura del “Teatro de Colón”. Compañía del Sr. Lorini. Hoy sábado 27 de abril (de 1857), la ópera del célebre maestro Verdi, en tres actos: La Traviata.
Gana la sala el murmullo de autoridades y público que no pueden reprimir las exclamaciones y comentarios sobre la magnificencia de la iluminación y el decorado. Cuando la orquesta vierte los primeros compases, se silencia la tertulia y todo es atención y admiración para la Violeta interpretada por la Sra. Lorini —como reza el programa inaugural— y el Alfredo del Sr. Tamberlick. Y el elenco, y la escenografía, y los músicos… Y el entorno
Acaba de nacer el Teatro Colón.

El primer antecedente de un local dedicado al arte teatral en la ciudad data de la Colonia, cuando, en épocas del virrey Vértiz, se levantó el Teatro de la Ranchería. Allí, en la esquina de las actuales Perú y Alsina, Manuel de Labardén estrenó la primera versión de su Siripo. Paralelamente una costumbre luego arraigada, sembraba el germen del teatro lírico: los actores, como complemento de la función, con el acompañamiento de guitarras, entonaban canciones que solían culminar en baile con la participación del público. Poca vida tuvo la precaria edificación de adobe y techo de paja. A tres años de haberse fundado, un incendio la destruyó por completo en 1792.
Hasta 1804, cuando se inaugura el Teatro Coliseo, la actividad circuló por cuanto local pudiera ofrecer cierta amplitud para el desplazamiento actoral y espacio para público.
El advenimiento de la Revolución de Mayo trajo consigo las tendencias europeas de la lírica. En ese sentido el pianista, cantante y director musical Antonio Picassarri cumplió el rol de pionero en la introducción del canto operístico. En los años 20 llegaban los primeros artistas extranjeros y, constituida una compañía, se pudo montar, por primera vez, una ópera completa: El Barbero de Sevilla, que Gioacchino Rossini había compuesto una década atrás.
La llegada de Rosas al gobierno impuso un largo intervalo al crecimiento de los embriones. Recién a fines de la década de 1840 el Teatro de la Victoria, el Argentino y el Coliseo comenzaron a incluir las obras de Verdi, Bellini, Donizetti y Rossini en sus repertorios en sintonía con la vigencia europea de esos autores.

Luego de Caseros y en ese entorno —que emergía de las duras épocas rosistas— el teatro lírico encontró terreno fértil para desarrollar la necesidad de un ámbito adecuado al culto operístico. Se encomendó la tarea al ingeniero Carlos E. Pellegrini —padre del futuro presidente de la República—, quien tuvo a su cargo la confección de los planos. El enorme
edificio se situaría en Rivadavia entre Reconquista y 25 de Mayo, frente a la plaza y la Vieja Recova, y contaría con todos los adelantos posibles en materia edilicia. Se usarían vigas y columnas de hierro —absoluta novedad local en materia arquitectónica—; los candelabros y la araña central de 450 luces serían alimentadas por el gas generado con ese propósito; el escenario contaría con todos los adelantos y las dimensiones de los teatros líricos europeos de la época… Y las butacas y palcos podrían albergar unas dos mil quinientas personas en cada función.
La construcción tuvo una adecuada celeridad, teniendo en cuenta la complejidad de las innovaciones. Y un 27 de abril de 1857 abrió sus puertas al público, al que durante treinta años ofreció espectáculos e intérpretes de calidad comparable a sus similares de las metrópolis europeas, animándose, aún, con el repertorio alemán cantado en italiano, circunstancia a la que sólo podían acceder artistas de la talla de Enrico Tamberlick, Giuseppe Cima, Sofía Vera-Lorini, Giuseppina Medori, Federico Nicolao, Julián Gayarre, Adelina Patti o Francesco Tamagno, habitués de las interpretaciones más rutilantes.
En 1888 la necesidad de instalar en el edificio la sede del Banco Nación pudo más que el prestigio artístico de la sala y el reclamo de su concurrencia. El primer Teatro Colón comenzó a tener como única música el monocorde tintinear de las monedas.
Sin embargo, la pléyade de adeptos que ya había ganado la lírica forzó, el mismo año de cierre, la promulgación de la ley 2381 de llamado a licitación pública para la construcción del nuevo teatro en el predio de la estación Parque del Ferrocarril Oeste, donde se levantaría el actual Colón. Prevista su inauguración para los 400 años del descubrimiento de América —1892— recién se pudo concretar en 1908. Pero esa es otra historia, la del Colón contemporáneo, que por estos días permanece a telón cerrado afrontando un largo año de “calafateo” para lucir coqueto en su centenario.

La fila de carruajes aguarda, paciente, los compases finales para disponerse a recibir sus pasajeros. Una larga ovación culmina la esperada jornada del estreno. Berlinas y landós llevan de regreso a entusiastas espectadores que no cesan de comentar el espectáculo presenciado no sólo en el escenario. El acontecimiento social provee abundante material para divagar sobre el vestido de aquella dama o el porte de ese caballero.
Llovizna. La Vieja Recova de la Plaza de la Victoria brinda seguro cobijo a los que regresan a pie a sus casas de Monserrat o de San Telmo. Un grupo de jóvenes parejas charla animadamente sobre lo que acaban de ver. Uno de ellos no reprime su entusiasmo y se anima con un área de Giuseppe Verdi. Es la nota final de ese día. El del comienzo del primer Teatro Colón.
Mario Bellocchio

FUENTES DE DATOS:
Vicente Nadal Mora, La arquitectura tradicional de Buenos Aires, 1536-1870, Edit. Nadal Mora, Bs. As., 1977.
Roberto Caamaño, La historia del Teatro Colón, 1972.
Exequiel C. Ortega, Historia de Buenos Aires, Edit. Plus Ultra, Bs. As., 1994.
http://www.teatrocolon.org.ar



BREVES


El parque conseguido
La altura del pasto, la provisión de agua del pequeño laguito o el apagado de luminarias que permanecen encendidas a pleno día, quizá sean los mayores problemas que deben enfrentar los “Vecinos de Irala y adyacencias” en su conquistado parque de tres hectáreas y media en pleno barrio de La Boca. Pequeñeces de mantenimiento comparadas con la verdadera epopeya —por la concreción de ese espacio verde— en la que debieron batallar durante ocho años. Silvana Canziani, referente del grupo, nos cuenta los detalles que pueden servirnos de antecedente a los vecinos de Boedo. (ver nota)

La plaza aprovechada
Los vecinos de la plaza de México y Jujuy reunidos en “La Oruga” denominan al espacio Colectivo Autónomo de Educación y Recreación Popular. Y cuando se les pregunta por qué hacen lo que hacen en ese lugar, responden: elegimos trabajar en el espacio público porque creemos importante recuperarlo como lugar de encuentro, de lucha, memoria y resistencia. Allí desarrollan en talleres totalmente gratuitos encuentros de lectura, expresión plástica para niños, ajedrez, dibujo y pintura para jóvenes y adultos y periodismo, entre otros. Un espejo para mirarse a la hora de ocupar el espacio público.

Norberto La Porta
El primer día de este mes llegó con la noticia del fallecimiento de Norberto La Porta. Sabíamos del recrudecimiento del mal que lo aquejaba y de lo irreversible de la situación, pero el desenlace, previsible, no pudo evitar el dolor causado por la pérdida. En nuestro editorial tratamos de bocetar un recuerdo-homenaje, en su partida, al querido y cabal hombre político.

Hacia el centenario
El sábado 31 de marzo la Sub Comisión del Hincha de San Lorenzo organizó la Caravana del sentimiento. Partió de la Parroquia San Antonio encabezada por las murgas de Boedo y las glorias del club. Circuló por avenida La Plata para llegar a Tierra Santa, donde estuvo emplazado el Viejo Gasómetro. Allí, con música y fuegos artificiales, al filo de la medianoche, celebraron los 99 años del Ciclón.



