Nº 77
Agosto de 2008
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Agosto de 2008
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SUMARIO
SUMARIO
BOEDO DE FIESTA
En la semana del 19 al 26 de julio se superaron todas las expectativas de concurrencia
CASTELNUOVO
“Los poderosos son vendepatrias a causa de que son los dueños de la patria…”
Mario Bellocchio
CALLEJEANDO HISTORIA
Juan María Gutiérrez: los inicios de la crítica literaria
Diego Ruiz
PASILLOS
“Los pasillos se acortan con el tiempo y no permiten el regreso al punto de partida. Son cada vez más definitivos…”
Mónica López Ocón
MARGOT CUMPLE 15 AÑOS
“… Margot hay una sola, acaba de cumplir quince años y tiene además, de diferente, que lleva género masculino: es el Margot.”
Diego Ruiz
JUAN MANUEL SÁNCHEZ
“Basta un término para definir el arte de Juan Manuel Sánchez: síntesis”.
Carlos Caffarena
EUGENIO DANERI EN EL “QUINQUELA MARTÍN”
“…para todos aquellos que conocedores o no de la obra de Daneri, quieran disfrutar las sensaciones y sentimientos que despiertan artistas de tan notable dimensión.”
Carlos Caffarena
LOS 100 DE “EL ABASTO”
La edición de cien números […] a puro mérito ético y estético.
COMISIÓN PLAZA
“…la Escritura traslativa de dominio […] se ha realizado en la Escribanía General del GCABA el día 25 de julio de …”
Patricia Roselló
EL PROCESO DE LA SOLEDAD
“Es desde la soledad que la lectura y la escritura pueden hacerse un lugar en la mañana”
Edgardo Lois
PROFESOR DIEGO A. DEL PINO
“Falleció el viernes 1° de agosto de 2008. […] Sus investigaciones son reconocidas por su alto valor histórico y su respetada confiabilidad.”
POEMA
A un domingo cualquiera en Buenos Aires
Félix M. Pelayo
EDITORIAL
“Garantías”
“La primera pregunta que surge es: en nombre de qué garantismo se puede otorgar el beneficio de prisión domiciliaria a un condenado por semejante delito”
Mario Bellocchio
VER, LEER Y ESCUCHAR
Crítica literaria, teatral y de producciones discográficas
CULTURA GRATUITA
Actividad cultural barrial que no requiere pago alguno
IV CONGRESO DE HISTORIA BARRIAL
Organizado por la Junta de Estudios Históricos de Parque de los Patricios
EL POEMA de Juan Vedera
Boedo de fiesta
En la semana del 19 al 26 de julio se superaron todas las expectativas de concurrencia a la enorme cantidad de actividades culturales que las instituciones de la Red de Cultura de Boedo organizaron en celebración del día del barrio. Conferencias, muestras, proyecciones de cine, actividades musicales y teatrales, recitales, talleres y mesas literarias de todo orden fueron desplegadas en siete intensos días cuyo punto destacado, sin duda, lo constituyó el prolongado y aplaudido festival del domingo 20, desarrollado en Boedo entre EE.UU. y Carlos Calvo, con feria artesanal e institucional incluidas. Durante la semana participaron con sus propuestas más de cuarenta instituciones que aportaron la actividad de 250 artistas a la totalidad de las manifestaciones a las que se estima que acudieron más de 6000 personas.
Castelnuovo
“Los poderosos son vendepatrias a causa de que son los dueños de la patria, o sea: del patrimonio común, en tanto que los desheredados no lo son ni lo pueden ser de ninguna manera a causa de que no tienen nada que vender.”
Montevideo también tiene su Palermo. Y un hijo dilecto caro a los afectos boedenses: Elías Castelnuovo. Aquel que Roberto Arlt definía claramente como “el primer cuentista argentino”, categorizando sus méritos y reubicando su cuna trasladada a la patria adoptiva.
A partir del 6 de agosto de 1893, la calle Yaro del viejo Montevideo vecina del moreno barrio Reus, tuvo un nuevo habitante de nombre Elías. La madre analfabeta y la prematura muerte del padre lo privaron de una educación primaria completa para lanzarlo al área laboral: albañil, linotipista..., fueron los primeros intentos con un codiciado horizonte en Buenos Aires. A los 16 años le encontró la vuelta al asunto del papeleo y tiró el ancla en nuestra ciudad para siempre. Me conchabé en una imprenta que funcionaba en un sótano cerca del Mercado de Abasto, ahí por Corrientes y Agüero, más o menos –diría años más tarde–. Recuerda vagamente a un peluquero que lo sacó del acendrado catolicismo barrial montevideano con ideas anarquistas. Gorki, Tolstoi, Dostoievsky, Chejov, fueron moldeando al joven Elías en la proyección que lo lanzaba a las calles los 19 de mayo portando banderas rojas. Y llegaría a director de “La Protesta”, órgano oficial del anarquismo.
Después vino lo de Boedo –relata en sus memorias–, allá por el 23. Sucede que en una casona de esa calle funcionaban una imprenta y tres editoriales: Claridad, Victoria y Las Grandes Obras. Era como un conventillo administrado por los imprenteros Lorenzo Rañó y Antonio Zamora. Y ahí nos reuníamos. Se refiere a Boedo 837, una de las pocas reliquias edilicias históricas de Boedo que aún se conservan; en los fondos, lo de Zamora; en otra dependencia, la imprenta de Lorenzo Rañó, y en el local del frente, el del 841, la librería de Munner.
Sobre el nacimiento del Grupo Boedo cuenta que el punto de partida fue un concurso literario que organizó el diario “La Montaña”. La página literaria la dirigía el poeta Juan Pedro Calou, un tipo lamentablemente olvidado, que murió muy joven, como se estilaba entonces, de tuberculosis. Los premios en poesía fueron para Mario Fíngueri y Alvaro Yunque. En prosa yo gané el primer premio, el chileno Manuel Rojas el segundo, Leónidas Barletta el tercero y Roberto Mariani el cuarto. Ahí nos conocimos, en la entrega de premios, y Zamora nos alentó para que nos uniéramos.
Y efectivamente lo hicieron dando nacimiento al conocido grupo que trascendió fronteras y género ya que, según refiere Castelnuovo, Rosario, La Plata y Montevideo eran como subsedes del pensamiento boedista. Y la presencia de artistas plásticos como Abraham Vigo y Agustín Riganelli lo trasladaba a un ámbito artístico más amplio superando los límites literarios.
El hecho de que Boedo tomase como materia prima de sus inquietudes espirituales a la clase trabajadora, no se debió puramente a una determinación estética, sino a que la mayoría de sus componentes procedían de esa misma cIase –revela Castelnuovo.
Se había abierto la puerta a una corriente de pensamiento social ejercida por sus propios actores, desde el activismo de los trabajadores, desde su ideología proletaria heterogénea integrada tanto por anarquistas, como por socialistas, comunistas, sindicalistas y “profetas seguidores de la doctrina de Cristo”, según sus propias palabras. La actividad cultural abandonaba así la exclusividad de las clases dominantes con el puro ejercicio de los integrantes de la órbita del trabajo, con el ascenso de las masas hasta ese momento postergadas intelectualmente –diría Castelnuovo. Y agregaba a continuación, rubricando el aserto: Agustín Riganelli era tallista; Roberto Arlt, gomero; Nicolás Olivari, peón de almacén; César Tiempo, repartidor de soda; Roberto Mariani, oficinista; Juan Carlos Mauri, carnicero; Abel Rodríguez, albañil; Ernesto Castro, sereno; Abraham Vigo, José Portogalo y Antonio Gil, pintores de paredes; y Manuel Rojas, linotipista.
A este escueto listado agregaría, de propia boca, a Alvaro Yunque, Gustavo Riccio y Enrique Amorim, desechando, vaya a saberse por qué desavenencias, la participación de Leónidas Barletta al que sólo admite en el vagido inicial del concurso de “La Montaña”.
Cierto es que entre tanta ebullición de ideas y necesidad de difundirlas encontraron en Antonio Zamora al partícipe necesario que proveyó “Los Pensadores” y “Claridad” como órganos de difusión accesibles para los humildes bolsillos a quienes estaban dirigidos.
Cincuenta años más tarde de todos estos episodios, la revista “Crisis” publicaba un rico material que incluía, a más de datos y fragmentos literarios, un análisis retrospectivo que, desde la decantada posición de profesor emérito de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, a sus 80 años, Elías Castelnuovo panoramizaba en 1974.
El disparador resultó ser las declaraciones de Juan José Hernández Arregui —un pensador nacional que adhirió al Movimiento Peronista sin renunciar al marxismo— relativas al oportunismo y a un presunto pensamiento extranjerizante del grupo Boedo, amén de otras consideraciones no precisamente ponderativas. El análisis de Castelnuovo proporciona una interesante visión retrospectiva.
[...] El movimiento de Boedo no pudo levantar la bandera nacional, porque en esos instantes, 1923, esa bandera estaba en Buenos Aires en poder de la Liga Patriótica Argentina, entidad típicamente gorila que presidía el abogado de los ferrocarriles ingleses Manuel Carlés y financiaba la patronal, cuyo único objetivo consistía en romper huelgas, reclutando carneros, asaltar locales gremiales e incendiar diarios de izquierda; y en Italia, la misma bandera estaba en poder de Benito Mussolini, de quien no es menester documentar su biografía. Luego, en 1930, la retomó aquí el general Uriburu en contra de Yrigoyen, y en Alemania, en 1933, la esgrimió Adolfo Hitler en contra de la humanidad. Durante la “década infame” hablar de patria significaba confundirse o ser confundido con los traidores a la patria. Recién después del 17 de octubre de 1945, cuando surge Perón, se pudo empezar a hablar de nacionalismo sin ser sospechado de vendepatria.
[...] Pero, en cambio, Boedo levantó la bandera de la clase trabajadora y defendió incesantemente al pueblo, haciéndose eco de todo lo auténticamente popular. Su fuente de inspiración la constituyeron siempre los parias del régimen capitalista, régimen al cual le había declarado la guerra. Ahora, bien. Lo popular y lo nacional, en el fondo son una misma cosa, pues no hay nada que represente más a una nación que el pueblo. Quiere decir, entonces, que Boedo al defender al pueblo, a los obreros, hizo más por la nación que la Liga Patriótica Argentina, que se dedicaba a hundirlo, más de lo que estaba, y que en la Semana Trágica de enero del 19, fue la que promovió con sus patotas armadas las más terribles masacres de obreros que ocurrieron nunca en Buenos Aires.
Lo nacional y lo internacional, bien mirado, lejos de excluirse por desacuerdo, se intercompenetran mutuamente. No hay una cultura local químicamente pura, aunque haya una cultura con algunas características o matices locales. Una tercera parte del idioma español, que se habla en la Argentina, está compuesto por palabras que los moros introdujeron en el habla durante el transcurso de los siglos que ellos dominaron la península hispánica. Cuando Martín Fierro, prototipo de la nacionalidad, dice: “¡Ojalá!”, ignora que está invocando la ayuda de Alá —”¡Oj Alá!
[...] Si se admite que la sociedad está dividida vertebralmente en dos clases, hay que convenir entonces que la nación o la nacionalidad sufre idéntica fisura. Unos —los ricos— son los propietarios del territorio nacional y otros —los pobres— son sus meros inquilinos, a quienes, incluso, se puede legalmente desalojar. Los poderosos son vendepatrias a causa de que son los dueños de la patria, o sea: del patrimonio común, en tanto que los desheredados no lo son ni lo pueden ser de ninguna manera a causa de que no tienen nada que vender.
[...] El nacionalismo ha sido siempre propugnado y defendido por los propietarios de la nación. Los desposeídos no tuvieron nunca la oportunidad de propugnar y defender bienes que no poseían. Solamente cuando aparece aquí el peronismo que da alguna participación en el usufructo de la patria a los desposeídos, ellos comienzan a sentirse patriotas en la medida de ese disfrute. Para que el patrimonio común de los argentinos sea de todos y no de unos cuantos, lo que se necesita no es suprimir a los extranjeros sino eliminar al capitalismo y socializar la república.
En síntesis: el movimiento de Boedo fue algo mucho más serio de lo que quieren demostrar ahora algunos de sus detractores. Algo que vino de abajo y que produjo un cambio en el contenido y en la dirección ideológica de nuestra literatura en particular y, en general, de todo el arte vernáculo.
Y quién mejor que ese flaco espigado con aire patriarcal para definir aquella epopeya cultural de los años veinte. Su lucidez octogenaria todavía estaba entonces en condiciones de aportar claros rastros, siempre vigentes, sobre patria y apropiación de símbolos de las clases dominantes.
Vivió, apasionado y comprometido, hasta sus últimos días. “Lo único que puede matar en mí este amor que siento por la vida, es la muerte” —había dicho alguna vez—. Y se cumplió su vaticinio el 11 de octubre de 1982.
Mario Bellocchio
FUENTES DE INFORMACION:
*Leonardo Candiano-Lucas Peralta, Boedo: orígenes de una literatura militante, Ediciones del CCC, Bs. As., 2007.
*Revista “Crisis”, Nº 12, Bs. As., abril de 1974.
*Elías Castelnuovo, Memorias, Ediciones Culturales Argentinas, Bs. As., 1974.
*Aníbal Lomba-Alicia N. Rodríguez, Manual histórico geográfico del barrio de Boedo, Junta de Est. Hist. del Barrio de Boedo, Bs. As., 1998.
Callejeando historia
Juan María Gutiérrez: los inicios de la crítica literaria
Hablábamos en nuestro último callejeo de Esteban Echeverría y de que si bien publicó en vida mucha de su labor poética, recién en 1870 se hizo una edición completa de su obra por mano de su amigo, y en cierta medida discípulo, Juan María Gutiérrez. Y ya que el cronista callejero se ha empeñado este año en seguir, más o menos cronológicamente, a los hombres de letras presentes en nuestra nomenclatura urbana, qué mejor que hablar un poco de este bibliógrafo, poeta, crítico y quizá el primer escritor “profesional” de nuestro medio.
Este Gutiérrez —que los hay bastantes en nuestra historia— había nacido en Buenos Aires en 1809, hijo del español José Matías y de Concepción Granados Chiclana, de una distinguida familia porteña. Cursó humanidades y ciencias exactas recibiéndose de agrimensor, pero las letras tiraban más y fue uno de los contertulios del Salón Literario de Marcos Sastre, del que ya hemos hablado, y luego miembro de la Asociación de Mayo, tras cuya disolución en 1838 se exilió en Montevideo. Allí comienza, en realidad, su carrera publicando numerosos trabajos de todos los géneros en El Iniciador, El Comercio del Plata, El Mundo Literario y diversos pasquines como ¡Muera Rosas! o El Talismán fundado por Rivera Indarte. En 1843 viajó a Europa, en compañía de Alberdi, donde conoció al ya viejo San Martín y a su regreso se afincó en Chile, colaborando en los principales diarios, tanto de ese país como de Ecuador y Perú.
Como casi todos los exiliados, regresó al país después de Caseros, ejerciendo como ministro de Gobierno del gobernador bonaerense Vicente López, en 1852, y como representante de Entre Ríos al Congreso Constituyente de Santa Fe, donde redactó parte de la Constitución y el discurso inaugural de Urquiza, de cuya presidencia fue luego ministro de Relaciones Exteriores. Durante su estadía en Santa Fe se casó con una hija de Domingo Cullen, aquel gobernador de esa provincia, elegido a la muerte de Estanislao López, que debió renunciar ante fuertes intrigas y refugiarse con su amigo Juan Felipe Ibarra, gobernador de Santiago del Estero. En un sucio y no bien aclarado episodio fue entregado a tropas de Buenos Aires mandadas por Rosas, quien lo acusaba de connivencia con los unitarios y franceses, que lo fusilaron en Arroyo del Medio en 1839.
La participación de Gutiérrez en el gobierno de la Confederación y en el brillante grupo de intelectuales que se había congregado en Paraná ante la secesión de Buenos Aires le costaron —como a Marcos Sastre y tantos otros— la hostilidad de sus amistades porteñas, por lo cual se retiró de la política y los cargos públicos. También como Sastre fue luego reivindicado con el rectorado de la Universidad de Buenos Aires en 1861, desempeñándose más tarde como miembro del Consejo de Instrucción Pública en 1870 y jefe del Departamento General de Escuelas en 1875. A su gestión como rector se debe la fundación de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, el primer Reglamento, los programas de enseñanza de la literatura en los Colegios Nacionales y —lo más importante— el proyecto de gratuidad de la enseñanza en todos sus grados. Pero su más fecunda actividad fue en los principales periódicos de la época: así como antes de exilarse llegó a colaborar con El Museo Americano de Bacle (la primera publicación ilustrada de nuestro país) y con La Moda de Alberdi, después de Caseros lo hizo con El Nacional de Vélez Sarsfield, La Nación Argentina de Mitre, El Correo del Domingo, El Inválido Argentino, la Revista del Plata de Carlos Enrique Pellegrini, la Revista de Buenos Aires de Vicente Quesada y Miguel Navarro Viola, y la Revista del Río de La Plata que fundó en 1871 con Vicente Fidel López y Andrés Lamas.