Callejeando historia
Prilidiano Pueyrredón, pintor y arquitecto

Mencionábamos en nuestro callejeo del mes pasado la primera exposición de arte de que se tenga noticias en Buenos Aires, allá por abril de 1829 en la Manzana de las Luces. Y decíamos que aparte de algunos jóvenes estudiantes de arte como Carlos Morel, Fernando García del Molino, Marcos Sastre o Antonio Somellera, era posible que también la hubiera visitado un niño de sólo 6 años de la mano de su padre. El pibe en cuestión, que había nacido el 24 de enero de 1823, llevaba el exótico nombre de Prilidiano —un mártir del siglo III— por esa antigua costumbre de poner el nombre del santo del día del nacimiento y era hijo del ex director supremo Juan Martín de Pueyrredón y Mariquita Tellechea, hija a su vez de un rico comerciante ejecutado como cómplice de Alzaga en 1812. El matrimonio pertenecía a la elite de la época, relacionado con los Ortiz de Rosas, Anchorena, Sáenz Valiente, Azcuénaga, Iraola, Arana, Terrero y tantos otros, y seguramente Prilidiano recibió las primeras letras en su propia casa, pues recién a los diez años concurre al Colegio de la Independencia, que dirigía Percy Lewis, donde se destaca y recibe numerosas distinciones. Pero en 1835 el clima político estaba enrarecido: la lucha entre los federales doctrinarios o “lomonegros” y los “apostólicos” seguidores de Juan Manuel de Rosas se había resuelto a favor de los últimos y la familia Pueyrredón viajó a Europa, donde Prilidiano habría hecho estudios secundarios y luego, en 1841, a Río de Janeiro en cuya Academia Nacional de Dibujo y Pintura hizo —según algunos de sus biógrafos— sus primeros estudios de arte.
Lo cierto es que, pese a los viajes, el viejo Pueyrredón tenía ideas claras en cuanto al porvenir de su hijo y Prilidiano ingresa en 1844 al Instituto Politécnico de París, donde va a recibirse de arquitecto y frecuentar el ambiente artístico de la época. Hagamos aquí una pequeña digresión: en realidad los Pueyrredón eran hacendados, poseían tierras y ganado, su casa estaba en Reconquista y Piedad (actual Bartolomé Mitre) en la esquina nordeste de la manzana que ahora ocupa el Banco Nación, su chacra en San Isidro —la famosa chacra de Perdriel donde Juan Martín libró batalla contra los invasores ingleses de 1806— y su quinta en el barrio del Socorro, en las cinco esquinas, con entrada por la esquina nordeste de Libertad y Juncal. O sea que Prilidianito había nacido en cuna de oro y podría haberse dedicado, como los vástagos de muchas de estas familias, simplemente a ver parir las vacas (como dirá años después Sarmiento de esta clase social). Pero el muchacho tenía inclinaciones artísticas y el padre se las respetó, aunque con un sesgo más utilitario, lo que redundaría años más tarde en bien de Buenos Aires.
Después de 1845 don Juan Manuel empezó a aflojar el puño; la dispersión del Ejército Libertador de Lavalle y su muerte en 1841, el relativo éxito frente al bloqueo anglofrancés de 1845, el dominio o la alianza con la totalidad de los gobiernos provinciales le permitieron “liberalizar” su gobierno, desapareciendo de la escena los grupos de choque de la Mazorca y comenzando el regreso de muchos exiliados que pudieron recuperar sus bienes. Los Pueyrredón estuvieron entre éstos y en 1849 se reinstalan en Buenos Aires, donde Prilidiano inicia su actuación como pintor y realiza el retrato de su padre antes de su fallecimiento, en marzo de 1850, pintura que es considerada una de sus mejores obras. El mismo año 1849 recibe un notable encargo: lo visitan José Nepomuceno Terrero, Luis Dorrego y Gervasio Rosas para encargarle un retrato de Manuelita Rosas con motivo del homenaje que el comercio de Buenos Aires le haría en el teatro Coliseo, lo que prueba que el joven pintor tenía, aunque recién llegado, un notable prestigio. El óleo de tamaño natural, dominado por el rojo punzó del vestido de la niña, puede verse en el Museo Nacional de Bellas Artes y representa una notable operación política de apoteosis de la Federación poco antes de su derrumbe en 1852. Prilidiano aún volvería a Europa; un desengaño —el rechazo de la familia de su prima Isabel Costa, de la que se había enamorado— lo lleva con su madre a Cádiz, donde vivirá hasta 1854, pero antes de partir traza los planos de la quinta de los Azcuénaga en Olivos, que más de un siglo después se transformaría en “quinta presidencial”.En 1854 regresó finalmente a Buenos Aires y en los siguientes 15 años desarrollará una ingente actividad artística y edilicia. Prilidiano realizó o supervisó la mayoría de las obras públicas encaradas por el rico y secesionado Estado de Buenos Aires, como la reforma de la Pirámide a Mayo —a la que el francés Dubourdieu agregó cinco esculturas—, la restauración de la capilla de la Recoleta, la demolición del Fuerte, obras de sanidad, etc. En 1858, junto con José Murature, Antonio Somellera y Dubourdieu integra una comisión encargada de organizar una Exposición Nacional de Arte, una Academia de Dibujo y un Museo de Bellas Artes, pero la situación política —en 1859 Buenos Aires era derrotada en Cepeda por la Confederación— causó el cajoneo de estos proyectos. Sin embargo, por esta misma época tuvo participación en las gestiones para enviar artistas becarios a Europa, siendo el primer ganador de los concursos Martín Boneo, sistema que determinaría de una u otra forma que nuestros principales artistas, hasta por lo menos 1930, se formaran en el extranjero. Digamos aquí que si Carlos Morel fue el primer artista argentino formado en el país, Prilidiano fue nuestro primer artista formado, como hemos visto, íntegramente en el exterior. Y aunque su maniera sea netamente francesa -lo que se evidencia más en sus retratos- sus paisajes y motivos campestres lo enraízan como un maestro del arte nacional. Un solo callejeo sería escaso para reseñar su obra, tanto pictórica como ingenieril, pero consignemos un par de notas. Prilidiano escandalizó bastante a la sociedad de su época con algunos desnudos para los que su cocinera habría servido de modelo, sobre todo uno en la que se la ve en una tina de baño con los pechos al desnudo y otro, ¡válgame Dios!, en que la representó en dos posiciones en una misma cama, La siesta, dando la impresión de que son dos mujeres durmiendo juntas.
(Bueno, digamos que al viejo Charles Pellegrini, padre del presidente, se le atribuyen algunos daguerrotipos de mujeres desnudas en poses bastante indecentes). Por otro lado, quizá sea más recordado popularmente por una de sus obras, el puente de Barracas, que construyó primeramente en 1861 pero cedió al inaugurarse debido a lo cenagoso del terreno. El fracaso le dolió e invirtió de su caudal dos millones de pesos para levantarlo nuevamente, puente que reformado en 1905 aún comunica la calle Vieytes con la avellanedense avenida Mitre pero que Prilidiano no llegaría a ver inaugurado, pues sufría de diabetes: la medicina contemporánea poco podía hacer por él y en 1869 comenzó a quedarse ciego. Para más males, en junio de ese año muere su madre, lo que deprime su ánimo y agrava su enfermedad, hasta que el 30 de octubre de 1870 fallece en la quinta del Socorro.
Prilidiano había dejado concienzudamente dispuestos sus bienes por testamento, pero lamentablemente no incluyó allí su obra, que, salvo excepciones como el retrato del padre que donó a la Universidad de Buenos Aires, se dispersó. A los pocos meses gran parte de sus cuadros salían a la venta en un remate de la casa Bullrich y Buenos Aires, como con tantos de sus hijos y benefactores que no fueron políticos o militares, tampoco fue agradecida con él. Una cortada de una cuadra lo recuerda en Parque Avellaneda, corriendo desde La Facultad hasta Fernández (que sólo Cutolo puede saber quién haya sido), entre Eva Perón y (algo de justicia poética) Carlos Morel.