Su obra poética puede encontrarse en el volumen Poesías, de 1869, y como prosista publicó El hombre hormiga en 1838, intento de novela psicológica y El capitán de Patricios en 1864. Sin embargo, lo más valioso de su obra está en las investigaciones y trabajos de crítica, como las biografías que publica en la Biblioteca Americana de Alejandro Magariños Cervantes, sus estudios sobre los poetas Esteban Echeverría, Florencio Balcarce, Juan Cruz Varela, Esteban de Luca y Juan Ramón Rojas. En el terreno de la investigación histórica escribió un Bosquejo biográfico del general José de San Martín y las Noticias históricas sobre el origen y desarrollo de la enseñanza pública superior en Buenos Aires, y las precursoras Origen del arte de imprimir en la América Española y la Bibliografía de la primera imprenta de Buenos Aires, desde su fundación hasta el año 1810, inclusive el catálogo de las producciones de la imprenta de Niños Expósitos, base de los estudios bibliográficos en nuestro país.
Es de destacar que Gutiérrez, pese a su filiación liberal y pasado antirrosista, no era para nada un europeizado, como no lo fue el pensamiento de sus ex compañeros del Salón Literario. Quedan para probarlo sus Estudios sobre poesía americana, Mitología de las naciones de la raza guaraní, Algunas observaciones sobre las lenguas guaraní y araucana y otros trabajos. Pero, sobre todo, queda su famosa respuesta a la Real Academia de la Lengua Española cuando quisieron nombrarlo miembro correspondiente en 1876, que armó gran alboroto y escándalo en los medios bien pensantes de la época. Este cronista callejero no tiene el texto a mano, pero en síntesis decía Gutiérrez que eso de “Real” le repugnaba profundamente en su condición de “americano libre” y republicano, y que además mal podía él pertenecer a una institución que pretendía “fijar” el idioma, cuando ese idioma estaba en perpetua transformación, especialmente en América.
Gutiérrez falleció en la madrugada del 26 de febrero de 1878, en su casa de Venezuela al 500, mientras escribía una carta a su amigo Alberdi en la cual le contaba la celebración del centenario del nacimiento de San Martín a la que había concurrido el día anterior. A diferencia de muchos, Gutiérrez tuvo suerte con la posteridad: Marcelino Menéndez y Pelayo, en su Antología de la poesía hispanoamericana, dijo que fue “el más completo hombre de letras que hasta ahora ha producido aquella parte del continente”, y Buenos Aires lo recuerda en una de sus calles que corre por los barrios de Recoleta y Palermo: desde Pueyrredón hasta Austria —donde la interrumpe el hospital Rivadavia— y desde Ugarteche hasta República de la India, en el primer tramo entre Pacheco de Melo y Las Heras, y en el segundo entre ésta y Cabello.
Diego Ruiz
Pasillos
La casa de mi infancia, una típica casa “chorizo”, tenía un pasillo larguísimo al que daban todas las habitaciones. En un extremo, cerca de la puerta de entrada, estaba la cocina y, en el otro, el comedor. Tan largo era el trayecto entre uno y otro que la sopa que salía caliente de la cocina llegaba apenas tibia a la mesa del comedor, la lechuga de la ensalada se marchitaba por acción del vinagre y la alegría con que uno comenzaba el viaje podía trocarse en tristeza al llegar y viceversa.
Nunca encontré una metáfora más perfecta del tiempo que aquel pasillo de baldosas amarillas moteadas de blanco tan enceradas por mi madre que su brillo nos obligaba a entornar los ojos. Aquel pasillo, como todos, era la más cabal representación del presente, un tiempo de tránsito entre el pasado y el futuro que recrea nuestro nomadismo ancestral, nuestra naturaleza itinerante anterior a la agricultura. Nadie planta flores en los pasillos ni instala muebles cargados de los enseres característicos de la vida sedentaria. Allí no hacen falta las cucharas, ni las camisas limpias, ni las teteras de porcelana que duermen en los armarios oscuros a la espera de acontecimientos por llegar. El pasillo es sólo el tránsito del presente de la sopa hirviente al futuro de la sopa fría. El presente es, en suma, un pasillo, una especie arquitectónica sin fulgor que sólo sirve para conducir a otro sitio. Tampoco tiene dignidad en la lengua. No existe el presente perfecto. En cambio, hay un pretérito perfecto, e incluso más que perfecto –pluscuamperfecto–, y también un futuro perfecto. A duras penas sí existe un presente histórico que es, en realidad, una trampa artera del pasado que se disfraza de hoy para hablar del ayer. El presente es un tiempo ilusorio en el que se recolectan los recuerdos que se evocarán mañana.
Por aquel pasillo de baldosas amarillas transité de la esperanza a la decepción y volví sobre mis pasos para esperanzarme nuevamente, salí de la cocina para llegar al comedor y regresé innumerables veces al punto de partida. El pasillo tenía dos direcciones y siempre era posible el retorno. Sin embargo, al cabo del tiempo, comprobé que la sopa de la infancia ha ido perdiendo irremediablemente su calor y que no hay fuego capaz de devolvérselo. El pasillo, puro presente en mi pasado, hoy es para mí sólo pasado. Las baldosas amarillas emanan reflejos opacados por la memoria imperfecta, fragmentaria. Lo que más me duele no es que la casa se haya vendido y que aquel pasillo ya no me pertenezca, sino que los pasillos por los que circulo actualmente tengan mano única. Imposible volver a calentar la sopa en las hornallas de aquella cocina, imposible desandar los pasos para recuperar la inocencia como si el vinagre nunca la hubiera marchitado. Los pasillos se acortan con el tiempo y no permiten el regreso al punto de partida. Son cada vez más definitivos, han adquirido la contundencia de los viejos comedores, se han tornado inhóspitos y oscuros y me obligan a avanzar a tientas. El futuro se ha achicado y todo lo que queda por vivir parece al alcance de la mano. El pasado, en cambio, se ha agrandado, pero ha revelado también su carácter finito. Como los álbumes de figuritas de la infancia, también el pasado termina por completarse: ya no es posible incorporar nuevas imágenes, sino sólo redescubrir las viejas. Es pasillo es hoy un desván donde se amontonan ayeres herrumbrados.
Mónica López Ocón
Margot cumple 15 años
Cuando en 2004 Baires Popular realizó el concurso de cuentos Vida de Margot se presentaron más de 180 señoras y señoritas de tal nombre, cada una con su historia y su identidad, todas válidas, todas vívidas más allá de aquella Margarita que pelechó y mereció la diatriba del negro Celedonio Flores, o de aquella francesita de boina azul y cruz al cuello de “Tristeza marina”. Hubo incluso catorce de ellas premiadas o mencionadas, que se sintieron un poco por encima de sus hermanas. Pero para nosotros, los bairespopularenses (o como se pueda decir), Margot hay una sola, acaba de cumplir quince años y tiene además, de diferente, que lleva género masculino: es el Margot.
Allá por julio de 1993 Pablo Durán cumplió uno de sus sueños, comprar el fondo de comercio del local de Boedo y San Ignacio. Allí había acompañado innumerables veces a su padre, el pontevedrés Julio, en el reparto de leche que aprovisionaba al legendario Trianón del matrimonio Torres, ese Trianón que los antiguos vecinos del barrio aún recuerdan al pasar por la esquina. Y montó el café que pronto se convirtió en parte indisoluble de Boedo, donde es posible sentarse a la “mesa de soñar” en la que se tramaron tantas aventuras intelectuales, o a la mesa del “gordo” Héctor González, ese activista cultural reo que nos dejó hace cinco años pero cuyo vozarrón sigue atronando por sobre los pedidos de los mozos. ¡Cuántas exposiciones de pintura o fotografía, cuántos ciclos de poesía, cuántas mañanas en su hospitalaria vereda con nuestra mesa de publicaciones, cuántos íntimos cafés y cuántos opíparos almuerzos; cuántas cosas hemos hecho con Margot en estos años!
Para Pablo y Laura Durán y para nuestra “niña bonita”, el “café notable” Margot, vaya el ¡feliz cumpleaños! de Baires Popular desde las páginas –no podía ser de otra forma– de Desde Boedo. Y que sigamos soñando locuras por muchos años más entre sus mesas que siempre preguntan. (D. R.)
Juan Manuel Sánchez
Entre las celebraciones del Día de Boedo se destaca la muestra de Juan Manuel Sánchez en el Margot, organizada por Baires Popular. Brindamos una breve reseña de la trayectoria del prestigioso expositor.
Transcurrieron más de cincuenta años desde que el maestro Juan Manuel Sánchez comenzara a enviar sus trabajos a los salones oficiales; que obtuviera su primera distinción con el premio “Pío Collivadino y Amalia B. de Collivadino”; que fundara, junto a Ricardo Carpani y Mario Mollari, el Grupo Espartaco. Desde entonces, el esfuerzo riguroso, el trabajo constante, y sobre todo la calidad de su arte, lo ubicaron en un lugar preponderante en la plástica argentina. Numerosos premios y sus obras en colecciones particulares y museos de Francia, Canadá, Israel, Austria, España, Hungría, Estados Unidos, Chile, Uruguay, Cuba, Guatemala, República Dominicana, Buenos Aires y provincias y localidades de nuestro país, sirven como muestra de la dimensión que ha alcanzado su arte.
El pincel de Sánchez expresa su visión de las particularidades raciales y sociales del hombre y la mujer americanos; sus sufrimientos, sus infortunios; la vital necesidad de denunciar injusticias, segregaciones y olvidos, a la vez que un llamado a la esperanza.
Inspirado en su momento por el expresionismo de los mejicanos Alfaro Siqueiros, Ribera y Orozco, su inclinación por el arte mural fue dejando huellas en su estilo: definición de formas, contornos sintéticos, estilizaciones expresivas, colores neutros…
“Basta un término para definir el arte de Juan Manuel Sánchez: síntesis”. “Lo que vemos es lo esencial; lo que percibimos, por el contrario, es muy complejo. Sánchez impregna la imagen más simple de conceptos ideológicos, emociones profundas e inquietante sensualidad”.(1) (C.J.C.)
(1) Marissa C de Chacal
Eugenio Daneri en el “Quinquela Martín”
El Museo de Bellas Artes de la Boca “Benito Quinquela Martín” ha renacido de un pasado de decadencia y deterioro con la puesta en valor de su edificio y de las obras que constituyen su patrimonio artístico. Aquellas ruinas de ayer se han transformado, después de más de ocho años de intenso trabajo, en uno de los lugares más atrayentes de la Ciudad.
Resulta gratificante recorrer sus amplios salones y espacios equipados con criterios modernos y disfrutar las muestras permanentes y transitorias de artistas consagrados y noveles, así como del trato amable y deferente para quienes concurren, sean niñas y niños de escuelas primarias, jóvenes o visitantes nacionales y extranjeros.
Esta enorme transformación fue posible de concretar por el encomiable trabajo que durante ese período desarrolló su directora, la Lic. María Sábato, junto a un capacitado equipo de colaboradores y el apoyo del Ministerio de Educación del Gobierno de la C. A. B. A.
En ese marco se inauguró, el pasado mes de junio, en conjunción con la Fundación OSDE y el aporte de obras cedidas para la ocasión por instituciones públicas y coleccionistas particulares, la muestra antológica “Una Mirada Desde la Sombra”, del maestro Eugenio Daneri.
Nacido en Buenos Aires en 1881 y fallecido en la misma ciudad en 1970, es Daneri uno de los grandes maestros de la plástica nacional.
Discípulo de Eduardo Sívori, Angel Della Valle y Ernesto de la Cárcova; influenciado por Eduardo Schiaffino y Reinaldo Giúdice y admirador de Van Gogh y Cezanne, su obra resulta, no obstante, de una notable originalidad no solo por lo que muestra, sino por lo que el atento observador puede ir descubriendo a través de los detalles y la naturaleza de los objetos tratados. De allí que resulte un verdadero acierto la denominación de la muestra.
Su trabajo puede enmarcarse en tres principales ejes temáticos: el retrato, el paisaje y las naturalezas muertas. “La estructura cromática de las obras, construida sobre la base de bajas saturaciones, se caracteriza por una dominancia de tonos grises y tierras, que ofrecen sin embargo una sorprendente riqueza cromática. La materia, densa y evidente, coloca la textura en un rango de elemento plástico tan jerarquizado como la forma y el color.” (1)
Los detalles, decíamos, son los que develan y le dan dimensión a una obra plena de recato “y la colocan mucho más inmersa en lo social que lo que habitualmente se la considera“. No es casual que Daneri haya tenido relación directa con los Artistas del Pueblo y con pintores de la Boca relacionados con aquéllos y “cercanos unos y otros a esa corriente del pensamiento obrero que fue el anarquismo”. (2)
A partir de la presentación en la Exposición del Centenario de 1910, Eugenio Daneri obtuvo las máximas distinciones a que pueda aspirar un artista: las del Salón Nacional, el Diploma de Honor en la Exposición de París de 1937, el Gran Premio de Pintura; el Premio Palanza, hasta culminar, en 1961 y a los 80 años, con su consagración y reconocimiento definitivo a través de una muestra retrospectiva, en el Museo Nacional de Bellas Artes.
La exposición permanecerá hasta el 31 de agosto y, según nuestro criterio, será una cita imperdible para todos aquellos que conocedores o no de la obra de Daneri, quieran disfrutar las sensaciones y sentimientos que despiertan artistas de tan notable dimensión.
Carlos Caffarena
(1) Víctor G. Fernández
(2) María T. Constantini. “Una mirada Desde la Sombra: Eugenio Daneri”. 1ª edición. Fundación OSDE. 2008
Los 100 de “El Abasto”
La edición de cien números en el periodismo barrial es un logro que sólo acreditan los que pueden superar la etapa del intento para afianzarse en la de concreción, en este caso, a puro mérito ético y estético. Rafael Sabini, su editor, nos cuenta sobre sus inicios y los condicionamientos para la continuidad.
En un momento de juventud y estudios compartía un departamento bastante grande en San Telmo con varios compañeros en similares circunstancias. Uno de los temas de charla más habituales eran ideas de cómo generar un negocio, o al menos un laburo acorde a lo que estudiábamos, que en mi caso era la carrera de Letras en la UBA. Recuerdo que la idea de una revista barrial quedó rondando en mi mente y cuando me vi en otro barrio porteño, fabuloso y misterioso, con un aura tanguera y de teatros, decidí que era el momento de probarla. Sin ningún estudio de mercado, sin siquiera saber si existían otros medios barriales por la zona salí a patear el rioba con mi hermano, Nicolás. Demoré con la venta más de lo que calculaba. En vez de en abril, el primer número salió en mayo de 1999. Eso sí, con fuerza: 5000 ejemplares (que además logramos mantener).
Hoy considero que la lucha del periodismo barrial debe darse en primera instancia ante el, o mejor dicho, los gobiernos. De ahí debe venir más dinero para realmente contrarrestar la concentración de voces. Para promover la democracia y la pluralidad de voces hay que invertir dinero de las arcas públicas: no queda otra. El periodismo barrial porteño quiere, pero hoy realmente no tiene con qué. Todo es, aún con la pauta oficial actual, demasiado a pulmón. Rafael Sabini - revista El Abasto. www.revistaelabasto.com.ar
Comisión Plaza
En la 30ª reunión de la Comisión “Todos por la Plaza de Boedo”, del día 6 de agosto de 2008, se notifica a los vecinos concurrentes que la Escritura traslativa de dominio del inmueble sito en EE.UU., Sánchez de Loria, Carlos Calvo y línea edificada lindante con Virrey Liniers, se ha realizado en la Escribanía General del GCABA el día 25 de julio de 2008 y a la fecha se esta realizando la inscripción en la Dirección General de Inmuebles.
En en transcurso de la semana se ha presentado el siguiente texto a la Dirección General de Espacios Verdes: At. Julio C. Waisman, Norberto Pini y Adrián Plager. Por intermedio de la presente notificamos oficialmente que el predio ha sido escriturado a nombre del GCABA el viernes 25 de Julio de 2008. Por lo tanto ya estarían las condiciones para que tome intervención la DGEV. En el transcurso de los próximos días la Escribanía procederá a registrar el dominio a nombre del GCABA. Con el dominio expira el expediente 23258/07. La escribanía nos informa que para la construcción debe iniciarse otro. Solicitamos a uds. por este medio la intervención de la DGEV para la ejecución del proyecto en coordinación con los vecinos. Tomamos como firme la reunión realizada en el Club GON con el Arquitecto Plager y el Sr. Norberto Pini, donde el GCABA recibió las pautas de diseño de los vecinos y quedamos a la espera de la escrituración y posesión del inmueble...
De tal solicitud, a la fecha, no se ha recibido ninguna notificación.
Solo se ha conversado telefónicamente con el Sr. Norberto Pini, Secretario de Gabinete de la DGEV, quien insiste en calificar como innecesario el concurso.
Se resuelve esperar unos días y diligenciar esta notificación a la DGEV ni bien tengamos la copia de la escritura del bien.
Previamente a estos hechos, la Comisión Plaza había concurrido a la reunión de la Comisión de Cultura de la Legislatura celebrada el día 28 de julio en donde, entre otros temas, se trató el tema “nombre para la futura plaza del predio Vail”. En ella pusimos en conocimiento de los legisladores el consenso vecinal para nominarla “Mariano Boedo” y ellos adelantaron su dictamen favorable a tal solicitud, como posteriormente lo hicieron.
Con fecha 17 de julio se cursó la siguiente nota al Director General de la Dirección General de Bienes, Ing. Javier Ibáñez, que dice: ante la inminencia de escrituración y consecuente toma de posesión del predio conocido como Estación Vail –adjudicado por Ley 2266 a la construcción de una plaza–, la comisión “Todos por la Plaza de Boedo”, en representación vecinal, de acuerdo a las actas fundacionales que adjuntamos, solicitamos estar presentes en momentos tan trascendentes como la firma y concurrencia al predio que realicen las autoridades en tal ocasión. De igual modo, producida la efectiva toma de posesión del lugar, solicitamos la urgente disposición de custodia del bien durante las 24 horas, sobre todo en el riesgoso interregno que se producirá hasta el inicio efectivo de las obras.
A la fecha no se ha recibido respuesta a lo solicitado.
Se resuelve cursar nota del siguiente tenor al Sr. Jefe de Gobierno:
Los vecinos de Boedo hemos asistido con beneplácito a la concreción legal de una larga aspiración que reconoce una antigüedad superior a los treinta años.
Ver sancionada la ley 2266 –que rezonifica el llamado predio Vail afectándolo a Urbanización Parque para ser destinado a espacio verde de uso público– incluye el reconocimiento a los legisladores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que fueron sensibles al deseo vecinal.
Hoy el predio en cuestión ya pertenece a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el mismo ha sido escriturado el 25 de julio del corriente año en la Escribanía General del Gobierno de la CABA, encontrándose en proceso de inscripción registral.
Los vecinos, en el transcurso del último año, hemos realizado distintas actividades orientadas a afianzar nuestra participación respecto de “qué espacio queremos para nuestro barrio” por lo que se ha procedido a consensuar pautas de diseño para la futura plaza, como así también un proyecto para el nombre. Esta Comisión estuvo presente en la reunión de la Comisión de Cultura de la Legislatura del pasado 28 de julio donde se trató el tema del nombre y se dio curso favorable a la iniciativa vecinal consensuada de nominar Mariano Boedo al nuevo espacio verde. Por tanto los vecinos a través de esta comisión solicitamos a Ud. proceda a dar inmediata intervención a la Dirección General de Espacios Verdes para que teniendo en cuenta las pautas fijadas por los vecinos proceda a elaborar el proyecto constructivo respetando la tarea realizada por la comisión vecinal, que en este acto aporta a la Jefatura de Gobierno y los distintos ministerios.
Se procede a enviar copias de la nota a DGEV, Ministerio de Desarrollo Urbano y Planeamiento Urbano.
Se resuelve solicitar una entrevista al director del CGPC5 Marcelo Bouzas.
Patricia Roselló
El CGPC5 informó en su boletín digital Nº 5 del 31 de julio,
En la semana del 19 al 26 de julio se superaron todas las expectativas de concurrencia
CASTELNUOVO
“Los poderosos son vendepatrias a causa de que son los dueños de la patria…”
Mario Bellocchio
CALLEJEANDO HISTORIA
Juan María Gutiérrez: los inicios de la crítica literaria
Diego Ruiz
PASILLOS
“Los pasillos se acortan con el tiempo y no permiten el regreso al punto de partida. Son cada vez más definitivos…”
Mónica López Ocón
MARGOT CUMPLE 15 AÑOS
“… Margot hay una sola, acaba de cumplir quince años y tiene además, de diferente, que lleva género masculino: es el Margot.”
Diego Ruiz
JUAN MANUEL SÁNCHEZ
“Basta un término para definir el arte de Juan Manuel Sánchez: síntesis”.
Carlos Caffarena
EUGENIO DANERI EN EL “QUINQUELA MARTÍN”
“…para todos aquellos que conocedores o no de la obra de Daneri, quieran disfrutar las sensaciones y sentimientos que despiertan artistas de tan notable dimensión.”
Carlos Caffarena
LOS 100 DE “EL ABASTO”
La edición de cien números […] a puro mérito ético y estético.
COMISIÓN PLAZA
“…la Escritura traslativa de dominio […] se ha realizado en la Escribanía General del GCABA el día 25 de julio de …”
Patricia Roselló
EL PROCESO DE LA SOLEDAD
“Es desde la soledad que la lectura y la escritura pueden hacerse un lugar en la mañana”
Edgardo Lois
PROFESOR DIEGO A. DEL PINO
“Falleció el viernes 1° de agosto de 2008. […] Sus investigaciones son reconocidas por su alto valor histórico y su respetada confiabilidad.”
POEMA
A un domingo cualquiera en Buenos Aires
Félix M. Pelayo
EDITORIAL
“Garantías”
“La primera pregunta que surge es: en nombre de qué garantismo se puede otorgar el beneficio de prisión domiciliaria a un condenado por semejante delito”
Mario Bellocchio
VER, LEER Y ESCUCHAR
Crítica literaria, teatral y de producciones discográficas
CULTURA GRATUITA
Actividad cultural barrial que no requiere pago alguno
IV CONGRESO DE HISTORIA BARRIAL
Organizado por la Junta de Estudios Históricos de Parque de los Patricios
EL POEMA de Juan Vedera
Boedo de fiesta
En la semana del 19 al 26 de julio se superaron todas las expectativas de concurrencia a la enorme cantidad de actividades culturales que las instituciones de la Red de Cultura de Boedo organizaron en celebración del día del barrio. Conferencias, muestras, proyecciones de cine, actividades musicales y teatrales, recitales, talleres y mesas literarias de todo orden fueron desplegadas en siete intensos días cuyo punto destacado, sin duda, lo constituyó el prolongado y aplaudido festival del domingo 20, desarrollado en Boedo entre EE.UU. y Carlos Calvo, con feria artesanal e institucional incluidas. Durante la semana participaron con sus propuestas más de cuarenta instituciones que aportaron la actividad de 250 artistas a la totalidad de las manifestaciones a las que se estima que acudieron más de 6000 personas.
Castelnuovo
“Los poderosos son vendepatrias a causa de que son los dueños de la patria, o sea: del patrimonio común, en tanto que los desheredados no lo son ni lo pueden ser de ninguna manera a causa de que no tienen nada que vender.”
Montevideo también tiene su Palermo. Y un hijo dilecto caro a los afectos boedenses: Elías Castelnuovo. Aquel que Roberto Arlt definía claramente como “el primer cuentista argentino”, categorizando sus méritos y reubicando su cuna trasladada a la patria adoptiva.
A partir del 6 de agosto de 1893, la calle Yaro del viejo Montevideo vecina del moreno barrio Reus, tuvo un nuevo habitante de nombre Elías. La madre analfabeta y la prematura muerte del padre lo privaron de una educación primaria completa para lanzarlo al área laboral: albañil, linotipista..., fueron los primeros intentos con un codiciado horizonte en Buenos Aires. A los 16 años le encontró la vuelta al asunto del papeleo y tiró el ancla en nuestra ciudad para siempre. Me conchabé en una imprenta que funcionaba en un sótano cerca del Mercado de Abasto, ahí por Corrientes y Agüero, más o menos –diría años más tarde–. Recuerda vagamente a un peluquero que lo sacó del acendrado catolicismo barrial montevideano con ideas anarquistas. Gorki, Tolstoi, Dostoievsky, Chejov, fueron moldeando al joven Elías en la proyección que lo lanzaba a las calles los 19 de mayo portando banderas rojas. Y llegaría a director de “La Protesta”, órgano oficial del anarquismo.
Después vino lo de Boedo –relata en sus memorias–, allá por el 23. Sucede que en una casona de esa calle funcionaban una imprenta y tres editoriales: Claridad, Victoria y Las Grandes Obras. Era como un conventillo administrado por los imprenteros Lorenzo Rañó y Antonio Zamora. Y ahí nos reuníamos. Se refiere a Boedo 837, una de las pocas reliquias edilicias históricas de Boedo que aún se conservan; en los fondos, lo de Zamora; en otra dependencia, la imprenta de Lorenzo Rañó, y en el local del frente, el del 841, la librería de Munner.
Sobre el nacimiento del Grupo Boedo cuenta que el punto de partida fue un concurso literario que organizó el diario “La Montaña”. La página literaria la dirigía el poeta Juan Pedro Calou, un tipo lamentablemente olvidado, que murió muy joven, como se estilaba entonces, de tuberculosis. Los premios en poesía fueron para Mario Fíngueri y Alvaro Yunque. En prosa yo gané el primer premio, el chileno Manuel Rojas el segundo, Leónidas Barletta el tercero y Roberto Mariani el cuarto. Ahí nos conocimos, en la entrega de premios, y Zamora nos alentó para que nos uniéramos.
Y efectivamente lo hicieron dando nacimiento al conocido grupo que trascendió fronteras y género ya que, según refiere Castelnuovo, Rosario, La Plata y Montevideo eran como subsedes del pensamiento boedista. Y la presencia de artistas plásticos como Abraham Vigo y Agustín Riganelli lo trasladaba a un ámbito artístico más amplio superando los límites literarios.
El hecho de que Boedo tomase como materia prima de sus inquietudes espirituales a la clase trabajadora, no se debió puramente a una determinación estética, sino a que la mayoría de sus componentes procedían de esa misma cIase –revela Castelnuovo.
Se había abierto la puerta a una corriente de pensamiento social ejercida por sus propios actores, desde el activismo de los trabajadores, desde su ideología proletaria heterogénea integrada tanto por anarquistas, como por socialistas, comunistas, sindicalistas y “profetas seguidores de la doctrina de Cristo”, según sus propias palabras. La actividad cultural abandonaba así la exclusividad de las clases dominantes con el puro ejercicio de los integrantes de la órbita del trabajo, con el ascenso de las masas hasta ese momento postergadas intelectualmente –diría Castelnuovo. Y agregaba a continuación, rubricando el aserto: Agustín Riganelli era tallista; Roberto Arlt, gomero; Nicolás Olivari, peón de almacén; César Tiempo, repartidor de soda; Roberto Mariani, oficinista; Juan Carlos Mauri, carnicero; Abel Rodríguez, albañil; Ernesto Castro, sereno; Abraham Vigo, José Portogalo y Antonio Gil, pintores de paredes; y Manuel Rojas, linotipista.
A este escueto listado agregaría, de propia boca, a Alvaro Yunque, Gustavo Riccio y Enrique Amorim, desechando, vaya a saberse por qué desavenencias, la participación de Leónidas Barletta al que sólo admite en el vagido inicial del concurso de “La Montaña”.
Cierto es que entre tanta ebullición de ideas y necesidad de difundirlas encontraron en Antonio Zamora al partícipe necesario que proveyó “Los Pensadores” y “Claridad” como órganos de difusión accesibles para los humildes bolsillos a quienes estaban dirigidos.
Cincuenta años más tarde de todos estos episodios, la revista “Crisis” publicaba un rico material que incluía, a más de datos y fragmentos literarios, un análisis retrospectivo que, desde la decantada posición de profesor emérito de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, a sus 80 años, Elías Castelnuovo panoramizaba en 1974.
El disparador resultó ser las declaraciones de Juan José Hernández Arregui —un pensador nacional que adhirió al Movimiento Peronista sin renunciar al marxismo— relativas al oportunismo y a un presunto pensamiento extranjerizante del grupo Boedo, amén de otras consideraciones no precisamente ponderativas. El análisis de Castelnuovo proporciona una interesante visión retrospectiva.
[...] El movimiento de Boedo no pudo levantar la bandera nacional, porque en esos instantes, 1923, esa bandera estaba en Buenos Aires en poder de la Liga Patriótica Argentina, entidad típicamente gorila que presidía el abogado de los ferrocarriles ingleses Manuel Carlés y financiaba la patronal, cuyo único objetivo consistía en romper huelgas, reclutando carneros, asaltar locales gremiales e incendiar diarios de izquierda; y en Italia, la misma bandera estaba en poder de Benito Mussolini, de quien no es menester documentar su biografía. Luego, en 1930, la retomó aquí el general Uriburu en contra de Yrigoyen, y en Alemania, en 1933, la esgrimió Adolfo Hitler en contra de la humanidad. Durante la “década infame” hablar de patria significaba confundirse o ser confundido con los traidores a la patria. Recién después del 17 de octubre de 1945, cuando surge Perón, se pudo empezar a hablar de nacionalismo sin ser sospechado de vendepatria.
[...] Pero, en cambio, Boedo levantó la bandera de la clase trabajadora y defendió incesantemente al pueblo, haciéndose eco de todo lo auténticamente popular. Su fuente de inspiración la constituyeron siempre los parias del régimen capitalista, régimen al cual le había declarado la guerra. Ahora, bien. Lo popular y lo nacional, en el fondo son una misma cosa, pues no hay nada que represente más a una nación que el pueblo. Quiere decir, entonces, que Boedo al defender al pueblo, a los obreros, hizo más por la nación que la Liga Patriótica Argentina, que se dedicaba a hundirlo, más de lo que estaba, y que en la Semana Trágica de enero del 19, fue la que promovió con sus patotas armadas las más terribles masacres de obreros que ocurrieron nunca en Buenos Aires.
Lo nacional y lo internacional, bien mirado, lejos de excluirse por desacuerdo, se intercompenetran mutuamente. No hay una cultura local químicamente pura, aunque haya una cultura con algunas características o matices locales. Una tercera parte del idioma español, que se habla en la Argentina, está compuesto por palabras que los moros introdujeron en el habla durante el transcurso de los siglos que ellos dominaron la península hispánica. Cuando Martín Fierro, prototipo de la nacionalidad, dice: “¡Ojalá!”, ignora que está invocando la ayuda de Alá —”¡Oj Alá!
[...] Si se admite que la sociedad está dividida vertebralmente en dos clases, hay que convenir entonces que la nación o la nacionalidad sufre idéntica fisura. Unos —los ricos— son los propietarios del territorio nacional y otros —los pobres— son sus meros inquilinos, a quienes, incluso, se puede legalmente desalojar. Los poderosos son vendepatrias a causa de que son los dueños de la patria, o sea: del patrimonio común, en tanto que los desheredados no lo son ni lo pueden ser de ninguna manera a causa de que no tienen nada que vender.
[...] El nacionalismo ha sido siempre propugnado y defendido por los propietarios de la nación. Los desposeídos no tuvieron nunca la oportunidad de propugnar y defender bienes que no poseían. Solamente cuando aparece aquí el peronismo que da alguna participación en el usufructo de la patria a los desposeídos, ellos comienzan a sentirse patriotas en la medida de ese disfrute. Para que el patrimonio común de los argentinos sea de todos y no de unos cuantos, lo que se necesita no es suprimir a los extranjeros sino eliminar al capitalismo y socializar la república.
En síntesis: el movimiento de Boedo fue algo mucho más serio de lo que quieren demostrar ahora algunos de sus detractores. Algo que vino de abajo y que produjo un cambio en el contenido y en la dirección ideológica de nuestra literatura en particular y, en general, de todo el arte vernáculo.
Y quién mejor que ese flaco espigado con aire patriarcal para definir aquella epopeya cultural de los años veinte. Su lucidez octogenaria todavía estaba entonces en condiciones de aportar claros rastros, siempre vigentes, sobre patria y apropiación de símbolos de las clases dominantes.
Vivió, apasionado y comprometido, hasta sus últimos días. “Lo único que puede matar en mí este amor que siento por la vida, es la muerte” —había dicho alguna vez—. Y se cumplió su vaticinio el 11 de octubre de 1982.
Mario Bellocchio
FUENTES DE INFORMACION:
*Leonardo Candiano-Lucas Peralta, Boedo: orígenes de una literatura militante, Ediciones del CCC, Bs. As., 2007.
*Revista “Crisis”, Nº 12, Bs. As., abril de 1974.
*Elías Castelnuovo, Memorias, Ediciones Culturales Argentinas, Bs. As., 1974.