Diego Ruiz



Los triunfadores del mañana
De las Academias Pitman egresaban pianistas escriturarios. Debían percutir sobre teclados mudos durante varios meses para obtener el título de dactilógrafo que los convertiría en los triunfadores del mañana. El éxito que prometían los anuncios consistía en la posibilidad de continuar tecleando sus melodías inaudibles en las oscuras oficinas del porvenir. Los aspirantes al triunfo solfeaban en silencio la musiquita de la primera línea del teclado: qwertyuiop, qwertyuiop, qwertyuiop, hasta aprenderla de memoria. Al cabo de unos meses, la melodía inaudible estaba tan incorporada que formaba parte de la sangre del dactilógrafo.
Era extraño aquel aprendizaje que, según afirmaban, conducía a la dicha laboral. Mientras las manos estuvieran sobre las teclas había que fingirse ciego con la misma convicción de un actor. Las yemas de los dedos debían reconocer solas el orden de las letras, mientras la mirada se posaba en la lejanía del porvenir. De la velocidad que cada estudiante pudiera alcanzar en medio de esa voluntaria ceguera dactilográfica dependía su mañana. Los resultados del apredizaje se medían en cantidad de palabras escritas a ciegas por minuto. A aquella sorprendente habilidad de feria que podía desarrollarse en pocos meses se la llamaba “escribir al tacto”. Ser un dactilógrafo, por lo tanto, consistía en desarrollar una ceguera parcial que permitía escribir de la misma forma en que leen quienes padecen ceguera absoluta. De aquel tanteo en las tinieblas -¡quién lo diría!- dependía la mismísima felicidad que prometían las siluetas negras de los avisos: un hombre y una mujer levantando el brazo con su título enrollado como un antiguo papiro en el que se cifrara una fórmula alquímica para descubrir las dichas que el destino había escrito en un código cifrado: qwertyuiop.
Nunca creí que mi porvenir estuviera en una oficina. Es más, nunca creí en el porvenir, esa extraña superstición que nos hace suponer que el presente es sólo un ensayo, un boceto, un borrador imperfecto del mañana. Sin embargo, un respeto reverencial por las máquinas de escribir me llevó a evitar que se me fijara el hábito de escribir con dos dedos y me sometí mansamente, con paciencia oriental, a aquel aprendizaje de melodías sordas y ojos ciegos. Sigo creyendo que el oficio de escribir precisa de una modesta dedicación artesanal, igual que el tejido, el bordado o el encaje de bolillo. Estoy convencida de que reconocer como un ciego la disposición del teclado, igual que escribir con una lapicera que nos permite trazos finos y firmes que embellecen nuestra caligrafía, quizás no incremente la felicidad de vivir, pero sí la de escribir. No por nada Roland Barthes reivindicaba la escritura como un acto de belleza en sí mismo, independientemente de los sentidos que transportara. Hendir en la tablilla de barro, rasgar en la hoja, interpretar melodías secretas en el piano mudo del teclado son formas del placer físico de escribir más allá de lo que se escriba.
Pese a las promesas de las Academias Pitman, nunca alcancé la dicha laboral, no me convertí, a juzgar por mi presente, en una triunfadora del mañana. Y no sólo eso, sino que constaté que en las redacciones de diarios y revistas los periodistas escriben, desde tiempo inmemorial, con dos dedos, negándole todo valor a mi saber dactilográfico. Sin embargo, siento un vago orgullo por haberme sometido a aquellos ejercicios pianísticos para mano izquierda que consistían en escribir, sin mirar, asdf y aquellos otros para mano derecha con los que debía escribir ñlkj, como un principiante al que la profesora de barrio le enseña “Para Elisa”. Cuando mi hija cursaba los primeros años de la primaria me pedía que escribiera en la computadora lo que ella me dictaba. Necesariamente debía cerrar los ojos o mirar por la ventana, mientras ella constataba que no hiciera trampa. Mi escritura a ciegas le parecía una habilidad deslumbrante, como hacer malabarismos, dar sonoros cachetazos de payaso o volar en un trapecio.
Esta nota está escrita con los diez dedos, mientras fijo mi mirada en la pantalla de la computadora o la dejo vagar por la vieja ventana de vidrios traslúcidos que permiten que pase la luz pero no las imágenes, como si intentaran escribir el jardín al tacto. Es un homenaje a los virtuosos de la dactilografía que alguna vez creyeron en las promesas de la Pitman y se adentraron en el corazón de las tinieblas para descubrir tesoros con las yemas de los dedos.
Yo no he logrado la relumbrante dicha que prometía la Pitman. Pero he logrado, a cambio, otra más modesta: mis manos se mueven sobre el teclado con la seguridad que otorgan los aprendizajes que están depositados en la memoria del cuerpo: nadar, andar en bicicleta, tipiar un texto con los ojos cerrados guiándome sólo por el tacto. El teclado es una pequeña patria. Desde la vieja Remington de mi padre en la que aprendí a escribir hasta la computadora, ha permanecido casi idéntico a sí mismo. Asdf, ñlkj y estoy otra vez en casa, en el mundo conocido. En la confusa oscuridad de la realidad, el teclado es un pequeño territorio luminoso. Después de todo, dicen que de la oscuridad nació la luz. Y que en un principio, fue el verbo.

Mónica López Ocón


Ojeadas idiomáticas
Zoológicas

La vaca es terrestre; la baca, aérea. / La vaca y la baca pueden llevarse; pero la vaca va si quiere, mientras la baca no decide. / La vaca muge; la baca cruje.La vaca —¡vaya!— va allá donde su caramelo la hace gemir: mu-mu… / El toro no bebe vino. / El toro que deje de volar puede beberse. / Toro vino: que pase. /Canes: son. Canes: son domésticos algunos.El gato levanta. /El gato va con patas, pero la pata no va con gatos. /Gata: arañas. / El gato araña: no teje. /El rugir del león hace crujir nuestros dientes. /Los loritos que se van de la jaula, regresan luego. ¿No serán hombres disfrazados? /La rena no cuaja: renacuajo.Ya acabó: comenzó en América.Ciempiés: miriápodo quilopodoideo. Siempiés: futbolista. / Es preferible un ciempiés a un pie en la sien. /Pecuario: ganado para uno. Pecuniario: perdido para otro.Abuje: bicho colorado. Dibuje: memorizará mejor. /La instrucción caballar es mínima: se limita a la alfa. /Zooilógicas son las opiniones de los animales.No hay que tener miedo a ser oído por una víbora: las serpientes, sordas nacen. De ahí que sordo como una víbora sea una perogrullada, y sordo como una tapia una falacia: las paredes escuchan.Se dice que los animales nos imitan. Pretendo demostrar lo contrario. Aúllan el lobo y el perro; balan el carnero, el ciervo, el cordero, el gamo y la oveja; brama el toro; cacarean la gallina y su gallo; croan las ranas; graznan el cisne, el cuervo y el grajo; gruñen el cerdo y el perro; gruyen las grullas; ladra el perro; maúlla el gato; mugen el buey, el toro y la vaca; relincha el caballo; ronronea el gato; ruge el león; y el gato ya bufa, y los que nos faltan barritan y cantan y chillan y resoplan y silban (no sólo el silbón) y hacen muchas cosas más esos integrantes del reino del cual aprendimos muchas animaladas, menos —que yo sepa— dos: oír como la víbora —que es sorda– y hablar como la jirafa, que carece de cuerdas vocales que le permitan emitir cualquier ruido. Si fuésemos inteligentes, como se afirma, ya hubiéramos sacado conclusiones: no nos imitan, como se dice; imitamos, y mal. Guau pensamos que dice el perro, vov lo hacen capicuar los noruegos, wau —y me informa Aníbal Ponce— los alemanes. Alfonso Reyes —De la lengua vulgar— nos ofrece el jugo de otras noticias: búsqueselas.

Mario Lach
En Partille, sueco rincón de un Gotemburgo en el cual viví estas y otras peripecias. 19-02-1979.



La lucha vecinal por el espacio público
Un parque en La Boca

Entrevista a Silvana Canziani, referente de los Vecinos de Irala y adyacencias. Un grupo pionero en “conquistas verdes” barriales.

Mario Bellocchio: Silvana Canziani, cómo comienza todo esto
Silvana Canziani:
En el 98 hicieron un desvío ilegal de tránsito pesado por la calle Irala. En un momento en que la importación era muy alta, teníamos unos 1400 camiones por día circulando. Se rajaron paredes de las casas. El ruido permanente no dejaba dormir. Se produjo una situación de rebelión de los vecinos. Aunque aún no teníamos vecinos enfrente, recién se estaban construyendo las siete torres de la CMV (Comisión Municipal de la Vivienda).
Comenzamos a reunirnos en el CGP3, donde había comisiones de patrimonio, de tránsito pesado, de ambiente. Participé entonces en las primeras reuniones de ambiente. Ahí me enteré de que las playas del ferrocarril pensaban refuncionalizarse como espacios verdes de uso público, según los lineamientos generales del Plan Urbano Ambiental. Hice un pequeño proyecto para que la Terminal Casa Amarilla se destinara a espacio verde y se garantizara la apertura de calles. En ese momento había 11 cuadras —desde Martín García hasta Brandsen— donde las vías cortaban la conexión.

M. B.: Explicale a los vecinos de Boedo qué es Casa Amarilla
S. C.:
Es un triángulo muy grande que corresponde a lo que era la playa de maniobras de ferrocarril limitada por Martín García-Irala-Brown hasta la calle Blanes. Se fue partiendo y repartiendo. Lo único que quedaba en manos del Estado Nacional eran los terrenos de Irala entre Pi y Margall y Aristóbulo del Valle. Ahí estaba la Terminal Multimodal Casa Amarilla sobre la que presentamos al Gobierno de la Ciudad, en septiembre del 2000, un expediente con el proyecto de parquización —no había ningún parque en La Boca— y apertura de calles avalado por 220 firmas. El proyecto abarcaba terrenos de diversa administración: nacional, subalquilado por Boca como estacionamiento para su Estadio, y gobierno de la ciudad. Así que tuvimos varios obstáculos a vencer.

M. B.: ¿Y qué les respondieron?
S. C.: En abril de 2001 nos contestan que el pedido era convergente con lo que el GCABA tenía planeado para el sector. Pero en septiembre del mismo año sale en Clarín una doble página con un proyecto del Secretario de Planeamiento Urbano García Espill donde se proponía levantar torres con una pequeña placita central. En el mismo se pedía el cambio de zonificación (de UF —Urbanización Futura— a Ra2 —Residencial Alta Densidad—) lo que posibilitaba la construcción de cuatro manzanas de torres de 11 o 12 pisos.

M. B.: O sea: se avivaron. Les pasó lo que a nosotros con la Catedral de la Fe.
S. C.: Y sí. Pero se produjo una reacción general del vecindario ante semejante negocio inmobiliario planeado por el propio gobierno. El 333J/2001 —tal la denominación del proyecto— se había presentado en la Legislatura con pedido de tratamiento preferencial. Después me enteré, estudiando los seis tomos del Plan Urbano Ambiental, que este proyecto pasaba edificación acá para compensar —cosa absolutamente vedada por la ley— al corredor verde del oeste (vías del Sarmiento en Balvanera) dejándole más espacio parque a aquella zona.

M. B.: ¿Y qué hicieron?
S. C.:
Fuimos a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. El adjunto (Antonio Brailovsky) aconsejó hacer un proyecto de ley propio y presentarlo como iniciativa popular ya que la Defensoría no puede intervenir si no existe la consumación de un hecho, nos dijo.