*Aníbal Lomba-Alicia N. Rodríguez, Manual histórico geográfico del barrio de Boedo, Junta de Est. Hist. del Barrio de Boedo, Bs. As., 1998.
Callejeando historia
Juan María Gutiérrez: los inicios de la crítica literaria
Hablábamos en nuestro último callejeo de Esteban Echeverría y de que si bien publicó en vida mucha de su labor poética, recién en 1870 se hizo una edición completa de su obra por mano de su amigo, y en cierta medida discípulo, Juan María Gutiérrez. Y ya que el cronista callejero se ha empeñado este año en seguir, más o menos cronológicamente, a los hombres de letras presentes en nuestra nomenclatura urbana, qué mejor que hablar un poco de este bibliógrafo, poeta, crítico y quizá el primer escritor “profesional” de nuestro medio.
Este Gutiérrez —que los hay bastantes en nuestra historia— había nacido en Buenos Aires en 1809, hijo del español José Matías y de Concepción Granados Chiclana, de una distinguida familia porteña. Cursó humanidades y ciencias exactas recibiéndose de agrimensor, pero las letras tiraban más y fue uno de los contertulios del Salón Literario de Marcos Sastre, del que ya hemos hablado, y luego miembro de la Asociación de Mayo, tras cuya disolución en 1838 se exilió en Montevideo. Allí comienza, en realidad, su carrera publicando numerosos trabajos de todos los géneros en El Iniciador, El Comercio del Plata, El Mundo Literario y diversos pasquines como ¡Muera Rosas! o El Talismán fundado por Rivera Indarte. En 1843 viajó a Europa, en compañía de Alberdi, donde conoció al ya viejo San Martín y a su regreso se afincó en Chile, colaborando en los principales diarios, tanto de ese país como de Ecuador y Perú.
Como casi todos los exiliados, regresó al país después de Caseros, ejerciendo como ministro de Gobierno del gobernador bonaerense Vicente López, en 1852, y como representante de Entre Ríos al Congreso Constituyente de Santa Fe, donde redactó parte de la Constitución y el discurso inaugural de Urquiza, de cuya presidencia fue luego ministro de Relaciones Exteriores. Durante su estadía en Santa Fe se casó con una hija de Domingo Cullen, aquel gobernador de esa provincia, elegido a la muerte de Estanislao López, que debió renunciar ante fuertes intrigas y refugiarse con su amigo Juan Felipe Ibarra, gobernador de Santiago del Estero. En un sucio y no bien aclarado episodio fue entregado a tropas de Buenos Aires mandadas por Rosas, quien lo acusaba de connivencia con los unitarios y franceses, que lo fusilaron en Arroyo del Medio en 1839.
La participación de Gutiérrez en el gobierno de la Confederación y en el brillante grupo de intelectuales que se había congregado en Paraná ante la secesión de Buenos Aires le costaron —como a Marcos Sastre y tantos otros— la hostilidad de sus amistades porteñas, por lo cual se retiró de la política y los cargos públicos. También como Sastre fue luego reivindicado con el rectorado de la Universidad de Buenos Aires en 1861, desempeñándose más tarde como miembro del Consejo de Instrucción Pública en 1870 y jefe del Departamento General de Escuelas en 1875. A su gestión como rector se debe la fundación de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, el primer Reglamento, los programas de enseñanza de la literatura en los Colegios Nacionales y —lo más importante— el proyecto de gratuidad de la enseñanza en todos sus grados. Pero su más fecunda actividad fue en los principales periódicos de la época: así como antes de exilarse llegó a colaborar con El Museo Americano de Bacle (la primera publicación ilustrada de nuestro país) y con La Moda de Alberdi, después de Caseros lo hizo con El Nacional de Vélez Sarsfield, La Nación Argentina de Mitre, El Correo del Domingo, El Inválido Argentino, la Revista del Plata de Carlos Enrique Pellegrini, la Revista de Buenos Aires de Vicente Quesada y Miguel Navarro Viola, y la Revista del Río de La Plata que fundó en 1871 con Vicente Fidel López y Andrés Lamas.
Su obra poética puede encontrarse en el volumen Poesías, de 1869, y como prosista publicó El hombre hormiga en 1838, intento de novela psicológica y El capitán de Patricios en 1864. Sin embargo, lo más valioso de su obra está en las investigaciones y trabajos de crítica, como las biografías que publica en la Biblioteca Americana de Alejandro Magariños Cervantes, sus estudios sobre los poetas Esteban Echeverría, Florencio Balcarce, Juan Cruz Varela, Esteban de Luca y Juan Ramón Rojas. En el terreno de la investigación histórica escribió un Bosquejo biográfico del general José de San Martín y las Noticias históricas sobre el origen y desarrollo de la enseñanza pública superior en Buenos Aires, y las precursoras Origen del arte de imprimir en la América Española y la Bibliografía de la primera imprenta de Buenos Aires, desde su fundación hasta el año 1810, inclusive el catálogo de las producciones de la imprenta de Niños Expósitos, base de los estudios bibliográficos en nuestro país.
Es de destacar que Gutiérrez, pese a su filiación liberal y pasado antirrosista, no era para nada un europeizado, como no lo fue el pensamiento de sus ex compañeros del Salón Literario. Quedan para probarlo sus Estudios sobre poesía americana, Mitología de las naciones de la raza guaraní, Algunas observaciones sobre las lenguas guaraní y araucana y otros trabajos. Pero, sobre todo, queda su famosa respuesta a la Real Academia de la Lengua Española cuando quisieron nombrarlo miembro correspondiente en 1876, que armó gran alboroto y escándalo en los medios bien pensantes de la época. Este cronista callejero no tiene el texto a mano, pero en síntesis decía Gutiérrez que eso de “Real” le repugnaba profundamente en su condición de “americano libre” y republicano, y que además mal podía él pertenecer a una institución que pretendía “fijar” el idioma, cuando ese idioma estaba en perpetua transformación, especialmente en América.
Gutiérrez falleció en la madrugada del 26 de febrero de 1878, en su casa de Venezuela al 500, mientras escribía una carta a su amigo Alberdi en la cual le contaba la celebración del centenario del nacimiento de San Martín a la que había concurrido el día anterior. A diferencia de muchos, Gutiérrez tuvo suerte con la posteridad: Marcelino Menéndez y Pelayo, en su Antología de la poesía hispanoamericana, dijo que fue “el más completo hombre de letras que hasta ahora ha producido aquella parte del continente”, y Buenos Aires lo recuerda en una de sus calles que corre por los barrios de Recoleta y Palermo: desde Pueyrredón hasta Austria —donde la interrumpe el hospital Rivadavia— y desde Ugarteche hasta República de la India, en el primer tramo entre Pacheco de Melo y Las Heras, y en el segundo entre ésta y Cabello.
Diego Ruiz
Pasillos
La casa de mi infancia, una típica casa “chorizo”, tenía un pasillo larguísimo al que daban todas las habitaciones. En un extremo, cerca de la puerta de entrada, estaba la cocina y, en el otro, el comedor. Tan largo era el trayecto entre uno y otro que la sopa que salía caliente de la cocina llegaba apenas tibia a la mesa del comedor, la lechuga de la ensalada se marchitaba por acción del vinagre y la alegría con que uno comenzaba el viaje podía trocarse en tristeza al llegar y viceversa.
Nunca encontré una metáfora más perfecta del tiempo que aquel pasillo de baldosas amarillas moteadas de blanco tan enceradas por mi madre que su brillo nos obligaba a entornar los ojos. Aquel pasillo, como todos, era la más cabal representación del presente, un tiempo de tránsito entre el pasado y el futuro que recrea nuestro nomadismo ancestral, nuestra naturaleza itinerante anterior a la agricultura. Nadie planta flores en los pasillos ni instala muebles cargados de los enseres característicos de la vida sedentaria. Allí no hacen falta las cucharas, ni las camisas limpias, ni las teteras de porcelana que duermen en los armarios oscuros a la espera de acontecimientos por llegar. El pasillo es sólo el tránsito del presente de la sopa hirviente al futuro de la sopa fría. El presente es, en suma, un pasillo, una especie arquitectónica sin fulgor que sólo sirve para conducir a otro sitio. Tampoco tiene dignidad en la lengua. No existe el presente perfecto. En cambio, hay un pretérito perfecto, e incluso más que perfecto –pluscuamperfecto–, y también un futuro perfecto. A duras penas sí existe un presente histórico que es, en realidad, una trampa artera del pasado que se disfraza de hoy para hablar del ayer. El presente es un tiempo ilusorio en el que se recolectan los recuerdos que se evocarán mañana.
Por aquel pasillo de baldosas amarillas transité de la esperanza a la decepción y volví sobre mis pasos para esperanzarme nuevamente, salí de la cocina para llegar al comedor y regresé innumerables veces al punto de partida. El pasillo tenía dos direcciones y siempre era posible el retorno. Sin embargo, al cabo del tiempo, comprobé que la sopa de la infancia ha ido perdiendo irremediablemente su calor y que no hay fuego capaz de devolvérselo. El pasillo, puro presente en mi pasado, hoy es para mí sólo pasado. Las baldosas amarillas emanan reflejos opacados por la memoria imperfecta, fragmentaria. Lo que más me duele no es que la casa se haya vendido y que aquel pasillo ya no me pertenezca, sino que los pasillos por los que circulo actualmente tengan mano única. Imposible volver a calentar la sopa en las hornallas de aquella cocina, imposible desandar los pasos para recuperar la inocencia como si el vinagre nunca la hubiera marchitado. Los pasillos se acortan con el tiempo y no permiten el regreso al punto de partida. Son cada vez más definitivos, han adquirido la contundencia de los viejos comedores, se han tornado inhóspitos y oscuros y me obligan a avanzar a tientas. El futuro se ha achicado y todo lo que queda por vivir parece al alcance de la mano. El pasado, en cambio, se ha agrandado, pero ha revelado también su carácter finito. Como los álbumes de figuritas de la infancia, también el pasado termina por completarse: ya no es posible incorporar nuevas imágenes, sino sólo redescubrir las viejas. Es pasillo es hoy un desván donde se amontonan ayeres herrumbrados.
Mónica López Ocón
Margot cumple 15 años
Cuando en 2004 Baires Popular realizó el concurso de cuentos Vida de Margot se presentaron más de 180 señoras y señoritas de tal nombre, cada una con su historia y su identidad, todas válidas, todas vívidas más allá de aquella Margarita que pelechó y mereció la diatriba del negro Celedonio Flores, o de aquella francesita de boina azul y cruz al cuello de “Tristeza marina”. Hubo incluso catorce de ellas premiadas o mencionadas, que se sintieron un poco por encima de sus hermanas. Pero para nosotros, los bairespopularenses (o como se pueda decir), Margot hay una sola, acaba de cumplir quince años y tiene además, de diferente, que lleva género masculino: es el Margot.
Allá por julio de 1993 Pablo Durán cumplió uno de sus sueños, comprar el fondo de comercio del local de Boedo y San Ignacio. Allí había acompañado innumerables veces a su padre, el pontevedrés Julio, en el reparto de leche que aprovisionaba al legendario Trianón del matrimonio Torres, ese Trianón que los antiguos vecinos del barrio aún recuerdan al pasar por la esquina. Y montó el café que pronto se convirtió en parte indisoluble de Boedo, donde es posible sentarse a la “mesa de soñar” en la que se tramaron tantas aventuras intelectuales, o a la mesa del “gordo” Héctor González, ese activista cultural reo que nos dejó hace cinco años pero cuyo vozarrón sigue atronando por sobre los pedidos de los mozos. ¡Cuántas exposiciones de pintura o fotografía, cuántos ciclos de poesía, cuántas mañanas en su hospitalaria vereda con nuestra mesa de publicaciones, cuántos íntimos cafés y cuántos opíparos almuerzos; cuántas cosas hemos hecho con Margot en estos años!
Para Pablo y Laura Durán y para nuestra “niña bonita”, el “café notable” Margot, vaya el ¡feliz cumpleaños! de Baires Popular desde las páginas –no podía ser de otra forma– de Desde Boedo. Y que sigamos soñando locuras por muchos años más entre sus mesas que siempre preguntan. (D. R.)
Juan Manuel Sánchez
Entre las celebraciones del Día de Boedo se destaca la muestra de Juan Manuel Sánchez en el Margot, organizada por Baires Popular. Brindamos una breve reseña de la trayectoria del prestigioso expositor.
Transcurrieron más de cincuenta años desde que el maestro Juan Manuel Sánchez comenzara a enviar sus trabajos a los salones oficiales; que obtuviera su primera distinción con el premio “Pío Collivadino y Amalia B. de Collivadino”; que fundara, junto a Ricardo Carpani y Mario Mollari, el Grupo Espartaco. Desde entonces, el esfuerzo riguroso, el trabajo constante, y sobre todo la calidad de su arte, lo ubicaron en un lugar preponderante en la plástica argentina. Numerosos premios y sus obras en colecciones particulares y museos de Francia, Canadá, Israel, Austria, España, Hungría, Estados Unidos, Chile, Uruguay, Cuba, Guatemala, República Dominicana, Buenos Aires y provincias y localidades de nuestro país, sirven como muestra de la dimensión que ha alcanzado su arte.
El pincel de Sánchez expresa su visión de las particularidades raciales y sociales del hombre y la mujer americanos; sus sufrimientos, sus infortunios; la vital necesidad de denunciar injusticias, segregaciones y olvidos, a la vez que un llamado a la esperanza.
Inspirado en su momento por el expresionismo de los mejicanos Alfaro Siqueiros, Ribera y Orozco, su inclinación por el arte mural fue dejando huellas en su estilo: definición de formas, contornos sintéticos, estilizaciones expresivas, colores neutros…
“Basta un término para definir el arte de Juan Manuel Sánchez: síntesis”. “Lo que vemos es lo esencial; lo que percibimos, por el contrario, es muy complejo. Sánchez impregna la imagen más simple de conceptos ideológicos, emociones profundas e inquietante sensualidad”.(1) (C.J.C.)
(1) Marissa C de Chacal
Eugenio Daneri en el “Quinquela Martín”
El Museo de Bellas Artes de la Boca “Benito Quinquela Martín” ha renacido de un pasado de decadencia y deterioro con la puesta en valor de su edificio y de las obras que constituyen su patrimonio artístico. Aquellas ruinas de ayer se han transformado, después de más de ocho años de intenso trabajo, en uno de los lugares más atrayentes de la Ciudad.
Resulta gratificante recorrer sus amplios salones y espacios equipados con criterios modernos y disfrutar las muestras permanentes y transitorias de artistas consagrados y noveles, así como del trato amable y deferente para quienes concurren, sean niñas y niños de escuelas primarias, jóvenes o visitantes nacionales y extranjeros.
Esta enorme transformación fue posible de concretar por el encomiable trabajo que durante ese período desarrolló su directora, la Lic. María Sábato, junto a un capacitado equipo de colaboradores y el apoyo del Ministerio de Educación del Gobierno de la C. A. B. A.
En ese marco se inauguró, el pasado mes de junio, en conjunción con la Fundación OSDE y el aporte de obras cedidas para la ocasión por instituciones públicas y coleccionistas particulares, la muestra antológica “Una Mirada Desde la Sombra”, del maestro Eugenio Daneri.
Nacido en Buenos Aires en 1881 y fallecido en la misma ciudad en 1970, es Daneri uno de los grandes maestros de la plástica nacional.
Discípulo de Eduardo Sívori, Angel Della Valle y Ernesto de la Cárcova; influenciado por Eduardo Schiaffino y Reinaldo Giúdice y admirador de Van Gogh y Cezanne, su obra resulta, no obstante, de una notable originalidad no solo por lo que muestra, sino por lo que el atento observador puede ir descubriendo a través de los detalles y la naturaleza de los objetos tratados. De allí que resulte un verdadero acierto la denominación de la muestra.
Su trabajo puede enmarcarse en tres principales ejes temáticos: el retrato, el paisaje y las naturalezas muertas. “La estructura cromática de las obras, construida sobre la base de bajas saturaciones, se caracteriza por una dominancia de tonos grises y tierras, que ofrecen sin embargo una sorprendente riqueza cromática. La materia, densa y evidente, coloca la textura en un rango de elemento plástico tan jerarquizado como la forma y el color.” (1)
Los detalles, decíamos, son los que develan y le dan dimensión a una obra plena de recato “y la colocan mucho más inmersa en lo social que lo que habitualmente se la considera“. No es casual que Daneri haya tenido relación directa con los Artistas del Pueblo y con pintores de la Boca relacionados con aquéllos y “cercanos unos y otros a esa corriente del pensamiento obrero que fue el anarquismo”. (2)
A partir de la presentación en la Exposición del Centenario de 1910, Eugenio Daneri obtuvo las máximas distinciones a que pueda aspirar un artista: las del Salón Nacional, el Diploma de Honor en la Exposición de París de 1937, el Gran Premio de Pintura; el Premio Palanza, hasta culminar, en 1961 y a los 80 años, con su consagración y reconocimiento definitivo a través de una muestra retrospectiva, en el Museo Nacional de Bellas Artes.