M. B.: ¿Y quién los asesoró para delinear ese proyecto?
S. C.: Lo fuimos armando. Tomamos el proyecto de Espill y donde decía Residencial Alta Densidad le pusimos Urbanización Parque, por ejemplo. Argumentamos nuestras necesidades vecinales, fuimos incorporando colaboraciones, nos vinculamos institucionalmente y alguien, lamentablemente no recuerdo quién, aportó la idea de las especies autóctonas. Entonces nuestro proyecto se formuló para hacer un convenio con Nación sobre un parque público de especies autóctonas y garantizar la apertura de calles. Nos juntamos los promotores y lo llevamos a la Legislatura. Una vez aprobada su viabilidad y ya con las planillas oficiales que nos entregaron, salimos a colectar las firmas que hacían falta. La ley exige el 1,5 del padrón de la ciudad, casi 40.000 firmas Eran los comienzos del 2002.

M. B.: ¿Y cómo lo hicieron?
S. C.:
Con mucha movilización, todos los sábados nos reuníamos en un local de la calle Irala y juntábamos firmas. A la tarde en la Reserva Ecológica y los domingos en el Parque Lezama. Conseguidas las primeras 4.000 firmas —por primera vez una Iniciativa Popular llegaba a la instancia de la Promoción— el GCABA debió
asumir su obligación de darle difusión al proyecto de los vecinos. Al principio nos peloteaban, un poco, creo, por la novedad de tener que implementar estos derechos. En marzo de 2003 ya teníamos folletería, cartelería... Alquilamos un stand en Plaza Houssay (Foro Social Mundial). Ibamos a todos los eventos donde pudiéramos promocionar el proyecto. La gente de las Asambleas se interesaba por su conocimiento. Lo paradójico es que, a pesar del rechazo por todo lo oficial en la época del que se vayan todos lo que nos dio legitimidad fueron los carteles del GCABA promocionando la iniciativa popular. En el plazo del año de vigencia de la Iniciativa llegamos a reunir 17.271 avales.

M. B.: ¿Qué otras complicaciones encontraron?
S. C.: En el 2003, cuando asume Kirchner, comenzamos a dialogar con el ONABE (Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado). La preocupación de ellos era que no interfiriéramos con la operatoria del ferrocarril. Y por lo contrario nosotros, inclusive, queríamos recuperar el tren de pasajeros. Así que, aclarado esto, se firma, en julio del 2003, un convenio entre Nación y Ciudad donde Nación le cede a Ciudad sus terrenos para este proyecto comunitario. Aún así, comenzó una pelea con Planeamiento Urbano (en ese momento Margarita Charrier), que estiraba las concreciones aduciendo que tenían que ver qué se hacía en el lugar.
La diputada Beatriz Baltroc ya había tomado el proyecto en la Legislatura. Como nosotros tratamos siempre de prescindir de toda adhesión partidaria para conservar independencia de criterio, la idea era que lo firmaran todos los bloques y logramos unas 34 firmas. Obtuvo despacho de mayoría en la Comisión de Planeamiento Urbano, y se trató en la última sesión de 2003. En primera lectura perdimos por 3 votos. Como muchos de los que nos firmaron estaban con Macri, no quisieron estar involucrados en dejar sin el estacionamiento a Boca. El proyecto se cayó y debimos recomenzar.

M. B.: ¿Todo de nuevo?
S. C.:
Bueno, no tanto así. Agregamos a lo anterior el convenio con el ONABE y se hizo la segunda presentación (enero de 2004). Nuevamente la tomó la diputada Beatriz Baltroc. Se presentó el 3 de marzo bajo el número 0174 con el acompañamiento de 36 legisladores*. En tanto apareció un proyecto del macrista Herrera Bravo que en ese momento presidía la comisión de interjurisdiccionales, comisión que debía ratificar el convenio con Nación. Ese proyecto era idéntico salvo que el diseño del parque se proponía por concurso público, cosa que lleva años para concretarse. Nosotros queríamos incorporar que el parque se realizara por diseño participativo teniendo en cuenta el programa Diagnóstico Participativo del Paisaje (a cargo de Fabio Márquez que ya cargaba con la experiencia fallida de la plaza Felipe Vallese, donde hicieron todo el proceso y la obra no se ejecutó). Luego de una larga pelea con Epszteyn por este tema (ya nos había apoyado el proyecto con una carta a la Legislatura) logramos que se incluya, Audiencia Pública mediante, el diseño participativo. Así rescatamos una herramienta que a partir de ahí se comenzó a usar, por ejemplo, para el Parque Indoamericano.

M. B.: Bueno, casi es como si ya estuviera todo dicho.
S. C.:
No creas. Después que se firmó todo (julio 2003), las cosas no fueron simples tampoco. En octubre, los de los contenedores, que siempre tenían una pequeña cantidad, se ocuparon de llenar el lugar. Tuvimos que presentar un amparo. El lunes 22 de marzo de 2004 se hizo efectivo el desalojo con la fuerza pública del predio “Casa Amarilla”, que operaba con contenedores y como estacionamiento los días de partido en forma clandestina. Denunciado por la Comisión de Vecinos de Irala, derivó en clausura el 23 de enero. El desalojo fue llevado a cabo por el juez Osvaldo Guglielmino por pedido del ONABE. Se hicieron presentes sus autoridades, otras del GCABA, diputados de la ciudad, medios de prensa y numerosas asociaciones vecinales del barrio manifestando el apoyo al gran logro conseguido. El juez dispuso también la custodia permanente del predio con fuerzas de seguridad y emplazó a la empresa “Irala 2000” a retirar todas sus pertenencias y los contenedores en no más de 15 días.

M. B.: ¿Cuándo fueron las votaciones y cómo resultaron?
S. C.: La primera lectura fue el jueves 22 de abril de 2004 cuando se lograron 41
votos (por unanimidad) para la creación del Primer Parque Público de La Boca. Fue la primera Iniciativa Popular que llegó a la promoción desde que se reglamentó esta herramienta constitucional, con la que se lograron las 17.271 firmas de ciudadanos.
Después de la audiencia pública, el 12 de julio de 2004, el juez dispuso también la custodia permanente del predio con fuerzas de seguridad y emplazó a la empresa “Irala 2000” a retirar todas sus pertenencias —donde algunas organizaciones sociales del barrio que propulsaban hacer vivienda en el sector no se presentaron y no hubo controversia—, se votó en segunda lectura la ley y la Legislatura la sancionó definitivamente, el 16 de septiembre, por unanimidad (también 41 votos).

M. B.: Algunos pormenores que resultan mayores: ¿cómo se involucran Uds. con Diseño participativo?
S. C.: Diseño participativo es un programa de la ciudad que, digamos, nosotros activamos por primera vez en el ámbito legislativo. Coordinamos con ellos los lineamientos generales —especies autóctonas, uso público de acceso irrestricto, apertura de calles, etc.— y se realizaron dos jornadas en las que participaron más de 70 vecinos, fue una experiencia muy enriquecedora. En la primera reunión presentamos los lineamientos generales que ya te detallé agregando las rejas, no porque ideológicamente las aprobemos sino por un sentido práctico, ya que la vecindad con la cancha de Boca deja expuesta a la zona los días de partido.

M. B.: ¿Cómo acceden a la Corporación Buenos Aires Sur?
S. C.:
A la Corporación la designa el GCABA como realizador del proyecto porque es un ente más expeditivo sin tanta traba burocrática y existía nuestra presión para que se llevara a cabo el proyecto en tiempo y forma. Pero la relación empezó mal porque nos citaron en Palermo con presuntos referentes que se habían opuesto al proyecto y nos pusimos de punta exigiendo respeto por lo ya transitado. Salvada esa primera desprolijidad pudimos mancomunar esfuerzos y nuestra dureza quedó para el anecdotario.

M. B.: Después del entredicho ¿cómo se pusieron en movimiento?
S. C.: Llamaron a licitación. La primera, la Corporación la impugnó por clara connivencia empresaria para elevar los precios. Amenazamos con presentarnos los vecinos desocupados del barrio y exigir que lo realice el GCABA con personal de planta, algo que nos excedía, pero sirvió para que se pusieran a tono. En la segunda ganó la empresa OBRANT S.A.-COYM S. A. UTE con una presupuesto de algo más de dos millones y medio de pesos y con un plazo de ejecución de la obra de 150 días corridos. Vale decir que debía estar terminado para el 28 de diciembre de 2005. Finalmente las obras comenzaron oficialmente el 1º de agosto de 2005. Y recién se pudo inaugurar en octubre del año pasado.

M. B.: Hablame de los actores de esta hazaña barrial.
S. C.:
Bueno, a la comisión decidimos llamarla “Comisión de Vecinos de Irala y Adyacencias”, para involucrar todo el entorno. Recién formalizamos la entidad hace un par de años, dado lo avanzado del proyecto y para facilitar nuestra participación en algunos ámbitos y otros trámites. Nunca nos constituimos ante la IGJ (Inspección General de Justicia) porque nos manejamos a pulmón, sin dinero. La gente, en general, está dispuesta a participar ante la protesta, pero retacea su concurrencia para la tarea aburrida del papeleo y el seguimiento de los trámites. Con decirte que los permanentes somos sólo cuatro o cinco y contamos con otros tantos, digamos, asiduos. Esto no significa restarle mérito a la presencia masiva. Cuando fue necesaria, la hubo.

M. B.: ¿Cómo es el nombre actual del parque?
S. C.: Todavía no fue bautizado oficialmente pero ya presentamos el proyecto en la Legislatura. Lo de Flora Nativa queremos que forme parte del nombre. En el lanzamiento de la Iniciativa Popular ya hicimos referencia a llamarlo Parque Quinquela para homenajear al artista como “vecino símbolo” preocupado por su lugar, y las donaciones y obras que él hizo en su barrio: La Boca.

(*) Beatriz Baltroc, Mónica Bianchi, Fernando Cantero, Rubén Devoto, Tomás Devoto, Diego Kravetz, Vilma Ripoll, Ana María Suppa, Juan Manuel Velasco, Norberto La Porta, Laura Moresi, Milcíades Peña, Fernando Melillo, Roy Cortina, Claudio Ferreño, Ariel Schifrin, Eduardo Lorenzo Borocotó, Carlos Amejeiras, Alicia Caruso, Julio De Giovanni, Jorge Giorno, Silvia La Ruffa, Mirta Onega, Marina Pérez, María F. Polimeni, Francisco Talento, Marta Talotti, Daniel Betti, Héctor Bidonde, Sandra Dosch, María Eugenia Estensoro, Sergio Molina, Jorge San Martino, Susana Echegoyen, Patricia Flores y Fernanda Ferrero.



El monumento a Lisandro de la Torre

Lisandro de la Torre fue el fundador del Partido Demócrata Progresista, defensor de los intereses de los pequeños y medianos productores ganaderos, opositor a Hipólito Yrigoyen, después del golpe de Estado de 1930 alió a su partido con el socialista para enfrentar en las elecciones de 1932 al candidato de la Concordancia conservadora: Agustín P. Justo y denunció en el Senado de la Nación los negociados de la carne (frigoríficos) derivados del Pacto Roca-Runciman.
El debate de las carnes tiene un violento episodio con el asesinato del senador electo (demócrata progresista) Enzo Bordabehere en 1935. La polémica de las carnes (renunció a su banca en el Senado) y su enfrentamiento con la Iglesia Católica con la cual también tuvo un enconado entredicho, terminaron llevándolo al suicidio en 1939.
Lisandro de la Torre tiene su monumento en Buenos Aires. Se levanta en una pequeña plazoleta en la intersección de las calles Presidente Roque Sáenz Peña (Diagonal Norte), Esmeralda y Juan Domingo Perón. Fue inaugurado el 19 de mayo de 1973, en los últimos días de la dictadura de Lanusse, ya triunfante Héctor J. Cámpora en las elecciones del mes de marzo y a pocos días de su asunción como Presidente. El monumento comprende un basamento de hormigón armado, fundado sobre hormigón común y mampostería, constituido por un respaldo elevado, terminado en hormigón martelinado y el pedestal totalmente revestido con granito gris de Cosquín. El respaldo elevado presenta en su parte posterior dos bajorrelieves alegóricos de granito gris, y en su parte inferior una fuente revestida en el mismo material, dotada de equipo para recirculación permanente del agua, con dos vertederos de bronce, e incluyen, asimismo, dos leyendas alusivas con letras de bronce. Sobre el pedestal ubicado en la parte frontal del respaldo se levanta la figura, fundida en bronce estatuario, de Lisandro de la Torre. El conjunto escultórico está delimitado por una acera de casetones de granito desgrosado y las dimensiones máximas del monumento en planta se extiende a 2,65 x 2,35 metros con altura de 5,60 metros (...) La obra se adjudicó al escultor Carlos de la Cárcova por fallo unánime del jurado en 1965. El 29 de julio de 1969 se dispuso la ubicación del monumento y el 29 de diciembre de 1971 se firma el contrato para iniciarlo (1).
Si bien la decisión de levantar un monumento a Lisandro de la Torre había sido adoptada por el Congreso durante la presidencia de Arturo U. Illía, fue la dictadura iniciada por Juan Carlos Onganía la que llevaría adelante el proyecto, en particular durante la presidencia de Alejandro A. Lanusse. En la materialización de este proyecto no eran ajenos los planes de la dictadura a nivel político ideológico. El Partido Demócrata Progresista integrándose en la Fuerza Federalista Popular había postulado a la presidencia a la fórmula Manrique-Martínez Raymonda. El primero había sido ministro de Bienestar Social de Lanusse y cuando se inauguró el monumento, ya triunfante el peronismo tras las elecciones de marzo, no se escapó en los discursos inaugurales de los representantes del lanussismo una hipócrita “defensa de la democracia y la libertad” frente a la “intolerancia” peronista. Pero desde el Partido Demócrata Progresista, el sector disidente encabezado por Juan Carlos Molina denunció las maniobras de la dictadura. Señaló éste que el Partido Demócrata Progresista había traicionado a Lisandro de la Torre por su aventurerismo político. Los ideales democráticos del fundador del partido habían sido dejados de lado por una dirección funcional al lanussismo. A Lisandro de la Torre le tocó vivir los últimos años de su vida frente al desarrollo del fascismo y lo calificó de una contrarrevolución de las clases poderosas con el pretexto de la lucha anticomunista, para aniquilar a la clase media y corromper a las clases proletarias (2). En cuanto al estado actual del monumento solo parcialmente refleja aquél que fuera inaugurado en 1973.

Miguel Ruffo

NOTAS:
(1) “La Nación”, 19 de mayo de 1973, pág. 9
(2) “La Nación”, 20 de mayo de 1973, págs. 9-10




Nuestra danza porteña
Cuando el tango llega a los recetarios

Los efectos terapéuticos de la danza se remontan a los tiempos prehistóricos, cuando el hechicero de Cro-Magnon invocaba mágicos encantamientos y ejecutaba danzas rituales para ahuyentar a los espíritus del mal que se escondían en el cuerpo del enfermo.
Miles de años después, antropólogos y fisiólogos desarrollaron más de una teoría en torno a sus orígenes. Teorías que atribuyen al sonido rítmico la puesta en marcha de un reflejo neuromuscular originado en el hipotálamo; o las que argumentan que la danza refleja el ritmo de los procesos biológicos, los latidos del corazón y la respiración.
Sean cuales fueren los procesos fisiológicos, entre la mayoría de las sociedades primitivas, la danza sirvió para expresar la unidad y fuerza de la tribu, así como para constituir un elemento poderoso en los rituales de magia, propiciación e invocación. Las danzas primitivas celebraban acontecimientos importantes, tales como el nacimiento, la pubertad, el cortejo, el casamiento, la enfermedad y la muerte. Tanto se ejecutaban danzas para sanar a los enfermos como para lograr la comunión con espíritus demoníacos o antepasados.
Entre los griegos, Pitágoras —llamado “padre de la terapia musical”— fue quien dedujo que la misma música que calmaba los ánimos de un solitario pastorcillo en una lejana isla llegaba a los límites más extremos de las esferas celestiales. Platón fue quien recomendó que se buscara la salud del cuerpo y de la mente en la música y la gimnasia. Pero ha sido Aristóteles quien atribuyó el efecto benéfico de la música a una “catarsis emocional”, sentando así las bases para la investigación moderna de los efectos que produce la música sobre los instintos y las emociones.
Dado que el denominador común de toda vida es el movimiento -aun cuando descansamos el corazón sigue latiendo y los pulmones trabajando-, la danza, lejos de estar contraindicada, bien puede llegar a actuar como coadyuvante en el tratamiento de determinadas patologías. La respuesta al sonido rítmico a través del movimiento del cuerpo es una característica básica que se encuentra en todos los hombres. La música y la danza, si bien no constituyen per se medicamentos capaces de curar, cuando se combinan con la psicoterapia y otros métodos terapéuticos pueden llegar a representar valiosos agentes capaces de apoyar y acelerar el proceso de curación.
A través de serios estudios llevados a cabo en distintas partes del mundo, se ha podido determinar que la música estimula todas las funciones relacionadas con el metabolismo y con las glándulas de secreción interna, estableciéndose con ello una base fisiológica para el empleo de la música y la danza en el tratamiento de ciertas enfermedades.
Ambas, en general, pueden llegar a liberar al paciente de tensiones emocionales o mentales motivadas por preocupaciones o disgustos, teniendo en cuenta que, el mayor valor de la danza, en determinados casos, reside en su ilimitado potencial como agente “resocializador”.
En un reciente estudio sobre los efectos de la danza en personas de la tercera y cuarta edad, realizado en la Universidad Mc Gill, de Montreal, Canadá, la doctora Patricia Mc Kinley afirma que bailar el tango es tan saludable como hacer gimnasia. Los logros obtenidos, además de reconfirmar que se trata de un ejercicio que ayuda a combatir el sedentarismo, fueron los de mejorar la motricidad y la coordinación de los movimientos, dando así una mayor seguridad en la marcha.
En la página 12 del diario “La Razón” del 13 de noviembre de 1913, se hace referencia a un curioso informe de la Academia de Medicina de Francia, que dice: “Desde el punto de vista de la educación física esta danza (el tango) tiene sobre todas las otras creadas desde veinte años a esta parte, la ventaja de hacer trabajar más el cuerpo y los brazos, forzando las flexiones y las extensiones alternativas de la musculatura de la región lateral del torso, las extensiones de los músculos de la región anterior del pecho con fuerte proyección de los hombros hacia atrás, las extensiones de los grupos lumbares y abdominales laterales...”, etc. El comentario concluía así: “De modo, pues, que en adelante, los médicos franceses prescribirán a los niños débiles para alternar con los baños de mar, tangos a toda hora”.
Muy lejos están estas observaciones (y conclusiones) de las que publicara en un periódico parisino el escritor y periodista francés Maurice Dekobra (1885-1973), autor del libro “Mon cour au ralenti”, quien combatió al baile del tango diciendo que: “...arruga el cutis y envejece. La preocupación de dar un paso contrae las facciones; una arruga se forma en la frente, entre los ojos, y la ‘pata de gallo’ se diseña en cada movimiento. El despecho, cuando no se ha avanzado el pie al compás, marca un pliegue de amargura en los costados de la boca, que no se borra muy fácilmente”. El cuello, según Dekobra, tampoco se libra de los “desastres” del tango: “... al dar vuelta la cabeza demasiado a menudo, el collar de Venus vuélvese un horrible surco”. (“La Razón”, Buenos Aires, febrero de 1914)
Por otra parte, el baile del tango ha demostrado, además, ser un buen aliado en la prevención de ciertas afecciones cardiovasculares. El corazón, que antes pertenecía al dominio exclusivo de los enamorados y poetas, ha pasado a ser preocupación de la mayor importancia científica en el campo de la medicina; el alfa y el omega de la vida, que comienza a latir cuando el embrión tiene sólo tres semanas y no cesa de pulsar hasta su muerte.
¡El corazón! El más cantado de los órganos del cuerpo humano.
¡El corazón! Cuyos vínculos con el espíritu persisten no solo en la literatura universal, sino también en las letras de muchos tangos. En las obras de Shakespeare existen infinidad de alusiones a este órgano; la palabra corazón figura en los títulos de 583 tangos (según me informa Omar Granelli). Y baste ahora con recordar solo tres: “Corazoncito”, “Corazón de papel” y “Corazón, no le hagas caso”.
El tango-danza, como terapia, que ha demostrado actuar mejorando la tolerancia al ejercicio y la calidad de vida, ha llegado a los recetarios.
Los que aún no se han enterado y lo siguen bailando con apasionamiento en los clubes de barrio y en las academias nos recuerdan a un personaje de Moliere: están haciendo terapia y, en algunos casos, rehabilitación, sin saberlo.