La exposición permanecerá hasta el 31 de agosto y, según nuestro criterio, será una cita imperdible para todos aquellos que conocedores o no de la obra de Daneri, quieran disfrutar las sensaciones y sentimientos que despiertan artistas de tan notable dimensión.
Carlos Caffarena
(1) Víctor G. Fernández
(2) María T. Constantini. “Una mirada Desde la Sombra: Eugenio Daneri”. 1ª edición. Fundación OSDE. 2008
Los 100 de “El Abasto”
La edición de cien números en el periodismo barrial es un logro que sólo acreditan los que pueden superar la etapa del intento para afianzarse en la de concreción, en este caso, a puro mérito ético y estético. Rafael Sabini, su editor, nos cuenta sobre sus inicios y los condicionamientos para la continuidad.
En un momento de juventud y estudios compartía un departamento bastante grande en San Telmo con varios compañeros en similares circunstancias. Uno de los temas de charla más habituales eran ideas de cómo generar un negocio, o al menos un laburo acorde a lo que estudiábamos, que en mi caso era la carrera de Letras en la UBA. Recuerdo que la idea de una revista barrial quedó rondando en mi mente y cuando me vi en otro barrio porteño, fabuloso y misterioso, con un aura tanguera y de teatros, decidí que era el momento de probarla. Sin ningún estudio de mercado, sin siquiera saber si existían otros medios barriales por la zona salí a patear el rioba con mi hermano, Nicolás. Demoré con la venta más de lo que calculaba. En vez de en abril, el primer número salió en mayo de 1999. Eso sí, con fuerza: 5000 ejemplares (que además logramos mantener).
Hoy considero que la lucha del periodismo barrial debe darse en primera instancia ante el, o mejor dicho, los gobiernos. De ahí debe venir más dinero para realmente contrarrestar la concentración de voces. Para promover la democracia y la pluralidad de voces hay que invertir dinero de las arcas públicas: no queda otra. El periodismo barrial porteño quiere, pero hoy realmente no tiene con qué. Todo es, aún con la pauta oficial actual, demasiado a pulmón. Rafael Sabini - revista El Abasto. www.revistaelabasto.com.ar
Comisión Plaza
En la 30ª reunión de la Comisión “Todos por la Plaza de Boedo”, del día 6 de agosto de 2008, se notifica a los vecinos concurrentes que la Escritura traslativa de dominio del inmueble sito en EE.UU., Sánchez de Loria, Carlos Calvo y línea edificada lindante con Virrey Liniers, se ha realizado en la Escribanía General del GCABA el día 25 de julio de 2008 y a la fecha se esta realizando la inscripción en la Dirección General de Inmuebles.
En en transcurso de la semana se ha presentado el siguiente texto a la Dirección General de Espacios Verdes: At. Julio C. Waisman, Norberto Pini y Adrián Plager. Por intermedio de la presente notificamos oficialmente que el predio ha sido escriturado a nombre del GCABA el viernes 25 de Julio de 2008. Por lo tanto ya estarían las condiciones para que tome intervención la DGEV. En el transcurso de los próximos días la Escribanía procederá a registrar el dominio a nombre del GCABA. Con el dominio expira el expediente 23258/07. La escribanía nos informa que para la construcción debe iniciarse otro. Solicitamos a uds. por este medio la intervención de la DGEV para la ejecución del proyecto en coordinación con los vecinos. Tomamos como firme la reunión realizada en el Club GON con el Arquitecto Plager y el Sr. Norberto Pini, donde el GCABA recibió las pautas de diseño de los vecinos y quedamos a la espera de la escrituración y posesión del inmueble...
De tal solicitud, a la fecha, no se ha recibido ninguna notificación.
Solo se ha conversado telefónicamente con el Sr. Norberto Pini, Secretario de Gabinete de la DGEV, quien insiste en calificar como innecesario el concurso.
Se resuelve esperar unos días y diligenciar esta notificación a la DGEV ni bien tengamos la copia de la escritura del bien.
Previamente a estos hechos, la Comisión Plaza había concurrido a la reunión de la Comisión de Cultura de la Legislatura celebrada el día 28 de julio en donde, entre otros temas, se trató el tema “nombre para la futura plaza del predio Vail”. En ella pusimos en conocimiento de los legisladores el consenso vecinal para nominarla “Mariano Boedo” y ellos adelantaron su dictamen favorable a tal solicitud, como posteriormente lo hicieron.
Con fecha 17 de julio se cursó la siguiente nota al Director General de la Dirección General de Bienes, Ing. Javier Ibáñez, que dice: ante la inminencia de escrituración y consecuente toma de posesión del predio conocido como Estación Vail –adjudicado por Ley 2266 a la construcción de una plaza–, la comisión “Todos por la Plaza de Boedo”, en representación vecinal, de acuerdo a las actas fundacionales que adjuntamos, solicitamos estar presentes en momentos tan trascendentes como la firma y concurrencia al predio que realicen las autoridades en tal ocasión. De igual modo, producida la efectiva toma de posesión del lugar, solicitamos la urgente disposición de custodia del bien durante las 24 horas, sobre todo en el riesgoso interregno que se producirá hasta el inicio efectivo de las obras.
A la fecha no se ha recibido respuesta a lo solicitado.
Se resuelve cursar nota del siguiente tenor al Sr. Jefe de Gobierno:
Los vecinos de Boedo hemos asistido con beneplácito a la concreción legal de una larga aspiración que reconoce una antigüedad superior a los treinta años.
Ver sancionada la ley 2266 –que rezonifica el llamado predio Vail afectándolo a Urbanización Parque para ser destinado a espacio verde de uso público– incluye el reconocimiento a los legisladores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que fueron sensibles al deseo vecinal.
Hoy el predio en cuestión ya pertenece a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el mismo ha sido escriturado el 25 de julio del corriente año en la Escribanía General del Gobierno de la CABA, encontrándose en proceso de inscripción registral.
Los vecinos, en el transcurso del último año, hemos realizado distintas actividades orientadas a afianzar nuestra participación respecto de “qué espacio queremos para nuestro barrio” por lo que se ha procedido a consensuar pautas de diseño para la futura plaza, como así también un proyecto para el nombre. Esta Comisión estuvo presente en la reunión de la Comisión de Cultura de la Legislatura del pasado 28 de julio donde se trató el tema del nombre y se dio curso favorable a la iniciativa vecinal consensuada de nominar Mariano Boedo al nuevo espacio verde. Por tanto los vecinos a través de esta comisión solicitamos a Ud. proceda a dar inmediata intervención a la Dirección General de Espacios Verdes para que teniendo en cuenta las pautas fijadas por los vecinos proceda a elaborar el proyecto constructivo respetando la tarea realizada por la comisión vecinal, que en este acto aporta a la Jefatura de Gobierno y los distintos ministerios.
Se procede a enviar copias de la nota a DGEV, Ministerio de Desarrollo Urbano y Planeamiento Urbano.
Se resuelve solicitar una entrevista al director del CGPC5 Marcelo Bouzas.
Patricia Roselló
El CGPC5 informó en su boletín digital Nº 5 del 31 de julio,
bajo el título “transferencia de inmueble”, que “el viernes pasado al mediodía se celebró el acta de transferencia de inmueble y se tomó posesión del predio destinado a la construcción de la Plaza...”. De igual manera se informa que “a partir de este momento, el predio tendrá una custodia las 24 hs bajo la responsabilidad del CGP Comunal Nº 5 y se trabajará en conjunto con la comunidad para que el barrio de Boedo tenga su plaza”.
El proceso de la soledad
Empezamos a escribir en soledad, con vergüenza, con una mezcla de miedo y valentía. Empezamos a escribir porque se hizo insoportable practicar la lectura como deporte único, la maravillosa lectura que también necesitó de la soledad para expresarse. Es desde la soledad que la lectura y la escritura pueden hacerse un lugar en la mañana.
El proceso de escritura comienza en la privacidad absoluta, se escribe para uno mismo, quizá para mirarnos, para espiar mientras la respiración da los primeros pasos. A la vuelta de los años cada vez estoy más convencido de que la escritura es una cuestión respiratoria, la búsqueda del equilibrio dentro del camino, también de búsqueda, que puede llevar o no a la voz propia.
Luego de un tiempo, la vida de agente secreto da el primer viraje y en el juego de mirar, el proyecto de autor comienza a enseñar sus primeras páginas a su círculo más cercano, si hay paisaje favorable, será en la familia donde el secreto desatará la tinta. Después llega el tiempo de los amigos, siempre los más cercanos, y ellos serán los que leerán (sólo porque son cortitos) los acertijos (escribí por suerte muchos) que, exentos de todo valor literario, se transforman en unos pocos meses en materia indescifrable hasta para el autor. Luego de la familia y los amigos, será el tiempo para todo aquel que quede a tiro de lectura, que mansamente se entregue al sacrificio ritual de leer unas hojitas sueltas. Toda esta mecánica en funcionamiento, escritura en soledad y lectura de los otros en el afuera, empuja al dueño de la lapicera a querer escribir más y, en el mejor de los casos, a querer hacerlo de la mejor manera posible (se puede encontrar un buen maestro en un taller de escritura, pero no es fácil; los escribidores que necesitan de la mensualidad son plaga; en cambio, es ayuda decisiva confiar en las lecturas elegidas y simplemente disfrutar de ellas). Hay que estar preparados, porque escribir mejor no siempre sucede, no es una ley de la naturaleza, en este costado de la vida no todas los chupetines Topolín vienen con sorpresa. Para escribir más y mejor, el dueño de la lapicera necesitará más de lo mismo: soledad.
Es muy posible que los días de laborioso solitario traigan como consecuencia el establecimiento del oficio junto a su cara y buen nombre; a la hora de presentarlo frente a un extraño, algunos dirán como complemento: escribe, y ahí el extraño pondrá cara de mirar a un extraño o de estar mirando a otro payaso más que dice que escribe. Porque, a no engañarse, que este mundo parece circo por tanto payaso escritor que anda suelto; es muy fácil encontrar poetas en Buenos Aires, siempre digo que esta es una ciudad en la que no debería haber baldosas flojas, porque es debajo de ellas donde pueden vivir hasta cincuenta poetas, y todos injustamente ignorados por el sistema.
En el camino de la escritura de los primeros tiempos, el dueño de la lapicera cuenta con un puñado de relatos que considera los mejores, y es casi seguro que se va a topar en su ruta de iniciado con la posibilidad de aparecer en una antología editada en los arrabales del mundillo literario. Dos relatos, tres con suerte, irán a parar a letra de molde y en comunidad: diez o doce noveles frente al gran desafío de bancar la edición.
En los momentos de la antología, el aspirante todavía no ha podido terminar con el proceso de desmierdado de su mano y cabeza; es más, salvo que sea caso de genialidad, está a poco de haberlo comenzado. Salvo el genio, los demás venimos al mundo de las artes con las manos llenas de mierda, y si las manos lo están, la cabecita también. No hay nada mejor que escribir mucho y malo, escribir acertijos con límite de utilidad, es decir textos que sólo duren el tiempo en que el autor todavía pueda explicárselos; es bueno porque es con el trabajo fallido que la mierda se va gastando, la mano desmierdada gana en seguridad, en posible tranquilidad; es la única manera en que el interesado pueda comenzar con la respiración dentro de la escritura, y lo mismo ocurre con las ideas, el paisaje se va aclarando, se va entendiendo que, por ejemplo, no es bueno querer abarcar el todo cuando todavía estamos tomando carrera para ver si nos alcanza el envión para llegar a algún lado, y que siempre hay que elegir lo que se quiere contar, y para hacerlo hay que hacer foco y primeros planos sobre apenas un puñado de cuestiones. El encuentro con la tranquilidad que entrega la progresiva limpieza de mano y cabeza puede llevar al dueño de la lapicera a encontrarse con lo que diferencia a un escritor de un escriba, el escritor sabe que debe trabajar y que para ello necesita de la libertad, en cambio el escriba vive apurado por la necesidad de generar páginas brillantes (y si brillan famosas: el ego agradecido). No hay mejor manera de desmierdarse que hacerlo en soledad, o sea, hacer como todos los días: trabajar, vivir en órbita alrededor de la escritura.
Terminado el momento de la letra de molde compartida, aparece el desafío del libro propio, otra vez y siempre: solito y solo: el libro de autor, por factura de edición y autoría. La antología fue algo así como abrir la puerta para salir a jugar, el libro propio es el regreso a la soledad, a casa, a una soledad que tiene un registro distinto, pero que ahí está: al editar seguimos tan solos como cuando aparecieron las primeras líneas de la historia.
Si el proceso de crecimiento del autor es saludado con la suerte, a esa altura contará con un círculo de lectores especializado, y maravilloso será que en sus mesas de café se sienten pares que sean dueños de un buen pulso con la lapicera y el consejo. De nada sirve ser el rey de los escritores del café de la esquina, el desafío está en rodearse de autores que escriban mejor que quien todavía busca hacerse para encontrar su posible voz. Una buena manera de vivir es ir acompañado de referentes en el proceso de la soledad.
Por lo general, el primer libro suele abrir el camino “adulto” de la escritura. Luego del acto fundacional, espera el trabajo a conciencia. La historia dirá si el escritor en ciernes va de crecimiento o si se quedó en las gateras, pero eso nadie lo sabe, lo seguro está en la presencia del trabajo solitario. Escribir lleva una vida: nadie es escritor en un año, y nadie es escritor porque sepa poner todos los puntos y las comas (más allá de que hay que aprender a usarlos bien). Los libros que vayan apareciendo apuntalarán o no el oficio del escritor, y esto nada tiene que ver con el éxito editorial, un asunto que empieza con un “después” de escritura que nada tiene que ver con la escritura propiamente dicha.
La soledad de la escritura conduce a actos inevitables de egoísmo porque no hay manera de compartir ciertos momentos, y entonces sólo aparecen las migajas. Se pueden contar algunas de las aventuras vividas en el trabajo de escritura de una novela, pero al ser referidas adquieren la careta de anécdota simple, una más; así la recibe el que escucha, que se interesará más o menos en la cuestión, pero el autor sabe que para él fue otra cosa, la marca fue otra: secreta e intransferible. Quizás uno de los mayores placeres para quien escribe sea vivir el proceso en que ciertos momentos de la vida cotidiana se van guardando en apariencias diversas dentro de la historia que está contando: una cara en el colectivo que le recuerda a la odiada profesora de castellano de tercer año, Clarita Di Nisio; el diseño de una pistola automática que vio en la película del domingo a la tarde; el recuerdo de la muerte del escritor japonés Yukio Mishima (1925-1970) aparecida en la charla. Luego la historia avanza, se escribe, y en ella quedan los detalles venidos desde distintos universos: retazos, hilachas, elementos varios que giran en órbita alrededor de la escritura, también en silencio, en soledad.
La soledad tiene, como todo, diversas caras, y entre las que pueden tocarle a un escritor, hay dos que le hacen tomar aire para poder renovar fuerzas y sentarse para seguir con su trabajo. Pienso en los que sí son escritores o que van en camino de serlo, no en el que juega a la escritura como motor para el encuentro social, no digo que este entretenimiento sea malo, pero el esfuerzo, el compromiso del escritor “verdadero” es distinto. Al no ser reconocido, el escritor, y así lo hace la mayoría de ellos, intenta darse a conocer en sociedad. Podría decirse que está obligado al intento. Como primer paso: la presentación del libro, y como segundo: el intento con la prensa en los medios de comunicación. Es sabido que los lugares de la prensa están acotados por un sinfín de condicionantes, y es casi seguro que un escritor que no venga apoyado por un sello editor importante o con suficiente dinero para comprar espacios, terminará en soledad a la hora de algún comentario o difusión.
Ahora bien, la suerte, podría creerse, debería ser distinta con la presentación. Pero la tristeza inunda los recintos donde se llevan a cabo las presentaciones de libros (de escritores) por fuera de la industria. Vi dieciocho personas en la última a la que fui; la cifra incluía al autor, al presentador y al músico acompañante. Está claro, nadie puede exigir la presencia a ninguna persona y, por muchas razones, la asistencia a eventos culturales va en seguro declive. A estas presentaciones se invita a los amigos (que por lo general no leen los libros del amigo escritor), familiares, personas conocidas, personas convocadas por afinidad de actividades, desde ya periodistas que jamás asisten, y el escritor que, de tanto invitarse, a esta altura debería saber que se escribe, siempre, en soledad y que también se vive en ella.