Luis Alposta



Marcos Silber: Honrar lo poético

Marcos Silber nació en 1934. Ha editado más de catorce libros, pero Marcos no es amigo de cantidades y grandes enumeraciones, entonces sólo nombro los últimos: Suma poética, Primera persona, Boca a boca, Cuaderno del Resucitado, Thrillers (Historias en “16”). Nunca lo escuché hablar de su poesía, de su trabajo, corre por parte del interesado pedir la posibilidad de la lectura de algún original; en cambio, mucho es lo que escucho cuando Marcos gusta de hablar sobre la escritura, sobre los detalles de su filosofía, de su manera de entenderla y respetarla; en esos momentos Marcos habla cómodo, y sobre la mesita de su casa o en la mesa de un café, acomoda su juego apasionado. Dueño de una capacidad de reflexión notable, Marcos Silber es un pensador con ideas claras, ideas que apoya sobre una vida vivida a conciencia (y esto no se obtiene mandando un mensaje de texto al número de los dioses y los diablos de la fortuna), una vida al margen de la figuración. Marcos Silber a salvo de ataques de ego, siempre con tiempo para interesarse en el trabajo de los demás, siempre con la palabra de aliento a mano y sí, siempre, cuidando de la escritura, de esos trazos que tienen tanta importancia, tanta como tener algo para decir o para contar, y que se juegan en el color de la elección de una postura ética y estética que será fundacional. De esos trazos en el paisaje puede nutrirse el andamiaje de la escritura posible, que para nada es sólo una feliz, simple y límpida relación con las palabras.
De Marcos podría decir que ganó premios, que fue invitado a festivales internacionales de poesía, que es miembro de sociedades y que ha recibido faja de honor, luego, hacer otra enumeración, pero que esos datos se guarden en la solapa de cualquiera de los libros del poeta que recibió el Primer Premio Municipal de Poesía, bienio 1998/99.

Marcos Silber, poeta, desde cuándo y por qué, si es que es posible determinar el origen de la escritura, de sospechar sus disparadores en lugares, lecturas o escritores...

Desde siempre. Primero de modo ingenuo, repentista, casi primitivo, sin sospechar ni entrever cómo seguiría la película. En la cocina grande de la casona, mi madre me sirvió los platos más suculentos de la dieta literaria. Muchas veces sin alcanzar mi comprensión, pero donándome un cúmulo de sensaciones auditivas/sonoras de gran intensidad emotiva. Ritmo, color, vuelo; composición arquitectónica del cuerpo de las palabras. Me enseñó a conmoverme. Me mostró el rostro de la vida y aun de la muerte. Me enriqueció. Luego sería la propensión por el asombro, la vocación por el ensueño, el deslumbramiento por la belleza. Al fin, la conciencia que da nombre a la pasión creadora. Aunque acosado por el pudor y la resistencia para el propio reconocimiento. Ahora mismo, andá al banco como poeta a pedir un crédito o postulate sin ocultar tu vocación para un empleo. ¿Te tranquiliza que tu hija se case con un poeta?, pedestre el ejemplo, pero válido. Infinidad de veces lo dije, también escribo por venganza. Escribo a dos manos, la mía más la de mi viejo analfabeto.
Una vez abierta la puerta al sismo inextinguible de la poesía, todo, absolutamente todo será visto por el ojo creativo de la poesía que va por el mundo conocido y soñado para regresar con un mundo reinventado. Todo, casos y cosas, todo impacta sobre la razón y se proyecta en lo emocional. Sobre todo el afuera que espeja el adentro mío; la soledad, el miedo, la pérdida, la injusticia, lo existencial, el sentimiento trágico de la vida. Bueno, todo lo que cabe adentro de los dos términos de la única y válida ecuación: la vida y la muerte.
Los escritores llegaron, comenzaron a entrarme y a ser parte de mi respiración los provistos en la cocina de mi infancia y luego todos aquellos que me abrieron las compuertas para el registro de la palabra encantada.

Qué decir de la generación de los poetas del 60... cómo recordás la época, las buenas y también las malas, cuando los asesinos se sacaron la careta...

Una generación inquieta, soñadora y bulliciosa. El cuadro de situación internacional, sobre todo los sucesos en América Central, Cuba en especial, encendieron un faro ineludible y nos instalaron en el centro de la tormenta. La participación fue cuantitativa y muy importante en todas las disciplinas; en la poesía fue aluvión. Un hecho importante al menos como fenómeno cultural. El tiempo tamizaría lo que iba a sostenerse y lo que se detendría y agotaría en el afán de expresión de deseo. Lo bienintencionado no es suficiente ni es en sí un valor estético. En el país se agudizaron las contradicciones, pero éramos jóvenes y ello suponía invencibilidad, triunfalismo, optimismo a ultranza. La historia no nos respondió, entre otras cosas, porque evaluamos de modo excluyente el dato económico social y no reparamos como se debía en la condición humana con sus ingredientes de factor subjetivo. La vidriera capitalista pudo más que el grado de desarrollo de la conciencia colectiva.

No existen recetas para la escritura, cada uno encuentra su camino, su método para entrarle a las palabras, ¿cómo es que Silber se acerca al momento de la escritura...?

No sé que existan. No hay metodología recomendable ni recetas magistrales. Hay un reloj biológico, y también, creo, hay uno creativo, con sus tiempos y sus alarmas.
Cuando la cosquilla de la inquietud, la zozobra, un excitante despertar más la sensación de levantar vuelo se dan cita es porque la diosa generadora de la escritura está golpeando las puertas y abre, ordena y dicta. Entonces sobrevendrá el júbilo liberador. Poner afuera el embrión de borrador que va a la incubadora donde será atendido, abordado, corregido y enriquecido para salir a la pública consideración.

Cómo ves el panorama entre los escritores que trabajan a la sombra del sistema editorial, el costado marketinero de las editoriales es conocido, pero no tanto el oculto, pensás que hay valores reales entre la gran bulla generada alrededor de la escritura, cuando en muchos talleres, en demasiados quizá, parece que destaca la idea de que cualquiera puede transformarse en escritor en cinco minutos y con cuatro líneas de genialidad dudosa, ¿cuál es tu experiencia?

No es novedad, las grandes editoriales son negocios, mercantilismo, apenas camuflado con el barniz de la cultura. Ahí tenés la feria del libro, el gran shopping, dirigido ante todo al consumidor, no al lector.
Felizmente una gran cantidad de editoriales apuestan a la edición y difusión de títulos extramarketineros. De estos escritores, algunos perdurarán, los que logren reunir lo profundo con lo trascendente, con lo bello, con lo original. Recordemos que el primer libro de González Tuñón lo editó Manuel Gleizer, el más bohemio de los editores. Y nombrar a Manuel Gleizer es honrar lo poético, la mayor apuesta al pensamiento desinteresado.
En cuanto a los talleres literarios, bueno, hay orientadores honestos, creíbles, idóneos; y están también los otros, los eternos oportunistas, profesionales del rebusque. No es fácil juzgar. El límite de la libertad, y Brecht agregaría también la honestidad, es la necesidad. ¿Y la responsabilidad del sistema?, oculto en la nebulosa de la confusión general, ¿acaso no se trata de un sistema perverso que condiciona el ejercicio de la decencia?
De todos modos no hay que alarmarse. No es lo peor que todo el mundo elija ser escritor, al menos resulta positivo y más sano el que nadie admita ser esclavo.