Edgardo Lois
Profesor Diego A. del Pino
Falleció el viernes 1° de agosto de 2008. Había nacido en 1921, en el barrio de Chacarita. Dedicó su vida a la docencia y fue maestro de varias generaciones de historiadores. Sus investigaciones son reconocidas por su alto valor histórico y su respetada confiabilidad, como también su amena y dinámica escritura que transmite siempre la sencillez y la honestidad de los grandes humanistas. De su pluma ha surgido la historia de sus queridos barrios de Chacarita y Colegiales, divulgados en la serie Cuadernos de Buenos Aires.
Desde marzo de 1986 publicó sus escritos mensualmente en la revista Aquende y fue actualizando la historia del barrio de Chacarita incorporando pequeñas anécdotas recogidas de los vecinos. Tales escritos dieron origen en 1994 al libro “Chacarita y Colegiales, dos barrios porteños”, publicado por la Fundación Banco de Boston. En agradecimiento dedicó a aquella revista el libro sobre la “Historia de Villa Ortúzar” de 1991.
Su pasión por la historia y su amor por los lugares y personajes porteños quedaron inmortalizados en sus libros “Los cafés de Villa Crespo”, “Paquita Bernardo, la primera mujer bandoneonista”, “El Mirador del pionero Agustín Comastri”, “Allá por la Capilla del Carmen”, “Villa Urquiza, barrio centenario”, “Historia y leyenda del Arroyo Maldonado”, “Ayer y Hoy de Boedo”, entre otras obras. Fueron importantes, también, sus colaboraciones publicadas en la Colección Informes del Sur que edita regularmente la agrupación Baires Popular.
El 9 de septiembre de 2004, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sancionó la Ley N° 1453 que lo declaró “Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires”.
Un sin fin de conferencias, seminarios y la realización de prólogos de libros lo tuvo de protagonista, siempre apoyando y promoviendo acciones para la investigación y la revalorización del patrimonio de la ciudad porteña. Prueba de ello es que el 28 de agosto de 1989 fundara en la ex sede de la Asociación de Fomento Federico Lacroze, de Av. Forest 472, la Junta de Estudios Históricos de Chacarita y Colegiales, de la que fue hasta la actualidad su presidente honorario. Otras juntas de estudios históricos de la ciudad surgieron de su mano. Además fue uno de los fundadores, en 2004, de la Academia de Historia de la Ciudad de Buenos Aires, cuya primera comisión directiva provisional presidió.
Con hondo pesar, familiares, historiadores colegas, discípulos y amigos despidieron sus restos en el Panteón de los Docentes del Cementerio de la Chacarita, donde fueron inhumados el domingo 3 de agosto.
POEMA
A UN DOMINGO CUALQUIERA EN BUENOS AIRES
Domingo ciudadano: una fina garúa
Empapa la ilusión de todos los horteras,
Una tristeza ambigua el despecho insinúa
Consciente del fracaso de todas las esperas.
La muchacha florida que maduró sus ansias
Con el anhelo simple de un domingo soleado
Reduce el panorama de todas las distancias
Al rectángulo inútil de su cuarto cerrado.
La muchacha, el hortera, un domingo lluvioso,
La enfermedad sin cura de un corazón ansioso
Mordiendo sus dolores una semana entera,
Es tema deslucido para una historia opaca
Sobre cuyos perfiles, borrosa, se destaca
La novela soñada de la ciudad entera.
Félix M. Pelayo
EDITORIAL
“Garantías”
A treinta y dos años del “Proceso” todavía seguimos pagando consecuencias de aquella tragedia. La abolición de las leyes del perdón aportó la lógica secuela de juicios y sentencias. Pero las derivaciones no se detienen en el castigo a los represores. Una larga lista de recidivas aparece en todos los campos sociales, a la que no escapan las más impensadas actividades.
La inseguridad aporta deseosos de mano dura de diverso pelaje, gatillos fáciles, liderazgos efímeros de improvisados con ínfulas –pregúntenle a Blumberg– y, quizá como contrapartida de tanto rigor, el llamado garantismo, con obcecado apego a las leyes.
Hace unos días, en Campana, una familia entera fue masacrada salvajemente. Ni las criaturas escaparon a la furia sicopática de el/los homicida/s. Por lo que trascendió, los Mansilla habían sido amenazados por el principal sospechoso imputado en la causa, presuntamente por haber testimoniado en su contra en un juicio que lo llevó a la cárcel condenado por violación seguida de muerte. Actualmente cumplía una pena de 25 años, en forma domiciliaria, monitoreado por una pulsera magnética.
La primera pregunta que surge es: en nombre de qué garantismo se puede otorgar el beneficio de prisión domiciliaria a un condenado por semejante delito. El juez que concedió tal prebenda respondió a la requisitoria periodística manifestando que él procedió en un todo conforme a derecho, que los jueces están para aplicar las leyes a rajatabla. Si puede considerarse ajeno a la interpretación de lo escrito bastaría con un buen lingüista, sería innecesaria la presencia de un juez.
Estos procederes contrafóbicos son una de las tantas consecuencias indeseadas de los años de plomo. Cánones que nos cobra el retorno a la plena vida republicana. Protección total para los otrora totalmente desprotegidos con algún despropósito, como el que comentamos, producto de una ortodoxia cerrada que echa leña a la pira de los que reniegan de la Justicia y sus procederes. Flaco favor le hacen este tipo de garantías a los que verdaderamente deben ser cuidados de las desmesuras de la mano de obra desocupada y otras maravillas residuales de la más terrible tragedia que nos tocó padecer.
Mario Bellocchio
Ver, leer y escuchar
COSAS POR SU NOMBRE
Rubén Derlis - Papeles de Coghlan, Buenos Aires, 2008.
El libro es ante todo un desgarrador cuestionamiento sobre esta cruel realidad argentina que supura pobreza (“y si una vez saciamos hambrunas europeas/hoy no logramos mitigar el hambre de los nuestros”). Rubén Derlis no le teme estar contra las modas literarias enemigas de la temática política ni erigirse en un auténtico orador de barricada cuya excelente poesía aplica precisos golpes al conservadurismo que en la actualidad se ha adueñado del poder mundial. El autor se identifica con la posición del chileno Luis Sepúlveda, que siente “la necesidad de involucrarse éticamente con la sociedad”, y sabe que el arte que se compromete con el pueblo ha aportado –entre muchas otras– obras maestras como el Guernica, de Pablo Picasso –cuyos fragmentos ilustran las bellísimas tapa y contratapa–, el filme La tierra tiembla, de Luchino Visconti, y la novela Crónica de los pobres amantes, de Vasco Pratolini.
Esta colección de poesías mantiene una posición antiimperialista que desprecia a instituciones que considera nefastas como el FMI, el Banco Mundial y las multinacionales. Con calidad y oficio, en “Memorándum del Imperio a los administradores del patio trasero”, desgrana una serie de instrucciones tan nauseabundas –y reales– que hasta bordean el humor. Derlis resulta implacable en la “Desalegría por la muerte de un infame”, que no es otro que Augusto Pinochet, y en su crítica a los EE.UU., que de “embrión de una naciente democracia” se transformaron en “los nuevos genocidas de la humanidad”. Y con certera agudeza apunta que “No se acabó el fascismo: mudó de piel, tecnificado./ Continúa empollando su vergüenza en la miseria/ de los pueblos”.
El poeta se lamenta por los ideales perdidos (“el tiempo consumió lo más lozano, la inquieta adolescencia, aquel verano con perfil de muchacha”) en este oscuro período histórico que los defensores del capitalismo salvaje han bautizado con perfidia el fin de la historia. Muestra rabia y dolor porque momentáneamente las fuerzas reaccionarias parecen haber ganado la batalla. Pero, por supuesto, su misma ideología le da esperanza y fe en el futuro (“yo insisto en mi locura: otro hombre y otro mundo/son posibles”). Cosas por su nombre conmueve por su calidad poética, que se potencia porque está dirigida a proclamar la dignidad como meta incuestionable de la humanidad.(G.C.)
LEYES DEL TERROR
Fabiana Arancibia - ECO Ediciones, Buenos Aires, 2007
De la supuesta ingenuidad de algunos sectores; de la complicidad política, jugando su especulativo rol frente a los medios masivos de comunicación; de estos medios, que pueden ignorar, inventar u otorgar protagonismo a un ilustre desconocido, además de condicionar o tergiversar noticias; en fin, de cuanto caballo de Troya se vale el sistema para intentar lograr sus propósitos. También habla este libro de los dobles mensajes, de
los cacerolazos con adminículos recién adquiridos con tarjeta, y del burdo y patriotero escarapelamiento, que no es otra casa más que un ridículo disfraz para ocultar sus privilegios y manifiesto odio de clase sustentado en el país a lo largo de más de un siglo. En fin, una clara reseña acerca de tanto patrioterismo de opereta. Esto, y mucho más es lo que ha orientado y profundizado la investigación de Fabiana Arancibia en Leyes del Terror, que tiene un subtitulo altamente significativo: “Nuevas herramientas para el control de las organizaciones populares”. Un trabajo inteligente, incisivo, imposible de desmentir, y que revela el verdadero rostro de muchos “patriotas”.(J. A. N.)
LAS VALIJAS DE ULISES
Antología - Ediciones Umbrales, Buenos Aires, 2008
“El trayecto, no la llegada, es lo que importa; la travesía, no el desembarque”, con estas palabras de Paul Theroux, se inicia esta antología que recoge el material que Ediciones Umbrales seleccionó de la respuesta que recibiera a su convocatoria a la 2da. Edición del Premio de Narrativa con la temática de viajes y deportes. Amerita esta excelente edición el aporte de autores de los países más distantes de Latinoamérica y Europa, voces disímiles, enfoques dispares, descripciones que nos adentran, a través del lenguaje, en la subjetividad del cubano o el israelita. Una antología resuelta con inteligencia que nos permite conocer la obra de nuevos autores. (J.A.N)
UN SUSTO TERRIBLE - LOU Y LA LUZ MAGICA
Elsa Falcó - El Meridiano Libros, Buenos Aires, 2008
Aunque está dirigido a chicos de alrededor de siete años, es necesario apelar a una palabra difícil para describir este bello libro objeto: se trata de una suerte de palíndromo, o sea que un cuento se lee desde una de las tapas y el otro en sentido inverso, es decir desde la otra tapa. Son creativas y modernas las estupendas ilustraciones de Andrea Sanmartín. Los dos encantadores relatos infantiles están escritos con una prosa sencilla pero perfectamente construida. “Un susto terrible” rompe la tensión y el suspenso con una graciosa sorpresa en su final inesperado. En cambio, “Lou y la luz mágica” gira hacia lo maravilloso y refiere un mundo habitado por duendes, hadas, gigantes y princesas. Un dato jugoso y enternecedor lo aporta la ilustradora Andrea Sanmartín al exteriorizar que “la autora de este libro fue mi maestra de sexto grado”. En éste, su primer trabajo publicado, Elsa Falcó se revela como una promesa en la literatura infantil, que tanto ayuda a los niños en el difícil camino de la lectura. Es su deber continuar escribiendo. (G.C.)
REM
Carlos Rigel - Editorial POL, Buenos Aires, 2008
En el momento exacto en que Carlos Rigel se permite escribir abandona las teorías, la memoria sobre oscuridades varias, hace pedazos la abulia, y su letra aparece clara, ocurrente, con fuerza; Rigel es capaz de utilizar variados registros a la hora de la ironía, es ácido, y por sobre todas las cuestiones casi siempre tiene algo para contar, un detalle no tan fácil de encontrar en estos días en que alcanza con ser correctos redactores del vacío. REM (Movimiento Ocular Rápido –MOR– o en inglés Rapid Eye Movement, que es la fase en que una persona sueña con mayor profundidad) es la primera aparición de C.R. en solitario y como tal el libro cumple, de él nunca se podrá renegar: es un buen primer libro para cualquier escritor que desee fervientemente ir por más.
Mis cuentos destacados: El loco, Los funerales de King Kong, Los ritos, Transformación, La última madrugada, Las moscas vienen de la Luna, El fin de todas las cosas. (E. L.)
IV Congreso de Historia Barrial
Organizado por la Junta de Estudios Históricos de Parque de los Patricios y desarrollado en la sede del Foro de la Memoria con entrega de diplomas fileteados por Luis Zorz.
Av. Caseros 2949 desde el viernes 22 de agosto
El proceso de la soledad
Empezamos a escribir en soledad, con vergüenza, con una mezcla de miedo y valentía. Empezamos a escribir porque se hizo insoportable practicar la lectura como deporte único, la maravillosa lectura que también necesitó de la soledad para expresarse. Es desde la soledad que la lectura y la escritura pueden hacerse un lugar en la mañana.
El proceso de escritura comienza en la privacidad absoluta, se escribe para uno mismo, quizá para mirarnos, para espiar mientras la respiración da los primeros pasos. A la vuelta de los años cada vez estoy más convencido de que la escritura es una cuestión respiratoria, la búsqueda del equilibrio dentro del camino, también de búsqueda, que puede llevar o no a la voz propia.
Luego de un tiempo, la vida de agente secreto da el primer viraje y en el juego de mirar, el proyecto de autor comienza a enseñar sus primeras páginas a su círculo más cercano, si hay paisaje favorable, será en la familia donde el secreto desatará la tinta. Después llega el tiempo de los amigos, siempre los más cercanos, y ellos serán los que leerán (sólo porque son cortitos) los acertijos (escribí por suerte muchos) que, exentos de todo valor literario, se transforman en unos pocos meses en materia indescifrable hasta para el autor. Luego de la familia y los amigos, será el tiempo para todo aquel que quede a tiro de lectura, que mansamente se entregue al sacrificio ritual de leer unas hojitas sueltas. Toda esta mecánica en funcionamiento, escritura en soledad y lectura de los otros en el afuera, empuja al dueño de la lapicera a querer escribir más y, en el mejor de los casos, a querer hacerlo de la mejor manera posible (se puede encontrar un buen maestro en un taller de escritura, pero no es fácil; los escribidores que necesitan de la mensualidad son plaga; en cambio, es ayuda decisiva confiar en las lecturas elegidas y simplemente disfrutar de ellas). Hay que estar preparados, porque escribir mejor no siempre sucede, no es una ley de la naturaleza, en este costado de la vida no todas los chupetines Topolín vienen con sorpresa. Para escribir más y mejor, el dueño de la lapicera necesitará más de lo mismo: soledad.
Es muy posible que los días de laborioso solitario traigan como consecuencia el establecimiento del oficio junto a su cara y buen nombre; a la hora de presentarlo frente a un extraño, algunos dirán como complemento: escribe, y ahí el extraño pondrá cara de mirar a un extraño o de estar mirando a otro payaso más que dice que escribe. Porque, a no engañarse, que este mundo parece circo por tanto payaso escritor que anda suelto; es muy fácil encontrar poetas en Buenos Aires, siempre digo que esta es una ciudad en la que no debería haber baldosas flojas, porque es debajo de ellas donde pueden vivir hasta cincuenta poetas, y todos injustamente ignorados por el sistema.
En el camino de la escritura de los primeros tiempos, el dueño de la lapicera cuenta con un puñado de relatos que considera los mejores, y es casi seguro que se va a topar en su ruta de iniciado con la posibilidad de aparecer en una antología editada en los arrabales del mundillo literario. Dos relatos, tres con suerte, irán a parar a letra de molde y en comunidad: diez o doce noveles frente al gran desafío de bancar la edición.
En los momentos de la antología, el aspirante todavía no ha podido terminar con el proceso de desmierdado de su mano y cabeza; es más, salvo que sea caso de genialidad, está a poco de haberlo comenzado. Salvo el genio, los demás venimos al mundo de las artes con las manos llenas de mierda, y si las manos lo están, la cabecita también. No hay nada mejor que escribir mucho y malo, escribir acertijos con límite de utilidad, es decir textos que sólo duren el tiempo en que el autor todavía pueda explicárselos; es bueno porque es con el trabajo fallido que la mierda se va gastando, la mano desmierdada gana en seguridad, en posible tranquilidad; es la única manera en que el interesado pueda comenzar con la respiración dentro de la escritura, y lo mismo ocurre con las ideas, el paisaje se va aclarando, se va entendiendo que, por ejemplo, no es bueno querer abarcar el todo cuando todavía estamos tomando carrera para ver si nos alcanza el envión para llegar a algún lado, y que siempre hay que elegir lo que se quiere contar, y para hacerlo hay que hacer foco y primeros planos sobre apenas un puñado de cuestiones. El encuentro con la tranquilidad que entrega la progresiva limpieza de mano y cabeza puede llevar al dueño de la lapicera a encontrarse con lo que diferencia a un escritor de un escriba, el escritor sabe que debe trabajar y que para ello necesita de la libertad, en cambio el escriba vive apurado por la necesidad de generar páginas brillantes (y si brillan famosas: el ego agradecido). No hay mejor manera de desmierdarse que hacerlo en soledad, o sea, hacer como todos los días: trabajar, vivir en órbita alrededor de la escritura.
Terminado el momento de la letra de molde compartida, aparece el desafío del libro propio, otra vez y siempre: solito y solo: el libro de autor, por factura de edición y autoría. La antología fue algo así como abrir la puerta para salir a jugar, el libro propio es el regreso a la soledad, a casa, a una soledad que tiene un registro distinto, pero que ahí está: al editar seguimos tan solos como cuando aparecieron las primeras líneas de la historia.
Si el proceso de crecimiento del autor es saludado con la suerte, a esa altura contará con un círculo de lectores especializado, y maravilloso será que en sus mesas de café se sienten pares que sean dueños de un buen pulso con la lapicera y el consejo. De nada sirve ser el rey de los escritores del café de la esquina, el desafío está en rodearse de autores que escriban mejor que quien todavía busca hacerse para encontrar su posible voz. Una buena manera de vivir es ir acompañado de referentes en el proceso de la soledad.
Por lo general, el primer libro suele abrir el camino “adulto” de la escritura. Luego del acto fundacional, espera el trabajo a conciencia. La historia dirá si el escritor en ciernes va de crecimiento o si se quedó en las gateras, pero eso nadie lo sabe, lo seguro está en la presencia del trabajo solitario. Escribir lleva una vida: nadie es escritor en un año, y nadie es escritor porque sepa poner todos los puntos y las comas (más allá de que hay que aprender a usarlos bien). Los libros que vayan apareciendo apuntalarán o no el oficio del escritor, y esto nada tiene que ver con el éxito editorial, un asunto que empieza con un “después” de escritura que nada tiene que ver con la escritura propiamente dicha.
La soledad de la escritura conduce a actos inevitables de egoísmo porque no hay manera de compartir ciertos momentos, y entonces sólo aparecen las migajas. Se pueden contar algunas de las aventuras vividas en el trabajo de escritura de una novela, pero al ser referidas adquieren la careta de anécdota simple, una más; así la recibe el que escucha, que se interesará más o menos en la cuestión, pero el autor sabe que para él fue otra cosa, la marca fue otra: secreta e intransferible. Quizás uno de los mayores placeres para quien escribe sea vivir el proceso en que ciertos momentos de la vida cotidiana se van guardando en apariencias diversas dentro de la historia que está contando: una cara en el colectivo que le recuerda a la odiada profesora de castellano de tercer año, Clarita Di Nisio; el diseño de una pistola automática que vio en la película del domingo a la tarde; el recuerdo de la muerte del escritor japonés Yukio Mishima (1925-1970) aparecida en la charla. Luego la historia avanza, se escribe, y en ella quedan los detalles venidos desde distintos universos: retazos, hilachas, elementos varios que giran en órbita alrededor de la escritura, también en silencio, en soledad.
La soledad tiene, como todo, diversas caras, y entre las que pueden tocarle a un escritor, hay dos que le hacen tomar aire para poder renovar fuerzas y sentarse para seguir con su trabajo. Pienso en los que sí son escritores o que van en camino de serlo, no en el que juega a la escritura como motor para el encuentro social, no digo que este entretenimiento sea malo, pero el esfuerzo, el compromiso del escritor “verdadero” es distinto. Al no ser reconocido, el escritor, y así lo hace la mayoría de ellos, intenta darse a conocer en sociedad. Podría decirse que está obligado al intento. Como primer paso: la presentación del libro, y como segundo: el intento con la prensa en los medios de comunicación. Es sabido que los lugares de la prensa están acotados por un sinfín de condicionantes, y es casi seguro que un escritor que no venga apoyado por un sello editor importante o con suficiente dinero para comprar espacios, terminará en soledad a la hora de algún comentario o difusión.
Ahora bien, la suerte, podría creerse, debería ser distinta con la presentación. Pero la tristeza inunda los recintos donde se llevan a cabo las presentaciones de libros (de escritores) por fuera de la industria. Vi dieciocho personas en la última a la que fui; la cifra incluía al autor, al presentador y al músico acompañante. Está claro, nadie puede exigir la presencia a ninguna persona y, por muchas razones, la asistencia a eventos culturales va en seguro declive. A estas presentaciones se invita a los amigos (que por lo general no leen los libros del amigo escritor), familiares, personas conocidas, personas convocadas por afinidad de actividades, desde ya periodistas que jamás asisten, y el escritor que, de tanto invitarse, a esta altura debería saber que se escribe, siempre, en soledad y que también se vive en ella.
Edgardo Lois
Profesor Diego A. del Pino
Falleció el viernes 1° de agosto de 2008. Había nacido en 1921, en el barrio de Chacarita. Dedicó su vida a la docencia y fue maestro de varias generaciones de historiadores. Sus investigaciones son reconocidas por su alto valor histórico y su respetada confiabilidad, como también su amena y dinámica escritura que transmite siempre la sencillez y la honestidad de los grandes humanistas. De su pluma ha surgido la historia de sus queridos barrios de Chacarita y Colegiales, divulgados en la serie Cuadernos de Buenos Aires.
Desde marzo de 1986 publicó sus escritos mensualmente en la revista Aquende y fue actualizando la historia del barrio de Chacarita incorporando pequeñas anécdotas recogidas de los vecinos. Tales escritos dieron origen en 1994 al libro “Chacarita y Colegiales, dos barrios porteños”, publicado por la Fundación Banco de Boston. En agradecimiento dedicó a aquella revista el libro sobre la “Historia de Villa Ortúzar” de 1991.
Su pasión por la historia y su amor por los lugares y personajes porteños quedaron inmortalizados en sus libros “Los cafés de Villa Crespo”, “Paquita Bernardo, la primera mujer bandoneonista”, “El Mirador del pionero Agustín Comastri”, “Allá por la Capilla del Carmen”, “Villa Urquiza, barrio centenario”, “Historia y leyenda del Arroyo Maldonado”, “Ayer y Hoy de Boedo”, entre otras obras. Fueron importantes, también, sus colaboraciones publicadas en la Colección Informes del Sur que edita regularmente la agrupación Baires Popular.
El 9 de septiembre de 2004, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sancionó la Ley N° 1453 que lo declaró “Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires”.
Un sin fin de conferencias, seminarios y la realización de prólogos de libros lo tuvo de protagonista, siempre apoyando y promoviendo acciones para la investigación y la revalorización del patrimonio de la ciudad porteña. Prueba de ello es que el 28 de agosto de 1989 fundara en la ex sede de la Asociación de Fomento Federico Lacroze, de Av. Forest 472, la Junta de Estudios Históricos de Chacarita y Colegiales, de la que fue hasta la actualidad su presidente honorario. Otras juntas de estudios históricos de la ciudad surgieron de su mano. Además fue uno de los fundadores, en 2004, de la Academia de Historia de la Ciudad de Buenos Aires, cuya primera comisión directiva provisional presidió.
Con hondo pesar, familiares, historiadores colegas, discípulos y amigos despidieron sus restos en el Panteón de los Docentes del Cementerio de la Chacarita, donde fueron inhumados el domingo 3 de agosto.
POEMA
A UN DOMINGO CUALQUIERA EN BUENOS AIRES
Domingo ciudadano: una fina garúa
Empapa la ilusión de todos los horteras,
Una tristeza ambigua el despecho insinúa
Consciente del fracaso de todas las esperas.
La muchacha florida que maduró sus ansias
Con el anhelo simple de un domingo soleado
Reduce el panorama de todas las distancias
Al rectángulo inútil de su cuarto cerrado.
La muchacha, el hortera, un domingo lluvioso,
La enfermedad sin cura de un corazón ansioso
Mordiendo sus dolores una semana entera,
Es tema deslucido para una historia opaca
Sobre cuyos perfiles, borrosa, se destaca
La novela soñada de la ciudad entera.
Félix M. Pelayo
EDITORIAL
“Garantías”
A treinta y dos años del “Proceso” todavía seguimos pagando consecuencias de aquella tragedia. La abolición de las leyes del perdón aportó la lógica secuela de juicios y sentencias. Pero las derivaciones no se detienen en el castigo a los represores. Una larga lista de recidivas aparece en todos los campos sociales, a la que no escapan las más impensadas actividades.
La inseguridad aporta deseosos de mano dura de diverso pelaje, gatillos fáciles, liderazgos efímeros de improvisados con ínfulas –pregúntenle a Blumberg– y, quizá como contrapartida de tanto rigor, el llamado garantismo, con obcecado apego a las leyes.
Hace unos días, en Campana, una familia entera fue masacrada salvajemente. Ni las criaturas escaparon a la furia sicopática de el/los homicida/s. Por lo que trascendió, los Mansilla habían sido amenazados por el principal sospechoso imputado en la causa, presuntamente por haber testimoniado en su contra en un juicio que lo llevó a la cárcel condenado por violación seguida de muerte. Actualmente cumplía una pena de 25 años, en forma domiciliaria, monitoreado por una pulsera magnética.
La primera pregunta que surge es: en nombre de qué garantismo se puede otorgar el beneficio de prisión domiciliaria a un condenado por semejante delito. El juez que concedió tal prebenda respondió a la requisitoria periodística manifestando que él procedió en un todo conforme a derecho, que los jueces están para aplicar las leyes a rajatabla. Si puede considerarse ajeno a la interpretación de lo escrito bastaría con un buen lingüista, sería innecesaria la presencia de un juez.
Estos procederes contrafóbicos son una de las tantas consecuencias indeseadas de los años de plomo. Cánones que nos cobra el retorno a la plena vida republicana. Protección total para los otrora totalmente desprotegidos con algún despropósito, como el que comentamos, producto de una ortodoxia cerrada que echa leña a la pira de los que reniegan de la Justicia y sus procederes. Flaco favor le hacen este tipo de garantías a los que verdaderamente deben ser cuidados de las desmesuras de la mano de obra desocupada y otras maravillas residuales de la más terrible tragedia que nos tocó padecer.
Mario Bellocchio
Ver, leer y escuchar
COSAS POR SU NOMBRE
Rubén Derlis - Papeles de Coghlan, Buenos Aires, 2008.
El libro es ante todo un desgarrador cuestionamiento sobre esta cruel realidad argentina que supura pobreza (“y si una vez saciamos hambrunas europeas/hoy no logramos mitigar el hambre de los nuestros”). Rubén Derlis no le teme estar contra las modas literarias enemigas de la temática política ni erigirse en un auténtico orador de barricada cuya excelente poesía aplica precisos golpes al conservadurismo que en la actualidad se ha adueñado del poder mundial. El autor se identifica con la posición del chileno Luis Sepúlveda, que siente “la necesidad de involucrarse éticamente con la sociedad”, y sabe que el arte que se compromete con el pueblo ha aportado –entre muchas otras– obras maestras como el Guernica, de Pablo Picasso –cuyos fragmentos ilustran las bellísimas tapa y contratapa–, el filme La tierra tiembla, de Luchino Visconti, y la novela Crónica de los pobres amantes, de Vasco Pratolini.
Esta colección de poesías mantiene una posición antiimperialista que desprecia a instituciones que considera nefastas como el FMI, el Banco Mundial y las multinacionales. Con calidad y oficio, en “Memorándum del Imperio a los administradores del patio trasero”, desgrana una serie de instrucciones tan nauseabundas –y reales– que hasta bordean el humor. Derlis resulta implacable en la “Desalegría por la muerte de un infame”, que no es otro que Augusto Pinochet, y en su crítica a los EE.UU., que de “embrión de una naciente democracia” se transformaron en “los nuevos genocidas de la humanidad”. Y con certera agudeza apunta que “No se acabó el fascismo: mudó de piel, tecnificado./ Continúa empollando su vergüenza en la miseria/ de los pueblos”.
El poeta se lamenta por los ideales perdidos (“el tiempo consumió lo más lozano, la inquieta adolescencia, aquel verano con perfil de muchacha”) en este oscuro período histórico que los defensores del capitalismo salvaje han bautizado con perfidia el fin de la historia. Muestra rabia y dolor porque momentáneamente las fuerzas reaccionarias parecen haber ganado la batalla. Pero, por supuesto, su misma ideología le da esperanza y fe en el futuro (“yo insisto en mi locura: otro hombre y otro mundo/son posibles”). Cosas por su nombre conmueve por su calidad poética, que se potencia porque está dirigida a proclamar la dignidad como meta incuestionable de la humanidad.(G.C.)
LEYES DEL TERROR
Fabiana Arancibia - ECO Ediciones, Buenos Aires, 2007
De la supuesta ingenuidad de algunos sectores; de la complicidad política, jugando su especulativo rol frente a los medios masivos de comunicación; de estos medios, que pueden ignorar, inventar u otorgar protagonismo a un ilustre desconocido, además de condicionar o tergiversar noticias; en fin, de cuanto caballo de Troya se vale el sistema para intentar lograr sus propósitos. También habla este libro de los dobles mensajes, de
los cacerolazos con adminículos recién adquiridos con tarjeta, y del burdo y patriotero escarapelamiento, que no es otra casa más que un ridículo disfraz para ocultar sus privilegios y manifiesto odio de clase sustentado en el país a lo largo de más de un siglo. En fin, una clara reseña acerca de tanto patrioterismo de opereta. Esto, y mucho más es lo que ha orientado y profundizado la investigación de Fabiana Arancibia en Leyes del Terror, que tiene un subtitulo altamente significativo: “Nuevas herramientas para el control de las organizaciones populares”. Un trabajo inteligente, incisivo, imposible de desmentir, y que revela el verdadero rostro de muchos “patriotas”.(J. A. N.)
LAS VALIJAS DE ULISES
Antología - Ediciones Umbrales, Buenos Aires, 2008
“El trayecto, no la llegada, es lo que importa; la travesía, no el desembarque”, con estas palabras de Paul Theroux, se inicia esta antología que recoge el material que Ediciones Umbrales seleccionó de la respuesta que recibiera a su convocatoria a la 2da. Edición del Premio de Narrativa con la temática de viajes y deportes. Amerita esta excelente edición el aporte de autores de los países más distantes de Latinoamérica y Europa, voces disímiles, enfoques dispares, descripciones que nos adentran, a través del lenguaje, en la subjetividad del cubano o el israelita. Una antología resuelta con inteligencia que nos permite conocer la obra de nuevos autores. (J.A.N)
UN SUSTO TERRIBLE - LOU Y LA LUZ MAGICA
Elsa Falcó - El Meridiano Libros, Buenos Aires, 2008
Aunque está dirigido a chicos de alrededor de siete años, es necesario apelar a una palabra difícil para describir este bello libro objeto: se trata de una suerte de palíndromo, o sea que un cuento se lee desde una de las tapas y el otro en sentido inverso, es decir desde la otra tapa. Son creativas y modernas las estupendas ilustraciones de Andrea Sanmartín. Los dos encantadores relatos infantiles están escritos con una prosa sencilla pero perfectamente construida. “Un susto terrible” rompe la tensión y el suspenso con una graciosa sorpresa en su final inesperado. En cambio, “Lou y la luz mágica” gira hacia lo maravilloso y refiere un mundo habitado por duendes, hadas, gigantes y princesas. Un dato jugoso y enternecedor lo aporta la ilustradora Andrea Sanmartín al exteriorizar que “la autora de este libro fue mi maestra de sexto grado”. En éste, su primer trabajo publicado, Elsa Falcó se revela como una promesa en la literatura infantil, que tanto ayuda a los niños en el difícil camino de la lectura. Es su deber continuar escribiendo. (G.C.)
REM
Carlos Rigel - Editorial POL, Buenos Aires, 2008
En el momento exacto en que Carlos Rigel se permite escribir abandona las teorías, la memoria sobre oscuridades varias, hace pedazos la abulia, y su letra aparece clara, ocurrente, con fuerza; Rigel es capaz de utilizar variados registros a la hora de la ironía, es ácido, y por sobre todas las cuestiones casi siempre tiene algo para contar, un detalle no tan fácil de encontrar en estos días en que alcanza con ser correctos redactores del vacío. REM (Movimiento Ocular Rápido –MOR– o en inglés Rapid Eye Movement, que es la fase en que una persona sueña con mayor profundidad) es la primera aparición de C.R. en solitario y como tal el libro cumple, de él nunca se podrá renegar: es un buen primer libro para cualquier escritor que desee fervientemente ir por más.
Mis cuentos destacados: El loco, Los funerales de King Kong, Los ritos, Transformación, La última madrugada, Las moscas vienen de la Luna, El fin de todas las cosas. (E. L.)
IV Congreso de Historia Barrial
Organizado por la Junta de Estudios Históricos de Parque de los Patricios y desarrollado en la sede del Foro de la Memoria con entrega de diplomas fileteados por Luis Zorz.