Edgardo Lois


Carta desde París

Hace algunas semanas tuve la ocasión de viajar a Buenos Aires. Nunca antes había estado. Viajé desde París, Francia, donde nací y donde vivo, a pesar de mis lazos familiares con América Latina. Tenía una idea precisa. Me la había inspirado una canción que, desde épocas remotas, me cantaba una mujer querida. Durante esa corta estadía me dediqué a pasear (bajo la lluvia, que puede ser tremenda en Buenos Aires, cosa que no sabía), especialmente por las calles del sur porque de ellas hablan los tangos que aprendí a querer en los discos de pasta que escuchaban mis padres. Un sábado a la mañana llegué a Boedo. Tenía “cita”. Amigos muy queridos me habían hecho llegar una nota en la que el Tata Cedrón hablaba de su nuevo barrio, de sus habitantes y, entre ellos, de un grupo que se reunía todos los sábados por la mañana en Boedo al 800. En el “Margot” para ser más exactos. Así fue como me fui al Margot una mañana de marzo en la que, milagrosamente, no llovió. Ese día pude ver con mis ojos que todo era cierto. Había un puesto en la esquina, junto a la vidriera del café, y tres señores detrás de ese puesto hablaban con la gente que se detenía a mirar los libros expuestos, que en su gran mayoría contaban historias de la ciudad. Uno de ellos me arrimó un periódico que leí en el avión de regreso. Y al haberlo leído, al haber presenciado la escena de ese sábado matinal, con su alegre aglomeración de familias enteras, paseando con las bolsas de compra, y con todos los hijos, y los coches de los hijos, no puedo sino agradecer la iniciativa de todos y cada uno de los que participan en ese trabajo, en ese periódico llamado “Desde Boedo”. No sé, no estoy segura de tener la palabra justa, pero quisiera decirles que estamos viviendo momentos muy duros en Francia, momentos en que la palabra “popular” ha caído prácticamente en desuso, y cuando se la evoca, generalmente, suena a insulto. Por eso, es bueno saber que en un lugar del mundo, precisamente desde Boedo, hay quienes se empeñan en no darse por vencidos, en recordar lo necesario, en rendir homenaje a quienes recorrieron anteriormente esas mismas calles, pero a la vez, sin dejar de pensar, de cuestionar todas las grietas de las que está hecha el presente. Probablemente no estará en ningún diccionario de etimología pero para mí la palabra popular significa “hecho a mano”, “hecho con voluntad”, con voluntad de estar juntos, con voluntad de compartir con la gente, alegremente, estoicamente, también todos los sábados por la mañana. Y eso es lo que les comenté a mis alumnos un día lunes al volver a clases. Por último, quisiera decirle al señor Tata Cedrón, a quien divisé ese día junto a su hijita y a su señora, en compañía de muchos amigos que pasaban, se sentaban, se iban, para que otros pasaran y se sentaran, que la canción que me llevó a Buenos Aires se llamaba “La calle del agujero en la media”, y que si bien el poeta* dice que esa calle está en cualquier lugar, a mí se me hizo la vida entera que estaba en Buenos Aires. Y eso fue lo que yo fui a buscar. También quisiera decirle que sin conocer cabalmente las lógicas que llevan a las grandes, medianas y pequeñas distribuidoras a preferir (a menudo) otro tipo de música, la suya se encuentra (en mi modesta opinión de profesora de español en un liceo francés) entre las más necesarias. Porque su obra no sólo se distingue por su increíble belleza musical sino también porque abarca consigo muchas otras obras. La poesía que él distinguió, probablemente porque se le dio la gana, es como un puente que nos une a todos nuestros pasados, a todos nuestros posibles orígenes, reales o inventados, y nos habla también de todo lo que podríamos haber sido, de todo lo que aún podemos ser.
puesto en la esquina, junto a la vidriera del café, y tres señores detrás de ese puesto hablaban con la gente que se detenía a mirar los libros expuestos, que en su gran mayoría contaban historias de la ciudad. Uno de ellos me arrimó un periódico que leí en el avión de regreso. Y al haberlo leído, al haber presenciado la escena de ese sábado matinal, con su alegre aglomeración de familias enteras, paseando con las bolsas de compra, y con todos los hijos, y los coches de los hijos, no puedo sino agradecer la iniciativa de todos y cada uno de los que participan en ese trabajo, en ese periódico llamado “Desde Boedo”. No sé, no estoy segura de tener la palabra justa, pero quisiera decirles que estamos viviendo momentos muy duros en Francia, momentos en que la palabra “popular” ha caído prácticamente en desuso, y cuando se la evoca, generalmente, suena a insulto. Por eso, es bueno saber que en un lugar del mundo, precisamente desde Boedo, hay quienes se empeñan en no darse por vencidos, en recordar lo necesario, en rendir homenaje a quienes recorrieron anteriormente esas mismas calles, pero a la vez, sin dejar de pensar, de cuestionar todas las grietas de las que está hecha el presente. Probablemente no estará en ningún diccionario de etimología pero para mí la palabra popular significa “hecho a mano”, “hecho con voluntad”, con voluntad de estar juntos, con voluntad de compartir con la gente, alegremente, estoicamente, también todos los sábados por la mañana. Y eso es lo que les comenté a mis alumnos un día lunes al volver a clases. Por último, quisiera decirle al señor Tata Cedrón, a quien divisé ese día junto a su hijita y a su señora, en compañía de muchos amigos que pasaban, se sentaban, se iban, para que otros pasaran y se sentaran, que la canción que me llevó a Buenos Aires se llamaba “La calle del agujero en la media”, y que si bien el poeta* dice que esa calle está en cualquier lugar, a mí se me hizo la vida entera que estaba en Buenos Aires. Y eso fue lo que yo fui a buscar. También quisiera decirle que sin conocer cabalmente las lógicas que llevan a las grandes, medianas y pequeñas distribuidoras a preferir (a menudo) otro tipo de música, la suya se encuentra (en mi modesta opinión de profesora de español en un liceo francés) entre las más necesarias. Porque su obra no sólo se distingue por su increíble belleza musical sino también porque abarca consigo muchas otras obras. La poesía que él distinguió, probablemente porque se le dio la gana, es como un puente que nos une a todos nuestros pasados, a todos nuestros posibles orígenes, reales o inventados, y nos habla también de todo lo que podríamos haber sido, de todo lo que aún podemos ser.
Desde París, muchas gracias por su atención.

Amparo Hidalgo

(*) Raúl González Tuñón



POEMA:
Es Todaniebla

Todaniebla es el nombre que a la niebla convino:
los que la bautizaban nacieron en domingo.
Su edad, la que se mide con vara de jacinto.
Su patria, Buenos Aires, junto al río.

(Es de números torpes afirmar si en balanza
ha pesado su tierra.)
Todaniebla quería
levantar cuatro barrios junto al río:

uno donde habitara sin adioses
la movediza primavera,
y uno en que para siempre

desmontase el invierno
de su yegua mojada,
y uno para el otoño, y uno para el estío.

Leopoldo Marechal





EDITORIAL
Un socialista
[...] los proyectos están basados en informaciones claras y terminantes proveídas por los propios organismos oficiales dependientes del Poder Ejecutivo de la Ciudad. Tengo en mi poder una declaración del Registro de la Propiedad Inmueble en la que ya en el año 1971 se señalaba la conveniencia de que este predio fuera convertido en una plaza, atento al déficit no sólo de la Ciudad de Buenos Aires en materia de metros cuadrados de espacio verde por habitante, sino también y particularmente del barrio de Boedo, afectado por no contar con ninguna plaza ni con ningún espacio verde.
Quiso el destino que estas palabras —parte de las que Norberto La Porta pronunció en el recinto de la Legislatura en defensa de la plaza para Boedo— fueran las últimas oficiales en su función de legislador de la ciudad. Las que le valieron —también— un último disgusto: el de las amenazas sufridas provenientes de un exaltado grupo de la Catedral de la Fe. El receso legislativo y el agravamiento de su dolencia marcaron el final.
El comienzo había sucedido hace 68 años en Parque Chacabuco. Un maestro que estudió Derecho y que dio —en 1989— al Socialismo la satisfacción de obtener representación, como concejal, luego de 23 años vacantes. Secretario de Medio Ambiente durante la gestión de Aníbal Ibarra —y luego legislador— fue candidato a jefe de Gobierno porteño por el Frepaso en 1996. Gestor de la unificación del PS, en 2002, continuó con su actividad de legislador y los cargos partidarios hasta su deceso.
Creyó en la socialidad del Socialismo. Y no se conformó con abrazar la teoría. En cada una de sus actividades políticas fue a la praxis. Y dio “bofetadas” lejanas de toda dialéctica oportunista a quienes se llenan la boca con el indiscriminado descrédito de los políticos. Demostró a sus pares cómo se puede ejercer la actividad sin desmedro de conducta y convicciones. Y dejó un envidiable saldo de obra y afecto. Un reconocimiento unánime, sin detractores, de su empeño y probidad. Sin fisuras.
Norberto La Porta fue una de esas personalidades que no necesitan la muerte como redención. Un luchador al que sólo la enfermedad, tras dura batalla, logró doblegar.

Mario Bellocchio



AGENDA DE
“CULTURA GRATUITA”

BAIRES POPULAR

Muestra: “Eolo Pons en el Margot”:
pinturas del prestigioso artista plástico. En el Café Margot de Boedo y San Ignacio.

Todos los sábados de 10 a 14: Mesa de publicaciones: ABC, Desde Boedo, Ediciones BP, Papeles de Boedo y otras publicaciones y ediciones barriales. En la vereda del café “Margot”. Material fotográfico (Boedo antiguo) de la colección “Desde Boedo”, restaurado por Mario Bellocchio.

Primer sábado de cada mes a las 17: presentación del ciclo Buenos Aires esquina Boedo, en Esquina Osvaldo Pugliese (C. Calvo esq. Boedo). Presentaciones, charlas e ilustración musical.

Entérese y participe de nuestras actividades culturales:
http://periodicodesdeboedo.blogspot.com
http://bairesp.blogspot.com

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VOLUNTARIOS DE PARQUE CENTENARIO Epuyen 544 - (alt. Díaz Vélez 4500) 4 982-5911 pcentenario@hotmail.com

http://voluntarios-parquecentenario.blogspot.com

Ciclo de Cine
Abril - Cine Latinoamericano - los jueves a las 20 hs.
Jueves 12: Machuca (Chile)
Jueves 19: El Método (Argentina)
Jueves 26: Madame Sata (Brasil)

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PROGRAMA CULTURAL EN BARES NOTABLES
Programa de “Revitalización de los Bares Notables”
de la “Comisión de Protección y Promoción de los Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables”, que coordina la Subsec. de Patrimonio del Ministerio de Cultura de la Ciudad. Informes:
programacionbaresnotables@buenosaires.gov.ar

PULSO CIUDADANO (Tango)
Viernes 13, 19:00 HS
LA BIELA, Quintana 600, Tel.: 4 804-4135 / 0449

DUO DE ACADEMIA (Tango Instrumental)
Viernes 13, 23:00 HS
LAS VIOLETAS, Av. Rivadavia 3899, Tel.: 4 958-7387 / 88

ALEJANDRO BRITES Y CONJUNTO (Folklore Litoraleño)
Sábados 14, 18:00 HS
LA PERLA, Pedro de Mendoza 1899, Tel.: 4 301-2985

CICLO “FAMILIAS NOTABLES”
INES RINALDI (MADRE) JUAN CARLOS CUACCI (PADRE) ANITA CO (HIJA)
VIERNES 13, 19 HS - LOS 36 BILLARES
Av. de Mayo 1265 / 71 Tel.: 4 381-5696

ENTRADA LIBRE NO SE COBRA DERECHO A SHOW ENTRADA SUJETA A LA CAPACIDAD DEL LOCAL

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LEGISTANGO
EL TANGO Y LA POLITICA
El miércoles 25 a las 18.30 hs., 2do. Concierto del Ciclo “Legistango” en la Legislatura Porteña, Perú 160, Planta Principal, Salón San Martín. Organiza Vicepresidencia II, Dirección de Cultura.

Con las voces de: Marisa Eguía y Livia Comerci - Cantante invitada 2007: Beatriz Villar - Músico invitado: Baterista Martín González. Se distinguirá a la poeta y escritora Nélida Puig y a los periodistas Marina Inés Bussio de la Revista “Horizonte” y Tito Palumbo de la Revista “B.A. Tango”. Entrada libre y gratuita
Dirección general: Mario Valdéz.

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I.U.N.A. (Inst. Universitario Nac. del Arte)
Area de Folklore
“Talleres de extensión abiertos a la comunidad”
S. de Loria 443 - Tel: 4 956-0075/0168 –
E-mails:
confolk@hotmail.com
confolk_extension@hotmail.com

Danzas folklóricas argentinas I - Tango académico - Malambo y
zapateo para la danza - Folklore integral para niños - Danzas brasileras - Interactivo de la danza folklórica - Guitarra - Danzas peruanas - Tango de salón - Flamenco - Danzas folklóricas argentinas II - Danzas paraguayas - Técnica y análisis del movimiento - Danzas bolivianas - Charango I y II - Danzas tradicionales del litoral - Tango, milonga y vals - Técnica del movimiento para bailarines - Fantasías en bombo y boleadoras Percusión - Acrobacia - Guitarra - Canto Folklórico - Tejeduría aborigen - Violín
INFORMES E INSCRIPCION:
lunes a viernes de 13 a 20 hs. y sábados de 12 a 18hs.

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ESPACIO CULTURAL JULIAN CENTEYA
AV. SAN JUAN 3255 - Informes: 4 931-9667

Viernes 13 y sábado 14 - 21 HS. CICLO CIRCUITO TEATRAL.
INSTITUTO ARGENTINO SIGLO XIX. M. DEL VIAJERO

Viernes 20 - 19 HS. NINOT CHARLA Y EXPOSICION AUDIOVISUAL S/PINTORES INGLESES DE MEDIADOS DEL S. XX

Viernes 20 - 15:30 HS. ENSAYO ABIERTO DE LA ORQUESTA TIPICA EL AFRONTE,UOT (UNION DE ORQUESTAS TIPICAS).

Sábado 21 - 18 HS. OBRA DE TEATRO OID EL GRITO, GRUPO BOEDO ANTIGUO.

Domingo 22 - 18 HS. PEÑA FOLCLORICA LA GALPONERA

Viernes 27, sábado 28 y domingo 29 CICLO DE ANIMACION

TODOS LOS MIERCOLES Y JUEVES - 19 HS. CICLO DE CINE

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BUENOS AIRES PAISAJE CULTURAL
COMIENZA EL DOMINGO 1º DE ABRIL
Iniciativa conjunta de las subsecretarías de Patrimonio Cultural y Turismo del Gobierno porteño.

Visitas guiadas gratuitas en bus
Informes e inscripción: Subsecretaría de Turismo
Tel.: 4 114 5791, de lunes a viernes de 9 a 14.
Cupos limitados de 40 asistentes por visita (no se suspende por lluvia)

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LA ORUGA
Taller de periodismo y comunicación popular
Una oportunidad para construir un periodismo crítico desde la realidad del barrio de Balvanera y San Cristóbal - Gratuito:
Noticias - entrevistas - crónicas
Duración aproximada del taller: 3 meses.
Desde el próximo sábado 7 de abril
en la plaza de México y Jujuy a las 16hs.

Otros talleres: Encuentro de lectura - Dibujo y pintura
Informes e inscripción: laorugacolectivoautonomo@yahoo.com.ar
O en la Biblioteca pública de La Oruga: todos los sábados de 16 a 19 hs en la plaza de México y Jujuy.
Página web: www.laorugaweb.com.ar

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TEATRO LEIDO
Ciclo de presentación de las últimas obras del grupo de dramaturgos que integran Susana Torres Molina, Susana Gutierrez Posse, Susana Poujol, Víctor Winer, Héctor Lewy-Daniel, Jorge Huertas, entre otros, como teatro semimontado con actores como Rita Terranova, Carlos Belloso, entre otros.

Los 2os. lunes de cada mes en distintas bibliotecas públicas
Consultas: 4 811-0867 int.102 - ENTRADA LIBRE Y GRATUITA

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CARPANI: ARTE Y COMPROMISO
Muestra Homenaje 10º Aniversario de su fallecimiento

RICARDO CARPANI: pintura, dibujo y escultura
Inauguración (de la muestra y la sala)
Lunes 23 a las 19 hs - Sala de Exposiciones del Palacio Legislativo - Perú 160 - Subsuelo

Organizada por la Dirección de Cultura, Vice presidencia II del Cuerpo a cargo del Diputado Miguel Talento, Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural, presidida por la Lic. Leticia Maronese, Min. de Cultura GCABA.

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Presentación del libro “BS. AS. Y EL ROCK”
Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural, Ministerio de Cultura GCABA.
Presentación del libro de la Colección Temas de Patrimonio Cultural Nro. 18 “Buenos Aires y el rock”. Estarán presentes los autores y se proyectará un cortometraje sobre el tema.
Sábado 20, 21 hs. en la Feria del Libro.
Sala Roberto Arlt. La Rural. Pza. Italia

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BAIRES POPULAR - PRESENTACION
El sábado 14 de abril a las 19 hs se presentará en el Centro Cultural C. S. Viamonte, Austria 2156, el libro “Emilio López Arango, identidad y fervor libertario”, de Carlos Penelas.

El trabajo de investigación fue publicado recientemente en la colección Informes del Sur por Ediciones BP. La presentación estará a cargo del autor junto a Oscar Pereyra.

Como se recordará, López Arango, director de “La Protesta”, se opuso con firmeza desde las editoriales del diario a la acción violenta de Severino Di Giovanni. Por tal motivo fue asesinado. Después de más de setenta años la figura de Emilio López Arango, olvidada y distorsionada, regresa en una dimensión inédita.