Av. Caseros 2949 desde el viernes 22 de agosto
Viernes 22 de agosto: 19 hs. Inicial: El Matadero de los Corrales y el Cementerio del Sur. 20 hs Avanzado: Oscar Gálvez y Juan Manuel Fangio, vecinos de Parque Patricios.
Viernes 29 de agosto: 19 hs. Inicial: El perito Moreno y el doctor Genaro Giacobini. 20 hs Avanzado: Estercita-Milonguita (¿realidad o fantasía?)
Viernes 5 de septiembre: 19 hs. Inicial: Clemente Onelli y el Zoo del Sur. 20 hs Avanzado: La Quema - Ascensiones del Globo Huracán
Viernes 12 de septiembre 19 hs. Inicial: Quinta de Escalada- Quinta de Espora 20 hs. Avanzado: Presentación de trabajos de talleristas (tema libre de Historia Barrial)
Coordinación General: Ingeniero Manuel Vila
Inscripciones al (15) 6549 7033 o 4 925-2230.
Fotos antiguas y documentos del barrio en Internet, en página
http://es.msnusers.com/forodelamemoriapatriciosDe Juan Vedera
El peso de la cruz le quemó el lomo
pero siguió broncando sin callarla,
fue como el bolche Brecht, que batió posta:
por pelearla sin grupo, un necesario.
Y una cheno de Falcon y capucha
cuatro monos impunes y gorutas
lo amasijaron. Una foto muestra
un NN atado con alambre.
Treinta pirulos hace de esta infamia
–el día a día de picana y plomo–
y que hoy la juventú ni se imagina.
Convendría refrescarles los marotes,
por si algún facho en el cantry-búnker
afila los colmillos a sus crías.
CULTURA GRATUITA
MUSEO MONTE DE PIEDAD
(Boedo 870, 2º piso por escalera) Tel.: 4 931-8204/ 4 931-1605; Fax: 4 932-4680,
E-mail: museo@bancociudad.com.ar
HORARIOS DE VISITA AL MUSEO: Lunes, miércoles y viernes de 10 a 17. Martes y jueves 10 a 20. VISITAS GRUPALES: concertarlas telefónicamente.
HORARIOS DE VISITA AL MUSEO: Lunes, miércoles y viernes de 10 a 17. Martes y jueves 10 a 20. VISITAS GRUPALES: concertarlas telefónicamente.
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CINE GRATUITO EN LA LEGISLATURA
CINE GRATUITO EN LA LEGISLATURA
Subsecretaría de Patrimonio Cultural - Dirección General de Museos - Museo del Cine “Pablo C. Ducrós Hicken”
Se presenta los martes a las 18.30 hs
Se presenta los martes a las 18.30 hs
en el Salón San Martín del Palacio Legislativo (Perú 160) con entrada libre y gratuita.
JOVENES DIRECTORAS
Martes 12 de agosto: “La ciénaga” (Dir. Lucrecia Martel)
Martes 19 de agosto: “XXY” (Dir. Lucía Puenzo)
Martes 26 de agosto: “Los rubios” (Dir. Albertina Carri)
OPERAS PRIMAS
Martes 2 de Septiembre: “El descanso” (Dir: U. Rosell, R. Moreno y A. Tambornino)
Martes 09 de Septiembre: “Sólo por hoy” (Dir. Ariel Rotter)
Martes 23 de Septiembre: “Cama adentro” (Dir. Jorge Gaggero)
Martes 30 de Septiembre: “Bs. As. 100 km” (Dir. Pablo José Meza)
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DOMINGOS DE CINE EN EL C. C. RECOLETA
DOMINGOS DE CINE EN EL C. C. RECOLETA
Organizado por el Museo del Cine “Pablo C. Ducrós Hicken” y el Centro Cultural Recoleta todos los domingos de junio a noviembre se desarrollarán tres encuentros con el cine.
Entrada gratuita.
AGOSTO: (Domingos 10, 17 y 24)
A LAS 14.30: CHAPLIN VS. KEATON, 3 films de Buster Keaton
A LAS 16.30: TRAYECTORIA BAFICI, los premios al cine argentino del Festival de Cine Independiente.
A LAS 18.30: ELEGIDO POR, las películas programadas por RODOLFO MEDEROS.
SEPTIEMBRE: (Domingos 7, 14 y 21)
A LAS 14.30: CICLO FRANKENSTEIN VS. EL HOMBRE LOBO, 2 films del Hombre Lobo y 1 de Frankenstein
A LAS 16.30: TRAYECTORIA BAFICI, los premios al cine argentino del Festival de Cine Independiente.
A LAS 18.30: ELEGIDO POR, las películas programadas por RUBÉN SCHUMACHER.
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MARCELO ARCE y la ópera
Espectáculos didácticos para todo público ilustrados con DVD
Jueves 31 de Julio 19:00 hs.
Puccini: LA BOHÈME [ subtitulada, con Mirella Freni, Gianni Raimondi - puesta: Franco Zeffirelli - dir: Herbert von Karajan ]
por Arq. Julio Cacciatore y Marcelo Arce
Colegio de Escribanos de la Capital Federal - Av. Callao 1542
Informes: 4 801-0082 - http://www.marceloarce.com/
MARCELO ARCE y la ópera
Espectáculos didácticos para todo público ilustrados con DVD
Jueves 31 de Julio 19:00 hs.
Puccini: LA BOHÈME [ subtitulada, con Mirella Freni, Gianni Raimondi - puesta: Franco Zeffirelli - dir: Herbert von Karajan ]
por Arq. Julio Cacciatore y Marcelo Arce
Colegio de Escribanos de la Capital Federal - Av. Callao 1542
Informes: 4 801-0082 - http://www.marceloarce.com/
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CINE AL SUR TODOS LOS JUEVES A LAS 20:30 HS.
CINE AL SUR TODOS LOS JUEVES A LAS 20:30 HS.
Cine documental con contenido histórico, político, social y cultural.
Asociación Mutual Homero Manzi.
Av. Belgrano 3540 - Tel.: 4 932-3940
Jueves 14 de agosto: PUENTE LLAGUNO. Venezuela, 2003.
Jueves 14 de agosto: PUENTE LLAGUNO. Venezuela, 2003.
Jueves 21 de agosto: LAS VENAS VACIAS. Argentina.
Jueves 28 de agosto: CHAGAS, UN MAL ESCONDIDO. Arg., 2005.
Jueves 4 de septiembre: ANGELES CAIDOS. Arg., 2007. Jueves 11 de septiembre: “M”. Argentina, 2007.
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MORON TIENE LA PALABRA
Encuentro entre Escritores y Lectores 2008
Actividades gratuitas y abiertas a todo público
Actividades gratuitas y abiertas a todo público
*Ciclo Poesía y Canciones
*Café Cultura Nación
*Cine
*Teatro
Sedes centrales:
Teatro Municipal - San Martín y Brown. Morón Centro.
Honorable Concejo Deliberante de Morón - Brown 910. Morón Centro.
Salón Mariano Moreno. Palacio Municipal. - San Martín y Brown.- Morón Centro.
Biblioteca Municipal Domingo F. Sarmiento. - Brown 763. Morón Centro.
Ciclo Poesía y Canciones
Sabado 16, 21 hs. Teatro Municipal Domingo 17, 20 hs
Café Cultura Nación - Música y Literatura.
Miércoles 20, 19 hs. Teatro Municipal
Encuentro entre Escritores y Lectores
Jueves 21
18.30 horas: Honorable Concejo Deliberante.
Morón se lee. Mesa de lectura de autores representativos de Morón
20.30 horas: Teatro Municipal. Cine: “La orilla que se abisma”
Viernes 22
19 hs: Teatro Municipal. Morón se lee. Mesa de lectura de autores representativos de Morón
20.30 hs: Teatro Municipal. Charla Abierta con Andrés Rivera
Sábado 23
18 hs: Salón Mariano Moreno. Morón se lee. Mesa de lectura de autores representativos de Morón
19.30 hs: Salón Mariano Moreno. Reportaje abierto con el escritor Eduardo Anguita.
21 hs: Teatro Municipal.“A quemarropa”, espect. poético musical de Manuel Callau y Bernardo Baraj.
Domingo 24
16.30 horas. Biblioteca Municipal. Homenajes a Antonio Aliberti, Osvaldo Milano Arrieta y Alba Correa Scandell
17.30 horas: Biblioteca municipal. Tercer Encuentro de Lectura 2008 de Talleres Literarios Municipales.
20.00 horas: Teatro Municipal.“A quemarropa”.
Muestras del 21 al 24 de agosto en las sedes donde se realizan las actividades.* Biblioteca de Escritores del Oeste. * Galería Fotográfica de Escritores Moronenses. * Libros del Fondo Editorial municipal “Pluma ‘e Gallo”.
Otras actividades: Area de Letras, Producciones Culturales, Ciclos y Encuentros, Ciclo Voces, Presentación de libros, Convocatorias y Concursos, Talleres literarios, Actividades transversales.
Coord. gral: Walter Iannelli: wiannelli@lacultura.com.ar
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CINE-DEBATE en ALIARSE
CINE-DEBATE en ALIARSE
Dean Funes 1075 - 4 931-9293
*PELICULAS PARA DESPERTAR CONCIENCIA*
Todos los Viernes 20:30 A 22:00 hs
*PELICULAS PARA DESPERTAR CONCIENCIA*
Todos los Viernes 20:30 A 22:00 hs
VIERNES 15 de AGOSTO Conversaciones Claudio Naranjo (Educación)
VIERNES 22 DE AGOSTO ADN y Geometría Sagrada - Dan Winter
VIERNES 29 de AGOSTO SOY LO QUE COMO - Alimentación saludable p/ niños y Estress
VIERNES 5 DE SEPTIEMBRE Evolución Indigo
VIERNES 12 DE SEP. El Secreto (Misticismo y Física Quántica)
Otras películas:
Conversaciones con Dios - Neald Walsch - Fierce Grace - Gracia Furiosa - Ram Dass
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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA NACIONAL
UNIVERSIDAD TECNOLOGICA NACIONAL
Medrano 951 2º piso. De 16 a 20 hs. / Tel.: 4 867-7601
www.sceu.frba.utn.edu.ar / cultura@sceu.frba.utn.edu.ar
PROPUESTA CULTURAL 2008
* Orquesta Sinfónica de la Policía Federal Argentina Primer miércoles de c/ mes. 3 de septiembre a las 19
* Orquesta Sinfónica de la Policía Federal Argentina Primer miércoles de c/ mes. 3 de septiembre a las 19
* Jazz UTN. Primer viernes de cada mes 5 de septiembre a las 20.30 * Buenos Aires Cross Over Orquesta 2º miércoles de cada mes. 13 de agosto a las 19
* Banda Sinfónica Nacional de Ciegos. Tercer miércoles de cada mes. 27 de agosto a las 19.
* Coro y Camerata UTN. Cuarto viernes de cada mes. 22 de agosto a las 20.30
Todas las actividades se realizarán en el AULA MAGNA (P.B.)
Todas las actividades se realizarán en el AULA MAGNA (P.B.)
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LOS BARRIOS PORTEÑOS ABREN SUS PUERTAS
LOS BARRIOS PORTEÑOS ABREN SUS PUERTAS
Dirección Gral. de Patrimonio e Instituto Histórico
JUEVES 28 DE AGOSTO
9 HS. PLAZA ALMAGRO - BAR 12 DE OCTUBRE Encuentro: Bulnes y J.D. Perón - Coord.: H. Spinetto y P. Vinci
11 HS. PALACIO AGUAS CORRIENTES. Encuentro: Riobamba 750 (playón ext.) - Balvanera. Coord.: J. Tartarini, C. Noya y L. Yadarola
14 HS. DIALOGO CON LA ESCULTORA MIRTA HARTFIEL en su atelier. Encuentro: Rawson 258 Coord.: M. Hartfiel y S. Sasarini
17 HS. SOCIEDAD HEBRAICA ARGENTINA y su patrimonio muralístico. Encuentro: Sarmiento 2233. Coordinan: Sarita Penchasky y Horacio Spinetto, y el maestro Leo Vinci.
VIERNES 29 DE AGOSTO
10 HS. MUSEO GENERAL BELGRANO - Visita a réplica del frente de la casa del general Belgrano en Buenos Aires. Encuentro: Sarachaga 4906. Coord.: Dr. R. Vitiritti y P. Vinci
12:30 HS. CINE TEATRO SAN PEDRO. Encuentro: Bermúdez 2052 - Monte Castro. Coord.: A. Carranza, M. Locascio y L. Yadarola
16:00 HS. RECORRIDO POR VILLA REAL. Encuentro: Irigoyen y Tinogasta - Coordinan: Alicia Martínez y Horacio Spinetto
17:30 HS. BAR ARAGON - Dialogo con el pintor Aníbal Cedrón. Encuentro: J.B. Alberdi 4899. Coord.: H. Spinetto y S. Sasarini
Inscripción del 19 al 26 de agosto de 9:30 a 15:00 hs. Av. de Mayo 575, 5º 504 o al 4 323-9400 int. 2756
VISITAS PERMANENTES
AGRONOMIA: Ultimo sábado de cada mes a las 10. Tinogasta y Av. San Martín. Coordina: Mabel Roelants. Consultas 4521-7284
MATADEROS: Ultimo sábado de cada mes 16. (en invierno) Parque J. B. Alberdi, Admin. de los Mataderos, Bar Oviedo (Ex Bar de los Payadores), Plaza Fernando Ghio, Mirador Salaberry. Coordina: Mus. Zulema Cañas Chaure. Consultas 15-3146-2393
PARQUE CHAS: Ultimo sábado de cada mes a las 11. Av. de los Incas y Av. Triunvirato. Coord. Magdalena Eggers. Cons. 4522-9321
CABALLITO: Ultimo domingo de cada mes a las 16. Parque Rivadavia junto al monumento a S. Bolívar. Primer domingo de cada mes a las 16. Plaza 1ª Junta frente al monumento a Azcuénaga. Plaza 1ª Junta, su entorno y el Tranvía Coord: Marina Bussio y Héctor Núñez Castro. Consultas 4 988-9908
SAN NICOLAS: Asoc. Unione e Benevolenza. Ultimo miércoles de c/mes. J. D. Perón 1362. Coord.: María Paiella. Cons. 4383-8890
Programa Los Barrios Porteños abren sus puertas. Coordinador: Arq. Horacio Spinetto. Lidia Yadarola / Silvia Sasarini / Pablo Vinci
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AJEDREZ en la JUEGOTECA BOEDO
AJEDREZ en la JUEGOTECA BOEDO
Si tenés entre 10 y 13 años y ganas de aprender o jugar acercate
los jueves de 17 a 19. Y compartí también la merienda con nosotros!
los jueves de 17 a 19. Y compartí también la merienda con nosotros!
Club G.O.N. Av. Pavón 3918
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CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACION
CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACION
Floreal Gorini
Av. Corrientes 1543 prensa@centrocultural.coop. Informes: 5 077-8016
ACTIVIDADES CULTURALES: Investigaciones, presentaciones, charlas; debates.
Lunes 11. CHARLA Mariátegui en el octogésimo aniversario de los Siete Ensayos. Panelistas: Daniel Campione y María Pía Lopez. Coordina: Atilio Boron. Sala Jacobo Laks 19:00
Viernes 15. CHARLA/ DEBATE. Crisis global, resistencia e integración en nuestra América. Resistencia e Integración en Nuestra América. Panelistas: Horacio Ballester (CEMIDA), Horacio López (AUNA), Stella Calloni (Periodista, escritora). Coordina: Jorge Cantor (AUNA). Sala Jacobo Laks, 19:00
Viernes 15. CHARLA Rasgos de la tragicidad y lo absoluto en las estéticas contemporáneas: la obra de la artista plástica Louse Bourgeois. Presentación y análisis de su obra retrospectiva en el Pompidou, la Bienal de Kassel y la Bienal de Venecia. A cargo del Dr. Claudio Ongaro Haelterman. Sala Meyer Dubrovsky: 19:00
Miércoles 20. CHARLA/DEBATE. Las experiencias estético-políticas del Grupo Hijas e Hijos del Exilio, quienes nacieron o crecieron en otros países a causa del terrorismo de Estado de la década del 70. Sala Jacobo Laks: 19:00
Martes 26. CHARLA/DEBATE. El rol del Estado en la distribución del ingreso.Panelistas: Abraham Leonardo Gak y Carlos Heller. Coordina: Alfredo García. Sala Solidaridad: 19:00
Miércoles 27. CINE-DEBATE. Las ONG’s y las políticas sociales ¿organización de la caridad? Se proyectará el largometraje de ficción ¿Cuánto vales, o es por kilo?. Panelistas: Beatriz Rajland y Susana Murillo. Sala Meyer Dubrovsky - 19:00